Yan, Y. (2021). El aprendizaje de lenguas extranjeras a través del teatro. Aula de Encuentro, volumen 23 (1), Investigaciones pp. 5-22

EL APRENDIZAJE DE LENGUAS EXTRANJERAS A TRAVÉS DEL TEATRO/DRAMA BASADO EN LAS ACTIVIDADES DRAMÁTICAS

FOREIGN LANGUAGE LEARNING THROUGH DRAMA ACTIVITIES

Yan Yan

Universidad de Santiago de Compostela, yanyanspanish@126.com

https://orcid.org/0000-0003-0676-7870

Recibido: 21/07/2020. Aceptado: 22/12/2020

RESUMEN

Las actividades dramáticas han sido una herramienta multidisciplinar en la enseñanza de una lengua extranjera en la actualidad, pero desde hace tiempo también existe un debate en la educación sobre finalidad y función entre teatro y drama. El objetivo de esta investigación es identificar el rol del teatro no solo como representación final, sino además como promotor del desarrollo del proceso de la enseñanza-aprendizaje. El diseño de la investigación sigue el tipo documental, que incluye descripción y análisis de las fuentes bibliográficas, basado en los datos que han realizado los investigadores sobre este tema.

PALABRAS CLAVE: educación, lengua extranjera, teatro, drama, actividades dramáticas

ABSTRACT

Drama activities have been a multidisciplinary tool in foreign language teaching today, but there has been a long debate on their purpose and function in education. The objective of this research is to identify the role of theater not only as a final representation, but also as a promoter of the development of the teaching-learning process. This a documentary research that includes the description and analysis of bibliographic sources, based on data that have been analysed on this topic.

Keywords: education, foreign language, theater, drama, dramatic activities

1. CONTEXTO DE LA INVESTIGACIÓN

El origen del uso del teatro en la enseñanza de lenguas es antiguo. En la primera mitad del siglo XVI se desarrolló un tipo de teatro en los colegios y una de las funciones de este tipo de teatro escolar era la enseñanza-aprendizaje de la sintaxis y de la retórica del latín en universidades y colegios de los jesuitas. Además de adaptaciones o traducciones de obras dramáticas clásicas, los profesores también escribían obras para satisfacer la creciente demanda de material representable. El acontecimiento más popular del teatro de colegio era la representación. El teatro de colegio era una manifestación de la corriente de imitación clásica, y el uso del género cómico era más constante por sus posibilidades moralizadoras, su amenidad y su gustosa lectura (Marqués López, 2015, p.49).

Sobre el inicio del empleo de las actividades dramáticas en el aula, podemos remontarnos al siglo XIX. Se trata de actividades lúdicas que no emplean textos teatrales escritos. Según Kelly (1969), la utilización de la técnica dramática comenzó con el libro Método de las Series de Gouin (1831-1896), en el que se llevan a cabo acciones de la vida cotidiana a través de la improvisación usando la lengua que se aprende.

El auge de la dramatización en el aula de enseñanza de lenguas extranjeras tuvo lugar con los cambios de metodología y materias didácticas en los años sesenta del sigo XX, en la misma época en que se producían grandes avances en la lingüística y nacía una nueva competencia en el ámbito académico: la competencia comunicativa. En estos cambios “tuvieron cabida los juegos del rol o de teatro como estrategias y técnicas didácticas” (Agreda Coso, 2016, p. 78).

El progreso de la sociedad desde los años noventa impone grandes transformaciones en todos los aspectos, incluida la educación. Las actividades dramáticas han sido una herramienta multidisciplinar en la enseñanza de lenguas extranjeras en la actualidad, pero desde hace tiempo existe un debate sobre finalidad y función entre teatro y drama en la educación.

Ante esta perspectiva, es necesario reconsiderar el uso del teatro en el aula en esta sociedad del conocimiento y la información. También consideramos que el desarrollo de metodologías de enseñanza de lenguas extranjeras promueve transformaciones en la concepción del teatro y del drama en la educación.

2. MÉTODO Y MATERIALES

El presente trabajo es una investigación no experimental, de diseño longitudinal y de carácter descriptivo, sin formación de una hipótesis. La misión de esta investigación es observar la evolución y las tendencias del teatro en la educación, aclarar las relaciones entre drama y teatro y examinar el rol del teatro en el desarrollo de las competencias comunicativas.

Las fuentes documentales proceden de estudios sobre el mismo tema, realizados por otros investigadores en artículos, tesis doctorales y libros. Los estudios, tanto impresos como electrónicos, son información relevante que muestra la continuidad del teatro como una de las estrategias metodológicas aplicadas en la educación.

3. TEATRO Y DRAMA EN LA EDUCACIÓN: EL CASO DE LA ENSEÑANZA DE LENGUAS

3.1 Teatro en la enseñanza de lenguas en la historia

La etapa fundamental del teatro en la enseñanza de lenguas fue el siglo XVI, un período trascendental de la reforma educativa en el que también aparecieron el teatro de colegio y el teatro escolar de los jesuitas en España. En la época del Humanismo, movimiento cultural y pedagógico, la enseñanza de determinadas disciplinas tenía una clara dimensión escénica. Los humanistas animaban actividades, como representaciones teatrales, para extender y consolidar su programa educativo.

El teatro escolar continuó en los colegios de los jesuitas a lo largo del siglo XVIII en España hasta la supresión de la Compañía por Carlos III el año 1767. En la transición del siglo XVIII se abandona el humanismo clásico, el teatro escolar y se impone el entremés, de mayor elemento lúdico (Cutillas Sánchez, 2015). En este tiempo, el teatro no solo fue una herramienta didáctica para aprender la lengua, sino que también se aplicó en la educación general.

A finales del siglo XVIII o principios del XIX nació el teatro infantil en la escuela primaria. La característica del teatro en la escuela no ha cambiado mucho, “casi hasta el siglo XIX el paradigma dominante en la utilización del teatro escolar ha sido moralista, algo superado a lo largo del siglo XX por varias motivaciones de índole psicopedagógica, social y política” (Cutillas Sánchez, 2015, p.3).

En la primera década del sigo XX, se aplicó el juego de rol del teatro en la enseñanza del inglés, pensando que actuar es uno de los medios de aprendizaje más influyentes. El contenido consiste en la preparación y representación de las obras a través de la discusión y de la cooperación dentro de un grupo, mientras que el profesor tiene que mantener un control mínimo, proponer actividades teatrales espontáneas y cultivar entre los estudiantes el espíritu de autogobierno.

En los años treinta del siglo XX, en Gran Bretaña y en los Estados Unidos algunas compañías teatrales entraron en los colegios y en las escuelas para cultivar el gusto de los alumnos por el teatro. Después de la Segunda Guerra Mundial, esas compañías volvieron a las escuelas. Su objetivo fundamental era divulgar las técnicas teatrales en el aula para ayudar a realizar los objetivos educativos. Estas actividades serían el embrión de la corriente conocida con el nombre de “Teatro en la Educación” (Theatre-in-Education o TIE) de los años sesenta del siglo pasado (Pérez Valverde, 2002; Pérez Gutiérrez, 2004). Este tipo de teatro consiste en una cooperación entre alguna compañía teatral o algún director y las escuelas. Se pueden dividir las formas de cooperación en tres tipos: 1. Llevar el teatro a la escuela; 2. Formar a los profesores para que luego trabajen con el teatro en la escuela; 3. Elaborar un proyecto educativo. Bajo estas formas de cooperación de las compañías teatrales y las escuelas, el TIE puede ser considerado tanto sujeto como método. Como sujeto, el TIE es el nombre que se ha dado a un tipo de teatro particular, practicado por compañías teatrales profesionales o TIE equipo, que trabajan especialmente en los proyectos educativos diseñados en las escuelas (Pérez Valverde, 2002). Como método, el TIE es el término aplicado a las actividades para la realización de una representación y la consecución de objetivos educativos diversos por medio de la representación.

3.2 Teatro y drama en la educación: ¿disparidad u homogeneidad?

Durante mucho tiempo, el teatro en la educación ha sido sinónimo de representación; y el drama en la educación, sinónimo de dramatización, cuyo principio es aprender haciendo:

Los objetivos del drama y del teatro en la educación son distintos, a pesar de que ambos utilizan técnicas iguales o similares: el teatro ("poesía que se levanta del libro y se hace humana"; García Lorca, 1968, p. 1810) desarrolla la capacidad estética de la persona; la dramatización o drama educativo ("un ensayo para la vida"; Way, 1967, 43) propicia la capacidad de resolución de problemas por medio de la experiencia directa en situaciones de la vida cotidiana. (Pérez Gutiérrez, 2004, p.71)

Se infiere que el drama se usa como proceso, y el teatro, como producto acabado. El teatro se encuentra más estrechamente vinculado a la idea de representación o puesta en escena, es externo y se comunica con el público, mientras que el drama tiene más que ver con hacer y realizar, el individuo experimenta problemas y los resuelve en la dramatización mediante la acción (Pérez Gutiérrez, 2004; Robles Poveda, 2006; Susan Holden, 1981, citado en Palomo Ruano, 2016).

En contra de la idea de que debe haber necesariamente una representación ante un público cada vez que se usa el teatro en la escuela, ha surgido una distinción entre “teatro” y “drama en la educación” (Torres Núñez, 1996; Pérez Gutiérrez, 2004; Martínez Cobo, 2007; Hidalgo Martín, 2012; Corral Fullà, 2013). Según Pérez Gutiérrez (2004, pp.72-73), el inicio de la distinción formal empezó de la mano de la profesora Winifred Ward en 1930, quien acuñó el término “Dramática Creativa” para diferenciar las actividades lúdicas y educativas realizadas mediante la dramatización de las actividades estéticas del teatro.

Con la publicación de la obra Child Drama (1954), de Peter Slade, el uso de actividades dramáticas empezó a ocupar un lugar prominente en la educación (Pérez Gutiérrez, 2004, p.73). Slade (1954) argumentó que el drama no era solo sobre la representación o la actuación, sino sobre el crecimiento personal y la expresión de cada individuo desde la infancia hasta la edad adulta. Las prácticas pueden consistir en la preparación de obras particulares, en la simulación, en los juegos teatrales, en la improvisación y en los juegos de rol. Otra pionera del “drama en la educación” fue Dorothy Heathcote (Wagner, 1976). La utilización del drama no implica una “representación” final. El drama es la base del conocimiento humano, que es personal, cultural y universal, y su uso puede abrir el currículo de una manera nueva.

Por la oposición entre teatro y drama en la educación, hay quienes piensan que las actividades dramáticas y la representación son incompatibles. Sienten que la “obra” y la “representación” eran actividades diametralmente opuestas (Burgess y Gaudry, 1985, citado en Torres Núñez, 1996, p.26). Para Martínez Cobo (2007, p.145), la división entre teatro tradicional y juego dramático viene de la importancia concedida al texto dramático. En Drama techniques in language learning (1982), Maley y Duff excluyen el montaje teatral tradicional de la lista de las distintas técnicas dramáticas, considerando que “las palabras de otras personas que han sido mecánicamente memorizadas se convierten en cenizas en la boca del hablante” (Maley y Duff, 1982, p.6). Para estos autores, el montaje teatral significa repetición de palabras que están muertas. Dorrego y Ortega (1997) también abandonan la palabra “teatro” en sus métodos porque su forma de usar las técnicas dramáticas no es “memorizar mecánicamente las palabras escritas por otra persona, ni convertir la clase de idioma en un coliseo con su escenario y sus butacas, ni mucho menos transformar al estudiante en un actor profesional” (p.7).

Si bien la disparidad entre teatro y drama en la educación consiste en la representación y la acción, no estamos de acuerdo con las distinciones entre teatro y drama en la educación. Tampoco pensamos que las palabras de un texto dramático “están ni pueden estar muertas” (Martínez Cobo, 2007, p.143).

En primer lugar, aunque en el origen griego la palabra “drama” proviene del griego “drao”, que significa “hacer, actuar, obrar”, en el sentido de texto escrito, en la mayor parte de las lenguas europeas, el drama designa la obra teatral o dramática en su sentido más amplio (Pavis, 2017, p.143). Desde el punto de vista del espectáculo o la representación teatral, habrá que definir el concepto drama:

como algo producido por (y no que produce) la puesta en escena, como consecuencia (y no como causa) del espectáculo, como algo que existe en y por la representación (no antes y para ella)…, el Drama puede formar parte del Teatro (considerado como espectáculo) y se puede afirmar la homogeneidad, simultaneidad y necesidad de D respecto a T (García Barrientos, 1991, pp. 376-377).

El concepto de drama forma parte del concepto de teatro. El drama es el conjunto de elementos representados en el teatro: el tiempo, el espacio, la acción y el diálogo. Entre estos cuatro elementos, la acción, como componente dramático, puede englobar al mismo tiempo a todos los elementos, porque la acción dramática “es el resultado de la actividad de los personajes, en un espacio y durante un tiempo, frente a un público” (García Barrientos, 1991, p.384), y el diálogo es una actividad verbal de los personajes que puede ser una forma de acción dramática.

García Barrientos (1991) elabora una metáfora lingüística, recurriendo a términos de Saussure, para decir que “el teatro es al drama lo que el signo al significado […], el significante teatral sería la representación o puesta en escena” (p.385). El drama como significado del teatro puede ser el contenido teatral estructurado de la puesta en escena tal como se representa.

Para García Barrientos (1991), el drama, por una parte, como texto escrito, trata del contenido teatral y de la estructura artística de la representación; por otra parte, como un hecho, la producción del drama “coincide” con la producción del teatro del mismo modo que la expresión de un enunciado coincide con el proceso de su enunciación. Es en el teatro, no en el libro, donde “reside” el drama (García Barrientos, 1991, p.377). Por esta naturaleza teatral del drama, hacer teatro es representar las cosas imitadas que contiene el drama, y hacer drama puede considerarse como “la acción teatralmente representada” (García Barrientos, 1991, p.384). El drama, como género literario, se refiere al texto escrito para ser representado, y en el ámbito de la puesta en escena, el drama se hace dinámico en el teatro, en el proceso de la representación de la acción teatral.

En segundo lugar, la esencia del uso del teatro en la educación no es sino lo que se hace dentro del teatro y a través del teatro. Las críticas del teatro en la educación siguen “un concepto muy simplista de lo que constituye el arte dramático, basándose en manifestaciones superficiales y no en significados y formas más profundas” (Fleming, 2001, p.154). La producción teatral y la interpretación no son las únicas formas de manifestación del teatro; otras formas, como el juego dramático y la improvisación, también son actividades escénicas que tienen los mismos mecanismos teatrales. La improvisación y el juego dramático son una práctica colectiva que pretende que “todo el mundo participe en la elaboración de una actividad escénica […] y que los participantes tomen conciencia de los mecanismos fundamentales del teatro (personaje, convención, dialéctica de los diálogos y de las situaciones, dinámica de los grupos)” (Pavis, 2017, p.265). Según las experiencias de Hidalgo Martín (2012), “el juego dramático y el teatro-espectáculo se unen, se dan la mano, y caminan juntos en el taller de teatro en el aula de E/LE” (p.14). El drama y el teatro van unidos y son complementarios. No se puede hacer una distinción tan estricta entre ellos. Si el drama en la educación es hacer una acción, ésta debe ser llevada a cabo por los estudiantes a través de las técnicas teatrales o de las actividades dramáticas.

Por último, “la obra de teatro impresa no es un trabajo acabado hasta verse representado por actores en un escenario y cobrar vida gracias a emociones humanas auténticas […], las palabras vienen del autor y el subtexto del actor” (Stanislavski, 2016, p.177). La palabra hablada del texto de una pieza teatral siempre tiene un valor nuevo cuando se explora el contenido interior del subtexto. Para Martínez Cobo (2007), antes que un texto, es un pretexto que permite la recreación y la exploración dramática. La memoria es un recurso para representar el texto teatral, pero “no es el único recurso para interiorizarlo: también se parte de la lógica de la acción dramática y de las relaciones entre los personajes” (p.146).

3.3 La dramatización y las actividades dramáticas : la perspectiva ecléctica del teatro en la enseñanza de lenguas

Antes de analizar las actividades dramáticas que componen la dramatización en la enseñanza de lenguas extranjeras, queremos hablar un poco del concepto de “dramatización”. Pavis (2017) define la dramatización como “adaptación de un texto (épico o poético) para convertirlo en un texto dramático o en un material para el escenario” (p.147), y “se refiere únicamente a la estructura textual: dialogación, creación de una tensión dramática y de conflictos entre los personajes, dinámica de la acción (dramático y épico)” (p.436). La dramatización consiste en adaptar las narraciones a un texto dialogado para el escenario; no es una acción sino una creación, un proceso de transformación que hace dinámicos los textos. Dramatizar es dar forma y condición teatral a un texto que no lo es: diálogos, conflicto entre personajes, acción, etc.

En cambio, teatralizar un acontecimiento o un texto significa “interpretarlo escénicamente utilizando escenarios y actores para resolver la situación” (Pavis, 2017, p.436). El elemento visual del escenario y la puesta en situación de los discursos son las marcas de la teatralización (Pavis, 2017, p.436). Así, vemos que la teatralización es hacer, actuar y poner en escena, pero en el ámbito educativo se usa más la dramatización que la teatralización para referirse a las acciones y actividades en el aula.

Según las prácticas de los docentes, la dramatización se interpreta de muchas maneras diferentes y va más allá de las definiciones. La representación teatral no es llevar una obra a escena, sino una muestra de dramatización (Agreda Coso, 2016).

Según Agreda Coso (2016), en el ámbito didáctico la dramatización “por su particularidad, engloba un conjunto, como pilares que forman su identidad, de juegos o actividades teatrales, entre los que destacan el mimo, el role play, la simulación y la improvisación” (p.70). En sentido general, el significante de la dramatización pertenece a varios significados: “juego dramático, juego de rol (role play), improvisación, performance, escenario, simulación, dramática creativa, sociodrama, juego de expresión, juego teatral, etc.” (Agreda Coso, 2016, p.72). Para Agreda Coso (2016), cuando se habla de dramatización, nos referimos a estos significantes mencionados y a “todas aquellas actividades teatrales en las que no se realiza -como sí se da en el teatro- la representación sobre un escenario ante un púbico” (p.71).

Para Eines y Mantovani (1997), “Juego Dramático” y “Dramática Creativa” son sinónimos de “Dramatización”; el primero es un término que proviene de Francia; y el segundo, del mundo anglosajón. La traducción de los dos en español define el campo de una actividad que es teatral pero no es teatro, sino una práctica al servicio de la expresión creadora del individuo. “Como en la nueva Ley de Educación española se ha adoptado la palabra “Dramatización” para referirse a ese campo, cabría suponer que con el tiempo su uso será más generalizado que las otras dos” (Eines y Mantovani 1997, pp.XVII-XVIII).

Fernández Ávila (2014, p.73) cree que la dramatización es un proceso de creación con técnicas propias del lenguaje teatral, con finalidad lúdica, pedagógica y didáctica, y que pueden considerarse sinónimos de dramatización los siguientes conceptos: 1.Juego dramático, 2. Juego de expresión, 3.Juego teatral, 4. Dramática creativa, 5. Role-playing, 6. Sociodrama, 7. Improvisación.

Actualmente, las actividades dramáticas o la dramatización han sido una de las prácticas más explotadas en el aula de enseñanza de lenguas extranjeras, y representan uno de los grandes pilares sobre los que se apoya la enseñanza y la práctica de la expresión oral (Corral Fullà, 2013, p.123). Las razones por las que se elige la dramatización son la creatividad y la personalidad en la enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras. Todas las actividades tienen como objeto común que los alumnos produzcan creativamente la lengua meta en las conversaciones, mostrando y desarrollando los conocimientos adquiridos, poniendo énfasis en la acción en sí misma y en el proceso que lleva a la representación (Motos Teruel, 1992-1993, p.80).

4. CONCLUSIONES

“Quizá haya más en común entre el drama y el teatro de lo que generalmente se considere” (Torres Núñez, 1996, p.22). Méndez-Martínez (2021) piensa que el drama y el teatro en la educación no son dos denominaciones diferentes que responden a distintas realidades, sino que “la mayoría de las veces, nombran los mismos conceptos de maneras diversas” (p.113). Ambos se interesan por el contenido y la forma. Tanto el drama como el teatro son el mismo medio para estimular a los alumnos de diferentes edades. Cuando los alumnos llegan a una cierta edad, sienten entusiasmo por el espectáculo y la representación si se les introducen las técnicas teatrales y los textos dramáticos en el aprendizaje (Torres Núñez, 1996).

No debe hacerse división entre “drama” y “teatro” en la educación, sino explorar su cooperación y su enriquecimiento mutuos. Si la distinción entre drama y teatro consiste en el concepto de representación final, para Nicolás Román (2011), tanto el drama como el teatro deben utilizarse en el proceso de enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras, porque “las estrategias dramáticas pueden ser ejercicios previos a la representación teatral”, y “la puesta en escena de las obras analizadas pone de manifiesto el éxito de la aplicación didáctica de las técnicas teatrales” (pp.105-106). En las prácticas didácticas, el teatro es producto, pero también es proceso, porque “la representación pasa a un segundo plano y no se concibe como una amenaza sino como la culminación de un proceso” (Hidalgo Martín, 2012, p.13), ni los profesores ni los alumnos consideran “el teatro como un producto sino como el punto culmen del proceso de elaboración del taller de teatro” (Hidalgo Martín, 2012, p.14). La representación forma parte del proceso de hacer, de saber hacer y de construir ese producto.

Según nuestra opinión, las técnicas teatrales y las actividades dramáticas podrían ser herramientas en el aula de lenguas extranjeras. A la hora de proponer a los alumnos la práctica teatral en el aprendizaje de lenguas, la conciencia del tiempo y del espacio, la de la representación de una escena teatral y la de la construcción de una historia propia, contribuyen a la realización de la práctica cuyo objetivo es desarrollar las competencias básicas de los alumnos. Cuando se quiere una puesta en escena de un texto, debe haber varios realizadores: cuerpo de dirección, cuerpo de actores y cuerpo técnico. En la práctica teatral en la clase, los alumnos pueden ser diferentes realizadores al mismo tiempo. El espectador, o el público, también es un realizador importante, porque observa, aprecia y reconoce el trabajo llevado a cabo entre todos. Tanto los observados como los observadores son el conjunto del objetivo de la enseñanza-aprendizaje.

Los beneficios del teatro como recurso didáctico no solo consisten en la dimensión pedagógica, sino también en los valores añadidos que disminuyen la inhibición y que desarrollan la capacidad comunicativa a un nivel superior. El teatro ofrece un enfoque multidimensional para el aprendizaje, ayuda a acceder a una variedad de estilos de aprendizaje a los estudiantes, y les facilita la visualización y personalización del contenido. En definitiva, las técnicas teatrales y las actividades dramáticas se han convertido en respuestas creativas al teatro y al drama. Ambos son medios y no finalidad de las actividades académicas.

5. REFERENCIAS

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