Peña García, P. (2022). ¿Un Pueblo vulnerable?: la identidad gitana transterritorial y las prácticas culturales hibridizadas. Aula de Encuentro, volumen 24 (2), Editorial pp. 1-3

¿UN PUEBLO VULNERABLE?: LA IDENTIDAD GITANA TRANSTERRITORIAL Y LAS PRÁCTICAS CULTURALES HIBRIDIZADAS

VULNERABLE PEOPLE?: TRANSTERRITORIAL ROMA IDENTITY AND HYBRIDIZED CULTURAL PRACTICESVULNERABLE PEOPLE?: TRANSTERRITORIAL ROMA IDENTITY AND HYBRIDIZED CULTURAL PRACTICES

Peña García, Paz1

1Centro Asociado Andrés Vandelvira UNED-Úbeda, mppena@jaen.uned.es, https://orcid.org/0000-0002-8704-799X

En la actualidad, se calcula que viven en Europa más de diez millones de ciudadanos y ciudadanas de etnia gitana, distribuidos de forma desigual por todos los países europeos, aunque la mayor concentración se sitúa en los países del Este. Por su trayectoria histórica, el pueblo gitano, es un pueblo heterogéneo y diverso al que le persigue una imagen vinculada a la pobreza y la marginalidad. La exclusión social y el rechazo por parte de la sociedad mayoritaria son condicionantes y han marcado su trayectoria histórica de vida (Alfaro, 1993).

Aunque esta situación ha ido mejorando para muchas personas gitanas, sigue siendo temática de interés para las políticas sociales de intervención. Después de varios siglos de convivencia, se confirma que se mantienen ciertas inercias del pasado. El Estudio sobre discriminación por origen racial o étnico: la percepción de las potenciales víctimas elaborado por el Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica (CEDRE) corrobora que, de todos los grupos poblacionales encuestados, el pueblo gitano es uno de los que afirma haber sufrido mayores niveles de discriminación, incluidas aquellas de carácter interseccional que afectan de una manera específica a las mujeres gitanas.

La cultura gitana es una cultura ágrafa, transmitida de generación en generación a través de la palabra. Hay que destacar que la identidad cultural de la población gitana genera un fuerte sentimiento de orgullo y de autoestima comunitaria, siendo ésta un importante factor de protección ante todo tipo de problemáticas. Para algunas personas gitanas, lo que significa la cultura gitana son elementos distintos no excluyentes: una lengua de origen común, una escala de valores y costumbres vinculados a la familia y al respeto, formación y empleo, reivindicación de derechos o la música y su representación del arte. El apoyo y la red grupal vinculados al reconocimiento de una identidad generan un sentimiento de pertenencia. La vigencia de las normas y valores de la cultura gitana dependen de un equilibrio entre éstos, determinada por la familia, el contexto socioeconómico y los procesos vitales.

El pueblo gitano va cambiando a lo largo de los años, sobre todo en cuanto a la educación, el empleo, el acceso a la vivienda y la salud, pasando de una imagen exótica y llamativa, como algo diferente, a otra menos esencialista. En definitiva, damos un salto hacia la identidad gitana transterritorial y las prácticas culturales hibridizadas.

El reconocimiento de las prácticas culturales hibridizadas, ha provocado que los nuevos activistas y sus discursos reflexionen y construyan una concepción de una determinada dialéctica entre la cultura y el poder, avanzando así hacia la plena ciudadanía desde la diversidad y el reconocimiento de las identidades.

La postura etnocentrista ha promovido una idea del poder y/o del Estado - nación, en detrimento de lo que para algunos grupos gitanos supone su propia naturaleza organizativa. En España a lo largo de los dos últimos siglos han surgido organizaciones de liderazgo gitano y pro-gitano, con niveles de articulación y participación etnopolitica, que superan la idea de organización tradicional basada en patrilinajes lo que constituye un avance.

El movimiento asociativo gitano, está provocando una restitución de las relaciones interétnicas, reflejado en un cambio en los procesos de diálogo con las administraciones e instituciones competentes. Si antes se aludía a la responsabilidad pública en la protección de las personas, ahora son los discursos que hablan de intervenciones y responsabilidades mixtas los que se visibilizan. El papel de lo público, lo privado no lucrativo, el Estado, la sociedad civil y el mercado, también está cambiando; las fronteras entre estas esferas son cada vez más borrosas. El rol de los Estados-nación, como garante de la protección social y de los derechos, está decreciendo y la iniciativa cívica, tanto organizativa como informal, va adquiriendo más relevancia.

Se ha avanzado en la elaboración de marcos políticos. Ejemplos relevantes son el Plan de acción para el Desarrollo de la Población Gitana (2010-2012), la Estrategia Nacional para la Inclusión de la Población Gitana en España (2012-2020) y la Estrategia Nacional de Inclusión de la Población Gitana (2021-2030). Actualmente se pretende dar continuidad y ahondar en las políticas y medidas para luchar contra la discriminación y antigitanismos, la exclusión social y la interseccionalidad, desde un enfoque de igualdad de género y participación, apostando por programa plurales, con medidas transformadoras. Merece ser destacada la idea de avance del pueblo gitano, en Europa y en el mundo, hacia un progresivo reconocimiento de un pueblo sin territorio y su visibilización. El aumento de estudios en torno a la ciudadanía (FSG, 2020), dan respuesta a este marco teórico en base a la perspectiva transnacional, en relación con nuevos modelos de ciudadanía. El reconocimiento a nivel institucional del pueblo gitano debe entre otras cosas, fundamentarse sobre la reivindicación del derecho de ciudadanía desde una mirada de gestión positiva de la diversidad.