IN MEMORIAM Pierre Guichard

El día 6 abril de 2021 falleció, a los 81 años, el profesor Pierre Guichard. Su muerte fue un tanto sorpresiva, ya que, aunque se sabía que estaba enfermo, el peor momento parecía haber pasado, según comentaban algunos de sus numerosos amigos. Su repercusión ha sido importante entre los especialistas en historia de al-Andalus y del Magreb, pero ha tenido poca proyección más allá de esos círculos, ya que la propia timidez y discreción del profesor Guichard lo alejaron siempre de los focos. Es, sin embargo, un historiador que no debe ser olvidado, con independencia de la posición que se tenga ante su obra.

Pierre Guichard es considerado con toda justicia, por quienes hemos centrado parte de nuestras investigaciones en la historia de al-Andalus, un investigador clave. En los años sesenta y setenta del siglo pasado llevó a cabo una renovación extraordinaria del conocimiento que se tenía sobre dicha sociedad, apuntando caminos y vías de estudio que rompieron los estrechos moldes en los que este periodo había sido encerrado por la historiografía nacionalista española. Aquella, desde el siglo XIX con Julián Ribera, había encapsulado el periodo andalusí en un mundo imaginario, que la llevó a denominar España musulmana a los 800 años en los que la formación social árabe estuvo en la península. Durante ese tiempo se sucedieron numerosos poderes políticos, de distinta extracción, pero siempre enmarcados en la sociedad árabe. El nacionalismo hispano trató de desligar las creaciones y desarrollos de ese larguísimo periodo (una brillante arquitectura, avances en numerosos campos del conocimiento, una literatura de notable calidad, etc.) de toda relación con el mundo árabe, definiéndolos como españoles, tratando de marcar ilusorias distancias con el ámbito en el que se habían generado. Numerosos especialistas, que sin duda tenían un gran conocimiento y comprensión sobre los reinos cristianos (Menéndez Pidal, Claudio Sánchez-Albornoz, Américo Castro…), trataron de encajar el mundo andalusí dentro del mismo, incapaces de aceptar una realidad peninsular que era mucho más compleja y diversa del estrecho nacionalismo que defendían. Por supuesto, con esa España musulmana se obviaba el hecho de que España no empezaría a existir hasta varios siglos después, pero era una época, aún hoy aparentemente no finalizada, en la que esos autores defendían que ‘el ser español’ era un rasgo esencialista y eterno. Junto a ello, esa visión condujo en la práctica a una marginación de la historia de al-Andalus en la universidad, en la que con demasiada frecuencia solo aparecía como el enemigo a ser derrotado por los reinos cristianos peninsulares en expansión.

Frente a todo ello, en Al-Andalus. Estructura antropológica de una sociedad islámica en occidente, P. Guichard demostró que la sociedad surgida a partir de las conquistas iniciadas en el año 711 supuso una completa ruptura con el mundo visigodo existente. La formación social que se implantó era muy semejante a las surgidas en otras muchas zonas del norte de África y el Próximo Oriente, aparecidas durante la gran expansión árabe iniciada en el segundo cuarto del siglo VI. El estudio detenido de las fuentes árabes, el importante papel que a su juicio tuvieron en la conquista los bereberes y una lectura en la que primaba el análisis antropológico, le llevaron a trazar una sociedad en la que los clanes tribales fueron un elemento esencial a la hora de tratar de reconstruir la historia del periodo, y de la sociedad dominante. Elementos esenciales de esa sociedad eran el papel de la mujer y su posición social, estrechamente ligado a las formas de parentesco árabe, o el tema de las formas de la posesión de la tierra y la organización de la producción, que explicaban una organización social que nada tenía que ver con las formas feudales de la Europa cristiana de la época, y que estaba en la base de unos estados profundamente diferentes a aquellos.

La obra fue considerada por numerosos especialistas en historia medieval como un punto de partida imprescindible para un renovado estudio de al-Andalus. Es preciso comprender que apareció en un momento clave del desarrollo historiográfico reciente en España. El final de la dictadura había propiciado nuevas lecturas y aperturas en todos los ámbitos, y se iniciaba la difícil y compleja revisión de una historia excesivamente acartonada, y alejada de las corrientes contemporáneas europeas.

Pero, además, la obra de P. Guichard apareció en la época en la que en nuestro país resurgía de nuevo la arqueología medieval. El periodo entre la publicación del ensayo sobre la Cerámica de Mallorca de Guillermo Roselló (1978) y la celebración del primer Congreso de Arqueología Medieval Española, que tuvo lugar en Huesca en 1985, puede considerarse un periodo formativo, en el que se organizaron los primeros grupos de investigadores españoles. La obra de Guichard fue un referente esencial para la mayoría de los arqueólogos que empezaban a estudiar al-Andalus, y que con el tiempo han proporcionado una nueva cantidad de información, imposible de obtener por otras vías. La obra de Guichard, en este plano, era una propuesta cohesionada, que era posible utilizar como base de partida para muchas investigaciones, ya que con ella era posible “discutir” los datos arqueológicos, algo imposible con las realmente inexistentes propuestas tradicionalistas.

P. Guichard fue capaz de captar esas nuevas corrientes, y junto con algunos de sus compañeros del CNRS de la Casa de Velázquez de Madrid, trató de testar sus hipótesis sobre el territorio, trabajando sobre todo en la comunidad valenciana. La fundamental definición de los territorios catastrales (BAZZANA, CRESSIER, GUICHARD, 1988), ampliada y desarrollada posteriormente por otros investigadores, la indagación sobre los distintos tipos de asentamientos, como el importante pero poco utilizado estudio en el que definió qué era una ‘alquería’ (GUICHARD, 1988), fueron avances esenciales para tratar de comprender un mundo que se diferenciaba extraordinariamente, en todos los ámbitos, del de los reinos del norte peninsular. Aparte de sus propias obras, fue un constante animador de las intervenciones que se producían sobre fortificaciones, sistemas de regadío, poblamiento, tratando de aumentar los datos, siempre a la búsqueda de evidencias que aumentaran los conocimientos sobre al-Andalus, procurando desde luego avalar sus propias tesis.

En las décadas siguientes se abrirían distintas vías. Numerosos investigadores siguieron fieles a las ideas del investigador francés, y aún continúan defendiendo hoy las teorías tribales. Muchos otros, sin negar que ciertamente existió inicialmente un componente tribal, no consideraron que este pudiese explicar el gran desarrollo del califato de Córdoba, ni el notable desarrollo urbano, ni que estos fuesen simplemente algo superestructural. Sin duda Manuel Acien (2020, 2021), fallecido hace unos años, se convirtió en uno de los referentes imprescindible para estas otras opciones. Pero el autor malagueño siempre dejó claro que consideraba que, en gran parte, en Pierre Guichard estaba el origen de su trabajo, aunque este le llevase en una dirección que acabaría oponiéndole a aquel. Y hay que señalar que, pese a sus diferencias teóricas, ambos investigadores mantuvieron siempre una estrecha amistad, y nunca permitieron que sus diferencias de criterio rompiesen esta, aunque ambos mantuvieran firmemente sus posiciones. Resulta curioso observar que siempre fueron autores secundarios los que se empeñasen en resaltar las diferencias, algo que a ninguno de ellos le preocupaba excesivamente.

Las discusiones sobre la relevancia de las afirmaciones de las fuentes árabes fue siempre una constante en P. Guichard. Para él no era posible prescindir de esas afirmaciones, ni considerar, como creen hoy muchos investigadores, que la propia necesidad de justificación de la la nueva estructura social y del estado omeya estuviesen detrás del mantenimiento de esos elementos, que en buena medida ya no representaban, sobre todo tribales, la realidad. Pero al mismo tiempo, Pierre Guichard trató de indagar en cómo se había producido la desaparición de la formación social andalusí, primero con un progresivo retroceso ante el empuje cada vez mayor de los reinos del norte peninsular, para acabar desapareciendo del primer plano tras la conquista cristiana. Sus trabajos en dicho campo dieron lugar a algunas obras brillantes (GUICHARD, 1990-91), que aún no han sido exploradas en toda su profundidad.

A finales de los años ochenta, las investigaciones de Pierre Guichard tendieron a volver al Magreb, dejando en gran parte sus estudios peninsulares. No obstante, siguió visitando asiduamente nuestro país, colaborando y tratando de mantenerse al día de las investigaciones que se realizaban, lo que en cierta forma se incrementó tras su jubilación, al poder disponer más libremente de su tiempo. Ello explica los libros dedicados a cuestiones generales, firmados en colaboración, que llenan sus últimos años.

Por otra parte, su carácter apacible, y bondadosa timidez, ocultaba una profunda compresión de la realidad historiográfica en la que se movía. En una de sus últimas obras generales, un pequeño volumen de síntesis, que ha sido traducido al español en un volumen de gran formato que poco tiene que ver con la edición original, Guichard señalaba:

En España el carácter encarnizado de la controversia sobre la época árabe de la historia nacional hay que vincularla a las tensiones políticas nacidas de la contrastada estructura de un país formado por regiones con historias largo tiempo diferenciadas, donde se mantienen fuertes culturas regionales o cuasi nacionales, y donde se han desarrollado, en el transcurso de los dos siglos pasados, luchas ideológico-políticas de gran violencia. Por otro lado, desde una perspectiva europea, o mejor dicho euroárabe, se ha mitificado a menudo la historia de al-Andalus, donde se ha querido ver tanto en Occidente, como en el imaginario árabe un paraíso perdido y el modelo de posibles “Andalucías” tolerantes del futuro. En un artículo aparecido en el Nouvel Observateur en octubre de 1994, Jean Daniel hablaba de una “sacrosanta Andalucía, donde durante unos sesenta años reinó el maravilloso y emocionante fenómeno del espíritu de Córdoba”. Es lícito admirar las realizaciones del califato de Córdoba y constatar que su fase central correspondió realmente a un momento de relativa calma de las tensiones etnorreligiosas que han marcado tan frecuentemente el curso de la historia en el espacio mediterráneo, pero no por ello es obligado respetar el tabú que parece afectar a una historia de al-Andalus excesivamente marcada por un consenso voluntarista, que no se podría tocar por miedo a destruir la frágil esperanza mantenida, de un lado al otro del Mediterráneo, de recuperar un día este “espíritu de Córdoba” (GUICHARD, 2002).

Es decir, tenía una perfecta comprensión de que hoy la historia es susceptible de ser usada con múltiples fines. Era consciente de haber construido una gran obra, que seguía teniendo una notable influencia en su ámbito, pero su preocupación no era crear un nuevo imaginario, intocable, sino tratar de avanzar en el conocimiento histórico de una etapa compleja. De hecho, los temas clave (mujer, formas de parentesco, posesión de la tierra) y sus implicaciones sociales, presentes con toda su fuerza en el primer al-Andalus, resurgen constantemente en su obra y están presentes al analizar ese denso periodo. Guichard fue, con independencia de la consideración que hoy se dé a su obra, un historiador fundamental para el desarrollo actual de la historia medieval en nuestro país, proporcionado un enriquecimiento de la misma, del que no podemos prescindir.

BIBLIOGRAFÍA

ACIEN ALMANSA, Manuel (2020 y 2021): Obras escogidas I y II. Jaén: Ed. Universidad de Jaén.

BAZZANA, André; CRESSIER, Patrice; GUICHARD, Pierre (1988): Les châteaux ruraux d’al-Andalus. Histoire et archéologie des husun du sud-est de l’Espagne, Collection de la Casa de Velázquez, n.º 19. Madrid.

GUICHARD, Pierre (1976): Al-Andalus. Estructura antropológica de una sociedad islámica en occidente. Barcelona: Ed. Barral Editores. (2ª ed. Universidad de Granada, col. Archivium. Granada, 1995).

GUICHARD, Pierre (1988): “Le problème des structures agraires en Al-Andalus avant la conquête chrétienne”, en E. Cabrera (coord.), Andalucía entre Oriente y Occidente (1236-1492), pp. 16-170. Córdoba.

GUICHAD, Pierre (1990-91): Les Musulmans de Valence et la Reconquête, Institut français d’Archéologie orientale, Damasco. (Traducida como Al-Andalus frente a la conquista cristiana, Valencia 2001, con algunas actualizaciones menores según el propio autor).

GUICHARD, Pierre (2002): De la expansión árabe a la reconquista: esplendor y fragilidad de Al-Andalus. Granada: Ed. El Legado Andalusí. (Ed. francés: Al-Andalus 711-1492, Hachette Litterátures, 2001).

ROSELLÓ, Guillermo (1978): Ensayo de sistematización de la cerámica árabe de Mallorca. Palma de Mallorca.