reseñas

OBRAS ESCOGIDAS VOLS. I Y II. CRÓNICA DE UNA EDICIÓN ANUNCIADA

Manuel Acién Almansa

Jaén, UJA Editorial, 2019 y 2021. Colección ARQUEOLOGÍAS, Serie MEDIEVAL, 3 y 4

Es tanto el tiempo trascurrido desde la primera vez que se anunció públicamente que se iba a realizar esta edición de la obra de Manuel Acién, que quizá merece la pena recordar algunas vicisitudes de este proyecto. En diversas ocasiones le habíamos planteado al autor la posibilidad de hacer una recopilación de su obra, pero no sería hasta finales del año 2012 cuando le comunicamos ya en firme la disposición de la Universidad de Jaén para publicar una nueva edición (la tercera) de Entre el feudalismo y el islam. ‘Umar ibn Hafsun en las fuentes, en los historiadores y en la historia, que esta institución tuvo el acierto de publicar en 1994. Su propia universidad y otras editoriales lo habían rechazado, según alguna de las explicaciones proporcionadas por el propio Acién, porque era un libro demasiado complejo, que no tendría salida. El error de esa apreciación quedó de manifiesto cuando el impacto de su publicación entre los especialistas llevó a que hubiese que hacer casi enseguida una segunda edición, y que al inicio del nuevo siglo se plantease una tercera, algo muy poco frecuente en las pequeñas editoriales científicas de las universidades españolas. Sin duda esto allanó considerablemente el camino para que, cuando desde la editorial se nos planteó que sería interesante realizar esa tercera edición, propusiéramos realizar junto a ella la edición de una recopilación de textos que ampliasen e ilustrasen su visión de las tres formaciones sociales que se enfrentaron en la crisis del emirato, y de la que emergió un al-Andalus socialmente unificado, aunque diverso en numerosos aspectos. Manuel Acién no tenía ningún problema en la reedición de Entre el feudalismo y el islam..., pero sí más dudas sobre lo segundo, probablemente porque la suya era una obra en constante construcción.

Por nuestra parte, esto era algo que entendíamos necesario, ya que su obra estaba repartida en decenas de textos de distinta proyección, algunos en publicaciones desaparecidas y otros muchos de difícil acceso al estar en revistas y compilaciones no digitalizadas. Considerábamos que la estrecha relación existente entre muchos de los trabajos que había publicado formaba un paisaje de una coherencia extraordinaria, muy poco frecuente, y que su conocimiento era imprescindible para todos aquellos que quisiesen acercarse a su visión de la historia de al-Andalus. Finalmente, a principios de 2013 dio su aprobación, y empezamos a trabajar.

Eran muchos los temas que se planteaban, como por ejemplo si esa tercera edición sería igual a la segunda, si llevaría otra extensa introducción, recogiendo los análisis y críticas que se habían efectuado y aclarando nuevos aspectos, o si debía ser una nueva edición, totalmente renovada. M. Acién se inclinaba por lo primero, ya que le parecía que la obra había cerrado su ciclo, pero quedó en pensarlo tranquilamente ese verano. También acordamos entonces que la selección debería ser prologada por los que él consideraba sus discípulos, Sonia Gutiérrez y Antonio Vallejo, y empezamos a ver qué textos deberían incluirse. Lamentablemente no tuvimos tiempo de concretar mucho más.

Su fallecimiento ese verano impidió que fuese él mismo el que estableciese los criterios que debían presidir dicha recopilación. Algo después, en el coloquio celebrado entre el 21 y 23 de octubre en Alicante, acordé con Mª Antonia Martínez Núñez, su compañera vital e intelectual, retomar el proyecto, pero ambos creíamos que la selección debía ser producto de un consenso entre quienes más habían coincidido con Manuel Acién, de forma que no fuera una visión unilateral. Así, acordamos formar una pequeña comisión de especialistas, como Eduardo Manzano, Patrice Cressier, y otros que se comprometieron a colaborar en el proyecto. La primera decisión unánime fue que el primer volumen correspondiese a la nueva edición de ‘Entre el feudalismo y el islam…, para mantener su carácter singular como monografía, mientras que una serie de “trabajos escogidos” conformarían el segundo volumen.

Igualmente, se acordó que Sonia Gutiérrez y Antonio Vallejo hicieran una primera propuesta de selección de títulos, que después sería revisada por los otros investigadores. La idea de ese proyecto se comunicó oficialmente en dicho Congreso, siendo muy bien acogida por los presentes. En julio de 2014, Sonia Gutiérrez y Antonio Vallejo remitieron una primera propuesta de 27 textos a consensuar, y sugirieron diversos títulos para el volumen. Durante los meses siguientes se discutió ampliamente qué textos debían incluirse y desde Jaén comenzamos a solicitar la autorización para reproducir los textos a las revistas y editoriales que los habían publicado, dado el carácter comercial de algunas de ellas. Quizá ello no fuera imprescindible, ya que contábamos con la autorización de los herederos de Manuel Acién, pero consideramos que era una cortesía obligada con aquellos que habían publicado su obra.

No obstante, poco después hubo cambios en la dirección del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Jaén. Los responsables políticos optaron por priorizar las revistas, adquiriendo una nueva plataforma digital a la que hubo que adaptar todo el proceso de edición. Para nosotros esto ocasionó no pocos problemas para adecuar la revista Arqueología y Territorio Medieval a las nuevas condiciones y nos obligó a paralizar otros proyectos, entre ellos el de la edición de la obra de M. Acién, aunque los responsables técnicos de la editorial siguieron considerando que era un proyecto que debía llevarse a cabo. Pero durante unos años apenas se editaron libros.

Finalmente, en 2018 una nueva vicerrectora asumió el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Jaén y decidió relanzar con fuerza la edición de libros, para lo que creó una Editorial, algo que no se había conseguido en las décadas anteriores. Dentro de ella habría una colección de arqueología, con varias secciones, una específica de Arqueología Medieval, dirigida por D. Juan Carlos Castillo Armenteros. Este aprobó inmediatamente el proyecto sobre la obra de Manuel Acién, y durante el mes de mayo se volvió a discutir la organización y distribución de los volúmenes, en especial del primero, que al acoger la monografía Entre el feudalismo y el islam…, podía quedar descompensado. Tras diversas propuestas se ratifico la decisión de mantener su carácter monográfico, mientras que el segundo volumen pasaba de 27 artículos a treinta, para superar posteriormente ligeramente este número. También se optó entonces porque el primer tomo fuera prologado por Eduardo Manzano y el segundo, conjuntamente por Sonia Gutiérrez y Antonio Vallejo.

Pero, además, era necesario que la edición cumpliese los estándares de calidad y evaluación que requiere un proceso editorial riguroso, por lo que los volúmenes debían ser evaluados externamente. Naturalmente este era un caso especial, ya que no cabía introducir modificaciones en los textos, pero sí fue preciso solicitar una serie de valoraciones a personas no implicadas en el proyecto, que confirmaran el interés de la publicación. Afortunadamente, el trámite fue también superado sin problemas. En octubre de 2018 Eduardo Manzano enviaba el texto de su introducción. Y comenzó la larga preparación del segundo tomo, que acaba de ver a luz en 2021.

Son muchos los años que han pasado desde aquella primera propuesta en 2012, numerosos y muy diversos los problemas que han ido surgiendo, pero hay que subrayar el apoyo y compromiso de las personas implicadas científicamente, así como de los técnicos de la editorial, y finalmente el decisivo apoyo de los últimos responsables políticos, sin los que este proyecto habría naufragado hace mucho.

Los motivos para hacer esta recopilación siguen siendo los mismos que los que la originaron, y podemos tomarlos de los señalados por Sonia Gutiérrez y Antonio Vallejo en la introducción al segundo volumen:

“Manuel Acién ha sido indudablemente uno de los más importantes historiadores del Islam medieval occidental. Sus trabajos, a caballo entre los siglos XX y XXI, han contribuido a construir una nueva visión de al-Andalus, más compleja y poliédrica, capaz de integrar documentos y datos materiales, monedas y epigrafía, cerámicas o fortificaciones. Su prematura e inopinada desaparición nos ha privado de su voz, pero no del legado de su fecunda escritura”.

La selección se centra en al-Andalus, por lo que faltan los trabajos realizados sobre la Baja Edad Media, que llenan sus primeros años. Y faltan también buena parte de los textos realizados sobre Málaga, ya que se preveía inicialmente un volumen dedicado a estos, de lo que se encargaría el área de Hª medieval de aquella universidad, y que finalmente ha quedado aparcado, aunque no descartamos que pueda realizarse. Como resultado, han quedado fuera de esta recopilación no solo sus obras generales sobre la historia andalusí de Málaga, sino todo lo relacionado con sus estudios sobre las inscripciones árabes de esa región, parte de ellos realizados en colaboración con su compañera Mª Antonia Martínez Núñez, así como los temas relacionados con cementerios, mezquitas, etc. Faltan también otros textos muy relevantes, sobre todo el de la cerámica a torno lento de Bezmiliana, publicado en 1986, que en buena medida debe considerarse como el punto de arranque de su revisión sobre esta materia, al poner de manifiesto el uso de cerámica a torno lento y mano durante el emirato, sacando este material de los contextos prehistóricos en los que hasta esos momentos se había mantenido.

La obra se ha distribuido en dos volúmenes. En el primero, con introducción de Eduardo Manzano, además de incluir un listado lo más completo posible de la obra de Manuel Acién y de parte de su actividad investigadora, se incluye la tercera edición de Entre el feudalismo y el islam… El tiempo transcurrido aporta a este texto la perspectiva suficiente para afirmar que se trata de un hito historiográfico, y así lo han señalado investigadores como Maribel Fierro o Alejandro García Sanjuan. En él, reinterpreta el periodo emiral como una fase de transición entre la compleja sociedad existente tras la conquista, en la que coexistían la sociedad prefeudal visigoda dominante en el momento de la conquista, parte de cuyos dirigentes se convirtieron al islam (muladíes), la islámica aportada por la mayoría de los árabes, dirigidos por los omeyas, que se haría con el poder central y luego se independizaría a partir de la llegada de ‘Abd al-Rahman I, y la tribal de los bereberes y de algunos sectores árabes. Todos ellos se disputarían el poder a lo largo de más de un siglo, con una época final que tuvo su fase álgida de violencia en el período de la fitna, y que concluiría con la derrota de los señores de renta postvisigodos y el triunfo definitivo de la sociedad islámica, y la posterior instauración del califato. Ello le permitió establecer que las numerosas ‘revueltas’ de muladíes y de otros grupos no habían sido debidas a motivos étnicos, sino a razones socioeconómicas, con lo que introdujo un nivel de claridad en el proceso histórico que de otra forma resulta imposible.

En este mismo volumen se ha incluido también una traducción al inglés del artículo ‘Sobre el papel de la ideología en la caracterización de las formaciones sociales. La formación social islámica’ publicado en 1998 en la revista Hispania. Este es un texto fundamental, considerado por los especialistas el complemento imprescindible del primero. Y donde profundiza de forma extraordinaria en su concepción del islam como ideología. Los motivos de dicha publicación se exponen brevemente en la propia obra, y si en buena parte se produjo por motivos editoriales, creemos que el tiempo demostrará el gran acierto que ello supuso.

El segundo volumen recoge más de treinta textos, que abarcan la amplitud de temas que tocó M. Acién, casi todos los cuales presentan como objetivo y nexo de unión la caracterización de la sociedad andalusí y la valoración de su cultura material. Estos dos elementos se encuentran en gran parte de su obra y aportan a esta una notable unidad. Ello explica en buena medida que se haya renunciado a una clasificación cronológica, optando por ordenarlos por temáticas, articulando estas en tres: Historia, estado y sociedad, al-Andalus: un mundo de ciudades, alquerías y ḥuṣūn, y la materialidad de la historia, aunque las mismas nunca se cierran en sí mismas y los contactos entre ellas resultan evidentes. La introducción, realizada por Sonia Gutiérrez y Antonio Vallejo, hace un recorrido minucioso por esos temas, explicando primero las razones de esa organización, pasando después a describir el contenido de cada sección y las principales conclusiones expuestas, por lo que nosotros apenas nos referiremos a ello.

Sí nos parece conveniente señalar algunas cuestiones cronológicas. El libro se abre con “La formación y destrucción de al-Andalus”, la contribución de Acién a la Historia de los pueblos de España obra coordinada por Miquel Barceló en 1984. Aunque este trabajo era un apretada síntesis de la historia de al-Andalus, por lo que se refiere al emirato en él se registran ya, aunque de una forma aún embrionaria e incipiente, algunas de las ideas que, en relación al desarrollo de al-Andalus, serán ejes centrales de sus propuestas: 1º) La idea de que tras la conquista existieron tres formaciones sociales (islámica, tribal y feudalizante), que ello implicó la supervivencia de la estructura de los ‘señores de renta’ visigodos y la vigencia en los medios rurales de las normas sociales originadas en la época visigoda. Pero, junto a ello, la pervivencia de las estructuras islámicas, que en absoluto fueron ‘absorbidas’ por la sociedad visigoda, como había defendido la historiografía tradicionalista. Con ello Acién se posicionaba claramente al lado de Pierre Guichard, en contra de las tesis tradicionalistas, y empezaba la defensa de un al-Andalus en absoluto ‘hispánico’. 2º) También empezaba a marcar diferencias con el investigador francés al señalar la existencia de una sociedad islámica, con origen en el estado omeya y en La Meca, radicalmente diferentes de las sociedades tribales, fueran árabes o bereberes. 3º) Que durante el primer siglo se suceden sobre todo los enfrentamientos entre el incipiente estado islámico y la sociedad tribal, actuando el primero como un factor de desintegración de esta, y que, por lo tanto, los enfrentamientos que se suceden durante el emirato no tendrían una base étnica, sino socioeconómica, ante los intentos de dichos grupos por sobrevivir. Proceso que posteriormente se extendería a los muladíes, intensificándose el enfrentamiento. 4º) El concepto del Islam como ideología cuyo origen se vincula con el desarrollo de la actividad comercial de la ciudad de La Meca, y que desarrollará en obras posteriores.

En 1987 en ‘Madinat al-Zahra en el urbanismo musulmán’ (p. 443 de este volumen) algunos de aquellos conceptos reaparecen con mayor precisión, en ellos empieza a explicar además las características de la sociedad islámica, definiendo dos elementos característicos de la misma: la hegemonía de lo privado y la preeminencia de lo urbano. Estos elementos aparecen en obras posteriores como referentes esenciales, a medida que fue desarrollando los nexos que unían a los diversos elementos y que demuestran que estamos ante un proyecto de investigación global, como se advierte claramente en Entre el feudalismo y el islam... Finalmente, serán definidos de forma extraordinaria en ‘Sobre el papel de la ideología en la caracterización de las formaciones sociales. La formación social islámica’, cuya versión castellana se inserta en este volumen (p. 43).

Aunque numerosos textos se refieren al emirato, ya que M. Acién dedicó gran parte de sus esfuerzos a definir y explicar las causas de la invasión y el proceso de formación de la sociedad islámica que se desarrolló entre los siglos VIII y X, a lo largo del tiempo se refirió igualmente al resto del largo periodo andalusí. En la primera sección, tras los tres primeros artículos, se incluye uno sobre el periodo hamudí, uno de los textos más relacionados con Málaga, pero que se optó por incluir aquí por su notable proyección a la hora de explicar el califato, y otros dos referidos al comercio y al estado. Se trata de dos elaboraciones de índole más general, y de fecha relativamente tardía (2006 y 2009 respectivamente), que recogen y sintetizan en buena medida el conjunto de sus investigaciones sobre estas cuestiones de gran trascendencia, y que, además no son de fácil acceso, por estar insertas en libros en cierta forma ‘comerciales’.

El núcleo central de este volumen analiza, a través de 18 textos, el poblamiento, la fortificación y el urbanismo. El primer elemento se centra en las características de la sociedad que se organiza, lo que ocurrió en un largo proceso que llevó a una unificación de numerosos aspectos, en los que claramente la religión quedó como un elemento secundario. En el segundo bloque se realiza un recorrido por los cambios en las estructuras y uso de las fortificaciones a lo largo de todo el periodo. Si se comparan estas con las fortificaciones cristianas (de las coronas de Castilla, Aragón, Navarra o Portugal), se aprecian claramente las profundas diferencias que se mantuvieron a lo largo del tiempo, debido a la diferente estructura social que generó cada una de ellas. Los dos últimos textos de esta sección se refieren al inicio de las investigaciones que Acién estaba llevando a cabo en sus últimos años, en los que había vuelto al emirato, tratando de establecer cómo eran las residencias fortificadas del final del periodo visigodo, como elemento importante para comprender los desarrollos posteriores en al-Andalus. El tercer aspecto de su investigación fue el del desarrollo de la ciudad, en este caso se incluyen dos bloques, en el primero hay una serie de trabajos fundamentales sobre Madinat al-Zahra, cuya conservación y desarrollo fue una de sus preocupaciones. El segundo se refiere al papel de la ciudad en el mundo andalusí.

La tercera parte, referida a los objetos materiales, reúne una serie de trabajos sobre la cultura material, en la que inevitablemente la cerámica tiene un papel de gran relevancia, aunque no es el único aspecto que se tiene en cuenta. En ellos se aprecia la enorme versatilidad y capacidad de análisis de M. Acién, que le valieron el reconocimiento de buena parte de los arqueólogos de al-Andalus. El volumen se cierra con el análisis realizado sobre la torre de la alcazaba de Málaga, cuya impresionante puerta y decoración alude a muchos de los elementos referidos a lo largo de varios de los trabajos incluidos en este volumen.

Es, en definitiva, un amplio recorrido por la historia y la arqueología de al-Andalus. Manuel Acién, con sus numerosos estudios, unos generales y otros muy concretos, intentó reconstruir la imagen de una realidad compleja y poliédrica, que tiene quizá en la portada del volumen, para la que se ha escogido uno de los espléndidos atauriques de Madinat al-Zahra, una buena representación.

Vicente Salvatierra Cuenca