RESEÑAS

ALMARIYYA, PUERTA DE ORIENTE. Catálogo de la exposición en el Museo de Almería

Manuel Ramos Lizana (Coordinador)

Junta de Andalucía. Sevilla 2022

Entre el 22 de abril y el 25 de octubre de 2015 se desarrolló una interesante exposición sobre la Almería andalusí en el Museo de dicha capital, de la que fue comisario Manuel Ramos Lizana, actual director del Museo Arqueológico de Granada. Con posterioridad, en 2022, se ha editado el volumen que ahora comentamos, de casi 1.400 páginas, con un inicio y pórtico, seguido de dos partes. Una primera en la que se trata de describir la realidad de al-Andalus, que agrupa las fichas de las piezas, elaboradas por 14 especialistas de reconocido prestigio. Y una segunda, centrada en la historia de la Almería islámica. Por lo descrito está claro que el libro es mucho más que un catálogo, es sin duda un excelente complemento y prolongación de la exposición. Es un compendio, una revisión y una puesta al día, que busca presentar un tratamiento global y una aproximación interdisciplinar, desde un punto de vista holístico en el que participan las fuentes escritas, la arqueología, la historia del arte, las aportaciones ambientalistas, la poesía medieval, la fotografía aérea, la epigrafía, la numismática y la exégesis de textos filosóficos, para dibujar un lienzo, siempre inacabado, de la Almería islámica.

El inicio y pórtico incluye un largo prólogo (pp. 23-44), en parte explicativo, en parte metodológico, que permite entrever la complejidad del empeño. Le siguen una serie de imágenes que recogen cómo fue la exposición (pp. 45-50) y los múltiples elementos que se ligaron a ella.

LA PRIMERA PARTE, que configura el catálogo de la muestra, pasa revista a numerosos temas, que conforman un mosaico que refleja la complejidad y riqueza de la sociedad andalusí. Se ha organizado en seis secciones:

(I) Los temas relacionados con la fe y la religión, desde la descripción de los cinco pilares de la religión islámica, a los ámbitos y las condiciones de la oración (mezquita y abluciones), terminando con el ritual funerario.

(II) El espacio de la vida: la ciudad, el barrio, la casa y sus espacios y el palacio.

(III) Los objetos, comenzando por la cerámica, detallando sus amplias funciones y los procesos de fabricación. Continuando luego con la cantería, el hueso, los curtidos, el tejido, la metalistería y la orfebrería y el vidrio.

(IV) El comercio: dedicado a la moneda, a los objetos implicados y a las rutas.

(V) La sociedad andalusí.

(VI) Un epílogo, centrado en la frontera, la guerra y las capitulaciones.

Cada sección incluye amplias disertaciones, que explican los distintos temas, y donde se insertan 456 fichas de las piezas de la exposición, que de esta forma quedan contextualizadas. Se comienza por un fragmento de basa califal, probablemente tallado para Madinat al-Zahra y llegado a Almería en el siglo XI, y que de acuerdo con su inscripción ilustra la profesión de fe del Islam, hasta finalizar con el estandarte de Cantoria, pieza morisca del siglo XVI. Como se advierte en el prólogo, no todas estuvieron en la exposición, pero su recorrido ilustra este largo viaje.

Por otro lado, como no hay piezas susceptibles de ilustrar algunos aspectos, los mismos se han solucionado recurriendo a otros recursos. Por ejemplo, en el caso del ayuno del mes de Ramadán, además de una amplia explicación sobre el mismo, se ha incluido el calendario y los nombres de los meses árabes; o la peregrinación, que se ilustra con un plano del Mediterráneo, con el trayecto que había que recorrer de Almería a La Meca. Para otros aspectos, igualmente complejos, se ha recurrido a numerosos elementos, caso de la oración. Tras explicar en qué consiste y la obligación de hacerlo cinco veces al día, esta sección se ilustra con los restos conocidos de la mezquita de Almería. Se describe esta y se ilustra con imágenes y dibujos de la misma (figs. 31 a 33), mientras que por otra parte (fig. 34) se disponen varias piezas que deben de proceder de las excavaciones de Torres Balbás. No todas las piezas de esta se incluyeron en la exposición, pero sí se describen en el catálogo (4 a 26). Esta sección se completa con piezas muy diversas, que de alguna forma tienen relación con los ritos religiosos: un reloj de sol (27) y una inscripción sobre la donación para una pila de abluciones (28). Lo que conduce al baño (hammam), ilustrándose con el del alcázar, y con piezas de cerámica y mármol para las abluciones domésticas (29-34). Similares criterios se emplean en el resto de las secciones.

De esta forma, el catálogo es al mismo tiempo un recorrido por los múltiples aspectos de la sociedad andalusí, cuando es posible ilustrado con piezas y fichas, y, cuando no, con numerosas ilustraciones que enriquecen notablemente la obra, y permiten a lector recorrer los restos que aún quedan de al-Andalus en la actual Almería.

A todo ello sigue un amplio texto, referido a la sociedad andalusí, que se enfoca, por un lado, desde una óptica en la que se resaltan las contradicciones, entre el discurso religioso igualitario y las realidades materiales (religión/religiones, riqueza/pobreza, hombre/mujer, la justicia (poderosos/pobres), ciudad/campo, trabajo/ocupaciones y desde luego los marginados). Y que, por otro lado, trata de exponer en cada caso los diversos elementos que caracterizaban a esta sociedad y sus avances. Todo ello culmina con una amplia exposición sobre la formación social islámica, a partir de la concepción de la sociedad tributaria de Samir Amin, y los desarrollos posteriores de diversos investigadores, sobre todo de Manuel Acién, cuyas ideas se trata de hacer comprensibles a los lectores.

Se cierra esta primera parte con un epígrafe sobre la frontera y la guerra, con las capitulaciones que pusieron fin al periodo de al-Andalus en Almería.

Se trata en conjunto de un texto que quizá no provocará una adhesión unánime, pero que permite profundizar en una sociedad extraordinariamente compleja, muy alejada de la ridícula simplicidad con la que muchas veces se presenta al-Andalus en nuestro país, desde concepciones estrechas que solo han visto al “enemigo” político-militar, o la oposición religiosa.

LA SEGUNDA PARTE, desde la página 689, es un denso relato de la historia de la Almería islámica, escrito por Manuel Ramos Lizana. El mismo se adapta a la secuencia temporal del periodo andalusí, ya establecida y asumida de forma general, con las precisiones específicas de Almería: emirato dependiente, emirato independiente, califato omeya, primeras taifas, almorávides, conquista cristiana (Alfonso VII), almohades, terceras taifas concretadas en Ibn Hud, y periodo nazarí.

Un elemento importante, que recorre todo el libro, es el intento de acabar con tópicos y presunciones, procurando poner de manifiesto la compleja realidad poblacional, ideológica, económica y política que presidió cada etapa.

Cada parte comienza con un relato del periodo, en la primera parte este es un breve relato de la conquista, aunque faltan algunos elementos que en los últimos años han empezado a ser valorados, como el problema de las relaciones entre Rodrigo y Agila (¿se enfrentaron en una guerra civil, se sucedieron en el trono?), alguna de cuyas opciones le habrían servido para explicar por qué el primero se encontraba en el norte peninsular. Pero, frente a ello, procura incorporar elementos relevantes de las investigaciones más recientes, como los referidos a los precintos de plomo, cada vez más valorados en los últimos años por sus importantes implicaciones en relación a los pactos de las ciudades visigodas con los conquistadores árabes.

A continuación, al hablar del emirato dependiente se acerca al tratamiento de algunos de los numerosos problemas que hoy presenta este periodo: invasores y dónde se asentaron, probable origen de muchas de las localidades actuales, la cuestión del agua y el regadío, etc. para todo lo cual el autor recurre con frecuencia a la toponimia, retomando los diversos estudios que han tratado de fijar el origen de muchas localidades actuales. En esta primera parte se diferencia a las comunidades cristianas, tanto respecto a la situación de estas, como dando espacio a la exposición de algunas de las peculiares doctrinas defendidas por diversos obispos, solo algunas derivadas de la difusión de las creencias musulmanas. Por otro, trata de explicar el asentamiento de los conquistadores, las diferencias entre los diversos grupos (árabes y bereberes). En ocasiones quizá debería haber desarrollado algo más las argumentaciones —aunque, dado el extenso periodo tratado y la multitud de temas, es comprensible que haya tratado de sintetizar lo más posible—, y quizá se observa también cierto desorden en la exposición.

El autor acepta en buena medida la idea de que la organización inicial con la que llegaron los árabes era tribal, defendida por P. Guichard y M. Barceló. Al mismo tiempo trata de incorporar las ideas de M. Acién sobre el mantenimiento de las estructuras prefeudales visigodas a causa de los pactos, intento de síntesis sin duda polémico.

A partir del califato, cada capítulo se estructura básicamente en dos partes, la descripción de la ciudad y la economía del territorio, procurando así reflejar el proceso dinámico de desarrollo que se produjo. Tiene el interés de que permite recorrer la ciudad y los elementos que se conservan.

Resulta imposible, en una reseña como esta, pasar revista a todos los problemas tratados y analizados, acaecidos a lo largo de los casi 800 años de la historia andalusí de Almería.

Para concluir señalar que se ha dotado a la obra de un amplio aparato de notas, donde se recoge parte de la extensa bibliografía utilizada. Esta parece responder a varios criterios. Por un lado, aquella relacionada con los materiales de la exposición, por otro la relativa a la historia de Almería. En esta pueden distinguirse dos bloques, en el primero, están las referencias a las ideas de algunos de los principales autores, cuya obra llena las últimas décadas del siglo XX y la primera del XXI, que han contribuido a reescribir la interpretación de la historia de al-Andalus, sobre todo en sus primeros siglos. Así pueden verse reflejadas las ideas de P. Guichard, P. Cressier, P. Chalmeta, M. Acién, M. Barceló, A. Malpica, etc., lo que no es fácil, dada la oposición que hay entre sus diversas posturas, aunque faltan algunos textos de los mismos y sin duda en este apartado faltan autores. Por otro lado, el lector interesado verá que hay amplios pasajes sobre los que no se proporcionan referencias sobre el origen de las informaciones. Por ejemplo, para empezar por el principio, todo el conjunto de ideas heréticas que surgieron en los últimos años del periodo visigodo y tras la conquista a las que hemos hecho alusión. Ciertamente, haber reflejado puntualmente el origen de cada información habría hecho que el aparato crítico fuese quizá tan extenso como el propio texto, pero sin duda el especialista considerará que faltan textos relevantes.

El segundo bloque recoge buena parte de la bibliografía escrita concretamente sobre Almería, lo que está plenamente justificado al tratarse de una obra centrada básicamente en la historia y la arqueología de Almería. Terminaremos reiterando que es una obra compleja, y muy personal, que trata de dibujar una historia actual de este periodo en Almería, para la que hasta el momento había que recurrir a textos claramente desfasados.

Vicente Salvatierra