THE AGE OF GLOBAL ECONOMIC CRISIS (1929-2022) Juan Manuel Matés-Barco y María Vázquez-Fariñas (eds.). London and New York: Routledge, 2023, 193 pp. ISBN: 978-1-032-48252 |
La monografía que reseñamos, escrita en inglés para llegar a una audiencia internacional, está editada por dos profesores de Historia Económica y Empresarial, Juan Manuel Matés Barco y María Vázquez Fariñas. Participan en ella diez especialistas en el área, y comprende un estudio en el largo plazo de las crisis económicas que han marcado y moldeado la Historia del mundo occidental desde la Gran Depresión de 1929 hasta nuestros días. Recurrentes, como se muestra a lo largo de la obra, e inadvertidas e imprevistas para las autoridades políticas de cada momento hasta que sus efectos comenzaban a impactar, las crisis económicas (más o menos profundas, más o menos prolongadas en el tiempo), han sido las grandes protagonistas de la Historia Contemporánea, pues sus repercusiones han coadyuvado cambios políticos y sociales de gran calado, al tiempo que han tenido un impacto muy negativo para la mayor parte de la población de cada momento.
De este modo, el siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI han ido transcurriendo entre catástrofes económicas, como la Gran Depresión, y profundas crisis financieras, como la Gran Recesión, que los gobiernos y las élites políticas de cada etapa fueron incapaces de prever y gestionar adecuadamente. Antes bien, como se muestra en distintos capítulos del libro, fueron responsables, con las medidas que tomaron, de exacerbarlas, agravando sus efectos negativos. El libro —que nos lleva en su epílogo hasta el momento actual, en el que las consecuencias de los confinamientos decretados con motivo de la pandemia de Covid-19 y la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania han llevado a gran parte de los países del mundo a una nueva crisis económica marcada por la inflación y el aumento del desempleo— resulta de gran interés para un amplio número de lectores. Por supuesto para académicos y estudiantes de las áreas de Ciencias Sociales y Humanidades, pero también para el público general, y ojalá, para quienes desde sus cargos y ocupaciones deciden y diseñan las medidas políticas para gestionar las crisis económicas y sus efectos. Porque es imprescindible conocer cuáles fueron los factores que provocaron las crisis económicas de la época contemporánea, así como los resultados de las acciones adoptadas para gestionarlas, y en este libro se exponen y analizan todos ellos con gran rigor.
El primer capítulo está firmado por el catedrático de la UJA y coeditor de la monografía, Juan M. Matés-Barco, y en él se estudia con gran detalle una de las mayores crisis económicas de la Historia, la Gran Depresión, que comenzó en 1929 con el hundimiento de la Bolsa de Nueva York en el mes de octubre de aquel año. Una crisis económica que no tenía parangón con las experimentadas por el mundo capitalista hasta entonces y cuyo impacto fue global, pero cuyo origen y causas precisas siguen siendo debatidos aún hoy día por muchos estudiosos, precisamente por su extrema complejidad, alcance y profundidad. No así sus efectos y consecuencias, ampliamente descritos y explicados, y de los que el profesor Matés-Barco realiza una síntesis actualizada a partir de la consulta de una amplia bibliografía especializada nacional e internacional. Entre ellos, su impacto en la evolución política de Europa, con el triunfo del fascismo, pero también del creciente peso de los Estados en la economía. Tras referir y representar el impacto de la crisis en EE.UU., Europa y América Latina, el capítulo repasa las medidas y soluciones adoptadas para tratar de abordarla, en gran medida ineficaces, pues como se explica, la ortodoxia económica de la época era inadecuada y los viejos mecanismos políticos habían quedado obsoletos en un mundo más complejo y conectado. Es decir, era imposible abordar una crisis económica que era totalmente nueva y además global, con ideas y medidas propias de siglos pasados, como el proteccionismo, y la desconfianza entre los países, que impidió una cooperación internacional, lo que no hizo sino exacerbar la Depresión. El capítulo continúa con el análisis de la recuperación a lo largo de la década de los años 30, en los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Latino América, y se cierra con unas interesantes, aunque breves reflexiones sobre cómo han existido ciertas similitudes entre lo ocurrido en la Gran Depresión de 1929 y durante la crisis financiera que estalló en 2008 y nos arrastró a una recesión también global. Entre ellas, la incapacidad de los líderes políticos para actuar adelantándose al desastre económico que el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos iba a provocar.
Leonardo Caruana de las Cagigas y Julio Tascón Fernández abordan en el capítulo dos la situación económica y social de Europa en los años 1945-1946. La ruina y destrucción en las que se encontraba el Continente tras la devastadora guerra mundial era inconmensurable. A la enorme pérdida de vidas humanas —Polonia fue el país más afectado, con la pérdida de más de un 17% de su población— y a las destrucciones materiales, con ciudades enteras arrasadas por las bombas, había que sumarle la caída de la producción industrial, la escasez de reservas monetarias… Los autores ofrecen datos muy expresivos sobre la devastación de Europa y las consecuencias para sus poblaciones en los primeros años de posguerra, incluyendo millones de muertes por hambre y desnutrición ante la falta de alimentos. El capítulo ofrece un apartado muy interesante sobre las implicaciones no solo económicas sino sociales y políticas que los cambios en las fronteras tras la guerra tuvieron en países como Yugoslavia, Grecia y Finlandia… Cambios que dieron lugar a millones de desplazamientos, además de miles de muertes por represiones, venganzas… Un tiempo muy oscuro en el Viejo Continente en el que apenas pudo arrojar un poco de luz y esperanza la ONU con su programa UNRRA (1943-1947) de asistencia a las personas desplazadas por la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial.
Tras dos décadas de crecimiento económico, una nueva crisis golpeó al mundo en los años 70, la conocida como Crisis del petróleo (1973-1980), a la que se dedica el capítulo tercero, firmado por la coeditora del libro, María Vázquez-Fariñas. A la luz de la situación actual, con la crisis energética que comenzó en 2021 y se agravó con la Guerra de Ucrania tras la invasión rusa en febrero de 2022, el texto muestra que aunque podríamos encontrar ciertos paralelismos y similitudes entre ambas, no dejan de presentar grandes diferencias, siendo la más evidente que en los 70 fue exclusivamente el alza de precios del petróleo —la fuente de energía de la que dependían fuertemente las economías de los países más industrializados— la causante de la misma. La era dorada de crecimiento económico que fueron las décadas de los 50 y los 60 llegó a su fin abruptamente en 1973. Tras analizar exhaustivamente los antecedentes y causas que llevaron a ella, la autora afirma que la Crisis del petróleo provocó un cambio de paradigma en las economías occidentales, al tocar a su fin el modelo de crecimiento económico intervencionista que había prevalecido tras la Segunda Guerra Mundial. Uno de los efectos más perniciosos, que también relacionamos con la crisis actual, fue el de la elevada inflación que causó. Las políticas para afrontar las crisis fueron dispares. En el caso de España, se situó en un grupo de países que en un primer momento la infravaloraron, tomando medidas muy desacertadas, y por ello acabaron siendo golpeados más duramente por la recesión, aunque de forma algo más tardía.
María José Vargas-Machuca aborda en el capítulo 4 la crisis de la deuda externa en América Latina en los años 80 y 90 del siglo pasado por las repercusiones que tuvo para la economía mundial, y que en gran medida fue una consecuencia de la Crisis del petróleo de 1979. Eran muchos los países en desarrollo que dependían financieramente de los bancos privados internacionales. Cuando los tipos de interés subieron, aquellos se vieron abocados a una situación insostenible que se agravaba también por factores internos y no solo exteriores. A partir de 1982, distintos países latinoamericanos —México fue el primero— declararon su incapacidad para pagar la deuda externa, lo que provocó un shock en el sistema financiero internacional. Aunque la crisis se vivió también en países de otras regiones de Asia y África y afectó a los más desarrollados, solo en América Latina es conocido el periodo como “la década perdida”, expresión bien significativa de la dramática situación económica atravesada. El capítulo desgrana las soluciones implementadas para paliar la crisis, impulsadas por los Estados Unidos a través de los bautizados como Plan Baker y Plan Brady, apellidos de los Secretarios del Tesoro estadounidense respectivamente.
Simone Fari enfrenta el análisis de las crisis financieras y bancarias que afectaron a distintas economías nacionales durante la década de los 90, década que estuvo definida por el término “globalización”. Aunque fue un periodo de crecimiento económico, estuvo igualmente atravesado por crisis financieras que afectaron tanto a países desarrollados tales como Japón, Estados Unidos, Canadá o Suecia, como a economías en desarrollo en Asia y en América Central y América del Sur. Fue además una década caracterizada a nivel económico por el estallido -también en distintos países- de las bautizadas como “burbuja de las punto.com” o burbujas tecnológicas. Fari discute en el último apartado del capítulo las distintas interpretaciones que se han venido ofreciendo de estas crisis, que podrían ser resultado y consecuencia del cambio de paradigma tecnológico.
María Luz de Prado Herrera y Luis Garrido-González abordan en el capítulo 6 la conocida como “Gran Recesión”, la primera crisis económica global del segundo milenio, que se inició en Estados Unidos en 2008. El estallido de la burbuja inmobiliaria, alimentada por las hipotecas de alto riesgo o “hipotecas basura”, llevó al precipicio a muchas entidades financieras. Muchas sobrevivieron gracias al “rescate” de los gobiernos, que inyectaron ingentes sumas de dinero público para evitar que el sistema financiero se desmoronara por completo. En el capítulo se estudia con precisión y detalle el estallido y desarrollo de la crisis en Estados Unidos, con el papel que desempeñaron las agencias de calificación, y los productos financieros complejos y de alto riesgo, y a continuación, el contagio a Europa, América Latina y Asia a través del sistema financiero internacional y las redes de crédito. Según concluyen los autores tras su exhaustivo análisis, los años 2008-2009 pueden ser considerados de los más difíciles de la globalización económica en mucho tiempo. En el caso de Europa, a pesar de que ninguna de sus economías se libró de sufrir un fuerte descenso del crecimiento económico, una adecuada orientación de su política económica permitió una recuperación en la segunda fase de la crisis, años 2012 y 2013. Podemos añadir, sin embargo, que no se logró evitar que crecieran la desconfianza y el descontento de la ciudadanía hacia sus gobiernos, con los efectos que ello ha tenido sobre la evolución política en el Viejo Continente, con la aparición y auge de partidos extremistas que canalizaron el descontento de la población.
Es de destacar que el libro incluya un último en el que se estudia la situación económica mundial con relación al impacto que ha tenido el desarrollo de la pandemia de Covid-19 que comenzó en China a finales de 2019 y se expandió globalmente durante el año siguiente. Está escrito por Mariano Castro Valdivia, y en él nos ofrece datos muy detallados para el análisis de la evolución de la producción, distinguiendo entre países desarrollados y en desarrollo. Al ser la pandemia totalmente inesperada, la economía mundial sufrió un durísimo golpe. Aunque cabe reflexionar, a la luz de los expuesto a lo largo de la obra, si en algún momento estuvo el mundo más preparado o atento ante otras crisis económicas causadas por otros hechos menos imprevistos. Nos encontramos así en una situación en la que hay un descenso de las tasas de crecimiento económico a nivel global, pero en la que algunas regiones y países se han visto más afectados. Es el caso de la Unión Europea, la más golpeada por las consecuencias económicas provocadas por la pandemia de Covid-19, lo que puede resultar sorprendente, casi una paradoja, porque no solo estamos hablando de una de las zonas más ricas del planeta, sino la primera que fue capaz de desarrollar y ofrecer, junto a Estados Unidos, las vacunas que permitieron acabar con la situación epidémica provocada por el coronavirus.
Otro de los efectos económicos más negativos de la pandemia está siendo la pérdida de millones de empleos en la zona OCDE, lo que está causando un aumento de la desigualdad. El autor apela en las líneas finales del capítulo a la acción política para minimizar los efectos negativos que tan evidentes son ya, pero también a la necesidad de que, sean cuales sean las decisiones que se tomen, el futuro del planeta -la sostenibilidad medioambiental- y la distribución equitativa de la riqueza deben ser objetivos prioritarios.
El libro se cierra con un Epílogo, escrito por Antonio Martín Mesa, que recoge una conferencia impartida por el profesor de la UJA en la Cátedra de Internacionalización de la Universidad de Jaén en el otoño de 2022, en la que ofrece un balance de las crisis económicas que se han sucedido desde 1929 hasta la actualidad, cuando el mundo está afrontando una nueva recesión caracterizada por elevadas tasas de inflación y desempleo. A diferencia de lo que recogen los capítulos que le preceden, el epílogo nos lleva a una situación de incertidumbre e incógnitas por desvelar. Hay una referencia directa a cómo está impactando la crisis en España y al estado de inacción en el que parecen haber caído las autoridades políticas. “Coger el toro por los cuernos”, escribe el autor, es la única forma de paliar el alcance, aún por determinar, de la crisis, que no se va a resolver con el único recurso a los subsidios a las clases más desfavorecidas.
A la vista de lo expuesto a lo largo de la obra, no parecen existir muchas razones para el optimismo, cuando las noticias nos alertan de que las perspectivas económicas siguen deteriorándose, con la inflación más alta registrada en las últimas décadas. Tampoco para pensar que esta vez, sí, las previsiones y medidas de los gobiernos y las entidades políticas supranacionales conseguirán resolver la crisis económica actual sin empeorar los efectos más negativos que está teniendo sobre las vidas de la mayoría de la población.
Nuria Rodríguez Martín
Universidad Complutense de Madrid, EspaƱa
nuriarod@ucm.es