La transformacin
esttica del espacio educativo
y su influencia en el proceso de enseanza-aprendizaje
The educational facilitys aesthetical transformation and
its influence on the teaching-learning process
Javier Andreo Len
Universidad de Jan
javierandreoleon@gmail.com
Resumen:
El
objeto de este artculo es el de revisar la relacin existente entre el espacio
educativo y la influencia que este ejerce sobre el proceso de
enseanza-aprendizaje y sobre el propio desarrollo interpersonal e
intrapersonal de los agentes implicados en dicho proceso.
Se
valora, de este modo, la educacin y, concretamente, el acto de educar como
modelador y determinante para con la configuracin de la persona en su nivel
individual y social. As, el espacio que alberga la actividad educativa se
contempla como elemento didctico que acompaa y pertenece a la actividad como
tal.
No se
entiende la una sin el otro: el propsito que persigue la educacin es el fin
del espacio educativo y viceversa. En consecuencia, transformar la educacin
formal y sus objetivos pasa -que no concluye- necesariamente por la
transformacin esttica del espacio educativo.
Abstract:
The
aim of this article is to revise the current relationship between educational
facility and its influence on the teaching-learning process and over the
interpersonal and intrapersonal development itself of the actors involved in
such process.
It
values, in this way, education and, concretely, the act of educating as a
modeller and decisive in relation with shaping the person in his/her individual
and social level as well. Therefore, it contemplates the space which houses the
educational activity as an instructional material which accompanies and belongs
to the activity.
It
isnt understood one without the other: the purpose which pursues the education
is the goal of educational facility and vice versa. Accordingly, transforming
formal education and its objectives goes -not concluding- necessarily through
educational facilitys aesthetical transformation.
La
realidad est definida con palabras. Por lo tanto, el que controla las palabras
controla la realidad -dice Antonio Gramsci
La
escuela se convierte, entonces, en ese campo de confrontacin de
contrahegemona y hegemona poltica, as como en escenario de constitucin y
-sobre todo- de perpetuacin de la jerarquizacin y estratificacin
social. Esto es, la escuela se
erige como templo para la reproduccin automatizada y estandarizada del
conocimiento de una generacin a la siguiente.
Esta
cancin suena bastante mainstream y mucho espaola, no por nada se han
aprobado siete leyes educativas diferentes desde los aos de la transicin. Se
legitima con esto esa idea de reconquista continua de los rganos estatales en
general y de la educacin en particular para utilizarlos al servicio e
intereses del Estado en contra de los intereses de la ciudadana.
Por
ello, y ms all de teoras oscurantistas, nos topamos con un sistema educativo
asentado en el inmovilismo con mtodos que persiguen la transmisin de los
saberes enciclopdicos en detrimento del autodesarrollo del alumnado.
Y
pese a que en los ltimos aos, en un intento de democratizacin de los
servicios y espacios pblicos, se ha descentralizado el poder estatal para
delegarlo, en cuestin de autonoma, en los centros escolares, esto no ha resultado
en la consecucin de una educacin enfocada en el librepensamiento y en el
cuestionamiento de nuestras tradiciones, sino todo lo contrario, ha supuesto el
surgimiento de nuevas lneas y estratos de poder intermedios: desde los poderes
fcticos al AMPA pasando por el Claustro de profesorado.
En
consecuencia, alejados de dogmas, supersticiones y dems ortodoxias, nos
encauzamos en el devenir de esa escuela-nueva-libre. Libre de imposiciones y
seducciones y disruptiva con el sistema fordista alienante dado. En definitiva,
libre para ser genuinamente uno mismo y, sobre todo, activa en la construccin
y generacin del autoaprendizaje y, por consiguiente, en la autorrealizacin.
Para
tal fin, resulta difcil concebir la escuela-nueva-libre (como contenido)
dentro de la escuela-vieja-actual-represora (como continente), edificada como
aparato ideolgico del Estado para la irreflexin del concepto de autoridad.
Conocido
es su principio: en la periferia, una construccin en forma de anillo; en el
centro, una torre, sta, con anchas ventanas que se abren en la cara interior
del anillo. La construccin perifrica est dividida en celdas, cada una de las
cuales atraviesa toda la anchura de la construccin. Tiene dos ventanas, una
que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra, que
da al exterior, permite que la luz atraviese la celda de una parte a otra.
Basta entonces situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda
a un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un escolar. Por el efecto de
la contraluz se pueden percibir desde la torre, recortndose perfectamente
sobre la luz, las pequeas siluetas cautivas en las celdas de la periferia
Foucault,
al describir el Panptico de Bentham, revela el origen terico de una tipologa
espacial dedicada al ejercicio del control. La organizacin arquitectnica del
espacio asegura y sostiene una relacin de poder independientemente de aquel
que lo ejerce. Esto es, el recluso, a causa de la incesante sensacin inducida
de visibilidad termina por ser su propio vigilante. El detenido no debe saber
jams si en aquel momento se le mira; pero debe estar seguro de que siempre
puede ser mirado
Bajo
esta misma idea de control global se levantan las escuelas orwellianas de
nuestros das, en las que, por una parte, el alumno est siempre expuesto al
efecto de la visin por parte del encargado de vigilarlo []; por otra parte,
el profesor ocupa el punto focal del espacio, estando siempre expuesto ante sus
alumnos-espectadores
Este
carcter de atomizacin y previsibilidad que propone el espacio de la
institucin escolar estatal, por tanto, guarda una relacin directa para con el
no-desarrollo crtico individual del alumno.
Entonces,
si, segn la primera lnea del prembulo de la actual ley central educativa, se
constituye que el alumnado es el centro y la razn de ser de la educacin. El
aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autnomas,
crticas, con pensamiento propio (Ley Orgnica 8, 2013), no podemos sino
dirigir nuestras miradas y esfuerzos a que as sea de facto y, de igual forma, generar espacios acordes que inviten y
promuevan tal fin.
Por
consiguiente, el objeto que persigue el presente escrito es el anlisis
terico-prctico del espacio educativo y cmo la transformacin esttica de
este, hacia la abstraccin y la polivalencia, puede igualmente transformar el
proceso en s de enseanza-aprendizaje y resultar en una sociedad ms crtica y
democrtica.
La educacin
como motor para el cambio social
Una educacin bancaria hacia una
libertaria, emancipadora. Con este postulado,
Freire
Con
la aparicin de la escolarizacin, el medio acadmico de la pedagoga se
enmarca en los discursos de la regulacin social: la escuela forma, pero
tambin reprime. Establece, por tanto, mediante la imposicin y el ejercicio
del poder jerrquico, aquello que ha de hacerse y saberse y aquello que no
Las
formas de gobierno, en consecuencia, encuentran en la educacin ya no solo un
sistema garantista de estrella que perpeta el cierre social entendido como el conjunto de estrategias de
distribucin y segregacin que derivan en la desigualdad social y, as, en el
mantenimiento de los estratos de clase, sino que, y del mismo modo, el cierre
social adquiere un nuevo orden al ocuparse de la asignacin del conocimiento y
de la exclusin de este, con lo que el asistir a la escuela ya no es sinnimo
de educacin para todos.
Se
constituye, entonces, la dialctica saber-poder
foucaultiana, aquella que plantea la voluntad
de verdad como voluntad de poder.
Esto es, advertir el saber como instrumento del poder. Para Foucault, detrs de
la fachada de la verdad subyace toda
una voluntad de poder, una justificacin para la dominacin, para exigir
conformidad y sumisin. Y es que el conocimiento, el saber, supone una doble
represin: la que condena al silencio los discursos excluidos y la que
discierne y ordena los discursos aceptables
Aparece
aqu el discurso como prctica institucional y disciplinar mediante la cual se
participa en la formacin, funcionamiento y difusin de lo polticamente
aceptado e impuesto desde las instancias de poder. Los discursos son aquello
que posibilita las disciplinas y las instituciones a partir de las cuales se
sostienen y redistribuyen las ideologas
Por
ende, se presenta como obligado, ante este escenario que profundiza en el
proceso de cambio social, la reformulacin de las preguntas bsicas sobre los
fines que persigue la educacin, sobre quines asumen la responsabilidad de
formar a las nuevas generaciones y sobre qu legado cultural, qu valores, qu
concepcin del hombre y de la sociedad se desea transmitir
Y
es que, ms all del ejercicio del poder y la dominacin por s mismos,
subyacen intereses que abogan por el desarrollo social, como los promulgados,
por ejemplo, por la OCDE (Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo
Econmicos), a la que el Estado rinde cuentas en el prembulo de la LOMCE (Ley
Orgnica 8, 2013), esto es, subyugar por y para el progreso, por y para el
emprendimiento, la competitividad y productividad, esto es, por y para el
capital.
Deca
el rapero -ahora condenado por la Audiencia Nacional por los delitos de
enaltecimiento del terrorismo, injurias a la Corona y calumnias a las
Instituciones del Estado por ejercer la libre expresin- Pablo Hasl
La
educacin es la base y la controla el capital.
Quieren mentes obtusas que no se sepan informar.
Que crean lo que sale en la cope o el pas.
Hacen lo imposible pa que tu percepcin no se pueda
abrir.
La educacin es la base y es antirrevolucionaria.
Echo la vista atrs y slo aumenta mi rabia.
Cuando veo cmo me ocultaron lo ms importante.
Pero no pudieron evitar que hoy la realidad cante.
Con
la Revolucin Industrial y las heredadas polticas neoliberales, el desarrollo
de las polticas pblicas en general y en el rea educativa en particular
redefine, con el sistema de globalizacin, la relacin Estado y Mercado, as
como la poltica con inters econmico privado a favor de la lgica de mercado
As
pues, dganme dnde est el trabajo en un tipo de sociedad y les dir dnde
est la educacin
En
este marco, todo termina por ser susceptible de ser mercantilizable, todo se vende, todo se compra, y la
educacin no es una excepcin. La lgica alienante del consumo y el lucro no
hace sino transformar los espacios educativos en centros comerciales. En los
que se acumula sin ms sentido que el de acumular, se conoce, pero no se
comprende. Esto es, se reproduce el discurso meditico en contra de su
desciframiento, en contra del despertar.
El
efecto de mercado global determina con l una suerte de escenario nico
estandarizado que erradica de golpe la identidad cultural singular de los
pueblos en pro de una identidad comn a todos. Se genera, as, un proceso total
de macdonalizacin y disneylandificacin, en el que, bajo una aparente
capacidad masiva de eleccin y diversidad, se esconde un sistema caracterizado
por la previsibilidad, la uniformidad y la automatizacin
Los
libros y las obras de arte estn a nuestra disposicin como nunca antes lo
haban estado. Nuestra propia vida est llena de acontecimientos. Pero, al
mismo tiempo, casi nada nos pasa. Los sucesos de actualidad, convertidos en
noticias fragmentarias y aceleradamente caducas, no nos afectan en lo propio
Consumimos libros y obras de arte, pero siempre como espectadores Sabemos
muchas cosas, pero nosotros mismos no cambiamos con lo que sabemos
Nos
encontramos, por todo, inmersos en una realidad social compleja en la que la
soberana del Estado queda en entredicho al encontrarse supeditada y totalmente
traspasada por los poderes fcticos, por las grandes compaas multimillonarias
-en muchas ocasiones con mayor PIB que la totalidad del pas en cuestin-[2]. El
poder cambia de manos, mejor dicho, se disgrega, porque nadie quiere renunciar
a su trozo de la tarta. As, la poltica y la religin continan su ejercicio
del sometimiento ideolgico al tiempo que actan de muletas del gobernante
global, el capitalismo.
Todos
estos ncleos de poder encuentran su nexo y aglutinante en lo que nos ocupa, en
la educacin. El discurso del capital y del progreso se traslada a las escuelas
y se traduce en el emprendimiento
como tratamiento trasversal a todas las reas, el prembulo de la LOMCE (Ley
Orgnica 8, 2013) no alberga dudas al respecto:
La
lgica de esta reforma se basa en la evolucin hacia un sistema capaz de
encauzar a los estudiantes hacia las trayectorias ms adecuadas a sus
capacidades, de forma que puedan hacer realidad sus aspiraciones y se
conviertan en rutas que faciliten la empleabilidad y estimulen el espritu
emprendedor a travs de la posibilidad, para el alumnado y sus padres, madres o
tutores legales, de elegir las mejores opciones de desarrollo personal y
profesional.
Y,
aunque el espritu emprendedor no es
una cuestin negativa a priori, s lo es su carcter reduccionista. Todo apunta
y concluye en la asuncin del sistema de trabajo y capital y en el no
cuestionamiento de este. Todo apunta al puedes
lograrlo si te esfuerzas lo suficiente frente al si no lo logras es tu culpa
thatcheriano, al subirse a la bici[3] como modus vivendi, a reproducir y perseguir
el modelo Amancio Ortega.
Se
traslada a la escuela y al aula, como decimos, toda una estructura que
trasciende a la propia educacin, pero que encuentra en esta su motor y su
razn de ser.
Asistimos,
como corolario, a una escuela siempre paladina del desarrollo social y siempre
cmplice del contradesarrollo social. No podemos sino hallar en ella toda una
estamentacin y entramado que as lo permita a travs de una mezcolanza ms o
menos (poco) cohesionada que, de un lado, se parapeta y atrinchera en la
consecucin del respeto (que es miedo) hacia la figura de poder totalitarista,
de otro lado, se rinde a su posicin para esparcir la buena nueva particular y, por ltimo, se resigna y asume su papel
de operario como en una cadena de trabajo fordista.
A
propsito de este ltimo, que bebe del modelo industrial y que acepta como
propio el sometimiento que ejerce la escuela -tanto al alumnado como al
profesorado, que no es sino posalumnado y fruto germinado del sistema- Ferrer i
Guardia, fundador de la Escuela Moderna
-recoge Spring
Con
lo que, este bagaje, que converge en un engranaje conformista, estatista e
individualista en cuanto a los rganos internos de la escuela, vende, en favor
de los think tanks,
la direccin de la educacin que haya de servir a la ciudadana. Por ello, los Otros obtienen en el cuerpo docente ese
ejrcito fiel que se posiciona en primera lnea, que ejecuta y no cuestiona.
Para
suerte de todos y para romper con el ciclo previsto ad infinitum, existen, de igual forma, buena cantidad de docentes
comprometidos con dinamitar una educacin deshumanizada que se concibe a s
misma como una suerte de testigo que se pasa de generacin en generacin.
Esta
es la idea que plasm la artista estadounidense Anna
Hyatt Huntington en la obra escultrica monumental Los portadores de la antorcha, que don a la ciudad de Madrid en 1955.
La escultura muestra a un joven a lomos de un fornido caballo recogiendo una
antorcha de las manos de un yacente anciano como ltimo y heroico acto tras el
largo caminar, que representa, como adelantbamos, la transmisin del
conocimiento entre generaciones.
Viene
a ilustrar la concepcin predominante de la educacin como un saber estanco sin
acumulacin en contra de la contribucin -no ya en trminos generacionales sino
individuales- de cada uno a un saber comn, que debera ser acumulativo pero
que no lo es. En este caso -y aludiendo al estado de mutilacin actual en el
que se encuentra la estatua en cuestin- no solo no se est acumulando el
saber, sino que ni siquiera se est transmitiendo, lo que resulta en un
presunto paso del testigo en falso
Figura 1.
Los portadores de la antorcha, Anna
Hyatt Huntington. Ciudad Universitaria de la Universidad Complutense de Madrid.
Fuente de la imagen:
Se
obvia, por tanto, que todo proceso de transmisin y toda narracin implica de
algn modo la apropiacin de la lengua, un movimiento que hace respirar algo
del pasado y lo reinventa, con lo que se genera una suerte de inmovilizacin
del saber y del hacer. El lenguaje y la historia quedan, as, cancelados y el
conocimiento y la propia subjetividad, despojados de las marcas de la
experiencia. Del mismo modo, al nombrar la educacin en trminos de
transmisiones fallidas o logradas, como en funcin de resultados,
arrinconndola en la esfera de los productos fabricados, va quedando fuera la
densidad de una travesa que guarda acontecimientos, singularidades impredecibles,
relaciones mltiples y fluidas
Con
la reduccin objetual de la educacin, llegamos a una visin y aplicacin de
esta en la que su funcin casi se sustenta en su disfuncin, en una transmisin
de esta que termina por ser una representacin teatral de la accin misma de
transmitir. Quedan, por tanto, el decorado, los actores, el pblico y una obra
que deviene en los elementos, en la pantomima.
Salvando
las distancias conceptuales y contextuales, resultara una pieza paralela a 433 de John Cage, esto es, la
estructura formal y la jerarquizacin de roles est dispuesta, pero, por encima
de todo, el tacet,[4] la
inaccin activa, o en el caso educativo, la accin pasiva.
La
narracin, cuyo sujeto es el educador, conduce a los educandos a la
memorizacin mecnica del contenido narrado. Ms an, la narracin los
transforma en vasijas, en recipientes que deben ser llenados por el
educador. Cuanto ms vaya llenando los recipientes con sus depsitos tanto
mejor educador ser. Cuanto ms se dejen llenar dcilmente, tanto mejor
educandos sern. De este modo, la educacin se transforma en un acto de
depositar en el cual los educandos son los depositados y el educador quien deposita...
As,
Freire seala que la ignorancia alienante es un producto directo de la
transmisin de la informacin en contra de la comunicacin.
Tal es la concepcin bancaria de la educacin,
en que el nico margen de accin que se ofrece a los educandos es el de recibir
los depsitos, guardarlos y archivarlos. En la visin bancaria de la
educacin, el saber, el conocimiento, es una donacin de aqullos que se
juzgan sabios a los que juzgan ignorantes. Donacin que se basa en una de las
manifestaciones instrumentales de la ideologa de la opresin: la
absolutizacin de la ignorancia, que constituye lo que llamamos alienacin de
la ignorancia, segn la cual sta se encuentra siempre en el otro.
Esto es, la
informacin es un acto unidireccional, orientado a la transmisin.
Si el educador es
quien sabe, y si los educandos son los ignorantes, le cabe, entonces, al primero,
dar, entregar, llevar, transmitir su saber a los segundos. Saber que deja de
ser un saber de experiencia realizada para ser el saber de experiencia
narrada o transmitida. No es de extraar, pues, que en esta visin bancaria
de la educacin, los hombres sean vistos como seres de la adaptacin, del
ajuste. Cuanto ms se ejerciten los educandos en el archivo de los depsitos
que les son hechos, tanto menos desarrollarn en s la conciencia crtica de lo
cual resultara su insercin en el mundo, como transformadores de l, como
sujetos del mismo. Cuanto ms se les imponga pasividad, tanto ms ingenuamente
tendern a adaptarse al mundo en lugar de transformar, tanto ms tienden a
adaptarse a la realidad parcializada en los depsitos recibidos. En la medida
en que esta visin bancaria anula el poder creador de los educandos o lo
minimiza, estimulando as su ingenuidad y no su criticidad, satisface los
intereses de los opresores
Sin embargo, la
comunicacin es un proceso de doble va, posible cuando entre los dos polos de
la estructura relacional rige una ley de bivalencia: todo transmisor puede ser
receptor, todo receptor puede ser transmisor
Desaparece,
por tanto, la relacin de jerarqua vertical a favor de una relacin horizontal.
De la comunicacin, del dilogo, resulta una matriz crtica que genera
criticidad. Cuando los dos polos del dilogo se ligan as, con amor, con
esperanza, con fe el uno en el otro, se hacen crticos en la bsqueda comn de
algo. Slo ah hay comunicacin. Slo el dilogo comunica
En
consecuencia, el dilogo, dentro de este marco de cambio poltico y educativo,
se posiciona como una estrategia para la reconstruccin de un lenguaje y unas
prcticas de resistencia. De tal
modo que, a partir de la pedagoga crtica dialgica, se proyecte una cultura
politizada que trascienda de lo formal y lo simblico para devenir en el lugar
de la produccin y lucha contra la hegemona, contra el poder. Esto es, el
dilogo, el nosotros, entendido como
accin democrtica para la consecucin de una cultura y poltica democrtica y,
con ello, una sociedad democrtica, entendida como una sociedad de consenso de
y entre iguales.
Estas
premisas nos hacen entender el aprendizaje como participacin activa y
reflexiva y como construccin y transformacin comn social, cultural y
poltica para lograr, as, la emancipacin y la liberacin.
Contrariamente
a la educacin para la domesticacin, la educacin para la liberacin, que es
utpica, proftica y optimista, es un acto de conocimiento y un medio de accin
que permite transformar la realidad que debe ser conocida
De
tal manera, y como se ha determinado que la pedagoga o el aprendizaje basado
en el dilogo puede suponer la chispa que incendia la pradera, para la
comprensin y consecucin de ese aprendizaje
dialgico, Flecha
1. El dilogo
igualitario. Las diferentes aportaciones son consideradas en funcin de la
validez de los argumentos y no desde criterios como la imposicin de un saber
culturalmente hegemnico.
2. La inteligencia
cultural. Es un concepto ms amplio de inteligencia que los habitualmente
utilizados, no se reduce a la dimensin cognoscitiva basada en la accin
teleolgica, sino que contempla la pluralidad de dimensiones de la interaccin
humana.
3. La transformacin.
El aprendizaje dialgico transforma las relaciones entre la gente y su entorno.
Es un aprendizaje que se basa en la premisa de Freire de que las personas somos
seres de transformacin y no de adaptacin.
4. La dimensin
instrumental. No se obvia ni se contrapone a la dialgica. El aprendizaje
dialgico abarca todos los aspectos que se acuerde aprender.
5. La creacin de
sentido. Para superar la colonizacin del mercado y la burocrtica y, de este
modo, evitar que se imponga una lgica utilitarista hay que potenciar un
aprendizaje que posibilite una interaccin entre las personas dirigida por
ellas mismas.
6. La solidaridad. Como
expresin de la democratizacin de los diferentes contextos sociales y la lucha
contra la exclusin que se deriva de la dualizacin social, es la nica base en
que se puede fundamentar un aprendizaje igualitario y dialgico.
7.
La igualdad de diferencias. Es contraria a la adaptacin a la diversidad que
relega la igualdad y que ha regido algunas reformas educativas.
Entonces,
sin caer en la ingenuidad, siendo conocedor del fuerte viento que sopla en
contra de esa chispa, se presenta imperioso el surgimiento de otras chispas
aliadas cmplices a la causa de incendiar la pradera, o, al menos, de retar y
retener la virulencia del vendaval.
Esto
es, de nada sirve el dilogo si la estructura y la organizacin escolar y
cultural no se construye en base al dilogo sino en base a las relaciones
jerrquicas de poder. En efecto, el dilogo es la chispa, pero la pradera,
lejos de intuirse como la otredad, se muestra en forma de Escuela.
As
pues, la escuela ha de entenderse como un contexto de accin colaborativa y de
interaccin, como un lugar no coercitivo y alejado de la trinchera, en el que
actuar y aprender libremente est permitido, en el que el saber est supeditado
al sentir. Ha de entenderse como un dilogo no de intramuros sino para con el
entorno (familias, barrio), sin advertir distinciones entre afuera y adentro
para concebir una realidad comn.
De
esta forma, as como el contexto o la comunidad o el andamiaje vygotskiano se establece como una segunda chispa amiga de
la educacin libertaria, el contexto fsico educativo ha de suponerse como
esencial en tanto en cuanto es el escenario tangible donde se libra la accin.
No tendra sentido luchar para reestablecer las relaciones entre los seres
vivos y la corriente de un ro y obviar, por otro lado, la opresin que ejerce
sobre el ro su propio lecho.[5]
Debemos,
por tanto, construir una escuela fsica que se base sobre las premisas de la
Escuela libre. Que proponga y no imponga, que invite a la experimentacin y al
desarrollo vital natural.
El espacio educativo como elemento didctico
La
experiencia de los nios debera ser el alimento de la escuela: su vida, sus
sorpresas y sus descubrimientos -dice Francesco Tonucci Frato
En
muchas ocasiones encontramos relaciones entre los elementos que componen el
aula y la distraccin que provocan en el aprendizaje del alumnado. Nada ha de
interferir en la recepcin de esa informacin que transmite el docente. Las
palabras que pronunci Alain al respecto de las paredes del aula son bastante
esclarecedoras: No apruebo que se cuelguen de ellas cosas para mirar, aun
bellas, pues es necesario que la atencin se vuelva al trabajo
No
es que Alain fuese un decorador minimalista adelantado a su tiempo o un docente
sensible al TDAH, es que era muy consciente del propsito que cumple la
distribucin y organizacin de los espacios educativos. El aula deba ser ese
lugar destinado a la instruccin y al correctivo, y todos los componentes de
esta haban de servir a tales fines. Nada ni nadie poda enturbiar lo que all
se gestaba: el poder disciplinario
foucaultiano.
El
discurso del poder -como veamos- encuentra en el diseo espacial un aliado que
perpeta el ejercicio del poder por encima incluso de aquel que lo aplica, es
decir, el escenario, imperecedero, marca las pautas de relacin que alberga,
as entre las personas como para con el propio espacio. Atiende, por tanto, a
los principios educativos: la disciplina, la imitacin, la asimilacin de los
conceptos de autoridad y jerarqua por encima del discurso en s,
esto es, el cmo por encima del qu.
As,
en la institucin educativa, el aula se convierte en un microgobierno en el que
gobernante y gobernados quedan bien definidos. El docente, desde su palestra
pedestal, exige atencin y pleitesa, y el alumnado, que es un conjunto de
alumnos individuales despojados de cualquier autonoma y posible asociacin
entre iguales, se la rinde. Se establece, por tanto, el doblegamiento no solo
ideolgico sino fsico. La escuela es un entrenamiento, un adiestramiento para
la insercin en el sistema hegemnico laboral.
Entonces,
si en la fbrica o en la oficina se persigue la estandarizacin y la
normalizacin, que deshumaniza al trabajador para objetualizarlo y convertirlo
en una pieza ms de la cadena, la escuela har lo propio para desproveer la
identidad del alumno, su idiosincrasia, la individual y la colectiva.
En
consecuencia, para no rendir tributo a esos espacios dedicados a la sumisin,
no podemos construir instituciones y espacios que derivan de su inspiracin.
Imitarlos en algn punto sera faltar al propsito de cambio, sera una
caricatura de la contrahegemona en s.
Para
la liberacin de la imitacin, proclamamos el soy la hora roja, la hora
desatada roja[6] de
Csaire, el idelogo de la negritud. Debemos mudar la piel y desarrollar un
pensamiento nuevo para crear hombres
nuevos, como expona Frantz Fanon, que habla del hombre descolonizado, que
forzosamente aporta una nueva forma de humanidad.
Esa
concepcin del hombre poscolonial como el hombre
nuevo, as como la propia negritud se extrapolan de su contexto e incluso
de la identidad y la conciencia negra para devenir en la raza de los que son oprimidos. Por lo tanto, para hallar esa
nueva humanidad propia, no basta con blanquearse la cara para adoptar los
privilegios de los opresores, se trata de conquistar la libertad a travs de la
emancipacin, de la transmutacin.
Por
lo que no basta con maquillar el aula y el espacio educativo actual, la
solucin ya no pasa por colgar de las paredes cosas bellas para mirar, ni en redecorar la institucin hacia un
tendente diseo nrdico. El lavado de cara esttico puede suponerse como
positivo en un principio, pero no puede distraernos del verdadero problema, es
decir, que el poder vista en camiseta y zapatillas en lugar de en chaqueta y
corbata puede significar un intento por aproximarse a la realidad comn popular
igual que la remodelacin de la escuela puede indicar una preocupacin por el
bienestar del alumnado, pero el poder en zapatillas seguir sometiendo y el
aula panptica de estilo IKEA ser su
aliada.
Esta
renovacin esttica est en auge bajo las alas de grandilocuentes palabras como
innovacin docente, que se acaba
convirtiendo en un terreno que promociona los fuegos artificiales y el
espectculo, de nuevo el cmo por
encima del qu, con el agravante de
que nadie cuestionara un buen show.
Encontramos,
por ejemplo, proyectos de humanizacin del espacio que en su principio est
el mejorar las experiencias y relaciones humanas alrededor de un espacio. Aqu,
la humanizacin tiene lugar a travs del color, es decir, la estructura
espacial permanece inmutable y lo que cambia es la percepcin psicosensorial en
relacin con el lugar, es decir, la transformacin que ejerce el color no se da
tanto en el plano fsico sino en los estmulos que provoca. Con lo que esa
pretendida humanizacin se traduce en una suerte de armonizacin, es decir,
en convertir la estancia en ese espacio en una experiencia ms grata.
Los
rganos institucionales ceden ante el renovarse
o morir y adoptan un aire menos siglo
XVIII que contente a la masa no crtica popular y que acte, a su vez, de
reclamo dentro de la oferta. As, ahora, la distraccin que pueda conllevar la
redecoracin de -en nuestro caso- el aula se contempla como un mal menor. Casi
resulta un complemento al efecto anestesiante del atiborre de informacin va
TIC.
En
el rea hospitalaria, esta humanizacin del espacio se concibe -aparte de como
el reclamo diferenciador mencionado- como una distraccin intencionada para el
usuario. Esta ambientacin amigable termina por convertirse en un producto ms,
pero al mismo tiempo se establece como una herramienta loable que no solo
posibilita, sino que refuerza las relaciones humanas.
Figura 2. Sala peditrica de pruebas de TC en el
NewYork-Presbyterian Morgan Stanley Childrens Hospital.
Y
es que la ambientacin, la esttica de un espacio es la primera sensacin y
relacin que adquirimos para con este. El ambiente armnico se interpreta como
informacin para el sistema nervioso, que determina si es peligroso o no para
la supervivencia, si es placentero o doloroso. La psicologa ambiental dispone
aquellos colores y ambientes que pueden resultar placenteros, por lo que el
cuerpo identificar esa experiencia como positiva y querr repetirla en el
tiempo
Entonces,
esa distraccin de lo importante que causaba el color como elemento
decorativo, en realidad no es sino una atraccin, una captacin de la atencin,
pues la capacidad de captar y centrar la atencin es el paso previo al
aprendizaje y la memorizacin
Esta estrategia de generar espacios
asociados al bienestar para lograr y predisponer una mayor receptividad que
acta como antesala de la concentracin apunta en una sola direccin: mejorar
el rendimiento.
As
lo recoge un estudio de la Universidad de Salford, Manchester, cuyo objetivo
era el de probar la eficiencia de un sistema espacial educativo que pueda
estandarizarse y reducir costes en la construccin de estos nuevos espacios. El
hallazgo arrojaba que casi tres cuartas partes de las variables del rendimiento
del alumnado poda atribuirse al diseo y a los factores ambientales. Se
concluy que, en igualdad de circunstancias, el rendimiento acadmico en un
ambiente rico poda esperarse un 25% mayor que en un ambiente educativo
pobre. Los factores tenidos en cuenta fueron: la iluminacin, los niveles de
ruido, la orientacin del aula, la temperatura y la calidad del aire, as como
la flexibilidad del espacio, la disponibilidad de almacenaje y la estructura
del color
Se
culmina, entonces, con la seudonormalizacin del estilo Google, esto es, construir espacios que proyecten la idea y
sensacin de bienestar, de distensin, de felicidad, que fomenten el flujo y la
interaccin de personas para compartir conocimientos y experiencias y derivar
en un incremento de la productividad de los trabajadores. La ecuacin es
sencilla: empleados felices = buenos resultados. As, la sensacin de bienestar
deja paso a la economa del bienestar,
esto es, convertir en funcional y eficiente el bienestar social.
Google
entiende que cuidar el ambiente circundante al trabajador -tanto el laboral
como el personal (con primas, vacaciones)- resulta directamente en un mayor
nimo de este por satisfacer los objetivos de la compaa. El trabajador aqu
no se considera como un operario o como un eslabn ms de la cadena, totalmente
reemplazable, sino que se espera de l su completa capacidad y dedicacin para desarrollar
proyectos de forma autnoma, diligente y creativa. El trabajador, desde su
campo, participa de la toma de decisiones, lo que implica que este sentir la
empresa como suya en cierta medida, y as, un mayor compromiso para con ella.
Esta
frmula supone un gran salto respecto del escaln anterior en las pretensiones
educativas. Si antes se buscaba la cualificacin necesaria para desempear
labores concretas del mundo industrial, la compleja realidad global actual pone
sobre la mesa la nueva meta a alcanzar: la excelencia,
esa palabra que ha terminado por perder su significado y su valor exclusivo al
convertirse en mainstream. Si todo el mundo es excelente, ya nadie lo ser.
A
parte de la excelencia, el modelo Google,
a travs de la delegacin de responsabilidades, deja entrever un proceso
esencial para la construccin de la anhelada sociedad crtica y democrtica: el
empoderamiento. Sin embargo, este sera un empoderamiento prestado y
condicionado, que de algn modo trata de hacer olvidar al trabajador su
condicin subordinada de proletario, generando as una cubierta de
autoconfianza que destierra el auto- para
trocarse en confianza.
De
tal manera, emancipacin y gobierno se presentan como contrarios. No existirn
en el mismo plano la liberacin y la tutela, la independencia y la dependencia.
Por lo que no tendr sentido pretender la autodeterminacin bajo una estructura
opresora que la juzgue.
Dicho
de un modo mucho ms pragmtico: cmo puede uno sentirse en la osada de la
autonoma cuando la escuela ha designado para ti un espacio especfico que
encasilla tu movilidad? Solo existen dos vas para relacionarse con la escuela
y con el aula: o bien o mal. Has de sentarte correctamente en tu silla
designada (espalda pegada al respaldo, las cuatro patas en el suelo) tras tu
pupitre designado y orientado hacia el profesor y la pizarra.
Si
se ha probado que el Aprendizaje Basado en Proyectos -o Problemas- y el
cooperativismo fomenta esa autonoma del alumnado, qu sentido tiene que se
organice el aula mediante mesas individuales? Si se comprende que la educacin
debe centrar el foco en el autoaprendizaje del alumno, por qu dirigir la
posicin y atencin de este hacia el profesor? Al igual que difcilmente se
entablar un debate comn si los agentes implicados no pueden verse entre s.
Del
mismo modo, no servir de nada renovar el espacio educativo sin reformar las
practicas docentes. En este sentido, y como pequea ancdota del proceso de las
prcticas de enseanza en el centro escolar que se me concedi, un profesor no
comparta la disposicin grupal de las mesas del aula puesto que aquellos
alumnos que estaban sentados de espalda a la pizarra tenan que girar el cuello
para lograr ver y atender la leccin que se explicaba. As que -y esto lo aado
yo- por prevenir la tortcolis, se descart el cooperativismo.
La
organizacin -y, sobre todo, la transformacin- del aula, por tanto, no puede
suponer una cuestin de moda y tendencia esttica, ni siquiera funcional o prctica.
La
forma en la que se distribuyan los pupitres condiciona completamente el tipo de
relacin que se establece entre maestros y alumnos, entre los mismos
estudiantes y entre ellos y el aprendizaje. Depender, pues, de la metodologa
didctica que se use, pero tambin de la jerarqua relacional y
social que se persiga la forma en que deber estar distribuido el
mobiliario en el aula, orientados los pupitres o ubicado el profesor.
Esto
es, no puede suponer un fin, ni otro medio ms que disfrace viejas prcticas,
como lo es las TIC actualmente, que se han instaurado como un libro de texto
vistoso.
La
transformacin del espacio educativo ha de concebirse como una herramienta para
el aprendizaje libertario y para el empoderamiento del alumnado. Ha de suponer
un paisaje que perpete la contrahegemona del mismo modo que el Panptico de
Bentham aseguraba el ejercicio del poder y el sometimiento tan solo con la
disposicin espacial.
Luego,
para evitar espacios coercitivos o meros cambios decorativos que trabajen en la
lnea de la captacin, la consecucin de un paisaje de aprendizaje tendr lugar
en tanto en cuanto este genere retos y desafos que impliquen alcanzar el
autoaprendizaje mediante el asombro y el descubrimiento propio.
Por
ende, debemos virar el aspecto neutralizante y asptico de las aulas actuales
hacia espacios que beban de los procesos naturales, pues no hay realidad con
ms vida, sorpresas y descubrimientos que la propia naturaleza.
Si
no ha caminado mucho por ridas llanuras, si no han quemado sus pies ardientes
arenales, si nunca le coloc la ardiente reverberacin de los roquedales
encendidos por el sol, cmo queris que el aire fresco de una hermosa maana
sea capaz de deleitarle? cmo pueden embriagar sus sentidos el aroma de las
flores, el verdor de las plantas perladas de roco y el suave y mullido andar
por el csped? qu clase de emocin le causar el trinar de las aves si
todava desconoce los acentos del amor y del placer? cmo puede exaltarle el
nacimiento de un da tan hermoso, si su imaginacin an no le sabe pintar los
goces con que llenarle? Y, por ltimo, cmo le ha de entender la belleza del
espectculo de la naturaleza si ignora cul es la mano que con tanto cuidado la
engalan?
La
naturaleza, como anttesis del no-lugar, se convierte entonces en ese espacio
no formal en el que articular un dilogo que se centra en el proceso del propio
dilogo. La naturaleza es, por tanto, un marco donde prescindir del artificio y
del excedente para establecer un encuentro con el origen, con nosotros mismos.
Esto no es practicar la renuncia, es, en esencia, vivir. Es entender que la
naturaleza no es un lugar al que ir, sino que es cada uno de nosotros.
As,
al asumir esta dimensin de la natura, nos permite atender a la individualidad
dentro de la colectividad, con lo que, a travs de la observacin y la
exploracin, somos capaces de comprender y asimilar los elementos, procesos y
fenmenos que conforman la realidad de un modo significativo al asumirlos como
propios.
Esta
curiosidad y asombro que nos suscitan los problemas y soluciones que ofrece el
contexto natural se traduce en aprender a
aprender de la vida y para la vida, lo que nos permite mejorar el
desarrollo cognitivo y ampliar la capacidad de razonamiento.
Con
todo, esta apologa de la naturaleza como ambiente enriquecedor y didctico no
pretende establecer que la solucin definitiva pase por derribar las escuelas y
trasladarnos a los montes, bosques o llanuras -que por un lado, y ms all del
despertar de una conciencia ecologista y de una actitud armoniosa con nosotros
mismos y con la comunidad (que podra significar la reduccin de los abusos y
conflictos escolares), el contacto con la naturaleza (y no la imagen de la
colina de Windows) puede constituirse como un medio empoderador y
transformador- se trata de identificar esos procesos y adaptarlos de manera ms
o menos literal y evidente en forma de espacio educativo.
Figura 3.
Terra Ludi,[7] Simon & Tom Bloor. Obra permanente, Nine Elms,
London, 2015.
Este
escenario de participacin directa y descubrimiento -como dira Bruner- fomenta
el aprendizaje significativo, es decir, que son la propia experiencia y el
propio discernimiento los que generan el conocimiento real, resultante de un
dilogo establecido entre el espacio y los componentes de este y uno mismo, de
tal modo que el espacio en s se constituye como una nueva realidad daprs cada uno. As, existirn tantos
conocimientos como dilogos se entablen.
Se
asocia de esta forma el aprendizaje por descubrimiento con la distensin, la
diversin y el juego, un juego
entendido ms como participacin que
como desahogo. En consecuencia, los
espacios artificiales dedicados en exclusiva al juego, en general, debern
respetar estos principios, mxime cuando es a travs del juego cuando nos
suponemos en nuestro ejercicio libre. Sera muy confuso ejercer aquello que
creemos como inherentemente propio bajo unas normas compresoras. Esto es, una
pelota, como tal, como herramienta, presenta infinitas posibilidades de uso,
sin embargo, un campo de ftbol, por ejemplo, con sus lneas y sus reglas
adheridas, no representa para el jugador ningn estmulo significativo sino el
desarrollo y perfeccionamiento de una destreza o habilidad.
De
este modo, se relaciona de forma directa el ejercicio de la libertad con el
redil y el espacio delimitado para tal fin, con la alteridad, con el afuera. Y
se hace inminente derribar los muros y barreras que dictaminen los tiempos y
las acciones. As, no debera distinguirse una actividad segn el espacio que
ocupa, pues coarta cualquier posibilidad fuera de ese patrn.
Aun
as, conocedor de que existe diferencia entre el adentro y el afuera en
cuestin de actividades, no puede suponer una diferencia para con las
libertades y las maneras de empoderamiento. Si no es posible destruir los
cercados, no podemos sino destruir su cerco. No significa esto terminar por
olvidar la funcin del cercado y adoptarlo como propio, todo lo contrario, se
trata de identificar el espacio y apropirselo para que tenga lugar la
metamorfosis.
Figura 4. Formula for
living, Simon & Tom Bloor. Obra
permanente, Cotham School, Bristol, 2011.
A
riesgo de repetirme, el paisaje de aprendizaje libertario no solo no subyuga y
propone un marco estimulante, sino que supone un cambio de paradigma en cuanto
a la construccin de las relaciones que se establecen en l. No es un lugar de
paso, es un lugar habitado, de estancia, de interconexin, es la negacin de un
no-lugar.
Y
as como al conocer la oscuridad se comprende la luz, al definir el no-lugar se
concreta el lugar. En consecuencia, el no-lugar,
trmino acuado por Marc Aug
Los
no-lugares vendran a ser los espacios del viajero -privilegiado exponencial
del capitalismo- y la fast life: sin
memoria del tiempo, impersonales, destinados a la transitoriedad.
Son tanto las
instalaciones necesarias para la circulacin acelerada de personas y bienes
(vas rpidas, empalmes de rutas, aeropuertos) como los medios de transporte
mismos o los grandes centros comerciales, o tambin los campos de trnsito
prolongado donde se estacionan los refugiados del planeta
Figura 5. Pont,
Javier de Riba. Amposta, Catalunya, 2018.[8]
Los lugares, por
el contrario, seran espacios de identidad, histricos y relacionales. Esto es,
que el espacio no condiciona y predispone la movilidad y el comportamiento y no
reduce el aspecto identitario humano al de un sujeto y objeto, sino que supone una
puesta en valor de la condicin social de la persona.
Sin
embargo, puede un espacio suponerse lugar y no-lugar al mismo tiempo? Es
decir, la condicin de lugar o no-lugar pertenece al propio espacio o es
subjetiva a la interpretacin personal? Por ejemplo, si para m el centro
comercial no es un lugar alienante de cruce, sino que significa un espacio de
encuentro, de estancia y socializacin, dejara el centro comercial de ser un
no-lugar para convertirse en un lugar? Es posible que, poco a poco, lleguemos a
identificar como personales los lugares intrnsecamente impersonales, por lo
que estaramos asistiendo a una transformacin de la intencionalidad e
ideologa del propio espacio.
El
objetivo es, por tanto, no esperar la llegada de la utopa (que el Estado y sus
espacios sean libertarios y no opresores), sino construirla a partir de la
apropiacin y subversin de lo dado. No asumir que la solucin est en el
afuera, en lo privado, sino aprovechar los subterfugios de lo pblico para
luchar desde, por y para lo pblico. existe un espacio pblico no estatal en
el campo educativo? -cuestiona Miriam
Feldfeber
As,
aunque el Estado decrete legalmente las normativas de diseo y constructivas
para los edificios de uso docente (ORDEN de 24 de enero de 2003), no podr
dictaminar el tipo de relaciones que se gesten en torno a ellas. Del mismo modo
que se desacraliza una iglesia para convertirse en biblioteca o en skate park o
en hogar particular y se reduce el concepto de iglesia a la tipologa espacial
y no a unas determinadas y preasociadas maneras de conducta, movimiento en
tiempo y espacio, vestimenta, interrelacin, etc., el Panptico de Bentham, la
escuela, ser estatal como fisicidad, pero pblica en su labor.
De
esta forma, en nuestro hacer contestatario, debemos modificar los espacios
institucionales estandarizantes de trnsito hacindolos nuestros, okupndolos,
habitndolos. Hasta que se tiren los muros y se construyan las escuelas
libertarias empoderadoras que nos ocupan, habremos de instalar nuestras salas
de estar en las celdas de la crcel. insisto! No para hacer nuestra estancia
ms cmoda, sino para derrocar los intereses subyugantes de los barrotes.
Prescindiremos
de su lenguaje y su metalenguaje. Ni la crcel ser crcel, ni el aula, aula.
Al nominarse de forma distinta y al albergar distinta actividad no podrn sino
convertirse en otra cosa.
El
aulario modular, repetitivo y fragmentario de la organizacin espaciotemporal
da paso al espacio educativo polivalente que promueve la interrelacin y que
plantea que el aprendizaje puede suceder en diversos tiempos y espacios, a modo
del learning landscape de Herman
Hertzberger.[9] Los
pasillos, no-lugares insertos en macro no-lugares, a su vez, dejan de asistir a
la tarea de conexin para contribuir al concepto de hbitat, para as, no
identificar aula ni pasillo, sino la comunidad escolar como
tal.
Por
tanto, un contexto educativo ideal debera permitir la versatilidad y la
posibilidad de crear grupos con diferentes distancias proxmicas, con un
equilibrio entre espacios privados y espacios pblicos, entre espacios
reflexivos y espacios de debate, en los que los alumnos puedan contar, tambin,
con entornos ms informales
Se
genera, entonces, el espacio que mantiene una relacin dialgica para con la
didctica, que no discrimina fronteras intra y extraescolares, que relaciona no
solo a las personas sino a los lenguajes y saberes, de la forma en que la
esttica (no la decoracin) conecta y vincula aquellos elementos que se
suponan aislados. Debemos ser capaces de ver las relaciones antes que los
trminos relacionados -deca Malaguzzi
A
propsito de Malaguzzi y su pedagoga, Reggio Emilia, supone un paradigma para
con la asuncin de una tipologa espaciotemporal que al mismo tiempo acta como
metodologa. Sus espacios, los atelieres, suponen una herramienta de
experimentacin en s misma, donde a travs de la expresin plstica se plasma
esa idea de integracin e interrelacin de (los 100) lenguajes.
Se
diluyen, por tanto, el espacio, el tiempo y la materia para devenir en la
experiencia libertaria, crtica y empoderadora, y as como identificbamos el
dilogo y el espacio educativo como aliados para tal vivencia, encontramos en
las artes y la expresin plstica otro socio que avanza en igual direccin y
con el mismo mpetu.
Las
artes -la msica, la arquitectura, la danza, la fotografa, etctera-,
igual que las dems reas de experiencia -la geografa, la salud, la ciencia,
la tecnologa, etctera- son susceptibles de educacin y constituyen, en
cada caso, el rea cultural especfica que es el objetivo en la educacin de
las personas. Se puede hablar de la educacin artstica como mbito general de
educacin. La educacin artstica es, antes que nada, educacin y, por tanto,
como educacin, es, en cada persona, un proceso de maduracin y aprendizaje que
implica, desde las artes, el desarrollo de la inteligencia, la voluntad, la
afectividad, la operatividad, la proyectividad y la creatividad, orientado al
desarrollo de valores vinculados al carcter y al sentido inherentes al
significado de la educacin
Figura 6. All Schools should
be Art Schools, Bob & Roberta Smith. 2012.
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[1] Vital entendido en su doble acepcin: 1.
adj. Perteneciente o relativo a la vida; 2. adj. De suma importancia o
trascendencia
[2] [] al listar las naciones de acuerdo con el volumen de su Producto Interno
Bruto, el pas No. 15 se llama General Motors, y el 16, Exon Company... En
1994, el Producto Interno Bruto de El Salvador era de 8,070 millones de
dlares; en el mismo ao, la facturacin de Mitsubishi era de 175,800 millones
de dlares; Mitsui facturaba 171,500 millones de dlares; Sumitomo 162,500
millones de dlares; General Motors 155,000 millones de dlares... Es decir, 20
o 22 veces el Producto Interno Bruto de El Salvador. Al ser estas megaempresas
veinte veces ms poderosas que muchos Estados, arrollan nuestras fronteras con
sus productos y capitales. En realidad, no necesitan arrollar las fronteras
porque la teora imperante ordena que los Estados deben facilitar los flujos de mercancas y capitales y fomentarlos con
subvenciones inmensas y que en tamao superan la cantidad de subvenciones que
el Estado Social jams haya efectuado
[3] Norman Tebbit, uno de los hombres de confianza de Thatcher,
tras las grandes manifestaciones de los 80 que protestaban contra el nivel tan
alto de paro ocasionado por las polticas de desindustrializacin, dijo:
cuando mi padre perdi su trabajo a principios de los 30, no protest; se
subi a su bici y busc trabajo. Y esa idea de subirse a la bici se
convirti en un eslogan nacional, que vena a decir que, si estabas
desempleado, no era culpa de la sociedad ni del gobierno, era tu propia
responsabilidad. Con lo que desarmaba toda posible colectivizacin, intentando
capturar ese sentido de nueva modernidad de individualismo en el que puedes
hacer lo que quieras
[4] Tacet es un trmino utilizado en notacin musical para indicar
que el intrprete de un instrumento o voz no debe sonar. En la partitura de 433, ms all del tiempo estipulado
de duracin de la pieza, cuatro minutos y treinta y tres segundos,
figuraba este nico elemento, tacet.
[5] Al
ro que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho
que lo oprime On Violence. Bertolt Brecht.
[6] Esta frase la dice un
esclavo rebelde en la obra de teatro Et les chiens se taisaient [Y los perros callaban], escrita por Aim
Csaire en 1958. En ese contexto, la hora desatada era el momento de
enfrentarse a algo, de elegir, de tomar una decisin, y una decisin
importante, porque el esclavo se jugaba la vida, pero para l la libertad era
ms importante que la vida
[7] Ludi, en latn: juegos, diversin, entretenimiento (pan y circo), pero
tambin escuela.
[8] Convertir un lugar de paso en un lugar de estancia. La situacin
migratoria es alarmante. Refugiados, desplazados y exiliados, personas a las
que se les ha obligado a hacer vida en No-Lugares
[9] Arquitecto
y pedagogo estructuralista holands. Entiende la arquitectura como lo pblico,
como lo colectivo, siendo las escuelas el mximo exponente de lo pblico. La
estructura prevalece por encima de su funcin, es decir, la estructura plantea
un marco y son las personas y el tiempo quienes completan el edificio.