7

Implicaciones de la educaci—n art’stica en la salud, bienestar y calidad de vida de los adultos mayores. Una respuesta al envejecimiento activo

 

Implications of artistic education in the health, well-being and quality of life of older people. A response to active aging

 

 

 

 Recibido 14/11/2019      Revisado 04/01/2020     

 Aceptado 13/01/2020    Publicado 31/01/2020 

 

Milena Juliana Castellarin

Universidad Nacional de Rosario, Argentina.

milenajcastellarin@gmail.com

 

 

L’a Macarena Caama–o Gonz‡lez

Universidad de Chile, Chile.

liacaamano@gmail.com

 


Resumen:

 

Este art’culo constituye una reflexi—n en torno al papel relevante que ofrece la Educaci—n Art’stica en la tercera edad, tomando como punto de partida nuestra experiencia pedag—gica en el desarrollo de talleres de expresi—n art’stica destinados a personas adultas mayores. Se pretende identificar y analizar los beneficios que resultan de la pr‡ctica creativa y su incidencia en la salud, bienestar y calidad de vida de este grupo etario. 
La educaci—n art’stica se presenta como un espacio propicio de contenci—n donde transitar la vejez, involucrando e impactando positivamente en las esferas biol—gica, cognitiva, psicol—gica y social; posicion‡ndose como una alternativa sumamente efectiva para fomentar el envejecimiento activo en la sociedad.
 
 

 
  
  

Sugerencias para citar este art’culo

 

Castellarin, Milena Juliana y Caama–o Gonz‡lez, L’a Macarena (2020). Implicaciones de la educaci—n art’stica en la salud, bienestar y calidad de vida de los adultos mayores. Una respuesta al envejecimiento activo. Tercio Creciente, 17, p‡gs. 7-20. https://dx.doi.org/10.17561/rtc.n17.1

 

CASTELLARIN, MILENA JULIANA y CAAMA„O GONZçLEZ, MACARENA. Implicaciones de la educaci—n art’stica en la salud, bienestar y calidad de vida de los adultos mayores. Una respuesta al envejecimiento activo. Tercio Creciente, enero 2020. n¼ 17, pp. 7-20.  https://dx.doi.org/10.17561/rtc.n17.1

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
  
  

8

Abstract:
 

This article constitutes a reflection on the relevant role that Art Education offers to the elders, our starting point is our pedagogical experience in the development of artistic expression classes directed to older people. It is intended to identify and analyze the benefits that result from a creative practice and its impact on health, well-being and the quality of life for this age group.

Artistic education is presented as a conducive space for support where transit to old age, is impacted positively in the biological, cognitive, psychological and social spheres. Art education is an effective alternative to promote active aging in society.

 


 

 

 

 

Palabras Clave / Key words

Adulto mayor, tercera edad, educaci—n art’stica, creatividad, bienestar, calidad de vida, envejecimiento activo / Elderly, senior citizens, arts education, creativity, well-being, quality of life, active aging.

 

 

 

 

 


9

1. Contextualizaci—n

El presente art’culo plantea una reflexi—n acerca de la importancia que acarrea la pr‡ctica de Educaci—n Art’stica en la tercera edad, bas‡ndonos en nuestra experiencia impartiendo talleres de expresi—n art’stica para adultos y adultas mayores y rescatando el impacto positivo en su calidad de vida.

La motivaci—n principal que nos condujo a la redacci—n de este art’culo fue haber transitado experiencias como docentes de talleres de expresi—n art’stica, destinados a mejorar la salud y calidad de vida de personas adultas mayores. En ambos casos se trat— de talleres semanales y grupos mixtos, uno de ellos estuvo a cargo de la Lic. Lia Caama–o y tuvo lugar en la Agrupaci—n de Adultos Mayores de la comuna de Colina, en Santiago de Chile (2014-2018) y el otro desarrollado por la Lic. Milena Juliana Castellarin en un Centro de D’a de barrio Fisherton, perteneciente al Instituto de Neurociencias Cognitivas ubicado en la ciudad de Rosario, Argentina (2016-2018) y destinado a beneficiarios de cl’nica de la memoria.

 

2. Introducci—n

La Organizaci—n Mundial de la Salud considera que al pasar los sesenta a–os las personas comenzamos a transitar la denominada Òtercera edadÓ, de igual manera invitamos a pensar la noci—n de envejecimiento desde un enfoque integral, entendiŽndolo como un proceso cuyas etapas responden a las circunstancias de vida y al desarrollo biol—gico, cognitivo, psicol—gico y social de cada persona.

La sociedad atribuye a la vejez un lugar relegado, de descarte, promoviendo incluso mecanismos para disimular las marcas del tiempo a nivel corporal. La imagen que construye en torno a ella es negativa y negadora de esta etapa de la vida como una oportunidad de desenvolverse socialmente, por el contrario, la presenta enfatizando en la disminuci—n de las capacidades y habilidades, agravada por la pŽrdida de la sexualidad y reducida adaptaci—n a un mundo aceleradamente tecnologizado. Esto afecta al adulto mayor en su autoestima y a quienes no han llegado a esa etapa por el v’nculo que ya est‡n generando con la misma.

Nos encontramos con poblaci—n cada vez m‡s numerosa y longeva, como sociedad nos urge la necesidad de reflexionar en quŽ casillas estamos ubicando a esta etapa y quŽ realidades se est‡n presentando a este colectivo. Es momento de quitar a la tercera edad del rinc—n apartado donde se la ha ubicado tantas veces, asumirla como una etapa del ser humano, ponerle atenci—n y accionar en pos de su calidad de vida.

La representaci—n social de la vejez influye en la autopercepci—n del adulto mayor y en c—mo nos vamos acercando a esa etapa.

10

ÒSegœn Simmons (1969), la vejez se refiere m‡s a un acontecimiento social que a unas caracter’sticas fisiol—gicas, es decir, la vejez empieza cuando un grupo social o sociedad de la que forma parte lo reconoce como una persona vieja, produciŽndose una situaci—n en que la edad social que se estipula como determinante del inicio de la vejez nada tiene que ver con la edad cronol—gica. De alguna manera, son las sociedades las que condicionan la cantidad y calidad de vida en esta etapa y que la situaci—n de dependencia en que se encuentran los ancianos se debe a la pol’tica socialÓ (Colom, 1999, p. 52).

Resulta necesario reconfigurar la representaci—n social de la vejez para propagar su valoraci—n positiva y promover la concepci—n de adultos/as mayores como sujetos activos. Por esta raz—n resulta indispensable su abordaje como seres sociales, puesto que el rol activo dentro de la comunidad donde est‡ inserto/a conforma un factor determinante en su calidad de vida. 

 

3. Educaci—n Art’stica y Tercera Edad

En esta l’nea, la Educaci—n Art’stica en la tercera edad tiene un papel m‡s que relevante ya que la organizaci—n del trabajo en grupos dentro del taller se encuentra en directa relaci—n con las necesidades de las personas mayores, promoviendo su rol activo desde la creatividad, la reflexi—n y el quehacer art’stico; generando la conformaci—n de redes, fomentando la creaci—n y sostŽn de v’nculos sociales.

Nuestra pr‡ctica de taller encuadrada dentro de la Educaci—n Art’stica se despega de la concepci—n pl‡stica academicista, la cual centra al arte en el producto bello acabado, para ubicarlo en el proceso: El arte como actividad experiencial. Ya en 1934 el fil—sofo John Dewey nos invitaba a abandonar la idea de arte como objeto sublime, lejano y apartado de la cotidianeidad, para pensarlo como Òexperiencia estŽticaÓ y vincularlo directamente con la vida, el cuerpo, la actividad y el momento de la creaci—n. 

 

ÒEI producto del arte -templo, pintura, estatua, poema- no es la obra de arte, sino que esta se realiza cuando el ser humano coopera con el producto de modo que su resultado sea una experiencia gozada a causa de sus propiedades liberadoras y ordenadasÓ (Dewey, 1934, p. 241).

 

Nuestras propuestas est‡n centradas en las personas con quienes trabajamos, quienes mediante la experiencia art’stica fortalecen y potencian sus habilidades y capacidades. El proceso creativo parte de su realidad cercana, del contexto social donde trabajamos, de sus vivencias subjetivas y contribuye a la mejora de su calidad de vida. ÒLas experiencias estŽticas son manifestaciones de nuestro potencial para desarrollar una vida mejor, m‡s digna, m‡s inteligente, m‡s justaÓ (Augustowsky, 2012, p. 14).

 

11

Entendemos la Educaci—n Art’stica en adultos mayores como una herramienta efectiva para la promoci—n de la salud, teniendo en cuenta el grado de vulnerabilidad de este grupo y sus necesidades espec’ficas:

 

ÒLa promoci—n de la salud se describe como un proceso, cuyo objeto consiste en fortalecer las habilidades y capacidades de las personas para emprender una acci—n, y la capacidad de los grupos o las comunidades para actuar colectivamente con el fin de ejercer control sobre los determinantes de la saludÓ. (Ministerio de Salud, Gobierno de Chile, 2016, Promoci—n de Salud)

 

Entendemos que la promoci—n de la salud no remite solamente a la ausencia de enfermedad, o la comprensi—n, prevenci—n y enfrentamiento de los procesos patol—gicos: Se trata de defender y elevar la calidad y la dignidad de la vida. ÒLa salud es fuerza, sincron’a interna, organizaci—n, interconexi—n intelecto-cuerpo-esp’ritu, ocurriendo aqu’ y ahoraÓ. (Ministerio de Salud, Gobierno de Chile, 2015, Promoci—n de salud funci—n esencial de Salud Pœblica).

 

La Educaci—n Art’stica en la tercera edad promueve v’as de expresi—n y desarrollo de la creatividad por lo que podr’a ligarse al concepto de ÒsalutogŽnesisÓ, que contrariamente al enfoque patogŽnico (centrado en la enfermedad), trabaja e incide sobre los aspectos sanos y positivos de la persona, centr‡ndose en sus condiciones de vida y entorno, capacit‡ndola y empoder‡ndola, manteniendo un abordaje multidisciplinar. La promoci—n de la salud es fundamental en adultos y adultas mayores apuntada a un Òenvejecimiento activoÓ. La posibilidad de participar en un espacio grupal de taller que fomenta la creatividad, contribuye a estimular sus funciones f’sicas, mentales, emocionales y sociales, promoviendo su capacidad de adaptarse a los cambios propios del envejecimiento, sintiŽndose contenidos/as y acompa–ados/as, posicion‡ndose como sujetos activos y generando los recursos necesarios para serlo. 

 

El taller brinda un espacio donde relacionarse mediante lenguajes art’sticos y se convierte en un aporte significativo en la calidad de vida del adulto y adulta mayor, incidiendo directamente sobre los indicadores de bienestar planteados por Carol Ryff (1989-1998) en su Modelo de Bienestar Psicol—gico; teor’a que vincula la calidad de vida al bienestar subjetivo, el cual puede ser medido y a la vez potenciado teniendo en cuenta las siguientes dimensiones de la persona: Autoaceptaci—n, Relaciones positivas con los dem‡s, Autonom’a, Dominio del ambiente, Prop—sito de vida y Crecimiento personal.

 

Diversos autores vinculan fuertemente el bienestar psicol—gico del adulto/a mayor a su autoestima, la cual involucra el aspecto emocional y repercute en las distintas ‡reas de su vida. ÒSe define generalmente como una actitud o sentimiento positivo o negativo hacia la persona, basada en la evaluaci—n de sus propias caracter’sticas, e incluye sentimientos de satisfacci—n consigo mismo.Ó  (Ortiz y Castro, 2009, p. 27). 

 

Adem‡s de la ya mencionada construcci—n social de la vejez que afecta a la imagen que los/as adultos/as mayores perciben de s’ mismos/as, otro factor agravante en la

12

disminuci—n de su autoestima es la comparaci—n que suelen realizar entre las habilidades y caracter’sticas propias de su juventud frente a los cambios o disminuciones que puedan experimentar en sus facultades f’sicas y/o cognitivas propias del envejecimiento, lo cual afecta su autosatisfacci—n.

Solo dimensionando el impacto que presenta el fortalecimiento de la autoestima en la calidad de vida de los/as adultos/as mayores, podemos comprender la importancia que tiene desarrollar actividades que la favorezcan. El encuentro con pares permite transitar la vejez sintiŽndose acompa–ados por otros/as que est‡n vivenciando la misma etapa, plantear objetivos comunes e involucrarse en proyectos que favorecen su actividad. 

La OMS hace referencia al tŽrmino Òenvejecimiento activoÓ como Òproceso de optimizaci—n de las oportunidades de salud, participaci—n y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecenÓ (OMS, Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud, 2015, p. 5). El envejecimiento activo se presenta como un gran desaf’o en las pol’ticas pœblicas de muchos pa’ses, dado que se encuentra determinado en parte por los aspectos conductuales y personales, pero en gran medida por los factores econ—micos, sociales, influidos por el entorno f’sico y en directa relaci—n con los sistemas sanitarios y sociales. 

Desde nuestra experiencia docente en el dictado de talleres de expresi—n art’stica destinados a tercera edad, destacamos especialmente la eficacia de las herramientas y lenguajes art’sticos en la conformaci—n de propuestas que contribuyan al bienestar de los/as adultas mayores, favoreciendo su socializaci—n, su independencia y el mencionado rol activo, contribuyendo a su desarrollo tanto desde la producci—n creativa personal como desde la creaci—n colectiva en las propuestas grupales.

ÀSer‡ entonces el momento de considerar formalmente la potencialidad de la educaci—n art’stica en la tercera edad?

 

4. La importancia del grupo

 

Observando que la tercera edad viene acompa–ada en ocasiones de cambios dr‡sticos en los h‡bitos de vida y que muchos/as mayores afrontan el riesgo de exclusi—n social, presentamos el taller de expresi—n art’stica como una alternativa para prevenir y aplacar esta problem‡tica. 

 

Entendemos a la creaci—n de este tipo de talleres como una forma de propiciar el cumplimiento de derechos fundamentales para las personas adultas mayores, as’ como lo estipula la ONU en los ÒPrincipios de las Naciones Unidas en favor de las Personas de EdadÓ (1991): ÒLas personas de edad deber‡n poder aprovechar las oportunidades para desarrollar plenamente su potencialÓ (derecho nro. 15) y ÒLas personas de edad deber‡n tener acceso

13

a los recursos educativos, culturales, espirituales y recreativos de la sociedadÓ(derecho nro. 16), reafirm‡ndolo a–os m‡s tarde en la ÒDeclaraci—n Pol’tica y Plan de Acci—n Internacional de Madrid sobre el EnvejecimientoÓ (2002), estableciendo como medida de prevenci—n: ÒPromover la participaci—n de las personas de edad en actividades c’vicas y culturales como estrategia para luchar contra el aislamiento social y favorecer su habilitaci—nÓ.

 

Planteamos propuestas constructivas que vinculan a la persona mayor con el medio que le rodea, partimos de su realidad para llevar adelante una actividad art’stica que la involucra con su entorno, ayud‡ndole a generar pertenencia a su comunidad, a que sostenga el contacto con el medio que le rodea y que adem‡s se sienta œtil, valorada y aceptada por otros/as integrantes de la sociedad.

 

ÒLa comunidad es tambiŽn el escenario de la construcci—n de relaciones humanas y valores interpersonales vinculados al conocimiento de los y las dem‡s, a la conciencia del colectivo y de una situaci—n de vida compartida, as’ como a la bœsqueda de cambio social a travŽs de la organizaci—n y la cohesi—n socialÓ (Montero, 2004; S‡nchez, 2007).Ó (Cueto, Espinosa, GuillŽn, y Seminario, 2014, p. 2).

 

La comunidad es el espacio que se crea tanto f’sica como emocionalmente, es el momento y lugar del taller, las personas que lo conforman, las herramientas que comparten, las relaciones interpersonales, las sensaciones y emociones que afloran, las conversaciones mientras trabajan, el curr’culum oculto. TambiŽn invitamos a pensar las comunidades como Òfuerzas preventivasÓ (Maguire,1980) que asisten a sus miembros cuando se presenta alguna adversidad, convirtiŽndose en verdaderos tejidos de apoyo. A esto atribuimos la importancia de destacar que a travŽs del trabajo del taller de expresi—n art’stica se potencia de forma intr’nseca la generaci—n de redes, la intensificaci—n de la cohesi—n social y el v’nculo grupal.

 

Desde la configuraci—n como grupo y su identificaci—n con Žste, se comienza a generar sentido de pertenencia, posicion‡ndose un yo personal y a la vez colectivo, compartiendo intereses y experiencias, dando pie al sentido de comunidad, el cual se define como Òsentimiento de pertenencia a una comunidad, as’ como la percepci—n de interdependencia entre sus miembros, por la cual cada miembro del colectivo se siente importante para los dem‡s y para el grupo (S‡nchez, 2007). De este modo, el sentido de comunidad favorece el surgimiento de un compromiso conjunto por la satisfacci—n de las necesidades grupales, psicol—gicas y materiales (McMillan & Chavis, 1986).Ó (Cueto, Espinosa, GuillŽn, y Seminario, 2014, p. 2).

 

En el taller se derriba el aislamiento social que suele afectar a la tercera edad, reuniŽndose en un espacio de pertenencia, en un grupo propio donde entablar v’nculos y generar redes de apoyo:

 

ÒDe esta manera, realizando propuestas de trabajo concretas, adaptadas a los mayores, que favorezcan su implicaci—n y que les resulten motivadoras, estamos

14

potenciando su funcionamiento cognitivo y previniendo en gran medida el deterioro. Pero estas intervenciones tambiŽn tienen un fin lœdico, de diversi—n y socializaci—n con otras personas, fomentando el desarrollo socio-emocional. De este modo se consigue que el anciano continœe activo a nivel f’sico, cognitivo, social y afectivo, mejorando su calidad de vida y promoviendo un envejecimiento saludable (Zamarr—n, 2007).Ó (Carrascal y Solera, 2014, p. 13)

 


Fotograf’a 1: Registro visual de una tarde de Taller (Rosario, Argentina)

 

El taller de arte no est‡ pensado como espacio aislado dentro de la vida de los/as adultos/as mayores sino como un aporte a la calidad de la misma; desde el bienestar colectivo afianzando lazos y conformando comunidad, y para su bienestar subjetivo (individual), siendo fundamental el desarrollo de la creatividad para su envejecimiento activo, posibilitando la gesti—n emocional, as’ como impacto positivo en su manera de abordar la realidad y de percibirla. 

Las Òrelaciones positivas con los/as otros/asÓ, la posibilidad de sostener v’nculos satisfactorios, mantener apertura y desarrollar empat’a, y el Òdominio del entornoÓ no solo pensado como capacidad de adaptaci—n sino tambiŽn como Òcapacidad individual para crear

15

o elegir ambientes favorables para satisfacer los deseos y necesidades propiasÓ, son dos aspectos fundamentales para alcanzar el bienestar psicol—gico (Carol Ryff) y el encuentro art’stico los fomenta ampliamente.

 

 

5. Continuar Aprendiendo en la vejez

 

Frente al sentimiento de pŽrdida de libertad que suelen experimentar las personas mayores que se encuentran a cargo de otros familiares, el taller de arte representa ese espacio donde aœn pueden tomar decisiones, contribuyendo a su independencia, ampliando su capacidad resolutiva frente a los problemas y empoderamiento.

 

La imagen social de la vejez que ya hemos mencionado no asocia el aprendizaje a la tercera edad sino a la infancia y a la juventud, colocando a la vejez en el lugar de una etapa sin novedad y carente de desarrollo intelectual. La Educaci—n Art’stica brinda a la persona mayor la posibilidad de romper con esa barrera, de participar activamente en un espacio de taller donde vincularse creativamente, retomar la actividad productiva, trabajar sobre la propia identidad y reestablecer relaciones afectivas, en un ambiente de contenci—n y seguridad. 

 


 

Fotograf’a 2: Registro visual de adulta mayor trabajando en la tŽcnica del mosaico (Colina, Santiago de Chile).

 

16

Los lenguajes art’sticos poseen un gran potencial que debemos saber aprovechar para estimular en los/as adultos/as mayores el deseo de aprender, despertar su curiosidad y encender nuevamente su motivaci—n.

El taller de arte es un espacio de aprendizaje y creaci—n que plantea a los/as adultos/as mayores nuevos desaf’os; separ‡ndolos de la pasividad y de la idea de inutilidad que a muchos acecha y contribuyendo directamente al fortalecimiento de su autoestima, al ser conscientes de que son capaces de aprender cosas nuevas y crear a partir de estas, sentirse valiosos y percibir esta valoraci—n en su entorno (familiares, amistades, compa–eros/as). 

El saberse capaces los conduce al empoderamiento, que tambiŽn se da a nivel colectivo fruto de la cohesi—n del grupo y as’ comienzan a surgir propuestas espont‡neas que van desde su organizaci—n en peque–os proyectos hasta el desarrollo de una exposici—n de arte para mostrar a los/las dem‡s su producci—n art’stica, postulaciones para desarrollar iniciativas en su beneficio, conformaci—n de clubes del adulto mayor, etc. Resulta fundamental destacar la relevancia del empoderamiento colectivo en el desarrollo de un envejecimiento activo, saludable y con prop—sito, y el rol distinguido que la Educaci—n Art’stica puede ejercer dentro del mismo.

La extensi—n de la etapa de aprendizaje coopera con otras de las dimensiones planteadas para alcanzar el bienestar psicol—gico (Carol Ryff), siendo el Òprop—sito de vidaÓ y Òcrecimiento personalÓ nociones de gran relevancia en la tercera edad. Resulta sumamente necesario que las personas mayores se propongan objetivos y metas, encuentren sentido a sus vidas, continœen abiertos a experiencias nuevas y desafiantes, expandiendo sus potencialidades, descubriendo sus habilidades a travŽs del quehacer art’stico y el espacio creativo del taller, adquiriendo seguridad y los recursos para seguir avanzando.

Atr‡s qued— la noci—n de Òartista genioÓ recluido, apartado, de la cual hemos heredado el concepto elitista de creatividad entendida como una cualidad individual, escasa y especial, que solo algunos iluminados poseen. Desde nuestras propuestas de educaci—n art’stica destinadas a tercera edad hemos extendido la perspectiva de Òcreatividad horizontalÓ (Julio Romero, 2010), como una capacidad inherente al ser humano con posibilidad de ser expandida y tambiŽn la Òcreatividad extendidaÓ como modo de ser, pensar y hacer, frente a esa idea de Ògolpe de inspiraci—nÓ que aœn suele tener vigencia. Por eso consideramos fundamental facilitar las condiciones de participaci—n de las personas mayores como agentes activos en procesos de creaci—n, su rol dentro del taller como sujetos creativos y no s—lo como observadores de la creatividad ajena.

Un paso m‡s all‡, Julio Romero (2010) quien categoriza diferentes tipos de creatividad, nos presenta la Òcreatividad distribuidaÓ refiriŽndose a Òlas posibilidades de creaci—n y de participaci—n como creadores en proyectos compartidos y utilizando sus diferentes saberes y capacidades, as’ como los materiales, instrumentos y herramientas al alcance, segœn las diferentes situaciones y posibilidades de las personas. Si hablamos de creatividad distribuida, la creatividad no est‡ en la persona, est‡ en la relaci—n que se puede

17

establecer entre las personas, los saberes, los materiales, las herramientas e instrumentos de la cultura, interaccionando en procesos de colaboraci—n. Segœn esto, la creatividad no se tiene, se comparte; la participaci—n en proyectos creativos compartidos, por tanto, es una clave fundamentalÓ (Romero, 2010, p. 97). Abrazamos la creatividad compartida y pensamos tambiŽn en su concepto de Òcreatividad transformadoraÓ la cual Òtransforma, no ya los objetos o los materiales, sino las personas, las comunidades, la cultura, el modo de ver y verse en la realidad, y a Žsta mismaÓ. 

 

El proceso creativo transforma a las personas que intervienen en Žl, modifica sus relaciones y estimula las funciones f’sicas, mentales, emocionales y sociales. La creatividad no se restringe solo a la producci—n pl‡stica dentro del taller de arte, se extiende en la vida y la favorece. 

 

En el taller de arte se involucra el cuerpo incentivando la propia escucha, el autocuidado y trabajando la motricidad fina, la coordinaci—n y el movimiento; se activan las funciones cognitivas, contribuyendo a la memoria, la atenci—n y la concentraci—n; se estimula la imaginaci—n, la espontaneidad, el control de la ansiedad y la paciencia; se posibilita el pensamiento cr’tico, la reflexi—n, la elaboraci—n de opiniones, el sentido de orientaci—n y la toma de decisiones. Se favorece la neuroplasticidad, desarrollando nuevos aprendizajes, permitiŽndoles sentirse capaces:

 

ÒA pesar del deterioro f’sico y cognitivo a edades adultas, conservamos la mayor’a de las cŽlulas cerebrales hasta el final de nuestra vida, por lo que si seguimos utilizando nuestro cerebro de forma activa seremos capaces de construir caminos neuronales. Esta estimulaci—n cognitiva, adem‡s de potenciar un continuo proceso creativo, ayuda a que las personas intenten esforzarse al m‡ximo, adapt‡ndose a su entorno y modelando su vida (Fischbach y Fischbach, 2005; Robinson y Aronia, 2004).Ó (Carrascal y Solera, 2014, p. 12).

 

Con el pasar de las clases descubrimos que las personas mayores esperan con ansias el d’a del taller de arte y que su autoestima va en mejora al sentir satisfacci—n por aquello que son capaces de hacer, al compartir un espacio del que se sienten parte, al lograr aprender cosas nuevas, tener experiencias significativas, explorar propuestas creativas y trabajar con materiales que les resultan motivadores.

 

6. Conclusi—n

A modo de conclusi—n, consideramos que apremia implicarse en promover el bienestar de nuestros/as adultos/as mayores, aœn m‡s cuando existen proyecciones de aumento de este grupo etario, por tanto, rescatar las aportaciones de las diversas disciplinas deber’a ser una tarea primaria comœn y el accionar en esta causa, una medida efectiva y urgente.

 

18

Desde nuestro lugar proponemos y exponemos el valor del ejercicio creativo en comunidad, como una forma de vivir y hacer concreto el envejecimiento activo, que si bien ha sido instaurado como un lineamiento internacional, en muchos pa’ses se encuentra lejos de ser una realidad.

 

Conocer los beneficios que aporta la educaci—n art’stica a las personas adultas mayores, y c—mo implica las distintas ‡reas del ser, nos permite valorarla como herramienta y valerse de sus cualidades para lograr una mejor calidad de vida en la vejez.

 

Finalmente, deseando haber motivado el interŽs de otros/as profesionales del ‡rea, esperando que puedan descubrir las potencialidades de la educaci—n art’stica y considerarla formalmente en la implementaci—n de programas de fomento del envejecimiento activo; alentamos a la creaci—n de espacios de encuentro a travŽs de las artes dentro de las instituciones que trabajan con adultos atravesando su vejez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

19

Referencias

 

Augustowsky, Gabriela. (2012). El arte en la ense–anza. Buenos Aires, Argentina: Paid—s

Carrascal, Silvia y Solera, Eva. (2014). Creatividad y desarrollo cognitivo en personas mayores. Arte, Individuo y Sociedad, 26(1), 9-19. Recuperar informaci—n en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-22282016000100004https://doi.org/10.5209/rev_ARIS.2014.v26.n1.40100

Colom Bauz‡, Joana. (1999). Vejez, representaci—n social y roles de gŽnero. Educaci— i Cultura 12, 47-56. Recuperar informaci—n en: http://ibdigital.uib.es/greenstone/collect/educacio/index/assoc/Educacio/_i_Cultu/ra_1999v/12p047.dir/Educacio_i_Cultura_1999v12p047.pdf.

Cueto, Rosa Mar’a; Espinosa, Agust’n; GuillŽn, Henry y Seminario, Miguel (2014). Sentido de Comunidad Como Fuente de Bienestar en Poblaciones Socialmente Vulnerables de Lima, Perœ. Psykhe, 25(1), 1-18. Recuperar informaci—n en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-22282016000100004https://doi.org/10.7764/psykhe.25.1.814

Dewey, John. (1934). El arte como experiencia. Barcelona, Espa–a: Paid—s.

Ministerio de Salud, Gobierno de Chile. (2015) Promoci—n de salud funci—n esencial de Salud Pœblica. Recuperado de: https://www.minsal.cl/sites/default/files/PROMOCION_SALUD_FUNCION_SALUD_PUBLICA.pdf

Ministerio de Salud, Gobierno de Chile. (2016) Promoci—n de Salud. Recuperado de https://www.minsal.cl/wp-content/uploads/2016/09/1_PROMOCION-DE-SALUD.pdf

Organizaci—n de las Naciones Unidas. (1991). Principios de las Naciones Unidas en favor de las Personas de Edad. Recuperado de https://undocs.org/es/A/RES/46/91

Organizaci—n de las Naciones Unidas. (2002). Declaraci—n Pol’tica y Plan de Acci—n Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento. Recuperado de: https://www.un.org/esa/socdev/documents/ageing/MIPAA/political-declaration-sp.pdf

Organizaci—n Mundial de la Salud. (2015). Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud. Recuperado de https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/186466/9789240694873_spa.pdf;jsessionid=D118BAF27A5BA86977162636A7444AE7?sequence=1

20

Ortiz Arriagada, Juana Beatriz y Castro Salas, Manuel. (2009). Bienestar psicol—gico de los adultos mayores, su relaci—n con la autoestima y la autoeficacia. Contribuci—n de enfermer’a. Ciencia y Enfermer’a XV (1): 25-31. Recuperado de https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-95532009000100004https://doi.org/10.4067/S0717-95532009000100004

Romero, Julio. (2010). Creatividad distribuida y otros apoyos para la educaci—n creadora. Pulso. Revista de Educaci—n, 33, 87-107. Recuperado de: https://pdfs.semanticscholar.org/f7aa/7c5f4ca331e74e14cde179d428bcee72ec8a.pdf

Villar, Camila. (2016). L’neas de expresi—n una experiencia de Arte terapia con Adultas Mayores en contexto comunitario (Monograf’a para optar al t’tulo de especialista en Terapias de Arte, menci—n Arte terapia.). Universidad de Chile, Santiago, Chile. 20