Agua y Territorio, 16, 1-14, Julio-Diciembre 2020, Universidad de, Jaén, España

ISSN 2340-8472 ISSNe 2340-7743 DOI 10.17561/at.16.4973

water and landscape
AGUA y TERRITORIO

Dispositivos escénicos de rebeldía y subjetivación política: propuesta teatral del Proyecto Sed como experiencia de politización

Scenic Devices of Rebellion and Political Subjetivation: Proyecto Sed’s Theatrical Proposal as a Politization Experience

Oliver Gabriel Hernández-Lara

Universidad Autónoma del Estado de México

Toluca, México

oligahl@gmail.com

https://orcid.org/0000-0001-6777-376X

Aracely Rojas-López

Universidad Autónoma del Estado de México

Toluca, México

aracelymar@gmail.com

orcid: https://orcid.org/0000-0002-5246-9703

Resumen — Este trabajo aborda la defensa del agua a partir de la experiencia del Proyecto Sed, el cual visibiliza la crisis del agua en la megalópolis de la región centro de México. Su puesta en escena, planificada con métodos de investigación-acción, convocó al público de forma colectiva. Para ello, reunieron testimonios de comunidades de la región que están en lucha al reconocer que dinámicas capitalistas de hiperurbanización, biomercantilización y de construcción de megainfraestructuras son las principales causas de la afectación ambiental al agua. El objetivo del artículo es visibilizar la experiencia propiciada por el Proyecto Sed, poniendo énfasis en los procesos de subjetivación política que detonó mediante su puesta en escena para sensibilizar al público sobre la problemática del agua. Proponemos la noción de dispositivos escénicos de rebeldía para comprender como, mediante la concatenación de un conjunto heterogéneo de elementos, se incide en la subjetivación política.

Palabras clave: capitalismo, teatro contemporáneo, política de desarrollo, cambio climático, ambientalismo.

Abstract — This work approaches the defence of water from the experience of the Proyecto Sed, in an effort to expose the water crisis in the megalopolis of the central region of Mexico. It argues that the manner in which the project was envisioned, planned with action-research methods, brought the public together in a collective way. To do so, the project’s leaders gathered testimonies from the communities in the region that are involved in the struggle over water rights because they recognize that capitalist dynamics of hyper-urbanization, bio-mercantilism, and mega-infrastructural development are the main reasons for the environmental impact on water. The objective of the article is to bring to light the experience brought by Proyecto Sed by emphasizing the processes of political subjectivation that it sparked through its implementation, which sought to sensitize the public to the problem of water. In this sense, we propose the notion of scenic devices of rebellion to understand how, through the concatenation of a heterogeneous set of elements, it is possible to have influence over political subjectivation.

Keywords: capitalism, contemporary theater, development policy, climate change, environmentalism

INTRODUCCIÓN

En 2017 se nos contactó para vincular a algunos miembros de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) con comunidades en lucha por la defensa del agua. La experiencia de acompañamiento y las redes de las que hemos sido parte, como activistas y académicos, nos ha permitido conocer y aprender de pueblos, barrios y comunidades en lucha. Una ventaja de proceder a partir de metodologías participativas y de vincular trabajo académico y producción de conocimiento con el acompañamiento práctico, es que permite producir conocimiento crítico desde los movimientos mismos. En este sentido, retomamos la noción de “sociedades en movimiento”1 como una categoría que, más que hacer de los movimientos un objeto de estudio, intenta hablar desde ellos y producir críticas al orden social desde experiencias prácticas y concretas. Raúl Zibechi2 critica la noción de movimientos sociales, y con ello el gesto de que a sujetos críticos se los convierta en objeto de estudio, y propone dicha noción que –desde su perspectiva– es más propicia para acercarse a las experiencias de lucha en América Latina. Si bien estas discusiones tienen una larga historia y se han dado desde diversos horizontes emancipatorios como marxistas, decoloniales, feministas, etc, lo que nos interesa al retomar la propuesta de Zibechi es su afán comprensivo y práctico que, más que anteponer conceptos, busca adentrarse en matices y dimensiones de las experiencias de lucha. En ese sentido, lejos de teorizar, se entiende que las luchas pasan por distintos procesos y tienen manifestaciones históricas concretas en constante transformación. No afirmamos que Zibechi haga un aporte teórico, más bien acompañamos su propuesta con nociones como la de dispositivo3 y la de subjetivación política4 para alejarnos de posturas esencialistas o identitarias. La intención es pensar al sujeto como una construcción dinámica y vinculada a relaciones de poder y disputa, más que como algo acabado, abstracto o plenamente constituido.

La solicitud vino de Luz Emilia Aguilar, una ambientalista que conocimos cuando el gobierno federal encabezado por Enrique Peña Nieto publicara en 2013 un Decreto de Recategorización del Parque Nacional Nevado de Toluca a Área de Protección de la Flora y la Fauna5. Nuestra preocupación fue razonable debido a argumentos que en el Estudio Previo Justificativo resultaban contradictorios pues este decía buscar preservar de mejor manera los ecosistemas del Nevado de Toluca, al tiempo que reducía el grado de protección, permitiendo actividades extractivas y turísticas e introduciendo a actores privados en la gestión ambiental.

Para 2017 la CNT6 encargó a Laura Uribe7 la producción y realización de una obra que abordase la problemática del agua. Así fue que, con la intención de que actores, productores y realizadores fuesen empáticos con el tema a abordar, se abrió todo un proceso de investigación que involucró a la dirección y al staff. La experiencia del Proyecto Sed8 se puso en marcha antes de su puesta en escena. Sin separación entre productores y actores, la CNT visitó algunas comunidades y barrios que defienden el agua frente a proyectos capitalistas de la región.

En el presente texto abordamos el Proyecto Sed como una experiencia novedosa de activismo en defensa del agua. En la experiencia detonada por el proyecto encontramos una diversidad de sujetos y causas desplegados para concientizar y politizar desde una perspectiva creativa y vinculante. La obra consensuó propuestas y herramientas escénicas muy diversas. Sin embargo, acaso la mejor forma de expresarnos sobre este proyecto sea que, del 1º de marzo al 1º de abril de 2018 en la Sala Héctor Mendoza ubicada en la Ciudad de México, se generase una Zona Temporalmente Autónoma9 donde se encontraron aguas y subjetividades para generar un diálogo y hacernos cargo colectivamente de la crisis del agua que cada uno padecemos.

El objetivo principal del presente artículo es visibilizar la experiencia generada por el Proyecto Sed dando cuenta de los procesos subjetivos en los que se inspiró, así como en los que buscó detonar mediante su puesta en escena. Para ello consideramos necesario abordar la crisis del agua que vivimos en la megalópolis de la región centro de México (Mapa 1). Posteriormente, haremos una breve reseña de las luchas que la CNT visitó para la realización del Proyecto Sed. En este sentido, nos remitiremos a las dinámicas de disputa de cada experiencia y sus procesos de subjetivación. Una vez realizado dicho recorrido, nos remitiremos a la obra como tal pues, si bien encontramos vínculos de esta propuesta con el “teatro social”10, el “teatro del oprimido”11 y el “teatro de la escucha”12, proponemos la noción de dispositivos escénicos de rebeldía ya que el uso de tecnologías multimedia y la fabricación de experiencias permite palpar un proceso de subjetivación en el que se es parte de la obra misma. No hay espectadores y los actores son más bien facilitadores o acompañantes que interpretan un papel dinámico. El guión tiene gestos más dialogantes que expositivos. Por último, se enfatizará en los microrelatos ya que permiten que la politización pase de una forma externa y solidaria a una subjetivación íntima y vinculada a la autobiografía.

Mapa 1. Ubicación de la megalópolis de la región centro de México

Fuente: Elaboración propia.

AGUA Y CRISIS. INSOSTENIBILIDAD DE LA MEGALÓPOLIS DE LA REGIÓN CENTRO DE MÉXICO

En la megalópolis13 de la región centro de México activistas, ciudadanos, pueblos originarios y científicos se movilizan ante la crisis del agua y el cambio climático. Dicha megalópolis se integra por seis entidades interconectadas con la Ciudad de México: Estado de México, Morelos, Hidalgo, Querétaro, Puebla y Tlaxcala. Sus principales zonas metropolitanas son: el Valle de México, Valle de Toluca, Valle de Tianguistenco, la zona metropolitana Puebla-Tlaxcala, la zona metropolitana de Cuernavaca, Cuautla, Tlaxcala-Apizaco, Tula y la zona de Tulancingo14.

La megalópolis ha crecido exponencialmente durante los últimos 25 años y se ha conectado con otras ciudades desbordando los límites territoriales hacia las áreas naturales consideradas espacios vitales para la regulación climática, la generación de oxígeno y para la captación de agua. Esta “pudo expandirse y crecer al grado que conocemos gracias a la desecación de los lagos y a la obtención de caudales adicionales provenientes de otras cuencas”15. Tan solo en este período se registró una disminución del 33,8 % en los bosques de la región y la población aumentó el 45,3 %, implicando un intenso proceso de urbanización16. Esto ha generado múltiples problemas socioambientales derivados de la escasez y mala calidad del agua, la contaminación del aire, la injusticia ambiental y un fenómeno de urbanización que no considera límites del crecimiento ni impactos a la salud humana y ecosistémica17.

Aunque a nivel global se ha reconocido la urgencia de atender la política ambiental para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, en México las acciones gubernamentales se han limitado a crear instituciones y leyes en materia ambiental. La urgencia ambiental en la megalópolis implica que diversos actores que habitan en la periferia de la zona sean condenados al despojo de sus territorios y bienes naturales. Proceso que ha sido posible con la participación activa de instancias gubernamentales que, a partir de distintas estrategias de dominación18, que han intervenido a favor del capital privado.

En este sentido observamos que —a través del crecimiento urbano— se está produciendo una espacialidad capitalista con la intención de dirigir la inversión privada y concentrar las economías de mercado a los estándares de producción y competitividad que requiere el modelo económico para garantizar la acumulación19. Con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, la industrialización de la región reconfiguró el escenario metropolitano motivado por la toma de acuerdos internacionales en términos de la economía globalizadora. Producto de ello, a partir del año 2000, la especialización industrial consolidó la integración de la megalópolis en torno a la producción automotriz, electrónica y aeronáutica. Con ello, esta se ordena territorialmente desde la lógica industrial que impulsa el desarrollo de corredores industriales y tecnológicos20 ajenos a las necesidades socioambientales, en ausencia de legislación o medidas necesarias de mitigación y saneamiento.

Durante el periodo 2006-2018 el crecimiento urbano se vio ligado a la expansión de zonas industriales alimentarias, farmacéuticas y automotrices. Sin embargo, esta industrialización no conecta el territorio de manera aislada. La ampliación de las redes de carreteras, las rutas aéreas y el crecimiento inmobiliario son problemas comunes en una de las regiones más pobladas del mundo y con grandes desafíos ambientales. Es en este periodo que los megaproyectos tendrán un auge a lo largo de todo el territorio megalopolitano21 con lo que la expansión del capital abre nuevos circuitos de acumulación22. Así, los casos que presentamos en este texto tienen en común una configuración territorial que requiere generar interconexiones a través de megaproyectos de comunicaciones y transportes, justificando la intervención del capital en espacios naturales cruciales para el mantenimiento de la megalópolis, buscando la apropiación universal de la naturaleza23.

La reconfiguración territorial, en términos industriales y de transporte, supone un incremento en la demanda de bienes naturales para el sostén de la ciudad, pero además reproduce condiciones de desigualdad social y la conflictividad socioambiental, impulsadas por el modelo de acumulación. Bajo la lógica de las instituciones ambientales y urbanas, la solución a la problemática ambiental de la megalópolis tiene que ver con reconocer a la naturaleza como proveedora de servicios ambientales y como el medio para reducir y mitigar impactos a la salud humana24. Sin embargo, estas instituciones son responsables de dinámicas de desarrollo que privilegian un “ordenamiento territorial orientado por la lógica del valor”25.

En el marco institucional, con el objetivo de atender la crisis ambiental, las entidades integraron la Comisión Ambiental de la Megalópolis (2013) como un organismo coordinador de acciones en pro del equilibrio ecológico de la región, como la calidad del aire, el cambio climático y la gestión de recursos hídricos. Dichas políticas ambientales e intersectoriales han resultado ineficientes. Ejemplo de ello es la incapacidad gubernamental para mitigar la contingencia ambiental extraordinaria por la mala calidad del aire, lo que llevó a limitar la circulación de automóviles y a suspender actividades escolares en mayo de 201926. Según el comunicado de dicha Comisión, fechado el 14 de mayo de ese año, se detectaron altos niveles de contaminación en el aire de la Zona Metropolitana del Valle de México y del Valle de Toluca. En el Valle de México la contingencia permaneció durante cuatro días y en el de Toluca se prolongó por dos días más27. Durante esta contingencia se aplicó el programa Hoy no Circula. Sin embargo, la producción en las zonas industriales de la región no se detuvo28. Las partículas contaminantes que se monitorearon en el aire se denominan partículas PM 2.529 y son altamente dañinas para la salud humana provocando dolores de cabeza, irritación en vías respiratorias y complicaciones en enfermedades crónicas. Su exposición prolongada a ellas puede provocar enfermedades crónico-degenerativas como el cáncer30.

Otro problema de la región es la gestión hídrica. Actores privados y gubernamentales de la megalópolis han llevado a sus acuíferos a la sobreexplotación y contaminación, sin existir hoy en día posibilidades inmediatas de recuperación de cuerpos de agua vitales para la ciudad. En esta zona se encuentran dos de los ríos más contaminados de América Latina, el río Lerma y el Atoyac31.

Un problema socioambiental reciente tiene que ver con microsismos registrados en el Valle de México32 y su relación con la extracción de agua subterránea. El proceso de expansión de la mancha urbana y el concreto impiden que se lleve a cabo la filtración del agua, desencadenándose hundimientos e inestabilidad en el suelo urbano33. A pesar de que los estudios hidrogeológicos existentes respaldan esta información34, el Gobierno de la Ciudad de México afirma que estos microsismos son resultado de fallas geológicas.

Con lo dicho hasta ahora podemos constatar que los tomadores de decisiones en la megalópolis han excluido de sus premisas el respeto por las formas de vida humana y no humana, usos y costumbres de los pueblos originarios y su relación con la naturaleza. Brevemente hemos enunciado dos problemas ambientales urgentes: 1) la contaminación del aire, y 2) la contaminación y sobreexplotación del agua. En ambos casos la problemática ambiental no es aislada y las soluciones no se reducen a las acciones de instituciones ambientales. Es en este contexto que el activismo ambiental exige un manejo sustentable y democrático del agua por lo que, semejante contexto ambiental e hídrico, ha suscitado procesos de subjetivación política a partir de los que se han desplegado diversas luchas en contextos urbanos y rurales.

EXPRESIONES DEL DRAMA MEGALOPOLITANO Y PROCESOS DE POLITIZACIÓN

La megalópolis de la región centro de México es un territorio configurado y construido bajo criterios impuestos por el capital, siendo autoridades estatales y gubernamentales los principales ejecutores de dichas demandas. Toda vez que este proceso se topa con zonas naturales termina por invadirlas sin considerar la sustentabilidad, derechos humanos o territoriales de las poblaciones que los habitan35. La producción capitalista de espacios configura regiones sin capacidad endémica para mitigar los efectos del cambio climático, la crisis ambiental y la escasez del agua. Esto último vislumbra un futuro vulnerable para sus habitantes. Se prevé que el aumento de las temperaturas y los cambios en el ciclo del agua traerán consigo la pérdida de cultivos de temporal, inundaciones, sequías prolongadas, olas de calor y baja disponibilidad de agua para consumo humano. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, este es el escenario para la megalópolis y prevén diversas catástrofes ambientales. Entre ellas, la disponibilidad de agua para el año 2030 en la región estará bastante por debajo de los mil metros cúbicos/habitante/año, por debajo de lo recomendado por la ONU36. Esta región es altamente vulnerable al déficit hídrico puesto que los usos del agua en esta región son urbanos e industriales37.

Mapa 2. Luchas en defensa del agua en la megalópolis de la región centro de México

Fuente: Elaboración propia con base en proyección UTM, zona 14, datum WGS14.

Enrique Pineda refiere y clasifica cinco dinámicas de despliegue del capital sobre la naturaleza: extractivismo, hiperurbanización, agroindustria, megainfraestructuras y biomercantilización. Retomamos dicha propuesta para clasificar los casos visitados para la planeación, diseño y puesta en escena del Proyecto Sed, siendo posible dar cuenta de al menos tres: 1) la hiperurbanización como una constante en la megalópolis y la encrucijada que supone la disponibilidad de agua para el consumo humano en el caso de las luchas de Pedregales y Tecámac; 2) las megainfraestructuras de comunicaciones y transporte, en el caso de la imposición de la autopista de cuota en el Bosque de Agua de Xochicuautla, y la ampliación del aeropuerto de Santa Lucía, y 3) el cambio de categoría del Nevado de Toluca, entendido como un proceso de biomercantilización para el caso de Santiago Tlacotepec. En todos estos casos, el capital demanda control y poder sobre el territorio38.

Las cuatro luchas referidas en el párrafo anterior se ubican en sitios periféricos de la megalópolis (Mapa 2) y, si bien presentan manifestaciones y características diversas, generan procesos de resistencia común y presentan formas de subjetivación política afines. Las razones que han llevado a sus habitantes a defender el agua y sus territorios en un contexto totalmente adverso son diversas. Sin embargo, sus expresiones y dinámicas de subjetivación política lo son más aún. Estas luchas buscan una a una el diálogo y la construcción de formas alternativas de defensa y autonomía. Debido a ello, se han tejido distintas redes de vinculación con las que se han acercado activistas, académicos, artistas y luchadores sociales en defensa del agua.

Cuando hablamos de subjetivación política nos remitimos a Massimo Modonesi39, quien emplea dicha noción para entender el proceso de formación y desarrollo de movimientos sociopolíticos. Dicha elección teórica es congruente con lo que planteábamos en el apartado inicial al referirnos a la noción de sociedades en movimiento propuesta por Zibechi40. Sin embargo, al retomar a Modonesi agregamos argumentos que nos permiten reposicionar la importancia de remitirnos a la tradición marxista para dar cuenta del antagonismo social. En este sentido, se “niega cualquier hipótesis de autonomía absoluta de lo político o de autonomía de lo social, sin dejar de reconocer ámbitos específicos al interior de esta irreductible y constante imbricación”41. Bajo estos argumentos, realiza una crítica a la noción de movimientos sociales que “es tan abarcadora que resulta ambigua”; pero, más aún, parece preocuparle el que “acarrea una connotación despolitizadora, propia del momento en la cual se gestó y se difundió en el mundo académico y de los objetos de estudio y los movimientos socioculturales”42.

Es claro que a Modonesi le interesa recuperar conceptos críticos con la intención de comprender, de forma dinámica y vinculada a la crítica al capital, la manera en que los sujetos van condensando formas de politización. En este sentido, tanto sujetos como contenidos de su crítica a la totalidad social deben ser entendidos de forma dinámica. Para Tapia el proceso supone fases de extensión, contradicción, densificación y desconcentración, en las que los contenidos discursivos son tan esenciales como los que se despliegan en la praxis. La politización de ámbitos de vida es producto de los modos de definir y delimitar la política practicados por sujetos políticos, por el modo de demarcar espacios, de configurarlos, de convertirnos en esfera pública o estado, campo de batalla o comunidad política. La politización es un proceso de generación de sentido, de aumentarle una dimensión política a prácticas y ámbitos que no la tenían, o de generación de nuevas prácticas43. Con ello asumimos que la conformación de subjetividades políticas debe de estar vinculada al antagonismo social producido por el capital. Ni los sujetos, ni los movimientos, son constituidos de forma abstracta o esencialista. Su politización siempre se remite a las situaciones concretas que rodean su experiencia, que es atravesada por el antagonismo del capital.

Las luchas visitadas que formaron parte de la realización del Proyecto Sed dan cuenta de un activismo vinculado a distintas expresiones concretas que, frente a las dinámicas capitalistas van produciendo formas creativas, dialogantes y múltiples que armonizan con la propuesta teatral resultante. Por ello afirmamos que, más que una obra o una puesta en escena, se construyó una experiencia logrando un punto de encuentro y diálogo, una zona efímera y temporalmente autónoma. Un lugar para reconocernos. En los siguientes apartados describiremos cada una de las cuatro experiencias llevadas a escena.

PEDREGALES DE COYOACÁN Y TECÁMAC: HIPERURBANIZACIÓN

La hiperurbanización es “una modalidad específica de urbanización de mercado que por su configuración está anclada en la máxima ganancia a partir del mercado de suelo y por supuesto al de la construcción”44. Es un proceso que implica una forma de apropiación y control de territorios urbanos y naturales al servicio del capital. Los Pedregales de Coyoacán, al sur de la Ciudad de México, y el municipio de Tecámac, en el noroeste del Estado de México, son dos expresiones de esta dinámica.

La Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán se formó el 26 de febrero de 2016 y generó un plantón en la Avenida Aztecas 215. Ahí se reúnen y encuentran vecinos de colonias aledañas en defensa de un manantial que brotó debido a la perforación del suelo por la inmobiliaria Quiero Casa para la construcción de casi cuatrocientas viviendas. La solución planteada por la inmobiliaria fue continuar con los trabajos de construcción desviando el agua del manantial al drenaje45. En la actualidad, vecinos y activistas de Los Pedregales continúan pidiendo la clausura de la obra. Contradictoriamente, en una megalópolis con graves problemas en el suministro de agua, la especulación inmobiliaria ha potenciado el incremento de los costos del suelo y que los asentamientos humanos sean cada vez más densos.

Otra lucha, ubicada al norte de la megalópolis, es la del Frente de Pueblos Originarios en Defensa del Agua, en Tecámac. Dicho Frente se integra por pueblos originarios46 de la región de Tecámac y Zumpango que padecen escasez de agua en sus hogares debido al crecimiento inmobiliario derivado del proyecto “Ciudades Bicentenario”, que implicó un ordenamiento urbano impulsado desde la administración estatal, que intensificó el desarrollo inmobiliario en el Estado de México. Por otro lado, esa infraestructura inmobiliaria se caracterizó por no considerar factores esenciales como la disponibilidad de agua y la interconectividad, por lo que muchas casas terminaron abandonadas dada la falta de servicios. Aunado a ello hay que considerar el proceso de especulación que detonó el que, una vez cancelada la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en Texcoco, la propuesta alternativa desplazara dicho megaproyecto a Santa Lucía.

Una de las externalidades de la hiperurbanización es la disposición de residuos sólidos. En Tecámac también se encuentra un relleno sanitario que opera desde 2005. Dicho relleno recibe residuos sólidos y sanitarios sin medidas que regulen su disposición final. Actualmente, se plantea ampliar el relleno a través de la construcción de un complejo de tres incineradoras, así como de generación de energía eléctrica47. Esto implicaría la construcción de un megaproyecto de infraestructura sanitaria que podría recibir mayor número de residuos en un territorio de extracción de agua subterránea y una de las regiones con mayores índices de contaminación del aire. Es importante señalar que en Temascalapa, municipio cercano a Tecámac, se ubica también un basurero radioactivo de 16 hectáreas. Así mismo, se ubica el acuífero Cuautitlán-Pachuca48.

TECÁMAC: AEROPUERTO DE SANTA LUCÍA “GENERAL FELIPE ÁNGELES

Las megainfraestructuras son proyectos de grandes dimensiones que requieren de una onerosa inversión pública y privada. En ocasiones, el negocio está más en la construcción de la obra que en su entrega y administración. El erario público de México se ha visto sistemáticamente afectado con proyectos que no tienen sustento alguno, que demoran en su entrega o que, como el NAICM, se cancelan. Coincidimos con que las megainfraestructuras son un entramado de redes de comunicación y producción energética “inserto en el mercado y las redes transnacionales como parte de la disputa estratégica de energía y nichos comerciales, que requiere de una fuerte inversión estatal y de la directriz territorial integral y estratégica del Estado”49.

Por ello, estos proyectos requieren de la legitimación del Estado para instalarse en el territorio y justificar su necesidad operativa. En este sentido, Adrián Flores50 ha hecho uso de la noción de ajustes espacio-temporales de capital, propuesta por David Harvey51, para analizar las inversiones en megainfraestructura de comunicaciones y transportes detonadas a partir de la firma del TLCAN y –con mayor intensidad– a partir de las administraciones de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. En este contexto es en el que se debe de considerar la necesidad financiera de construir un aeropuerto internacional que opere dentro de la megalópolis, así como un complejo circuito de carreteras, autopistas y trenes que conecten los polos de desarrollo con centros urbanos y espacios de consumo.

A fines del 2018 se confirmó la cancelación del aeropuerto en Texcoco y se anunció la ampliación del aeropuerto militar de Santa Lucía. Los pueblos originarios de esta región se manifiestan en contra de esta terminal aérea ya que, en términos ambientales, implica la reducción de su captación de agua, el fin del suelo lacustre y la escasez de agua en los municipios vecinos. El activismo en defensa del agua de esta región impulsa el derecho humano al agua y propone una Iniciativa Ciudadana de Ley General de Aguas con la Coordinadora Nacional Agua para todos, Agua para la vida52.

En el contexto de la hiperurbanización, se ha considerado estratégico el desarrollo de megainfraestructuras, lo que ha reconfigurado territorialmente a la región so pretexto del desarrollo económico. Sin embargo, poco se consideran los daños ambientales y la salud pública. Hoy en día, el aeropuerto de Santa Lucía se encuentra en ampliación y es una obra prioritaria de la administración federal.

SAN FRANCISCO XOCHICUAUTLA: MEGAINFRAESTRUCTURA DE TRANSPORTE

Xochicuautla es una comunidad indígena otomí cuyo territorio se ubica en el llamado “Bosque de Agua”, que abastece del vital líquido a comunidades de la región, así como al Sistema Lerma-Cutzamala. La categoría de “Santuario del Agua” fue establecida en 2007 por el gobierno del Estado de México, dada la importancia que en materia hídrica posee el bosque otomí-mexica53. Contradictoriamente, el gobierno federal decidió pasar por alto la categoría de protección que le establecia como “patrimonio ecológico estatal” a través de un decreto presidencial expropiatorio en 2015. Con dicho decreto se pretendía que en las tierras comunales de Xochicuautla se construyera la autopista de cuota Toluca-Naucalpan por el Sistema de Autopistas, Aeropuertos, Servicios Conexos y Auxiliares del Estado de México, concesionada al Grupo Teya, filial del Grupo Higa54. En defensa de sus territorios sagrados, el agua y el bosque, Xochicuautla logró frenar la imposición de la carretera por algún tiempo hasta que, en vista del avance de los trabajos y el desgaste del movimiento, eligieron presentar una propuesta alternativa del trazado evitando que se les limitara el acceso al bosque con el que tienen una relación ancestral. A lo largo de más de diez años la comunidad ha llevado a cabo actividades como el Campamento de la Paz y Digna Resistencia, marchas, amparos, ceremoniales festivos, rodadas y diálogos de saberes, lo que les permitió impedir el paso carretero55.

En la actualidad, Xochicuautla se encuentra en un momento complejo de división y dispersión generado por las acciones en las que incurrió el gobierno con la intención de imponer el proyecto carretero56. El sector más politizado y que impulsó desde distintas estrategias la defensa del bosque decidió, en vista del incremento de las dinámicas de violencia y de la falta de respuesta de otras comunidades, presentar un proyecto alternativo que incluye un plan integral de desarrollo comunitario. Si bien la lucha que sostuvo esta comunidad durante más de diez años no les permitió detener la construcción de la carretera, sí les ha permitido construir puentes de comunicación y politización a través de los cuales actores privados y estatales se han visto obligados a escuchar el sentir de la comunidad.

BIOMERCANTILIZACIÓN: SANTIAGO TLACOTEPEC Y EL NEVADO DE TOLUCA

Tlacotepec es una localidad ubicada en el municipio de Toluca, capital del Estado de México que se autodenomina pueblo originario. Está ubicado al sur de la Zona Metropolitana de la Ciudad de Toluca y su territorio forma parte del Nevado de Toluca. En octubre de 2013 se decretó la modificación de la categoría de Parque Nacional a Área Natural de Protección de Flora y Fauna57. La categoría de Parque Nacional establecía el cuidado de este espacio para constituir Reservas Forestales de la Nación, con fines únicamente de conservación de la biodiversidad58, reconociéndose la importancia de los bosques para la captación de agua. Con el cambio de categoría, el cráter es la única zona de uso restringido59. Dicho cráter posee dos lagunas de agua dulce, además de diversos escurrimientos que dotan a las cuencas del río Lerma y el Balsas.

No obstante, los habitantes de Tlacotepec cuestionaron el cambio de categoría ya que no se llevó a cabo la consulta previa de los pueblos según establecido en el Convenio 169. Uno de sus argumentos es que el cambio de categoría no reconoce autoridades tradicionales ni a los comités comunitarios del agua, que tienen un origen ancestral. Tlacotepec cuenta con un sistema de manejo del agua comunitario que se abastece de escurrimientos y manantiales del Nevado. En defensa del agua, Tlacotepec participó en amparos, marchas y reforestaciones que se llevaron a cabo por el Comité Ciudadano en Defensa del Xinantécatl60. Consideramos que el cambio de categoría abre procesos de biomercantilización, como una forma de “privatización de bienes comunes naturales e incluso de ecosistemas en su conjunto, convirtiendo en mercancía aquello que previamente no lo era, creado por la naturaleza y no por el trabajo humano”61.

Una vez realizada esta breve exposición de dinámicas capitalistas en la megalópolis y de los procesos de organización comunitaria detonados y llevados a escena por Proyecto Sed, daremos paso a la descripción y análisis de su propuesta teatral proponiendo la noción de dispositivos escénicos de rebeldía para poner énfasis en sus intenciones de visibilización y politización.

EL PROYECTO SED COMO UN DISPOSITIVO ESCÉNICO DE REBELDÍA

El análisis de la experiencia del Proyecto Sed y la noción de dispositivos escénicos de rebeldía62 los hacemos desde la convicción de que este tipo de propuestas son capaces de incidir de manera profunda en la subjetivación política. Dispositivos escénicos como este abren umbrales para producir formas entrañables de subjetivación. Cercano a lo dicho por Alvarado63 respecto al teatro de la escucha, la intención de estas experiencias teatrales es generar un proceso con acciones, reacciones, convergencias y divergencias donde se llegue a un lenguaje en común. Esta propuesta es llamativamente armónica con la noción de politización de Tapia64, para quien implica un proceso de semantización o resemantización en el que se carga de sentido político a las cosas. Bajo esta idea politizar también es significar: “Se significa al organizar y dirigir de una determinada manera un conjunto de prácticas y relaciones, a la vez que se las abre un proceso de pugna por el sentido de ellas y el espacio político que configuran”65. Pero la empatía que genera esta experiencia teatral, además de ser una invitación al diálogo y la acción, supone una ingeniería que nos hace posible la reproducción de una forma aurática y espiritual en la zona temporalmente autónoma del escenario (Figura 1).

Las posibilidades de politización no estuvieron dadas solamente por las condiciones estructurales: “La politización es constitución de sujetos y su devenir, es historia, en tanto movimiento con sentido y lucha en torno a su dirección”.66 Por lo tanto, se entiende que su proceso no está dado, sino que es imbricado y contradictorio. Las condiciones de posibilidad de dicha politización también tuvieron que ver con la apertura para la realización artística, condiciones subjetivas potenciadas en décadas recientes y que construyen solidaridad entre sectores académicos y artísticos con pueblos y barrios populares67.

Así surge Proyecto Sed. En 2017, Enrique Singer —director de la CNT— invitó a Laura Uribe a desarrollar un laboratorio de investigación68. Durante el proceso, los artistas asignados al Proyecto Sed recorrieron las comunidades en defensa del agua, escucharon testimonios, asistieron a las asambleas, presenciaron la intervención de granaderos, compartiendo así la experiencia de resistencia, para crear una teatralidad expandida que no solo busca visibilizar la problemática del agua, sino también generar una atmósfera para suscitar el encuentro con el agua, en un espacio emotivo que abre los sentidos en una experiencia multisensorial69. Los comentarios, elogios, interpretaciones y calificativos que recibió a lo largo de diferentes reseñas que dieron cuenta de ella, nos dan una idea de su creatividad: “obra interactiva en la que se invita al público a reflexionar sobre la problemática de un recurso vital, el agua”, “más que una obra convencional, la pieza es una experiencia en la cual el público juega un rol importante”70. La reseña escrita por Lares71 tilda a Proyecto Sed como “una experiencia inmersiva y experimental” y propone el concepto de ‘teatralidad expandida’. La reseña de Ramos y Contreras72 destaca la vinculación entre su contenido político y la propuesta escénica caracterizándole como un “performance que defiende la vida”, “guión de teatro convertido en consigna”. Para nosotros, que además de su temporada abierta al público atestiguamos el proceso de realización, Proyecto Sed merece cada una de las líneas que han escrito sobre él, pero opinamos que, acaso, debe ser valorado más por su proceso de realización.

Figura 1. Portada del folleto que se entregaba a los asistentes a la obra

Fuente: Archivo personal de los autores.

El objetivo de esta obra de teatro no es ser una obra, sino una resistencia, una experiencia que atraviesa el cuerpo y la conciencia. No cuenta una ficción, sino una realidad. Este último argumento nos interesa ya que encontramos cierta sintonía y congruencia entre la propuesta multimedia y las rupturas escénicas que propone. Así, la creatividad expresada a través de multimedia armoniza con la intención de dar cuenta de una diversidad de voces que, desde la periferia de la megalópolis, son llevadas al centro mediante el encuentro.

En esta inflexión, los artistas buscan expandir sus propuestas y vincularlas con las preocupaciones que les rodean. Se trata de productores culturales a los que les interesa el teatro como un vehículo para poder expresar y visibilizar todo aquello que les indigna, motivo por el que se dedican a hacer un teatro político que atienda las necesidades de la sociedad y abra el espectro ante las problemáticas que la conflictúan. El guión plantea una dinámica horizontal que apela a la concientización de forma similar a las metodologías de educación popular inspiradas en la pedagogía del oprimido73, que hemos visto a lo largo de nuestra experiencia como activistas en espacios de politización cercanos al zapatismo.

La obra tiene una duración aproximada de una hora y media. En el escenario, además de la performatividad de los actores, se utilizan distintos recursos audiovisuales y dinámicas que rompen con los patrones tradicionales de una obra. Todo empieza con la proyección de un video para proveer de información general e introductoria a la problemática. Diseccionando los momentos y elementos de la obra, diríamos que en ella hay cinco actores encargados de canalizar las dinámicas de la experiencia teatral respaldados por un equipo con formación diversa. Se cuenta con dos músicos, un coro que irrumpe en algún momento de la obra, además de un equipo numeroso a cargo de la escenografía, iluminación y los elementos multimedia desplegados a lo largo de la obra. Llama la atención que la directora cumpla un papel activo en algún momento.

A lo largo de esa hora y media se proyectan 13 videos, hay cinco microrrelatos, un performance y ocho momentos en los que los asistentes participan de forma activa rompiendo el rol de espectador. Al inicio todos fuimos tratados como invitados, no como público, y fuimos divididos en cinco distintas comunidades cuyos nombres están relacionados con la problemática a tratar: guerra del agua, crisis del agua, historia del agua, cuál es tu sed y qué podemos hacer. Los actores colgaron carteles a los asistentes con el nombre de personas importantes en la lucha de cada una de las cuatro comunidades en lucha.

Desde el principio la normalidad de las funciones es subvertida. Entramos al teatro, pero no a las butacas74.Ahí cada comunidad tendrá el momento de ser invitada a pasar al centro donde un enorme recipiente artesanal purificará el agua que cada uno de nosotros llevamos en un frasco. A esto se le llama “encuentro de aguas”. Es algo que se ha visto en otros países latinoamericanos como Colombia y Brasil, y es símbolo de la comunión producida por la Zona Temporalmente Autónoma. Al verter el agua se nos invita a presentarnos, decir de dónde viene nuestra agua y hacer alguna petición a favor de ella. Estas peticiones tendrán narrativas y voces diversas. Algunos hicieron consignas, rezos y otros mencionaron temas íntimos. El mensaje es libre y no tiene por qué conservar una forma particular. “Y la vierte como un deseo: ‘Que llegue a mis nietos’, ‘Que vuelva a unir a mi pueblo’, ‘Que los gobiernos hablen con conciencia y busquen una forma de que no se termine’. ‘Que no pierda su poder de transformación y belleza’”75. Posteriormente, los actores nos reseñarán su experiencia durante la investigación en campo. A cada comunidad le tocará su momento particular y sus testimonios respetarán la diversidad de perspectivas. No hay narrativa o gesto alguno que procure homogeneizar las experiencias en una perspectiva conjunta. Se colocó un cronómetro, que marca en tiempo real los cientos de miles de litros de agua que se desperdician en el drenaje de Aztecas 215. Tres minutos equivalen a 48.000 litros de agua. En la obra los actores necesitan 3.000 litros para contar sus propias historias, su propia sed76. Tres años de agua perdida en el drenaje y con la que se pudo abastecer a miles de personas en colonias populares.

Según las reseñas que mencionan la noción de teatralidad expandida, este tipo de propuestas se insertan en una tradición donde, además de la práctica escénica, se busca generar puentes de vinculación con medios como las redes sociales, acciones públicas y una página web. Así, la CNT tuvo el acierto de difundir y promocionar la obra a través de un flashmob, que consistió en un acto público y espontáneo en la Glorieta Insurgentes77 del que se grabó un video que se subió a redes sociales teniendo un impacto considerable. Los que participamos en ese acto público –activistas, actores, académicos y comunidades en lucha— cantamos una versión adaptada de una canción popular mexicana llamada “La Llorona”.

La multiplicidad de elementos sintonizó con los múltiples procesos de subjetivación en los que perspectivas provenientes de distintos horizontes suelen confluir casi accidentalmente para dar lugar a un espacio de diálogo producido de manera espontánea. Ese mismo papel cumplen los videos proyectados a lo largo de la obra y que dan testimonio de la voz de las luchas de las cuatro comunidades. Vimos videos sobre la huella hídrica, la contaminación y el calentamiento climático. Estos nos comparten una visión más cercana al ambientalismo académico que, si bien no es contrario al discurso de pueblos, barrios y comunidades en lucha, sí esgrime argumentos distintos dando peso a otra narrativa. Esto es interesante ya que, tanto en academia como en contextos urbanos, encontramos similares preocupaciones ambientales que en las comunidades en lucha. Pero sus discursos y demandas no son necesariamente idénticos.

Proyecto Sed también adopta la noción de teatro documental. En este sentido, en palabras de Uribe, el ejercicio intentó un entrecruce con la realidad en busca de una desnudez absoluta en la que los actores tienen la función de anfitriones, de operadores de un dispositivo que busca implicar al equipo creativo como a toda la organización de la pieza escénica y al espectador de forma activa78. Con ello, se ensayó generar un marco para mostrar situaciones que por consecuencia invitan a reflexionar sobre ¿cuál es tu relación con el agua? ¿cuál es tu propia sed?”.

LOS MICRORELATOS Y LA POLITIZACIÓN DESDE LA INTIMIDAD

Desde la periferia de la megalópolis cada una de estas luchas defiende el agua y su territorio planteando que la crisis ambiental, el cambio climático y la escasez del agua son asuntos producidos por una lógica de despojo capitalista. Como mencionamos al finalizar el apartado anterior, un elemento que resalta al revisar las cuatro experiencias de lucha es que el ambientalismo procedente de los pueblos tiene razones enraizadas en su propia historia y cultura. Ello supondría que las formas de politización en horizontes comunitario-populares tengan contenidos distintos a los que se tienen en la ciudad. No es lo mismo clamar por el buen manejo del agua debido a su escasez, que hacerlo por considerarla sagrada y vincularse con ella desde la interdependencia y complementariedad79. En este punto es en el que debe valorarse la relevancia de los microrelatos en el Proyecto Sed. Estos fueron escritos y construidos por cada actor a través de las preguntas previamente mencionadas: ¿cuál es tu relación con el agua? y ¿cuál es tu propia sed? Con ello se detonaron procesos de reflexión a nivel íntimo y biográfico, logrando que cada actor nos comparta reflexiones desde contextos urbanos y cotidianos, donde la movilización no es la dinámica imperante, sino actitudes como la indiferencia o la indignación; y donde la cosmovisión de los pueblos deja de ser el principal imaginario a través del que se significa, recodifica y politiza.

Llegados a este nivel podemos plantear que, desde nuestra perspectiva, este tipo de dispositivos escénicos son capaces de generar al menos dos formas de subjetivación política: una politización solidaria y externa que empatice con las comunidades en lucha y cuyo discurso es el elemento central de la puesta en escena, y una politización íntima que interpele a cada espectador en su vida cotidiana. Esta segunda dimensión –trabajada con mayor énfasis en los microrelatos que componen la obra– permite un acercamiento desde lo biográfico, permitiendo al dispositivo escénico penetrar en dimensiones íntimas con la intención de generar formas más entrañables de politización que trasciendan la simple solidaridad. Los microrelatos son intervenciones breves de las que los asistentes no tendremos la oportunidad de escuchar más que dos, ya que se hacen en espacios íntimos, apartados, y en los pequeños grupos o comunidades, formados desde el inicio de la obra. En palabras de Jansen “se trata de una dramaturgia personalizada, es decir, una dramaturgia hecha para y con actores individuos para y con espectadores individuos. Aquí cuenta el nombre de cada uno y la entrega de cada quien”80. Parecido a lo planteado respecto del teatro de la escucha81, la experiencia deviene en laboratorio subjetivo y el diálogo en el encuentro de las voces subalternas que generan dinámicas polifónicas.

Lo íntimo-individual, lo colectivo, lo subjetivo, lo solidario, todo ello desplegado narrativamente a través de monólogos. Cada actor, que tiene a su cargo una comunidad y viene haciendo de anfitrión, facilitador o moderador, pasa a abordar dimensiones biográficas y existenciales. Unos problematizan temas actuales donde sus preocupaciones se ven atravesadas por sus fantasías, sueños y recuerdos.

En otros momentos es el público el que es invitado a tomar la palabra. Bien sea en un estrado y con un micrófono, o en tanto relator de las reflexiones expresadas en las dinámicas de grupo, la audiencia deviene emisora y recodificadora de los mensajes que se comparten: “Los actores no son simples emisores, también escuchan. El público recibe su espacio para participar y opinar”82. La invitación a participar y expresar hace las veces de una apertura espacio-temporal, invitación a la expresión escénica con la atención de todas y todos.

El activismo ambiental en América Latina ha generado producciones identitarias diversas. Sujetos que no parecieran tener rasgos comunes se encuentran por causas como la defensa del agua, de la biosfera y por la búsqueda de modos de vida alternativos al capital. Las estrategias de estos movimientos son diversas también y han estado rompiendo las formas tradicionales de politización. Desde hace tiempo los movimientos han roto cánones clásicos, expandiendo sus imaginarios y permitiendo la emergencia de diversas formas de subjetivación. Al respecto, nos remitimos a dos lecturas que consideramos complementarias y que, en la coyuntura que vivimos, nos permiten entender los actuales horizontes de subjetivación política. Por una parte, y poniendo más atención al factor generacional, Pablo Vommaro83 enumera cinco características que presenta el proceso de subjetivación política de la generación emergente: 1) una forma de hacer política que valora los lazos emocionales, sociales y organizacionales por encima de la satisfacción de demandas, 2) la valoración de la acción directa como forma de protesta y manifestación de autonomía, 3) la autonomía, entendida también como búsqueda de politización de la vida cotidiana, 4) la estatización y culturización de la acción política, y 5) una agenda de reivindicaciones ligada a la ampliación de derechos civiles y sociales. Por su parte, Maristella Svampa84 piensa más desde la condición geopolítica que ha llevado a la imposición del modelo neoextractivista en América Latina, frente a lo cual propone la noción de giro ecoterritorial para caracterizar la inflexión que este modelo de desarrollo ha generado en distintos movimientos sociales de la región. La visibilización, concientización y politización ha dado lugar a una articulación de sujetos diversos como pueblos originarios, barrios populares, académicos, artistas y mujeres en la defensa de sus cuerpos, territorios y vidas. Esto es lo que Proyecto Sed logra llevar al teatro: actores interpretando activistas, el país de las injusticias representado en una escenografía85.

CONCLUSIONES

Pensar en la politización desde espacios poco convencionales para interpelar a múltiples sectores de la población respecto de la problemática del agua exige cierta creatividad, producto de la cual, han ido surgiendo nuevas formas de activismo. La experiencia que presentamos, el Proyecto Sed, recupera el proceso de construcción de la narrativa de la obra, hasta la puesta en escena. En este sentido, es importante mostrar que Proyecto Sed tiene como base distintas propuestas del teatro contemporáneo. Por otro lado, el equipo que integró el proyecto siguió una metodología cercana a la investigación-acción y visitó algunas luchas por el agua representativas de la región. Así, a través del reconocimiento de diversas problemáticas de estos territorios, los actores pudieron empatizar y construir sus microrelatos. Este ejercicio permitió que, a través de la experiencia de la directora y los actores, se lograra comprender y analizar una problemática común: la crisis del agua. A través de un trabajo sensorial diverso, los actores de esta obra van más allá de la representación de sus personajes y politizan compartiendo reflexiones y construyendo espacios de diálogo en lo que suele ser un escenario.

Este artículo retoma y visibiliza las cuatro luchas en defensa del agua visitadas y llevadas a escena por Proyecto Sed para la elaboración del dispositivo escénico del que hemos dado cuenta. Cada comunidad llevada a escena se movilizó por las injusticias ambientales que sus habitantes han padecido en sus territorios y cuerpos. Es el agua, en tanto elemento esencial para la reproducción de la vida, la que logró articular sentidos comunes en las luchas, así como la que llevó a que la CNT y asistentes a la obra empatizaran con sus horizontes de politización. Por otro lado, las dinámicas del despliegue del capital sobre la naturaleza de las que damos cuenta en este artículo: hiperurbanización, megainfraestructuras y biomercantilización, son los problemas concretos frente a los que los pueblos en lucha se han convertido en los sujetos críticos más visibles. Dichas dinámicas son agresivas e invasivas para quienes habitan estos territorios, y el Proyecto Sed mostró que estos espacios no serán los únicos afectados. La sed alcanzará a todos los habitantes de las ciudades, por lo que el despliegue de este tipo de dispositivos escénicos adquiere relevancia para pasar a un activismo ambiental dialogante y diverso que logre visibilizar la trascendencia del cuidado y la defensa del agua.

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___________________________

1 Zibechi, 2017, 47-65.

2 Zibechi, 2017, 67-68.

3 Foucault, 2005, 93-111.

4 Modonesi, 2010,16-17.

5 Por considerar que la recategorización representaba una afectación a derechos colectivos, Luz Emilia interpuso un amparo ciudadano, siendo sometido a discusión por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esto provocó el cese de su columna en el Excélsior, en la que compartía sus críticas de teatro. Aguilar, 2015.

6 La Compañía Nacional de Teatro es una compañía con sede en la Ciudad de México, dependiente del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y la Secretaría de Cultura en México.

7 Laura Uribe es directora de escena, actriz e investigadora mexicana.

8 El concepto y dirección escénica corrieron a cargo de Laura Uribe y la dramaturgia de Noé Morales. La dramaturgista de investigación fue Luz Emilia Aguilar Zinser, el dispositivo escénico corrió a cargo de Tenzing Ortega, Kay Pérez y Laura Uribe.

9 Bey, 1991, 22.

10 El teatro social “postula que su finalidad no es solamente provocar o ser vehículo del sentir, sino provocar y ser el vehículo del pensar y del actuar, se actúa no solo en pos del aplauso, sino en pos de la transformación”. Alvarado, 2013, 84.

11 El teatro del oprimido consiste en: “Un sistema de ejercicios físicos, juegos estéticos y técnicas especiales cuyo objetivo es restaurar y restituir a su justo valor esa vocación humana, que hace que la actividad teatral sea un instrumento eficaz para la comprensión y la búsqueda de soluciones a problemas sociales e intersubjetivos”. Boal, 2004, 28.

12 El teatro de la escucha implica la organización bajo un código teatral común con el objetivo de crear un grupo de intelectuales independientes que logren desde la subalternidad construir discursos críticos. Alvarado, 2013, 92.

13 Las megalópolis son grandes ciudades integradas por metrópolis. Garza, 2007, 78.

14 Comisión Ambiental de la Megalópolis, 2018.

15 González, 2016, 21.

16 De Alba, 2017, 3.

17 Oswald, 2018, 13-16.

18 Navarro, 2015, 48.

19 Garza, 2007, 85.

20 Rendón y Godínez, 2016, 124-127.

21 En la última década se construyeron más de 38 autopistas de cuota, articulando la red de megainfraestructura de transporte. Programa Sectorial de Comunicaciones y Transportes, 2013.

22 Latta y Sasso, 2014, 72.

23 Pineda, 2016, 209.

24 Comisión Ambiental de la Megalópolis, 2018.

25 Navarro, 2015, 47.

26 Se observaron altos niveles de ozono y de partículas PM 2.5. No existe un protocolo en la megalópolis ante estos niveles de contaminación.

27 Factores ambientales como la sequía prolongada, los incendios forestales y las altas temperaturas impedían la dispersión de los contaminantes.

28 Mata, 2019.

29 Contienen hollín, polvo, metales pesados y sustancias químicas.

30 Sistema Nacional de Información de la Calidad del Aire, 2019.

31 Extracción de agua subterránea, trasvases, contaminación, inundaciones y disponibilidad, entre otros.

32 La Ciudad de México está ubicada en la parte baja de la Cuenca del Valle de Texcoco. Es por esto que la extracción de agua subterránea y su sobrexplotación tienen consecuencias geológicas. González, 2016, 62.

33 De Alba, 2017, 33.

34 Torres, 2014, 153.

35 Jalomo et al, 2018, 64.

36 Comisión Nacional del Agua, 2017.

37 Torres, 2014, 70-71.

38 Pineda, 2016, 206.

39 Modonesi, 2018, 15.

40 Zibechi, 2017, 49-54.

41 Modonesi, 2010, 15

42 Modonesi, 2010, 16.

43 Tapia, 1996, 33.

44 Pineda, 2016, 209.

45 Sierra, 2018, 84.

46 En el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, existen tres figuras mediante las que una comunidad puede amparar jurídicamente sus territorios, usos y costumbres: 1) “pueblos indígenas”, cuyos criterios son más complicados de cubrir ya que implican estructuras políticas y culturales, así como uso de vestimenta y lengua; 2) “pueblos originarios”, entre cuyos criterios está la existencia de prácticas culturales ancestrales como pueden ser faenas, tequios y fiestas patronales basadas en el ciclo agrícola; 3) y “comunidades equiparables”, cuyos criterios son menos estrictos y permiten la consideración de localidades urbanizadas.

47 Santiago, 2013.

48 Becerril, 2019.

49 Pineda, 2016, 212.

50 Flores, 2015, 127.

51 Harvey, 2005, 99.

52 Ovando, 2018.

53 El Bosque de Agua es una cordillera ubicada entre el Valle de Toluca y la Ciudad de México.

54 Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 9 de mayo de 2015.

55 Gonzaga, 2017, 136.

56 Hernández, 2018, 147.

57 Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 1 de octubre de 2013.

58 Mastretta et al., 2014, 11.

59 Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 21 de octubre de 2016.

60 Integrado por habitantes de Tlacotepec, científicos y activistas.

61 Pineda, 2016, 214.

62 Si bien la definición de Foucault regularmente citada de dispositivo procede de una entrevista con psicoanalistas publicada con el título “El juego de Michel Foucault”, consideramos que, para comprender cabalmente los aportes más sustanciales de esta noción, habría que remitirse a “El dispositivo de la sexualidad”, apartado central del primer tomo de la Historia de la Sexualidad.

63 Alvarado, 2013, 75.

64 Tapia, 1996, 61.

65 Tapia, 1996, 33.

66 Tapia, 1996, 66.

67 Svampa propone la noción de giro ecoterritorial para denominar la manera en que sectores diversos han venido generando un lenguaje común con contenidos territoriales y ecológicos. Svampa, 2012, 20.

68 Ramos y Contreras, 2018.

69 Ramos y Contreras, 2018.

70 Subdirección de prensa, 2018.

71 Lares, 2018.

72 Ramos y Contreras, 2018.

73 Freire, 2005.

74 Ramos y Contreras, 2018.

75 Ramos y Contreras, 2018.

76 Subdirección de prensa, 2018.

77 En el sitio convergen las estaciones de metro y metrobús “Insurgentes”. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=5X5ufbXoJbU

78 Subdirección de Prensa, 2018.

79 En ese sentido, Rojas et al, 2018, retoman la noción de convivencialidad de Iván Illich para dar cuenta de otras formas de valoración y relación con el agua.

80 Jansen, 2018.

81 Álvarez y Alvarado, 2015.

82 Jansen, 2018.

83 Vommaro, 2015, 76-79.

84 Svampa, 2012, 22-25.

85 Ramos y Contreras, 2018.