Miscelánea

water and landscape
AGUA y TERRITORIO

¿El agua es vida? Cotidianidad y territorialidad en el contexto forestal y de escasez hídrica en la comunidad mapuche-huilliche Antü Wilef, San Juan de la Costa, Chile.

Is water life? Daily life and territoriality in the context of forest and water scarcity in the Mapuche-huilliche community Antü Wilef, San Juan de la Costa, Chile.

Francisco Pérez Hernández

Universidad Alberto Hurtado

Santiago, Chile

franciscoph97@gmail.com

ORCID: 0000-0002-0261-0924

Información del artículo
Recibido: 19 diciembre 2020
Revisado: 29 abril 2021
Aceptado: 11 julio 2021

ISSN2340-8472

ISSNe2340-7743

DOI10.17561/AT.20.5985

CC-BY

© Universidad de Jaén (España).
Seminario Permanente Agua, Territorio y Medio Ambiente (CSIC)

RESUMEN
La comunidad Antü Wilef en Chile, vive con la problemática de la escasez hídrica en contexto forestal. El objetivo central del artículo es exponer la manera en que este problema afecta la vida cotidiana de la comunidad y su noción de territorialidad. El estudio se desarrolla a partir de una revisión bibliográfica y entrevistas a miembros de la comunidad y personas cercanas a ella. En base a esto, se concluye que la falta de agua repercute en los ámbitos culturales, sociales y económicos de la comunidad. Además, se expone la forma en que la misma hace frente a la problemática a partir de iniciativas propias y administración de los recursos entregados por el Estado. El estudio se realizó durante todo el 2020, con las limitantes propias de la situación sanitaria que afecta al país y el mundo.

PALABRAS CLAVE: Escasez hídrica, Industria forestal, Mapuche-huilliche, Territorialidad, Cotidianidad.

ABSTRACT
The Antü Wilef community in Chile lives with the problem of water scarcity in a forestry context. The main objective of the article is to expose the way in which this problem affects the daily life of the community and its notion of territoriality. The study is developed from a bibliographic review and interviews with members of the community and people close to it. Based on this, it is concluded that the lack of water has repercussions in the cultural, social and economic areas of the community. In addition, the way in which the community deals with the problem through its own initiatives and administration of the resources provided by the State is presented. The study has been developed throughout 2020, with the limitations of the health situation affecting the country and the world.

KEYWORDS: Water shortage, Forestry industry, Mapuche-huilliche, Territoriality, Everyday life.

Água é vida? Vida cotidiana e territorialidade em um contexto florestal e de escassez hídrica na comunidade mapuche-huilliche Antü Wilef, San Juan de la Costa, Chile.

SUMÁRIO
A comunidade Antü Wilef no Chile, vive com uma problemática de escassez hídrica em um contexto florestal. O objetivo central do artigo é expor a maneira como este problema afeta a vida cotidiana da comunidade e sua noção de territorialidade. O estudo se desenvolve a partir de uma revisão bibliográfica e de entrevistas com membros da comunidade ou pessoas próximas a ela. Com base nisso, conclui-se que a falta d’água interfere nos âmbitos culturais, sociais e econômicos da sociedade. Além disso, o estudo apresenta a maneira como a comunidade enfrenta o problema a partir de iniciativas próprias e a partir da administração dos recursos fornecidos pelo Estado. O estudo foi realizado durante todo o ano de 2020, com as limitações próprias da situação sanitária que afeta o país e o mundo.

PALAVRAS CHAVE: Escassez hídrica, Indústria forestal, Mapuche-huilliche, Territorialidade, vida cotidiana.

L’eau est-elle la vie? Vie quotidienne et territorialité dans le contexte forestier et de pénurie d’eau dans la communauté Mapuche-Huiliche Antü Wilef, San Juan de la Costa, Chili.

RÉSUMÉ
La communauté Antü Wilef du Chili, vit avec la problématique de pénurie d’eau dans un contexte forestier. L’objectif de l’article est de montrer comment ce problème affecte la vie quotidienne de la communauté et sa notion de territorialité. L’étude se déroulera à partir d’une révision bibliographique et d’interviews des membres de la communauté ainsi que des personnes proches de celle-ci. A partir de cela, on peut conclure que le manque d’eau impacte jusqu’aux habitudes culturelles sociales et économiques de la communauté. De plus, on peut voir comment cette dernière fait front à cette problématique par le biais d’initiatives propres et par l’administration des fonds attribués par l’Etat. L’étude a eu lieu sur toute la période 2020, avec les limites imposées par le contexte sanitaire qui a affecté le Chili et le monde entier.

MOTS-CLÉS: Pénurie d’eau, Industrie forestière, Mapuche-huilliche, Territorialité, Vie quotidienne.

L’acqua è vita? La vita quotidiana e la territorialità nel contesto forestale e la scarsità d’acqua nella comunità Mapuche-Huillich Antü Wilef, San Juan de la Costa, Cile.

SOMMARIO
La comunità Antü Wilef in Cile convive con il problema della scarsità d’acqua in un contesto forestale. L’obiettivo principale dell’articolo è quello di esporre il modo in cui questo problema incide sulla vita quotidiana della comunità e sulla sua nozione di territorialità. Lo studio si sviluppa a partire da una rassegna bibliografica e da interviste con membri della comunità e persone ad essa vicine. Sulla base di ciò, si conclude che la mancanza di acqua colpisce le sfere culturali, sociali ed economiche della comunità. Inoltre, è esposto il modo in cui affronta il problema sulla base delle proprie iniziative e dell’amministrazione delle risorse fornite dallo Stato. Lo studio è stato condotto durante 2020, con i limiti della situazione sanitaria che colpisce il paese e il mondo.

PAROLE CHIAVE: Scarsità d’acqua, Industria forestale, Mapuche-huiliche, Territorialità, Vita quotidiana.

Introducción

La comunidad Antü Wilef (lugar por donde sale el sol) desarrolla su vida en medio de la escasez hídrica. Esta se encuentra en Chile, en la región de Los Lagos, específicamente en la comuna de San Juan de la Costa, y más particularmente en el sector de Anchiqueumo. Está ubicada en la ladera este de la Cordillera de la Costa y sus habitantes han visto afectadas sus condiciones de vida a partir de la llegada masiva de empresas forestales a la zona, con fuerte presencia del grupo forestal Arauco, por medio de Forestal Valdivia S.A. y Forestal Arauco S.A. ambas, filiales del grupo antes mencionado.

La historia de la industria forestal en Chile comenzó a desarrollarse a mediados del siglo XIX, con una participación principal de la propiedad privada, apoyada por políticas públicas estatales que buscaban la explotación productiva de la zona sur del país1. Durante este tiempo, se llevaron a cabo varias modificaciones en los territorios Mapuche del sur de Chile, desde el Bío Bío hasta la isla de Chiloé. Esto terminó con la relocalización de muchas comunidades a otros territorios2. Desde 1973, la plantación extensiva de pinos radiata y eucaliptus ha ido degradando los suelos y afectando la vida cotidiana de las comunidades indígenas rurales. El efecto más claro de esta producción forestal es la escasez hídrica, la cual afecta en varios planos a la vida de las personas; desde su vida cotidiana, pasando por sus prácticas productivas de subsistencia, hasta sus relaciones socioculturales3.

La historia de los conflictos por el uso del agua se basa en la confrontación entre el derecho consuetudinario y el positivo. El primero de estos se sustenta en las costumbres culturales de los grupos humanos y el segundo, en las legislaciones jurídicas que se crean durante los diferentes regímenes políticos. Así, se entiende que, en nuestros días, Chile sea uno de los países donde se desarrollen más conflictos entre las comunidades y las empresas, dado que la legislación nacional permite la explotación de recursos naturales, como el agua y la tierra, a gran escala y privilegiando la propiedad privada tal como se consigna en el Decreto de Ley 7014.

Esta disputa se lleva desarrollando en Chile desde la llegada de los españoles. Durante los distintos periodos históricos que sucedieron a la “conquista” de América, llámese colonia, independencia, república y capitalismo, se crearon mecanismos para sobrellevar esta disputa. Los pueblos indígenas en Chile han tenido una estrecha relación con el agua desde el periodo precolombino. Estudios como los de Yáñez y Molina (2011) muestran que desde el paleoindio (12.000 a. C. - 9.000 a. C.), los primeros rastros de comunidades en el actual territorio chileno muestran lo importante que fue para ellos el uso y aprovechamiento del agua. Las ubicaciones de los asentamientos, las actividades productivas o la importancia social del elemento dan cuenta que, desde los inicios indígenas en el país, la relación de estos con el agua ha sido muy estrecha. Esta situación se mantuvo con la llegada europea y se profundizó con el establecimiento de la república, donde se han seguido desarrollando las disputas por el uso del agua entre las comunidades indígenas, el Estado y las empresas que hacen uso del recurso5. Después de 1883, con el proceso de expansión nacional de Chile, los mapuche fueron relocalizados y “encerrados” en territorios determinados por el Estado6. Sin embargo, en todas y cada una de estas disputas, los menos favorecidos fueron los mismos, las comunidades indígenas y rurales. Durante estos distintos periodos, los diferentes gobiernos (Monarquía y República) han cometido genocidios, exclusiones políticas y discriminación sociopolítica hacia las comunidades desfavorecidas con el tema de los recursos naturales7.

Chile, al igual que sus países vecinos, se encuentra en una situación crítica de escasez de agua. El extractivismo, los monocultivos o la agricultura intensiva, se han posicionado como los principales enemigos de la naturaleza y las comunidades rurales. El agua y los recursos naturales en Chile se privatizaron en 1981, durante el Gobierno cívico-militar de características socioeconómicas neoliberales8. Esto significaría la mayor expresión de los principios neoliberales, al definir la naturaleza como un bien de consumo transable en el mercado9. A partir de esto, la protesta del pueblo Mapuche tiene como eje central los procesos históricos de despojo de tierras y degradación ambiental de los ecosistemas que habitan10. Desde este punto, podemos hablar de la no existencia de justicia ambiental en nuestro país, entendida como una distribución equitativa entre cargas y beneficios ambientales entre todos los actores sociales que intervienen un territorio, reconociendo la situación de las comunidades y de sus integrantes en la toma de decisiones11.

La legislación en torno al agua en nuestro país señala que este es un recurso cuyas concesiones y derechos de uso se venden en el mercado, ante lo cual, las industrias mineras, agrícolas, forestales y energéticas se disputan el derecho a su uso en el norte, centro y sur del país. A partir de una serie de medidas, los países de la región y, en particular, Chile como punta de lanza del proyecto neoliberal en Latinoamérica, han dado paso a la “neoliberalización” de la naturaleza. En palabras simples, la naturaleza pasa a ser un bien de consumo y cuestiones esenciales como el agua, el aire o la tierra se convierten en bienes adquiribles en el mercado12. En el caso específico del agua, se sostiene que la mercantilización de este recurso tiene su argumento central en que es el mercado el mejor regulador de los derechos para acceder a dicho recurso y que son las grandes empresas quienes tienen y pueden hacer el mejor uso de este bien13. El Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de Comercio (OMC) hicieron todo lo posible para que el agua comience a ser vista como un producto transable en el mercado, dejándolo a disposición de estrategias económicas como los Tratados de Libre Comercio14. En este sentido, el Estado es responsable directo de los problemas hídricos de sus territorios, al favorecer la gestión privada del recurso antes que la gestión comunitaria y social15. Esta situación supone la mayor amenaza para la reproducción del ecosistema natural y la sobrevivencia de los grupos humanos que habitan dichos espacios16.

Entre las principales consecuencias socioculturales que se encuentran en el centro del proceso de mercantilización hídrica, se encuentra la fragmentación de la tríada histórica de los pueblos prehispánicos en América, agua-suelo-bosque. De esta manera, se ha afectado directamente la vinculación de las comunidades con el lugar donde viven, la territorialidad. Esto es un proceso en el cual las comunidades que habitan un determinado territorio dan un sentido de pertenencia al mismo mediante la interacción y la convivencia tanto interna como externa de dicho grupo humano17. A partir de este proceso se generan también prácticas y acciones impulsadas por la comunidad para hacer frente al problema de la escasez hídrica en su territorio, dado que las diferentes respuestas emanadas desde el Estado no han logrado solucionar la problemática en cuestión. En el caso de Chile, en el año 2005 se realizó una reforma que buscaba resolver en parte el problema que había generado la fragmentación territorial realizada en un comienzo. No obstante, y aun cuando existieron modificaciones, la situación de despojo e inequidad territorial persistieron18.

La neoliberalización del agua en la región está asociada al avance económico del sector privado en campos que antes fueron gestionados por el Estado (durante el auge de los modelos productivos desarrollistas a mediados del siglo XX), como la prestación de servicios hídricos, y en actividades económicas asociadas a la extracción de recursos y la plantación de monocultivos, dirigidas todas hacia el plano internacional. A partir de esto, se han generado nuevas normativas que dejan en posición de inferioridad y desprotección a las comunidades indígenas y rurales de toda la región19.

Presentación del caso de estudio

El acceso al agua en la región de Los Lagos es cada vez más dramático, en especial en la comuna de San Juan de la Costa. A continuación, se exponen algunas cifras que ayudan a comprender la magnitud de la problemática. Tal como plantea Benavides (2019), en la comuna de San Juan de la Costa las comunidades rurales afectadas por el problema hídrico viven en promedio con acceso a 50 litros de agua por persona, muy por debajo de lo sugerido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sostiene que con esta cantidad al día solo se asegura la sobrevivencia humana. El consumo de agua diario por las plantaciones forestales en la provincia de Osorno alcanza los 4.300 millones de litros. Esta provincia tiene una población de 235.000 personas aproximadamente, por lo que, si en promedio una persona debiera consumir entre 120 y 200 litros al día, serían 32 millones de litros de agua al día20. A partir de la información entregada por Benavides, podemos llegar al dato de que con toda el agua consumida por la producción forestal provincial en un día se podrían abastecer 134 días del consumo humano total de la provincia.

A su vez, a partir de la información obtenida desde la Ilustre Municipalidad de San Juan de la Costa, se aprecia en el Plan de Desarrollo Comunal (PLADECO) del año 2017 la problemática en torno a la degradación de los bosques nativos y el empeoramiento en la cantidad y calidad de agua, que son considerados como una debilidad. De la misma manera, en dicho documento se considera como un lineamiento estratégico en el área del medio ambiente “Promover la protección del patrimonio medioambiental de la comuna, desarrollando estrategias participativas de concientización ecológica de la población”21. De la misma manera, en el documento “Proyecto de desarrollo local para San Juan de la Costa 2017-2021” de la misma municipalidad, se establece como un compromiso para este periodo la realización de un “Plan estratégico de solución al problema del Agua en San Juan de la Costa” 22. Sin embargo, no se expone en ninguna parte del documento cómo será el desarrollo de ese plan estratégico, algo que sí ocurre con los demás compromisos enunciados en dicho proyecto. Aquí es necesario exponer que, a partir de la información que entrega el Ministerio de Desarrollo Social, en la comuna de San Juan de la Costa, el 89,7 % de la población no cuenta con acceso a servicios básicos, como el agua23.

La investigación que aquí se presenta propone un entendimiento del caso desde la ecología política. Por lo cual, busca generar una reflexión crítica sobre el modelo de producción forestal extractivista y la forma en que afecta la vida de las comunidades a su alrededor. En base a lo anterior, el objetivo del artículo es comprender la forma en que la escasez de agua afecta la cotidianidad y las nociones de territorialidad en las comunidades rurales indígenas del sur de Chile y, en particular, la comunidad Antü Wilef del sector de Anchiqueumo en San Juan de la Costa. Esto se presenta a partir de tres objetivos específicos: en primer lugar, describir la situación hídrica de la comunidad; en segundo lugar, comprender cómo se estructura la noción de territorialidad en la comunidad en base a esta situación hídrica; y, en tercer lugar, determinar las estrategias cotidianas de la comunidad para hacer frente a esta problemática. Para esto se hace una revisión bibliográfica del fenómeno y se tomará el caso específico de la comunidad antes mencionada. Finalmente, se expondrán las interpretaciones realizadas a partir de los resultados obtenidos y presentaremos algunas conclusiones que den la opción de profundizar los estudios sobre esta temática.

Muchas áreas rurales de Chile están experimentando escasez de agua. La razón está relacionada con las industrias extractivas del país. En el sur, la escasez de agua se origina en dos procesos productivos específicos, uno de los cuales es la producción de energía a través de centrales hidroeléctricas y el otro es la plantación de monocultivos. La región de Los Lagos concentra 74.329 plantaciones forestales, de las cuales 12.839 pertenecen a la comuna de San Juan de la Costa. De estas, 12.199 corresponden a pino y eucalipto24. Estas plantaciones son el principal enemigo de las comunidades rurales de la zona, porque necesitan usar mucha agua subterránea para su crecimiento, lo que seca las napas subterráneas y hace que no exista agua disponible para los residentes del territorio.

A partir de este panorama, se revisa el caso de la comunidad Antü Wilef, una comunidad especialmente afectada por el problema de la escasez hídrica. Su ubicación geográfica y el entorno forestal que la rodea hacen que el acceso al agua en esta comunidad sea cada vez menor. Esto queda representado en los Mapas 1 y 2, en los que se presenta la zona en cuestión y las plantaciones forestales que existen en ella.

Mapa 1. Zona Antü Wilef

Fuente: elaboración propia a partir de Google Maps.

Mapa 2. Plantaciones forestales en San Juan de la Costa

Fuente: elaboración propia a partir de Rumián, 2019.

Antü Wilef es una comunidad de origen mapuche-huilliche, pueblo originario de la zona sur del país. Se extendían históricamente desde el sur del Río Bueno hasta la isla de Chiloé. La comunidad en cuestión se ubica en la cara este de la cordillera de la costa, a unos cincuenta km de la ciudad de Osorno. Está compuesta por 30 personas agrupadas en trece familias en la actualidad, en su mayoría adultos mayores o cercanos a este grupo etario.

Metodología

El acceso a la comunidad estuvo mediado por Salvador Rumián, académico de la Universidad de Los Lagos, sede Osorno, quien ha desarrollado un importante trabajo en torno a la industria forestal en la zona de San Juan de la Costa. Esto le ha permitido tener una estrecha relación con las diversas comunidades que ahí residen y se ven afectadas por esta producción. En este sentido, la elección de la comunidad Antü Wilef para la realización del estudio se basa en las posibilidades prácticas de acceso que entregó Salvador. El contexto de pandemia complicó las opciones de generar una muestra integral de la comunidad. En este caso, las personas de la comunidad que han sido entrevistadas fueron quienes aceptaron la invitación realizada para la construcción de esta investigación. A partir de la presidente de la comunidad, Claudina Millán, de unos cincuenta años, se extendió la invitación al resto de habitantes de Antü Wilef. Fue ella quien proporcionó fotografías del paisaje actual del territorio. También participó del estudio una mujer adulta cercana a los 40 años, un hombre de entre 55 y 60 años y dos mujeres entre 50 y 60 años que en la actualidad se encuentran trabajando en programas de empleo municipal para paliar la crisis económica producto de la pandemia. Además, participó Mario Mendoza, fotógrafo que realizó hace algunos años un trabajo de dicha área para dar cuenta de la vida cotidiana en la comunidad y quien fue contactado vía telefónica para presentarle el proyecto y consultar su participación. Por último, también participó del estudio la werken (figura que cumple el rol de portavoz dentro de la tradición mapuche) de la comunidad Chamul, en la comuna de Lago Ranco, Región de Los Ríos, Alicia Raillanca, quien accedió a participar por su cercanía personal conmigo, además considerando la importancia cultural de su figura dentro del mundo mapuche. Con todos ellos se realizaron entrevistas vía telefónica en las cuales se abordó la cuestión vital del problema hídrico, tanto para la comunidad en particular como para el mundo indígena en general25.

El acceso a la comunidad fue mediante una reunión en el mes de diciembre del año 2019, donde se dio a conocer el estudio y se estructuró un plan de trabajo para el año 2020. Dicho plan contemplaba visitas mensuales a la comunidad entre los meses de marzo y julio, con estancias temporales en la misma y un acercamiento etnográfico a la cotidianidad de Antü Wilef. Este se vio afectado por la situación sanitaria del país, razón por la que a partir del contacto con la presidenta de la comunidad planteamos la opción para poder entrevistar a aquellos miembros que aceptaran participar voluntariamente. De la misma forma, el contacto con el fotógrafo fue a partir de la revisión digital, por medio de la cual se llegó a su trabajo y a su contacto. Por su parte, el contacto con Alicia, de la comunidad Chamul, fue por medio de un intermediario que posibilitó la comunicación. Las entrevistas fueron en profundidad, en las que a partir de tres preguntas se desarrollaron los ejes temporales del pasado, presente y futuro, los cuales respondieron a la noción de cotidianidad y territorialidad en relación con el agua en la zona. Este tipo de entrevistas nos ofrecen la posibilidad de establecer una comunicación flexible con las personas entrevistadas, abordando diferentes tópicos que puedan nacer a partir de las preguntas que se proponen por parte del entrevistador26. Las preguntas que se formularon a las cinco personas que participaron fueron: ¿Qué recuerdos tiene usted de la vida cotidiana antes de las forestales y la escasez hídrica?, ¿cómo ha cambiado la vida en la comunidad a partir de la escasez de agua? y ¿cómo proyecta el futuro de la vida en la comunidad de Anchiqueumo? Por otro lado, la entrevista con la werken de Chamul versó sobre el ámbito de la cosmovisión mapuche y la importancia central que tiene el agua para este pueblo. La función de estas entrevistas es dotar de un contenido experiencial la revisión bibliográfica que se realizó acerca de la problemática de la escasez hídrica en la zona sur de Chile.

Además de las entrevistas, se pudo obtener mucha información atingente a la temática por medio de la revisión bibliográfica, necesaria en cualquier investigación para la construcción del marco teórico y el respectivo estado del arte de la cuestión. Teniendo en cuenta las condiciones sanitarias antes mencionadas, se anuló la posibilidad de realizar trabajo de campo, por lo que se tuvieron que hacer ajustes para el abordaje teórico de la problemática. Además de lo descrito anteriormente, también se consideran parte metodológica del estudio la elaboración de mapas de la zona, la revisión de otros que presentan el contexto forestal en el territorio y las fotografías entregadas por la comunidad para representar la situación en la que esta se encuentra. En síntesis, la metodología utilizada en la investigación tiene como finalidad obtener una revisión integral sobre la vida cotidiana y los conceptos territoriales de las comunidades rurales en el sur de Chile que sufren con la escasez de agua, enfatizando en las comunidades con herencia indígena, como Antü Wilef.

Resultados

La convivencia entre la comunidad Antü Wilef y las empresas forestales a su alrededor, deja a la luz una serie de fenómenos que han podido ser recabados y contrastados además con la revisión bibliográfica y el respectivo análisis ya presentado. En primer lugar, queda demostrada la contraposición entre los intereses de las familias trabajadoras de la comunidad y las empresas forestales que colindan con ellas. Nancy lo expone de manera clara y precisa:

“El campo es como nosotros los seres humanos, necesita estar limpio, necesita recuperarse. Hay una diferencia moral entre cómo ven la naturaleza los dueños de las forestales y la gente de la comunidad. Los primeros ven la naturaleza como algo que necesita sobre producirse [sic], nosotros como un elemento fundamental para la vida”27.

En segundo lugar, las personas que habitan el territorio exponen que las condiciones para desarrollar una vida en él cada vez se vuelven más complejas. El no tener acceso al agua afecta a diversas áreas de su vida, desde el ámbito familiar hasta el ámbito productivo o de subsistencia. Existe una relación dual entre los recuerdos y las proyecciones, mediado por un presente desolador, en el cual la comunidad ha ido perdiendo integrantes, como lo expone C. Millán (2020): “En la comunidad de Anchiqueumo viven cerca de treinta personas, son pocas las familias que quedan. Muchas familias vendieron sus terrenos a las forestales, quedamos los más guerreros. En su mayoría viven adultos mayores”28. Los integrantes de la comunidad han visto cómo sus tradiciones vitales se desmoronan y las personas que resisten en el territorio van volviéndose mayores. Nancy plantea que:

“Los terrenos no producen lo que producían antes. Trigo ya no se siembra, hay que comprar la harina. Antes se cosechaba trigo y se iba a moler a los molinos para tener la harina. Para el invierno se llenaban las vegas (partes más bajas de los terrenos) de agua, son las tierras más productivas. Jugábamos con las artesas (recipientes de madera para el lavado de ropa) en el agua, de tanta agua que había”29.

En relación con lo último, se establece una relación directa entre el despoblamiento y el empobrecimiento de las comunidades indígenas rurales con la escasez de agua, producto de la empresa forestal, tal como lo expone Rosa:

“A partir de esto, de la falta de agua, la gente se va yendo a Osorno o a otras partes, para ganar su dinero. No quieren volver al campo, porque es muy sacrificado. Estamos quedando solo adultos mayores en la comunidad, muchas tierras quedan botadas, la gente se va y deja las tierras”30.

En tercer lugar, existen consecuencias visibles e invisibles que también afectan seriamente la vida de las personas en la comunidad. Entre los fenómenos visibles, se encuentra la modificación drástica del paisaje territorial. Así lo expone M. Mendoza, quien sostiene que es problemática la situación paisajística del territorio, ya que “Antü Wilef se traduce: por donde alumbra el sol. Viven donde nace el sol, pero donde es más difícil llegar. Toda la situación hídrica que afecta el paisaje termina por afectar su conexión con sus animales, con su tierra, con sus cosas y sus costumbres”31. Además, por los efectos de las plantaciones forestales y los cuidados que las empresas hacen de ellas, se da un doble efecto para la comunidad. Marta relata que: “Los pinos, cuando hay viento, sueltan un polvo amarillo que contamina las plantaciones, el agua, manchan hasta la fruta”32. Esto trae consecuencias en términos de contaminación visible, pero también a largo plazo termina por afectar a la salud de las personas en la comunidad, las cuales deben consumir esa agua y esos alimentos (Figuras 1 y 2).

Figura 1. Paisaje de la comunidad Antü Wilef

Fuente: Claudina Millán, presidente de la comunidad Antü Wilef, 14 de noviembre del 2020.

Figura 2. Huerta seca en la comunidad Antü Wilef

Fuente: Claudina Millán, presidente de la comunidad Antü Wilef, 19 de noviembre de 2020.

En las imágenes presentadas queda de manifiesto la situación paisajística del territorio, tanto la desolación de los terrenos forestales, como la degradación de los suelos de la comunidad para actividades de subsistencia elementales como la plantación de vegetales en la huerta. El panorama vital de la comunidad Antü Wilef se ha visto indefectiblemente afectado a partir del arribo forestal a su territorio. Los problemas ya enunciados representan la cara más visible de la problemática en cuestión. A raíz de estas situaciones, se ha modificado la composición demográfica de la comunidad, quedando en su mayoría personas adultas, incluso mayores, ya que los jóvenes, al no tener oportunidades de desarrollo en el lugar, deciden emigrar a la ciudad. Tal como lo plantea Rosa en párrafos anteriores, la gente emigra a Osorno para ganar dinero, quedando solo adultos mayores y muchas tierras sin gente para trabajarlas. Además, las actividades productivas ancestrales, como la cría de animales y la plantación de vegetales, han debido quedar relegadas al mero consumo personal, ya que no existen las condiciones medioambientales para sostener una producción de mediana escala que pueda ser vendida posteriormente. Así lo plantea C. Millán: “Cuidar el agua, porque el agua es vida para nosotros y los animalitos y las plantas. Estamos plantando chilco para cuidar el agua, que ellos son purificadores del agua. Sin agua no hay vida”33.

En cuanto a las políticas públicas y el apoyo de instituciones externas hacia la comunidad, la situación es de un abandono importante. No existen iniciativas desde las autoridades comunales ni regionales para apoyar y solucionar la situación de la escasez de agua en el territorio. Así lo expone Genaro: “Necesitamos más apoyo de parte de las autoridades, para no perder nuestras aguas a futuro. No sé, poder plantar más árboles nativos que ayuden a recuperar nuestras aguas”34. Por estas condiciones la comunidad ha debido entrar en prácticas de autoabastecimiento, como lo relata el fotógrafo M. Mendoza: “Son autosustentables, se autogestionan y trabajan entre ellos. No hay apoyo de ninguna institución, ni de las ONG ni de los municipios. Sembrado familiar, todos participan en las actividades productivas”35. Esto se puede ver en estrategias para la recolección, administración y gestión de agua que los miembros de la comunidad deben realizar.

La Figura 3 muestra la forma en que las personas de la comunidad recolectan agua. Desde lo alto de la vivienda nace una manguera y a través de dicha manguera se deposita en el estanque verde que se observa en la fotografía. La gestión hídrica ha estado a cargo de la misma comunidad. Sus integrantes han ideado otros métodos para administrar la poca agua a la que tienen acceso. Marta es ilustrativa al respecto: “Nosotros plantamos árboles que retengan el agua, el chilco, el temo, la pitra, la luma, a partir de eso nosotros podemos tener agua para el hogar, pero no para riego”36.

Figura 3. Recolección de agua en Antü Wilef

Fuente: Claudina Millán, presidente de la comunidad Antü Wilef, 19 de noviembre de 2020.

La escasez de agua se ha estructurado en la comunidad como un problema nuclear para su vida. Como ya se ha mencionado, distintas actividades fueron afectadas por esta situación y a partir de esto, muchos de los habitantes del territorio tuvieron que abandonarlo. Aquí las opciones han sido varias, algunos han vendido sus terrenos a las empresas forestales y se han marchado, mientras que otros, los más jóvenes, han dejado a su familia en el campo y han encontrado una vida nueva en la ciudad. En ella tienen un trabajo y una calidad de vida superior a la que pueden aspirar en la comunidad, dadas las condiciones medioambientales. Rosa es clara a la hora de referirse a esto y a las proyecciones de la vida en el territorio: “Veo difícil que haya cambios. Pero me gustaría que no hubiese plantaciones de eucaliptus o pino. Me gustaría que mi hija no se fuese así como así del campo, que estuviera con nosotros acá”37. En definitiva, sea cual sea la opción que se ha tomado, el caso es que las familias han quedado reducidas y, por ende, la comunidad se ha visto afectada en términos de relaciones sociales, familiares e incluso laborales, al no existir mano de obra que pueda trabajar la poca tierra disponible.

En este sentido, es posible proponer la hipótesis de que la situación de la comunidad es a todas luces un grave problema socioambiental, el cual se repite en diversas zonas de nuestro país. El caso de Anchiqueumo refleja las dificultades en distintos ámbitos de la vida que deben enfrentar los grupos humanos que habitan los sectores rurales de Chile, con cuestiones de orden productivo, alimenticio, de subsistencia, familiares y relacionales38. Esto nos plantea las diversas dificultades que se desarrollan a partir del problema hídrico y las implicaciones sociales de las condiciones naturales.

Finalmente, una consideración importante que debe ser expuesta en esta ocasión y en la medida de lo posible explotada en siguientes estudios, son las prácticas cotidianas que los integrantes de la comunidad generan para resistir a la escasez de agua. Existen iniciativas medioambientales y organizativas dentro de la comunidad que son importantes de destacar. Aquí la más llamativa y esperanzadora es la de la plantación de flora que sirva para retener y purificar el agua. En este contexto, acciones como estas, autodeterminadas por las comunidades, con una finalidad en beneficio de la naturaleza y los grupos humanos, debieran ser apoyadas por las distintas instituciones competentes, desde el nivel más local con la Municipalidad de San Juan de la Costa, hasta el nivel central del país con leyes y políticas públicas que respondan a esta necesidad. Estas prácticas denotan una forma de resistencia particular llevada a cabo por la comunidad y sus integrantes, agudizando la demanda en contra de las instituciones correspondientes que debieran dar solución al problema hídrico en el territorio.

Análisis

En base a lo ya expuesto, y a los análisis desarrollados a partir de la información obtenida y revisada, es posible sostener tres consideraciones principales para el estudio. La primera de ellas es que la escasez hídrica ha traído consigo una modificación de la composición demográfica de la comunidad. Las cifras obtenidas en el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que para el año 2002 la población de San Juan de la Costa, comuna donde se ubica el sector de Anchiqueumo y la comunidad de Antü Wilef, era de 8.831 habitantes39. Esta cifra tiene un abrupto descenso del 15 % para el año 2017, último registro censal del país. Aquel año se registró en San Juan de la Costa una población de 7.512 habitantes40. Esto sustenta los planteamientos hechos por los miembros de la comunidad en las entrevistas realizadas, donde daban cuenta de que su población había ido en constante descenso desde la llegada de las forestales. Entendiendo que de igual forma el proceso de migración rural-urbano es multifactorial, la situación particular de esta comunidad, más la información recolectada por parte de sus miembros, permiten exponer que en este caso dicha migración está relacionada directamente con la producción forestal en el territorio. Sumado a esto una larga lista de cuestiones que se relacionan, desde las políticas públicas hasta la nula reconversión productiva.

En relación con esto, Montalba y Carrasco constataron etnográficamente las problemáticas visibles que afectan a las comunidades rurales indígenas expuestas a la expansión forestal. En primer lugar, la salud de la naturaleza se ha visto gravemente afectada. Se han secado los suelos, ya no hay animales y los que hay mueren o se deterioran por la falta de recursos. A su vez, los diferentes químicos utilizados por la empresa forestal afectan a las plantaciones y a los terrenos de las comunidades, generando otro impacto más en su vida41.

La salud de los miembros de la comunidad ha ido en declive desde la llegada de las forestales. Las mismas personas de la comunidad hacen una delimitación temporal para referirse a la salud, ya que antes de las forestales consideraban que se enfermaban menos y si lo hacían tenían los medios naturales para hacer frente. En cuanto a las consecuencias culturales, los mismos autores revelan un hecho que se repite en varias comunidades mapuche. La importancia de los lugares sagrados para el pueblo mapuche ha sido dejada en el olvido por el Estado y la industria forestal. Muchos de estos lugares han quedado en medio de plantaciones forestales o proyectos productivos de otros tipos, con lo cual se les niega a las comunidades su derecho al ejercicio libre de sus creencias y, además, cortan el traspaso de generación a generación que permite la subsistencia de la cosmovisión.

La segunda consideración está vinculada a la relación de la comunidad con el agua. Esto también había sido expuesto por la comunidad, quienes han tenido que abastecerse a partir de camiones repartidores de agua financiados por la municipalidad. Así lo sostiene Genaro: “En nuestra comunidad el cambio es más grande, tenemos menos agua, se han secado muchas norias. Por esto, tenemos que recibir agua por parte del municipio, muchos de nuestros socios de la comunidad”42. En la actualidad, muchas de las familias que ahí viven deben ser abastecidas de agua por la municipalidad y otras deben generar diversas estrategias para aprovechar las pocas reservas de agua que logran perdurar y a las cuales pueden acceder en determinados periodos del año. Claudina Milán, presidenta de la comunidad expone que: “El camión aljibe municipal va a la comunidad una vez por semana, beneficiando a tres familias, incluida la mía, con un estanque de mil litros semanales”43. Esta situación se ve interrumpida en ocasiones por las contingencias mecánicas que puede sufrir el camión. Así lo expone el fotógrafo Mario Mendoza: “Se precariza también la entrega del agua, a veces no llegan los camiones por diversos motivos, mecánicos, técnicos y/o de combustible”44. Otras familias de la comunidad han podido acceder al beneficio de tener un estanque para almacenar agua, sin embargo, esto no es algo que suceda de forma permanente, sino que es por un periodo determinado de tiempo, ya que luego las familias deben entregar el estanque nuevamente a la municipalidad para que esta lo pueda utilizar en otras comunidades.

El agua supone para muchos pueblos indígenas un bien esencial para su desarrollo, tanto material como espiritual. A partir del caso de las comunidades pehuenche de la región del Bío Bío, al sur de Chile, y la construcción de represas hidroeléctricas, se plantea que la ejecución de estos proyectos por parte de la transnacional Endesa significó un grave daño para la calidad de vida cotidiana de las comunidades indígenas, afectando sus procesos productivos de subsistencia y, además, afectando a sus valores culturales, costumbres y modos de habitar el territorio, su territorialidad45. Esto se sintetiza en la idea de que la naturaleza se construye a partir de las diferentes concepciones que los grupos humanos hagan de ella. Aquí son muy importantes los “contextos materiales, las instituciones sociales, las nociones morales, las prácticas culturales e ideológicas particulares”46.

Tal como expone Alicia Raillanca, para el pueblo mapuche existen categorías que no se pueden separar al momento de desarrollar un análisis. Desde la cosmovisión hasta las prácticas cotidianas, son elementos esenciales para entender la vida de las comunidades de pueblos originarios. Siguiendo esta línea, plantea que el agua es un elemento divino dentro de la cosmovisión mapuche, que cruza tres dimensiones distintas: Nag mapu (el agua asociado al concepto de biodiversidad occidental), Wenu mapu (el agua como bien natural divino utilizado en ceremonias) y Minche mapu (las aguas subterráneas como reservas de vida, que pueden ser extraídas solo en casos extremos y previa realización de un ritual para tener el permiso de las fuerzas que administran estas aguas)47. A su vez, la tradición mapuche-huilliche también desarrolla la relación con la naturaleza y sus elementos, a partir de la figura del Canillo. Esta figura representa para la cultura mapuche-huilliche las fuerzas destructoras de la naturaleza y particularmente del calor y de la sequía, las cuales son entendidas como elementos negativos y contrarios al desarrollo de la vida en todas sus formas48.

La clave de todo esto es que dichas fuerzas pueden incluso traer consigo la ruptura del cosmos, que en este caso se asocia con las distintas áreas de la vida en la comunidad que se han visto afectadas con la escasez de agua a raíz de la producción forestal. La situación de las comunidades mapuche rurales es extrema49. A partir de lo expresado por la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN), los impactos de las plantaciones de pino y eucaliptus en las zonas rurales donde habitan las comunidades afectan el acceso al agua que pueden tener estas, sumado a las consecuencias sociales y culturales50.

En los últimos años, estudios confirman la fuerte caída de los caudales hídricos en la zona sur del país, pronosticando altos niveles de sequía para las regiones de Los Lagos y Los Ríos en los próximos años. Las solicitudes por derecho a utilización de aguas superficiales en territorio mapuche tienen tres casos que concentran la mayor cantidad, Mariquina (Región de Los Ríos), Cañete (Región del Bio Bio) y San Juan de la Costa (Región de Los Lagos), concentrando aquí el 25 % de las solicitudes nacionales51.

La situación problemática en los territorios históricos del pueblo mapuche respecto a la explotación forestal no solo se explica a partir de una cuestión económica, social o productiva. También existe una visión cultural opuesta a la occidental representada por el Estado de Chile, algo que ellos llaman el ecologismo cultural mapuche. De esta forma, se plantea la existencia de dos tipos de efectos que repercuten en las comunidades. Los efectos visibles y los profundos. Los primeros tienen que ver con aquellos impactos directos que se aprecian a simple vista en el paisaje y los segundos, constituyen impactos que atañen a la vida humana de la comunidad, su cosmovisión, su cultura y su cotidianidad52. El paisaje territorial mapuche ha sufrido un severo cambio desde hace aproximadamente treinta años. El territorio donde el Estado chileno no había hecho acto de presencia ahora está invadido por actividad capitalista neoliberal, con explotaciones forestales, hidroeléctricas y demás tipos de producción altamente nocivas para el medio y sus habitantes53. Como expone Seoane (2013), el extractivismo no solo se refiere a sacar de la tierra, sino también a la forma de apropiación privada de algo que antes fue comunitario por medio de la violencia y sus diferentes expresiones54. En síntesis, la importancia del territorio físico que habitan las comunidades indígenas se construye en base a la relación cultural e histórica de las mismas con el lugar. Esto se plantea como la territorialidad de dicho grupo humano. Sin embargo, este proceso se ha visto sistemáticamente entorpecido por la acción de la producción forestal y es que, a partir de las constantes modificaciones territoriales, tanto de los elementos como de las condiciones de vida, la relación entre el espacio y la comunidad se vuelve una relación tormentosa, sujeta a diversas condiciones desfavorables y que van generando relaciones de desapego por parte de la comunidad a su territorio histórico, donde habitaron sus ancestros.

Conclusiones

La situación de las comunidades rurales del sur de Chile se ha visto seriamente afectada por las producciones forestales. Estas repercuten en diversas áreas en la vida de las personas que habitan este territorio. El estudio da cuenta de tres ejes centrales que se desprenden de esta situación, los cuales han sido recogidos a partir de las lecturas realizadas y la experiencia obtenida por parte de los miembros de la comunidad Antü Wilef en San Juan de la Costa. En primer lugar, la migración del campo a la ciudad no es un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad, sin embargo, lo problemático de esta situación es que la gente está dejando sus territorios ancestrales no por voluntad propia, sino obligados a ceder frente a las presiones de las empresas que tienen sus trabajos productivos a su alrededor, haciendo muy difícil el desarrollo laboral en la zona, provocando un exilio masivo de los habitantes jóvenes del territorio, buscando mejores condiciones socioambientales para vivir. Esto trae consigo que existan hoy en día diversas disputas territoriales en muchas zonas del sur de Chile, donde comunidades indígenas rurales reclaman territorios ocupados por grandes empresas de producción con base en la extracción o aprovechamiento de los recursos naturales. En este caso, la escasez de agua se erige como el principal factor que complica la vida de las personas que habitan el sector de Anchiqueumo, puesto que, dada su ubicación se ven afectados por las plantaciones forestales ubicadas en lo alto de la cordillera de la costa, donde absorben todo el recurso hídrico que debiera bajar por las laderas y quebradas. Esta situación termina por hacer insalvable la vida humana y la vida en general del territorio. Por esta razón, se estructura un fenómeno de rápido envejecimiento poblacional, lo que proyecta un futuro complicado para las aspiraciones de vida en la comunidad Antü Wilef.

En segundo lugar, es relevante exponer las formas en las cuales las comunidades deben gestionar el recurso hídrico. La situación de estas es que, en muchas ocasiones, deben ser abastecidas por camiones con agua o grandes estanques para el almacenamiento del agua suministrada por los municipios. Si bien esto podría ser entendido como una forma en que las autoridades políticas de los territorios se hacen cargo de la problemática, desde este estudio podemos tensionar dicha idea contraponiéndola con que se terminan generando relaciones subsidiarias y de un cierto clientelismo con las personas que necesitan el recurso55. Todo esto amparado por una forma histórica de proceder del Estado de Chile para con los pueblos originarios y la pequeña agricultura. El país en su historia republicana ha desarrollado una serie de medidas que van en favor de un crecimiento económico a toda costa, dejando vía libre en su momento para que los colonos se instalaran en las tierras ancestrales de los pueblos originarios y ahora permitiendo la entrada libre y soberana de empresas extractivas que tanto daño han causado a la vida y cultura de estas comunidades. En definitiva, vemos cómo esto termina por dar vía libre a las empresas que operan en los territorios, haciendo un uso extensivo e indiscriminado de los recursos disponibles, condenando a las comunidades a una vida indigna y atentando directamente contra su cultura.

Finalmente, es importante comprender las formas de resistencia que se levantan desde estos territorios, donde es la misma gente quien debe hacer frente a la situación hídrica. Aquí es importante exponer que estas iniciativas nacen a partir del conocimiento territorial que tienen las comunidades, lo cual las valida como un ente que lucha tenazmente contra las formas de depredación ambiental y producción capitalista a costa de la naturaleza. Todas estas plantaciones vegetales tienen como objetivo central hacer más llevadera la vida humana en el territorio, pero en ningún caso permiten generar formas de producción de pequeña escala para el sustento familiar y comunitario. Iniciativas como estas muestran el real valor que tiene para la comunidad la relación con el medio ambiente y la naturaleza. Ellos –a diferencia de la industria forestal– intervienen el medio con fines vitales y no con expectativas meramente productivas y económicas. La relevancia que tienen las plantaciones llevadas a cabo por parte de la comunidad está dada por el gesto material e inmaterial de una relación integral y plena entre el pueblo mapuche-huilliche y el territorio que se habita. En este sentido, se vincula directamente con la territorialidad desarrollada por la comunidad en el contexto específico de la convivencia con la industria forestal y sus consecuencias directas.

La vida de las comunidades rurales en San Juan de la Costa se ha visto directamente dañada por la producción forestal, siendo afectadas las diversas áreas que competen a la vida humana: su composición familiar, su desarrollo cultural y su desarrollo productivo, entre muchas otras que no han sido posibles de abarcar en esta ocasión. No obstante, también ha servido para mostrar la validez de estas personas para hacer frente a las injusticias medioambientales, las cuales, mediante los medios disponibles en sus condiciones de vida, han podido generar prácticas de resistencia que son dignas de imitar y reproducir en los diversos territorios de Chile, la región y el mundo, donde nos encontremos con un problema similar. La vida de las personas vale más que sus plantaciones forestales y porque sin agua, es imposible pensar en vida, la comunidad Antü Wilef en el sector de Anchiqueumo en San Juan de la Costa sabe que su lucha por una vida digna debe partir por la recuperación del agua en su territorio. Porque, tal como se expuso en este estudio, el agua es vida y, como tal, debe ser respetada y defendida.

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25. Todos los nombres expuestos en este documento son los nombres reales de las personas, quienes accedieron previamente a su publicación.

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55. Lamentablemente en el presente estudio no será posible profundizar en esta idea, pero se considera un eje de suma importancia y que podría abrir opciones a generar nuevos estudios a futuro.