Dossier
José Marcelo Bravo-Sánchez
Universidad de Chile
Santiago de Chile, Chile
mbravo@uchilefau.cl
ORCID: 0000-0001-7616-7454
Miguel Borja Bernabé-Crespo
Universidad Autónoma de Madrid
Madrid, España
miguelb.bernabe@uam.es
ORCID: 0000-0001-7269-3270
Encarnación Gil-Meseguer
Universidad de Murcia
Murcia, España
encargil@um.es
ORCID: 0000-0002-4372-4127
Tamsin Sepúlveda Yáñez
Universidad de Chile
Santiago de Chile, Chile
tamsin.sepulveda@ug.uchile.cl
ORCID: 0009-0008-1647-8955
Información del artículo
Recibido: 29/09/2022
Revisado: 10/11/2023
Aceptado: 18/11/2023
Online: 27/02/2025
Publicado: 10/07/2025
ISSN 2340-8472
ISSNe 2340-7743
cc-by
© Universidad de Jaén (España).
Seminario Permanente Agua, Territorio y Medio Ambiente (CSIC)
RESUMEN
Proveniente desde Los Andes, el río Mapocho cruza al Gran Santiago con capacidad destructiva y turbiedad, lo que ha genera su rechazo colectivo y la pérdida del vínculo ancestral de la comunidad santiaguina. Desde el periodo colonial se ha intentado dominar este torrente, gracias a diversas obras hidráulicas. Paralelamente se ha ido desarrollando una dicotómica percepción e imaginario urbano sobre él, que se aprecia por una urbanización diferenciada. Así, en ciertos tramos urbanos, el río Mapocho se muestra de manera positiva, expresada en áreas verdes, parques navegables y vida urbana en general. Mientras que su fisonomía negativa se ejemplifica por la presencia de autopistas, industrias contaminantes, microbasurales, sitios de eriazos, entre otros, lo que evidencia una fuerte situación de abandono y pestilencia. Por todo esto, este río aparece como un referente santiaguino en expresiones artísticas variadas, como pintura, literatura, cómics, series de televisión y películas.
PALABRAS CLAVE: Río Mapocho, Imaginario urbano, Torrente, Patrimonio hidráulico.
ABSTRACT
Coming from the Andes, the Mapocho River crosses the Greater Santiago with destructive capacity and turbidity, which has led to its collective rejection and the loss of the ancestral bond of the Santiago community. Since the colonial period, attempts have been made to control this torrent, thanks to various hydraulic works. Similarly, a dichotomous perception and urban imaginary about it has developed, which is reflected in a differentiated urbanization. Thus, in certain urban sections, the Mapocho River is shown in a positive way, expressed in green areas, navigable parks and urban life in general. While its negative physiognomy is exemplified by the presence of highways, polluting industries, micro garbage dumps, wasteland sites, among other, which shows a strong situation of abandonment and pestilence. That is why this river appears as a Santiago reference in various artistic expressions, such as painting, literature, comics, television series and movies.
KEYWORDS: Mapocho River, Urban imaginary, Torrent, Hydraulic heritage.
Rio Mapocho: o imaginário de uma torrente urbana na cidade de Santiago do Chile
RESUMO
Vindo dos Andes, o rio Mapocho atravessa a Grande Santiago com capacidade destrutiva e turbidez, o que gerou sua rejeição coletiva e a perda do vínculo ancestral da comunidade de Santiago. Desde o período colonial, tentativas têm sido feitas para controlar este córrego, graças a várias obras hidráulicas. Ao mesmo tempo, desenvolveu-se uma percepção dicotômica e um imaginário urbano sobre ela, que podem ser apreciados por uma urbanização diferenciada. Assim, em determinados trechos urbanos, o rio Mapocho se mostra de forma positiva, expressa em áreas verdes, parques navegáveis e vida urbana em geral. Enquanto sua fisionomia negativa é exemplificada pela presença de rodovias, indústrias poluidoras, micro lixões, terrenos baldios, entre outros, o que evidencia uma forte situação de abandono e pestilência. Por todas essas razões, este rio aparece como referência em expressões artísticas variadas, como pintura, literatura, quadrinhos, séries de televisão e filmes.
PALAVRAS-CHAVE: Rio Mapocho, Imaginário urbano, Torrente, Patrimônio hidráulico.
Rivière Mapocho: l’imaginaire d’un torrent urbain dans la ville de Santiago du Chili
RÉSUMÉ
Issu des Andes, le fleuve Mapocho traverse le Grand Santiago avec une capacité destructrice et une turbidité, ce qui a généré son rejet collectif et la perte du lien ancestral de la communauté de Santiago. Depuis la période coloniale, des tentatives ont été faites pour contrôler ce cours d’eau, grâce à divers ouvrages hydrauliques. Dans le même temps, une perception dichotomique et un imaginaire urbain se sont développés à son sujet, ce qui peut être apprécié par une urbanisation différenciée. Ainsi, dans certaines sections urbaines, la rivière Mapocho est montrée de manière positive, exprimée dans les espaces verts, les parcs navigables et la vie urbaine en général. Tandis que sa physionomie négative est illustrée par la présence d’autoroutes, d’industries polluantes, de micro-décharges, de friches, entre autres, ce qui témoigne d’une forte situation d’abandon et de peste. Pour toutes ces raisons, cette rivière apparaît comme une référence de Santiago dans diverses expressions artistiques, telles que la peinture, la littérature, la bande dessinée, les séries télévisées et les films.
MOTS-CLÉ: Rivière Mapocho, Imaginaire urbain, Torrent, Patrimoine hydraulique.
Fiume Mapocho: l'immaginario di un torrente urbano nella città di Santiago del Cile
SOMMARIO
Proveniente dalle Ande, il fiume Mapocho attraversa la Grande Santiago con capacità distruttiva e torbidità, che ha generato il suo rifiuto collettivo e la perdita del legame ancestrale della comunità di Santiago. Fin dal periodo coloniale si è cercato di controllare questo corso d'acqua, grazie a diverse opere idrauliche. Allo stesso tempo, si è sviluppata una percezione dicotomica e un immaginario urbano su di esso, che può essere apprezzato da un'urbanizzazione differenziata. Così, in alcuni tratti urbani, il fiume Mapocho si mostra in modo positivo, espresso nelle aree verdi, nei parchi navigabili e nella vita urbana in generale. Mentre la sua fisionomia negativa è esemplificata dalla presenza di autostrade, industrie inquinanti, micro discariche, siti di aree incolte, tra gli altri, che evidenziano una forte situazione di abbandono e pestilenza. Per tutti questi motivi, questo fiume appare come un riferimento di Santiago in varie espressioni artistiche, come la pittura, la letteratura, i fumetti, le serie televisive e i film.
PAROLE CHIAVE: Fiume Mapocho, Immaginario urbano, Torrente, Patrimonio idraulico.
La relación entre un río urbano y su paisaje asociado es estrecha y mutuamente dependiente, ya que la degradación de los ríos tiene repercusión directa sobre la calidad paisajística y, por ende, en su comunidad ribereña, al considerarse los valores paisajísticos como un ingrediente fundamental del bienestar colectivo1. En este sentido, es reconocida la capacidad que tiene el agua para incrementar el diseño de jardines y proyectos urbanos. Al mencionar algunos ejemplos, se cuenta con la arquitectura hispanomusulmana como son la huerta de Murcia y Levante, sistemas que representan tipologías paisajísticas con vernácula identidad2. Así, el agua —y el paisaje que genera— es la temática eje del presente estudio, que busca reconocer la relevancia de este recurso elemental dentro de la ciudad de Santiago de Chile, mediante el cauce natural encauzado del río Mapocho.
Comúnmente, los ríos urbanos determinan el carácter de la ciudad que los alberga, al igual que esta influye sobre los mismos, impregnándolos con la esencia y las costumbres que utilizan en el instante las comunidades que residen en ella3. Entre los casos emblemáticos que se aprecian en esta situación, el Támesis en la ciudad de Londres, el Sena en París, el Tíber en Roma o el Hudson en Nueva York. Mientras que en Chile se aprecia esta vinculación en ciudades como Valdivia, Concepción y Santiago con los ríos Calle-Calle, Biobío y Mapocho, respectivamente4. Es este último río el protagonista del presente estudio, y se diferencia de los demás por su condición torrencial. La medida que se propone para reconocer el carácter de este río es el estudio de un concepto incipiente en el país, pero que en otras latitudes del mundo es muy reconocido por la población, la Cultura del Agua, que considera el valor ambiental, cultural, económico y social del agua4.
De esta denominada “Cultura del Agua” se desprenden los llamados “Paisajes del Agua”, que son los que poseen al elemento hídrico como protagonista. Para entender de manera cabal un paisaje, Frolova5 expone que se debe conocer su historia, ya que la dimensión temporal cumple un rol fundamental en este estudio, tanto en el tiempo vivido y percibido de la actual vida cotidiana, como el tiempo histórico del que heredó sus tradiciones y el tiempo geológico de larga datación que ha adaptado la geomorfología fluvial, que actualmente es imposible apreciar en su recorrido urbano debido a la canalización realizada y al enorme equipamiento urbano que determina a esta metrópolis chilena. Por otra parte, Martos-Núñez y Martos-García establecen que la cultura del agua está relacionada con la historia y el patrimonio cultural de un pueblo determinado y, por ello, es un fragmento de los imaginarios sociales6. Las narrativas míticas y de otras expresiones, como la toponimia, rituales y costumbres, dan cierto sentido a la identidad y memoria cultural de una comunidad. No obstante, estos significados no son superficiales ni señeros, de ahí la relevancia de analizar estas expresiones por medio de diversos paradigmas científicos, como la narratología o la ecocrítica6.
El nexo creado entre los habitantes del valle de Santiago y el río Mapocho ha sido complejo, debido al carácter torrencial del río, llegando a ser en bastantes ocasiones discordante o, incluso, de rechazo, evidenciándose la exigua comprensión que ha tenido la sociedad con este río santiaguino. Actualmente, se han realizado escasos esfuerzos, desde el ámbito académico, para conseguir un mayor entendimiento de esta relación desde una óptica que incluya componentes naturales y culturales. Últimamente, en lo referente al patrimonio hidráulico de la ciudad de Santiago, se conoce de diversas publicaciones que citan la existencia e importancia de las canalizaciones hidráulicas o las obras del Tajamar, como las de Astaburuaga7, Figueroa8, Rosas y Pérez9, Hidalgo y Vila10, Iturriaga11, Guajardo12 y Vila-Vilariño y Bravo13. Como así también el estudio comparativo del patrimonio hidráulico de las ciudades de Murcia (España) y Santiago de Chile, de Castejón14. No obstante, estas investigaciones apenas estudian la importancia cultural, histórica y patrimonial como recurso paisajístico y sociocultural del río Mapocho.
En el desarrollo del estudio se intentará dar respuesta a las siguientes preguntas de investigación: ¿cómo ha sido la relación con el río Mapocho de los diversos grupos sociales que han habitado sus riberas?, ¿cómo se verifica la cultura del agua sobre el territorio, sus habitantes y su patrimonio hidráulico?, ¿cuáles han sido los principales usos de suelo detectados en las riberas del río Mapocho?, ¿cómo se manifiesta el patrimonio cultural en las riberas mapochinas?, ¿cómo han ayudado los proyectos urbanos en la ciudad de Santiago a cambiar el imaginario urbano negativo que existe en torno al río Mapocho?
Por último, la discrepancia en torno al Mapocho se puede reducir a una temática principal y es que no ha sido entendido como lo que es, un torrente urbano. Esto ha generado otro tipo de conflictos e imaginarios urbanos, como es su reducción de un recurso hídrico y generador de vida, hasta una “cloaca” receptora de los desechos citadinos, o la carencia de planificación urbana de manera sistémica, lo que ha permitido diferenciar a comunas ganadoras de comunas perdedoras por la existencia o no de espacios públicos de calidad en sus riberas.
Para abordar la presente investigación, se utilizó una metodología experimental y descriptiva, que permitiera entender el legado geográfico y cultural que arrastra consigo el río Mapocho en su paso por la ciudad, a través de 10 comunas.
Para delimitar el área de estudio de la presente investigación, se ha considerado el tramo urbano y la zona circundante al río Mapocho que abarca una anchura de 200 metros tanto en su ribera norte como en la sur, tal y como se indica en el Mapa 1. Los límites del área de interés son, al oriente, la plaza San Enrique (Comuna Lo Barnechea), espacio que es considerado como la puerta de entrada del torrente a la ciudad por autores como Pérez de Arce15, y por el poniente el límite urbano occidental de la comuna de Cerro Navia, punto que se encuentra aproximadamente a un kilómetro al este del Aeropuerto Internacional Comodoro Arturo Merino Benítez. Por lo tanto, el área de estudio establecida abarca una longitud aproximada de 31 kilómetros y una superficie de 14 km², considerando de oriente a poniente a las comunas de Lo Barnechea, Vitacura, Las Condes, Providencia, Santiago, Recoleta, Independencia, Renca, Quinta Normal y Cerro Navia. Como ya se ha mencionado, el ancho de este trayecto está determinado por 200 metros en cada ribera, actuando como área de influencia, valor que fue establecido como área de inundación del Mapocho por la empresa de geointeligencia16. Para comprender su delimitación, se debe comprender la relación entre el torrente capitalino y sus habitantes, por lo que fue necesario definir un área de estudio que delimite un territorio de influencia más amplio que solo el cauce hídrico.
Mapa 1. Cartografía del área de estudio sobre el río Mapocho en su tramo urbano y zona circundante. Elaborado en base a Georesearch (2016)

Fuente: Tamsin Sepúlveda, 2022.
La metodología de la investigación se desarrolla en la secuencia siguiente. Primeramente, a modo de búsqueda de antecedentes, la revisión bibliográfica en gabinete, que tiene como resultante la determinación de los condicionantes físicos y humanos del área de estudio definida, como también los conceptos claves que se deben manejar para un total entendimiento del tema. Posteriormente, se desarrolló el relato histórico que permite entender las relaciones que han generado con el río las diversas comunidades que han habitado el valle del Mapocho. Es la forma de comprender las diferentes maneras en que se ha valorizado el curso hídrico capitalino y su correspondiente patrimonio hidráulico.
A continuación, se tomó como referente el catastro y análisis del paisaje del agua, teniendo como referente el estudio de la ciudad de Murcia (España). En este territorio destaca el legado árabe que aún persiste, y donde cada localidad ha interiorizado la cultura del agua del río Segura, específicamente, el sentido y desafíos que impone la escasez que caracteriza al Sureste ibérico17. Para el caso de esta investigación, se estableció que la variable a estudiar es la medición y descripción del uso de suelo actual al que se destinan las riberas del río Mapocho, la manera de determinar los paisajes ribereños que coexisten.
A continuación, se buscó describir el patrimonio cultural e hidráulico presente en el río Mapocho, tanto en su dimensión material como inmaterial, con el propósito de acercarse a su faceta más íntima: los imaginarios urbanos que se plantean en torno a él. Finalmente, se intenta verificar cómo los proyectos urbanos que se han llevado a cabo en relación con el río han logrado revertir el imaginario urbano negativo en comunas adyacentes del río Mapocho, por medio de estadísticas, gráficos, cartografías y nubes de palabras. Se invita a viajar por sus riberas y adentrarse en lo más profundo de los recuerdos e historias que permanecen en la memoria colectiva de los habitantes de las inmediaciones de su lecho, por medio de la resignificación de este torrente urbano, a la vez de revalorarlo como un hito urbano que goce de respeto y admiración nuevamente, además de servir de base para futuros proyectos en torno a él.
El río Mapocho es el principal curso hídrico de la ciudad de Santiago, por lo tanto, es importante conocer su comportamiento desde su génesis en la cordillera de los Andes hasta su desembocadura en el río Maipo. Este torrente se origina en las faldas del cerro El Plomo (5.424 msnm) al confluir los arroyos Leonera y Yerba Loca, y a continuación con los ríos San Francisco y Molina, y más abajo unirse al río del Arrayán. La dinámica confluencia de estos cursos mencionados y su acción en el territorio es la que da forma a la cuenca alta del río Mapocho, cuya superficie abarca 102.213 hectáreas. Es precisamente este hecho el que explica la sorprendente capacidad que tiene este río para acumular y transportar agua18. La distancia total que recorre el río Mapocho es de aproximadamente 110 km desde su nacimiento hasta su desembocadura. Esta corta distancia, la gran variación de la pendiente y la enorme hoya aportación hídrica del curso alto del Mapocho, son los factores responsables de que la corriente sea de tipo torrente, caracterizado por una marcada turbulencia en sus aguas, sin dar lugar a que pueda serpentear a su paso por la ciudad.
Con relación al río Mapocho, se pueden identificar tres sectores de acuerdo con su tipología de lecho fluvial. El primer tramo de El Arrayán-Quinta Normal, se caracteriza por un lecho del Mapocho que presenta difluencias y los canales muestran tendencia a generar bancos de ripio y gravas. Desde el cerro San Cristóbal a Pudahuel se presenta como un lecho único calibrado. El balance de disección parece presentar retroacción positiva en un pasado cercano, pero no necesariamente en la actualidad. Mientras que, en la segunda sección, que involucra al sector de Pudahuel-Lo Aguirre, el Mapocho atraviesa la terraza de cineritas por un único canal relativamente calibrado, generando un balance de disección positivo, situación que queda evidenciada al reconocer un solevantamiento en bloque de esta parte, el cual es posterior al terraplenamiento fluvial de las cenizas. Por último, el tercer tramo, Lo Aguirre-El Monte, se distingue por un drenaje que se abre paso en canales anastomosados en una lucha por el balance de disección, hay una retroacción negativa que tiende a contrarrestar la evolución más generalizada con retroacción positiva, de edad reciente19 (Mapa 2).
Mapa 2. Carta hidrológica, cuenca del río Mapocho

Fuente: José Araya-Vergara (1985).
Finalmente, desde el punto de vista hidrológico el río Mapocho posee un régimen de alimentación nivo-pluvial, es decir, su caudal crece tanto en época de lluvias, como en períodos de deshielo, momento en que alcanza sus máximos valores. Las cifras del caudal, para años normales, varían de acuerdo con el sector geomorfológico de su recorrido. En el curso alto del Mapocho, el flujo medio bordea los 3,1m3/s; mientras que, en su curso medio, a medida que avanza por la ciudad, su caudal aumenta, alcanzando un caudal promedio de 13 m3/s; en tanto que a los pies de la cordillera de la Costa —su curso bajo—, en el sector de Rinconada de Maipú, los aportes de sus tributarios elevan exponencialmente su caudal, superando los 30m3/s20.
Desde el punto de vista histórico–territorial, se puede apreciar que el río Mapocho ha tenido una influencia ancestral en el desarrollo de la cultura del agua sobre su territorio, sus habitantes y el patrimonio hidráulico desarrollado desde la llegada de los pueblos originarios hasta la actualidad en el área de estudio.
Inicialmente, los pueblos originarios de los complejos Llolleo, Aconcagua y mapochinos, que se establecieron en sus márgenes, le asignaban a este río cierta condición vital o espiritual (Stehberg y Sotomayor, 2012). Posteriormente, bajo la dominación incaica, el río Mapocho cobra una forma de deidad denominada Yaku Mama. Luego, en la cosmovisión mapuche, este torrente no solo permite la vida, sino que tiene una forma vital, es conocida como mollfün de la Ñuke Mapu o sangre de la madre tierra. Cuando el agua tiene un rol maternal, es imposible mercantilizarla, venderla, contaminarla y/o destruirla21.
Los antiguos pueblos que se instalaron en el valle del Mapocho fueron progresando desde tribus nómadas a comunidades agro-alfareras, siendo las siembras una labor fundamental y el agua una cuestión vital para su pervivencia. Ejemplo de ello es el significado divino que se le asignaba al agua, en las ceremonias fúnebres que practicaban el pueblo Llolleo, al sepultar a sus difuntos junto a ofrendas de piedras rodadas extraídas del Mapocho o en el establecimiento de rocas sagradas en las wakas incas más relevantes, que simbolizaban campos de cultivo y canales de regadío20 (Figura 1).
Figura 1. Piedra tacita tallada representando cultivos y canales

Fuente: José Bravo, 2020.
Asimismo, las comunidades posteriores que se fueron asentando en el Mapocho conservaron un nexo estrecho con el río, que perduró hasta después de la llegada de los conquistadores españoles. En la conquista española, el conocimiento que provenía de la tradición musulmana explica una relación cercana entre la administración y la gestión hídrica de los peninsulares, por lo que, al establecerse en el valle mapochino, emplearon estos conocimientos de forma sobresaliente. El valle santiaguino concentraba las circunstancias geoestratégicas básicas para respaldar las ideas imperialistas, tanto del dominio inca como del español. Durante su llegada, el conquistador Pedro de Valdivia ideó una ciudad que fuese “puerta para la tierra de adelante”21. Por lo tanto, Santiago de la Nueva Extremadura es fundada en el 12 de febrero de 1541, en el cerro Huelén (actual cerro Santa Lucía), momento en el que se destinó una manzana para la Plaza Mayor o Plaza de Armas, a una distancia del río Mapocho, semejante a la que hay entre Lima y el río Rímac. Desde dicha plaza se delineó una cuadricula, con forma de tablero de ajedrez, con manzanas de 138 varas castellanas separadas por calles de 12 varas, que comprendían el solar como unidad primordial24.
Desde ahí, la urbe se fue construyendo gracias a la población indígena, que fue obligada al sistema de mitas22, agrandándose hasta conformar un triángulo, por causa del río Mapocho y sus dos cauces, uno constante y torrentoso por el norte, y otro discontinuo al sur, denominado “La Cañada”. Los colonos españoles utilizaron las acequias incas, las complementaron con las suyas y optimizaron algunas otras actuaciones. Es el caso de los canales que circulaban por ambas márgenes del cerro Santa Lucía, que fueron ampliados hacia el poniente en el mismo rumbo y orientación del Mapocho, cruzando las manzanas urbanas. En la línea divisoria de los solares, se desarrolló una toma de los canales23 que permitió a la población tener acceso directo al recurso hídrico y lograr convertir sus propiedades en chacras o huertas (Figura 2). A la vez, se fueron transformando los huertos en jardines. Las acequias mantenían, asimismo, una importante cantidad de molinos que fueron situándose en las pendientes del cerro San Cristóbal24. Santiago también contaba con pilas, pilones, piletas y pilares, denominadas cajitas de agua, para abastecimiento. En el sector La Chimba (al otro lado del río), donde predominaba la acequia, el agua potable era traída desde la pileta de la Plaza de Armas, mediante barricas de madera sobre los lomos de mulas conducidas por los denominados “aguaderos” o “aguateros”28.
Figura 2. Croquis de la ciudad de Santiago durante el s. XVI, realizado por Tomás Thayer Ojeda

Fuente: Biblioteca Nacional de Chile, 2022.
Existen testimonios de cronistas y viajeros que exaltaron el ordenamiento territorial en relación con la estructura de abastecimiento de agua potable. Ejemplo de ello es el ingeniero francé, Amédée-François Frézier, que menciona el sistema de acequias como “una comodidad inestimable que no se encuentra sino en poquísimas ciudades de Europa […] proporcionan el agua a todos los jardines y a todas las calles cuando se desea”25. Este sistema, establecido por los pueblos amerindios y perfeccionado por los ibéricos, fue ideado a favor tanto del medioambiente como de sus colectividades, transformándose en “ejemplo del orden social, administrativo y ambiental del respeto por la naturaleza, de su valor intrínseco y extrínseco que las culturas de antaño mantuvieron frente al agua”26. El cronista Laborde27 también destaca que los españoles supieron valorar al río Mapocho mediante la organización urbana y los campos próximos a sus orillas, que convirtieron sus márgenes en sectores de recreación con el colosal paseo del tajamar y el magnífico puente Cal y Canto (Figura 3).
Figura 3. Fotografía del puente Cal y Canto sobre el río Mapocho. Santiago de Chile (1883)

Fuente: Biblioteca Nacional de Chile, 2022.
Con la expansión de la ciudad de Santiago, fue perentorio dominar el torrente. Para ello, se debieron incorporar nuevas tecnologías que permitieran un mayor dominio del caudal y lecho del río. La primera obra para aplacar la furia torrencial fueron los tajamares del siglo XVII. Desde este momento, el imaginario del río Mapocho se tornó como un agente destructivo, llegando a su nivel más alto en el siglo XIX. En este siglo, este río urbano fue fuente de inspiración en artes y trabajos técnicos, inspirados en el dogma higienista y modernizador, ya que existe una percepción de este río como despreciable, contaminado y desvalorizado de todo servicio ambiental que pudiese ofrecer32.
También se adecuó el paisaje ribereño a los contextos técnicos y culturales del periodo mencionado, ya que era necesario controlar las características ambientales de la cuenca hidrográfica y gestionar los bordes del río. Por ello se canalizó el río, lo que produjo una serie de secuelas, como la minimización continua del lecho, el menoscabo de patrimonio hidráulico (demolición del puente Cal y Canto), la obtención de terrenos sumamente valorados, etc. (Figura 4). Este último suceso estableció el crecimiento urbano hacia el sector oriental, transformando al Mapocho como un punto articulador de Santiago. En este sentido, la ribera norte aumentó su centralidad al desarrollarse una concentrada actividad comercial vinculada a La Vega; mientras que, en la margen sur, surgieron el Parque Forestal y numerosos edificios, determinando un fuerte vínculo entre los santiaguinos y el nuevo espacio público. Contexto que tuvo ciertas contradicciones, por un lado, se construyó el imponente barrio Forestal; mientras que, con la reciente red de alcantarillado (comienzos siglo XX), la autoridad decidió verter las aguas residuales de la ciudad al Mapocho, convirtiendo al río en una “cloaca urbana”28.
Figura 4. Fotografía del derrumbe del puente Cal y Canto (1888)

Fuente: Laborde, 2008.
La percepción negativa que se instauró en la mentalidad colectiva santiaguina llevó a realizar su vida urbana a espaldas del río Mapocho, avergonzándose de él y sepultando la cultura del agua anteriormente existente (Figura 5). A lo largo de la historia la humanidad ha tratado de domesticar el agua para facilitar la supervivencia de las sociedades en la superficie terrestre, de hecho “el control hídrico es una condición imprescindible en la alteración social de la matriz biofísica”29. No obstante, diversos estudios señalan que los paisajes del agua deben comprenderse como una asociación equitativa entre los elementos hídricos y los humanos, evitando privilegiar uno sobre el otro, de manera que el impacto que generan las actividades antrópicas respete la diversidad presente en los medios fluviales30. En el caso que se requiera implementar una nueva obra hidráulica en el cuerpo de agua, se debe diseñar con sensibilidad ambiental, paisajística y social. En el caso de embalses y encauzamientos ya construidos, es posible concebir medidas de integración para armonizar el entorno, como lo son la revegetación local, el tratamiento de los materiales, la gestión de caudales no agresiva, etc.31.
Figura 5. Fotografía aérea del rio Mapocho en el centro de Santiago (1960)

Diario La Nación, 1960.
Con la llegada del nuevo milenio, la situación del río Mapocho no está libre de controversias y presiones económicas. Por un lado, la construcción de la autopista Costanera Norte, de acuerdo con estudios urbanísticos, es considerada como una enorme mutilación que se le ha realizado al Mapocho (Figura 6). Por otro, una serie de proyectos urbanos ha buscado recuperar el río y sus riberas —sobre todo la margen sur—, como un lugar público que dé cierto bienestar a las comunidades vecinas. Estos proyectos han permitido dar cierta resignificación a los paisajes del agua cargándolos de identidad y ofreciéndoles impresiones placenteras (estéticas, sensoriales, emotivas), al entregarles beneficios ecosistémicos32.
Figura 6. Confluencia entre las autopistas urbanas y el río Mapocho

Fuente: Felsenhardt (2008).
Los recientes proyectos de intervención urbana “Mapocho Urbano Limpio” y “Stgo+”, han recuperado y reconsiderado el nexo entre la comunidad y su territorio, específicamente con el Mapocho, que funciona como corredor ambiental en la red de infraestructura verde, favoreciendo la equidad social y al derecho esencial de habitar en un entorno limpio. De este modo, se hace indispensable que las voluntades políticas de instituciones estatales promuevan la educación ambiental, para desarrollar una nueva Cultura del Agua. Para que la sociedad se empodere de una mirada sinérgica y holística, en relación con los ecosistemas hídricos, para que sean administrados por las comunidades y las entidades públicas de modo equitativo y sostenible33.
Con relación al análisis comunal de las clases de uso de suelo predominantes en actualidad en el área de estudio de las 10 comunas estudiadas, se ahonda de manera comparativa en las clases de uso más extendidas y la sectorización de los paisajes ribereños del Mapocho, en una franja territorial de 31 km de longitud, con una superficie de 1.400 hectáreas.
En la Figura 7 y el Gráfico 1 se exponen los usos actuales existentes y sus superficies ocupadas, expresadas tanto en hectáreas como en porcentaje. En ellas es posible verificar las clases de uso más recurrentes en el área de estudio, como son el sistema vial, residencial, parques y plazas, y sitios eriazos. También, distinguiendo a los paisajes de índole comercial y áreas verdes.
Figura 7. Clases de uso de suelo de las riberas del Mapocho

Fuente: elaboración propia, 2020.
Gráfico 1. Superficie en porcentaje de las clases de uso de suelo, por comuna

Fuente: elaboración propia, 2020.
En relación con el uso residencial y su impacto en las riberas del Mapocho, el porcentaje de presencia de casas unifamiliares (15,6 % - 204,1 ha) prácticamente duplica al de edificios de departamentos (7,2 % - 94 ha) (Figura 8). En el área de estudio, la situación por comuna varía de manera considerable. Se visualiza que los porcentajes residenciales se mantienen próximos al sector oriental, siendo la mayor presencia de casas unifamiliares en las comunas, a excepción de Las Condes, cuyos valores son nulos en ámbito residencial. Vale la pena destacar que la tendencia al uso de casas versus departamentos es inversamente proporcional desde Santiago al poniente, siendo la excepción Independencia, teniendo valores similares (7,3 % y 7,1 %, respectivamente). Mientras que en las comunas de Renca y Quinta Normal, se reside mayoritariamente en casa, destacando esta última con un 33 % de casas y 0,1 % de edificios.
Figura 8. Complejo habitacional de departamentos, cercano al río Mapocho, emplazado en el sector oriental

Fuente: José Bravo, 2022.
En cuanto a las áreas verdes cercanas al río Mapocho, constituyen casi el 23 % (300 ha) del área de estudio, mientras que la clase de parques y plazas cubre casi el 13 % (129,6 ha). Por lo que la suma de las otras tres clases (cerros, área libre con vegetación y paseo peatonal y bandejón central) desciende al 10 %. Análogamente, se ha comprobado que los parques y las plazas continúan con la tendencia de las áreas verdes, destacándose las comunas de Lo Barnechea, Vitacura y Renca, cuyas áreas verdes principales corresponden a cerros y parques. En Lo Barnechea (el valor del uso cerros no es mayor, pero es prácticamente el mismo: 9,3 % parques y plazas versus 9,1 % cerros) y Vitacura (12,8 % parques y plazas frente a 13,3 % cerros). Mientras que Renca presenta área libre con vegetación con el 7,4 % versus el 3,8 % de parques y plazas. En los tramos comunales de la ribera sur existen las mayores extensiones de área verde, con la excepción de Las Condes, que posee un tramo muy limitado. Igualmente, se ha comprobado una exigua tendencia en áreas verdes hacia el sector de poniente, con la salvedad de la comuna de Quinta Normal, donde existe el parque La Familia (Figura 9).
Figura 9. Fotografía del Parque Forestal, el primer parque cercano al río Mapocho

Fuente: José Bravo, 2022.
Por otro lado, en cuanto a los sitios de eriazos y deshabitados cercanos al río Mapocho, el mayor valor se expresa en áreas sin vegetación (8 % - 105,3 ha), seguido de espacios verdes desocupados (4,2 % - 55,4 ha). La totalidad de superficie ocupada por áreas verdes llega a un porcentaje del 22,9 %. No obstante, se detectado que, en materia de áreas verdes, en algunas comunas existe una falta de preocupación por el espacio público. En este sentido, es evidente la discrepancia vinculada a la calidad de estos lugares en las riberas del poniente, ya que son masivos los espacios libres de vegetación en Renca, Quinta Normal y Cerro Navia (Figura 10) con las comunas del sector oriental y la de Santiago que gozan de óptimas y cuidadas áreas verdes.
Figura 10. Fotografía de sitio eriazo y microbasurero próximo al lecho del Mapocho (Quinta Normal)

Fuente: José Bravo, 2022.
En cuanto al sector industrial emplazado en las márgenes mapochinas se destaca por concentrase en las comunas del sector de poniente. Este uso abarca 32,6 ha (2,5 %), principalmente en las comunas de Renca, Quinta Normal y Cerro Navia, que significan valores de 6,9 %, 4,3 % y 7,4 %, respectivamente. Las zonas industriales se pueden dividir en dos, el barrio industrial existente cercano al parque de La Familia, que coexiste con una marcada impronta industrial, siendo un icono de ella la termoeléctrica Renca (Figura 11). También mencionar la central de AES Gener, que no posee un sistema de monitoreo de emanación de contaminantes, a la que se encuentran expuestos los vecinos del sector, hecho conocido públicamente porque esta empresa es considerada “la fuente contaminante más grande de la Región Metropolitana”34. El segundo sector industrial se localiza en Cerro Navia, entre la ribera del Mapocho y la calle Costanera Sur, antes de llegar a los paños de cultivo, caracterizado por ser acopio de material “chatarra”.
Figura 11. Fotografía de la termoeléctrica de Renca, emplazada en el distrito industrial mapochino

Fuente: José Bravo, 2022.
Por último, el impacto de la red vial en las riberas del Mapocho está más extendido en el área de estudio, comprendiendo 248,4 ha (18,9 %) de su total. Su presencia varía considerablemente entre cada comuna, siendo muy marcada en las comunas de Las Condes, Recoleta e Independencia, representando un 43,2 %, 44,4 % y 51,5 %, respectivamente (Figura 12).
Figura 12. Fotografía de la compleja trama vial urbana que invade tanto por encima como subterráneamente el lecho del Mapocho

Fuente: MOP, 2020.
En relación con el imaginario geográfico presente en un río, se debe comprender como un proceso social que se configura a lo largo del tiempo y donde los diversos modos en que es percibido juegan un rol relevante en su desarrollo35. En este sentido, se destaca la trascendencia de lo percibido o imaginado. Se resalta lo vinculado al patrimonio cultural del río Mapocho, para llegar a una dimensión más personal o subjetiva como son los imaginarios urbanos, tanto de cercanía como de rechazo, que se han desarrollado en torno a este torrente urbano (Figura 13).
Figura 13. Nube de palabras que demuestra el imaginario diferenciado que existe sobre el río de Mapocho por parte de diversos actores sociales santiaguinos

Fuente: José Bravo, 2022.
En relación con la dimensión del patrimonio material mapochino, sobresalen en sus márgenes 19 Monumentos Nacionales. Se dividen en Monumentos Históricos, Arqueológicos y Zonas Típicas. Gran parte de estos monumentos se emplazan en la sección central del área de estudio. Es así como en la ribera sur del río Mapocho se localizan 11 de ellos, mientras que los restantes se emplazan en la margen norte. Los puentes considerados Monumento Nacional pertenecen, mayoritariamente, a la comuna de Santiago. Por otra parte, se pueden encontrar 3 Monumentos Históricos en Providencia, 2 en Recoleta (incluyendo los Puentes Metálicos) y 4 en Independencia. Esta presencia patrimonial se da en el territorio estudiado gracias al carácter diacrónico de los bienes concernientes al presente paisaje cultural, que lo dotan de cierta identidad territorial en las comunas aludidas (Figura 14).
Figura 14. Tradicional puente Condell o de los Candados, cuya estructura curva permite el cruce del río Mapocho y alejarse de ser alcanzado por crecidas

Fuente: Tamsin Sepúlveda, 2022.
La relevancia del río Mapocho en la ciudad e historia de Santiago es incuestionable, a pesar del rechazo de este torrente, en el transcurso histórico, por diversos sectores sociales. Pese a ello, ha sido reconocido como un protagonista particular en un enorme conjunto de obras artísticas y culturales, que constituyen en gran medida el patrimonio material; no se debe olvidar que fue fuente de inspiración para sus creadores. Por tanto, este río, de una forma u otra, se presenta como parte del imaginario “Colectivo Río Mapocho” en la memoria urbana de la ciudad.
Dentro de los casos patrimoniales más relevantes en la memoria mapochina, está el puente Cal y Canto, el cual, debido a su magnificencia, era motivo de orgullo y admiración, tanto para residentes como transeúntes. De acuerdo con Iranzo36 cuando habla de ingenios hidráulicos como este y afirma que “…la manifestación de la cultura sobre un espacio puede ser considerada patrimonio”. Al conmemorar el instante del derrumbe de este antiguo puente, se rememora el sentimiento de nostalgia y pérdida de identidad que sufrió gran parte de los santiaguinos, manteniéndose hasta el día de hoy37. En este sentido, a pesar de que del puente solo quedan resguardados remanentes de sus muros, su expresión inmaterial está más consolidada. Es el caso de la leyenda de su constructor, el implacable corregidor Luis Manuel de Zañartu, cuyo fantasma deambulaba tanto por su puente como por las riberas mapochinas. Estas míticas narraciones se hacen parte de la identidad territorial de la comunidad, por lo cual, en esta sección, se presentan algunas de estas expresiones culturales que se han establecido en el imaginario colectivo y han dotado de identidad cultural a la población en torno al río Mapocho y sus riberas (Figura 15).
Figura 15. Detalle del diorama del puente Cal y Canto, que muestra al corregidor Zañartu inspeccionando la construcción de este puente colonial

Fuente: Tamsin Sepúlveda, 2022.
Con lo anteriormente expuesto, es indudable que el río Mapocho durante su derrotero por la ciudad de Santiago es considerado como manantial de inspiración u homenaje en variadas expresiones literarias, artísticas y de comunicación de masas.
En el mundo literario también se han encontrado 34 libros y 7 expedientes técnicos con referencias importantes sobre el río Mapocho. Dentro de las obras que incluyen al río se tiene a la novela autobiográfica de Alfredo Gómez Morel, titulada El Río del año 196238, en la cual relata su cruda infancia en el lecho del río (Figura 16). También es escenario de la obra Clásico de la Miseria, escrita en 1974 por Pablo Neruda. En el 2018, para el escritor e ilustrador José Gai39, fue un referente de marginalidad geográfica y social, en una versión cómic. También se destaca en el año 2002 la novela Mapocho de Nona Fernández Silanes40, en la que realiza un relato histórico de Chile, mediante metáforas vinculadas al río homónimo. Resalta dentro del análisis bibliográfico el cuento de 1999, titulado “Llorar a orillas del río Mapocho”, del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, que rememora sus primeros días en Chile tras ser exiliado y cómo este torrente lo albergó en su humillación41. Posteriormente, en el año 2011 se publica el libro de crónicas urbanas La vida en las riberas, del escritor Criss Salazar, que relata diferentes historias y anécdotas en torno al Mapocho. Desde el punto de vista lírico, el río está incluido en varias poesías, como el poema de Víctor Jara, titulado “En el río Mapocho”, que describe la vida familiar en las riberas mapochinas. Asimismo, resalta la obra de la poetisa popular Beatriz, denominada “Río Mapocho”, poema que describe exaltando su carácter en incesante rebeldía. También se valora el aporte de Pablo Neruda con su “Oda de invierno al río Mapocho” y el poemario del año 2013, denominado A orillas del río Mapocho del poeta Amante Parraguez.
Figura 16. Sección del cómic “El Río” de Alfredo Gómez Morel, que recrea un imaginario desconsolado de este torrente urbano

Fuente: diario La Tercera, 2020.
El río Mapocho en el ámbito de las artes visuales aparece en un amplio repertorio, tanto pinturas como fotografías, que permiten identificar diversos momentos del río. En algunas pinturas el río se representó como un reducido canal o como un furibundo torrente. Es indudable que este río santiaguino en las obras visuales ha servido de inspiración a una gran cantidad de artistas nacionales y extranjeros, como Pedro Lira, Howard Russell, Renzo Vacarezza, Ramón Subercaseaux, entre otros (Figura 17). Otros maestros han querido rendirle un homenaje, embelleciendo sus riberas con muestras de arte, cultura y, sobre todo, contenido. Por lo que puede vincularse con la apropiación del espacio público, como se dio en la década del 60. El río no solo es un cauce, transformándose en un albo lienzo para colectivos sociales, como la Brigada Ramona Parra que comienzan a pintar sus riberas con coloridos y políticos murales.
Figura 17. Acuarela de los Tajamares y del puente Cal y Canto del río Mapocho (1830)

Fuente: Museo de Arte Precolombino, 2010.
Otra de las manifestaciones visuales en que el río Mapocho está presente como un imaginario urbano son las producciones nacionales grabadas en la capital, como programas de televisión y documentales, debido al carácter icónico dentro de la urbe capitalina. Por ello, no es de extrañar que el río Mapocho haya aparecido en 34 teleseries y 27 series locales. Es habitual reconocerlo como una escenografía urbana cotidiana, que es ambientada tanto en el día como en la noche santiaguina. A modo de ejemplo, se representa esta situación dentro de series populares de la televisión pública como “Amores de Mercado” del año 2001, “Huaiquiman y Tolosa” de 2006 y “Alguien te mira” de 2007. Igualmente es posible ver la influencia de este río en 12 filmes, como la película de corte social “Largo Viaje” del director Patricio Kaulen, filmada en 1967 (Figura 18). En otros formatos este río es el protagonista indiscutible, como se recoge dentro de 38 documentales. Por ejemplo, el programa infantil “31 minutos”, el programa televisivo “City Tour” y dos documentales llamados “Mapocho” correspondientes a un cortometraje del año 2008 y a un largometraje del 2011.
Figura 18. El río Mapocho como escenario urbano en parte de la película “Largo Viaje” (1967)

Fuente: Patricio Kaulen,1967.
Sin embargo, una de las imágenes televisivas más memorables que se tiene del río Mapocho fue difundida por los medios de comunicación durante la crecida del invierno de 1982. Sucedió que un Austin Mini que estaba estacionado en el costado sur del río Mapocho, justo antes del sector donde se junta este río urbano con el Canal San Carlos, cayó en el lecho torrencial y fue llevado aguas abajo, como se puede apreciar en los diversos archivos televisivos y de prensa de la época. Resulta que esta inmemorable y dantesca imagen aún es recordada vivamente por gran parte de los santiaguinos. Con este episodio se puede verificar su posición histórica en la etapa de decaimiento, cooperando a instaurar un imaginario de río subversivo en la población santiaguina (Figura 19).
Figura 19. Caída del vehículo Austin Mini al lecho del río Mapocho, icono gráfico del fuerte temporal de 1982 que anegó la ciudad de Santiago

Fuente: diario La Tercera, 2022.
Actualmente, el río ha ido tornando su imaginario adverso y destructivo por uno más cercano e inclusivo, por lo que es posible observar e, incluso, participar en jornadas de muralismo en el cauce mismo del río. Algunas convocatorias artísticas han sido de carácter más bien espontáneo, otras satisfacen un proyecto, como son el caso del Museo Arte de Luz y el Festival de Arte Urbano y la Puerta del Sur (2016) (Figura 20).
Figura 20. Festival de la Luz, que se realiza desde 2020 a orillas del Mapocho

Fuente: diario La Tercera, 2020.
Finalmente, es posible afirmar que el imaginario mapochino no solo está presente en imágenes gráficas, sino que también se puede encontrar poesía, protesta e historias vinculadas a este río urbano. No obstante, otras manifestaciones culturales que se desarrollan en las riberas mapochinas a diversas escalas son las prácticas que realizan diferentes colectivos, como “Mapocho Bailable” o “Cultura Mapocho”. Por otro lado, está el aporte de la banda musical “Orquesta Mapocho”, que rinde tributo al río. También, el río Mapocho tiene presencia en el ciberespacio mediante redes sociales, exponiendo su realidad con fuerza en diversas plataformas virtuales. En este sentido, destaca el sitio web “Mapocho Vivo”, que muestra el potencial del Mapocho y busca concienciar el cuidado ribereño y su proximidad ciudadana por medio del ciberespacio.
Dentro de los proyectos más relevantes que han permitido generar una nueva imagen del río se deben mencionar el Mapocho Urbano Limpio, llevado a cabo por la empresa sanitaria Aguas Andinas y el Legado Bicentenario. Fue un proyecto presentado por el poder ejecutivo en dos etapas, que propuso importantes espacios de recreación y equidad social a los vecinos del río. Otros proyectos, que buscaban este mismo objetivo, han sido el parque de La Familia, el Mapocho 42K y el Mapocho Río. En este contexto, destaca la transición que ha tenido la gestión de cada proyecto, ya que ninguno es de carácter municipal, sino que son proyectos planificados y concretados por instituciones estatales y privadas. Ejemplos de esta gestión a diferentes niveles son la contribución del Ministerio de Vivienda y Urbanismo para los proyectos Anillo Interior de Santiago y del parque Mapocho Río; mientras que la Intendencia Metropolitana de Santiago planificó el Mapocho Paseo Fluvial. Análogamente, está el aporte de actores colaborativos del mundo académico y artístico en el caso de Stgo+, Museo de Arte Luz y el festival la Puerta del Sur.
Profundizando detalladamente en el parque Mapocho Río se debe reconocer la meritoria contribución que realizaron a la comunidad propuestas como esta, como lo acontecido en el s. XIX con el parque Forestal. Posteriormente, con el parque de La Familia, la finalidad era ser un plan innovador, pensado con conciencia ambiental y valor paisajístico, que buscaba incidir de forma positiva en la calidad de vida de las comunidades cercanas (Figura 21). Este parque tiene una superficie de 52 ha y 9 km de longitud, y acorde al Plan Maestro recibe una carga de visitantes de alrededor de 250.000 personas, que viven en las comunas Quinta Normal y Cerro Navia, ambas con escasa presencia de áreas verdes. Este parque es un nuevo espacio que da continuidad a la ribera sur del Mapocho, que permite recuperar y revitalizar esta margen del sector poniente de Santiago42.
Figura 21. Vista aérea del parque La Familia, que transformó un sitio eriazo en una espectacular área verde, resignificando así al Mapocho (Quinta Normal)

Fuente: diario La Tercera, 2020.
En el Plan Maestro Mapocho Río se presentaba la propuesta del parque, que era recuperar toda la superficie existente entre el río Mapocho y la calle Costanera Sur, lo que se traduce en cerca de 28 ha de áreas de erial y microbasurales, de 1,6 ha destinadas a la explotación de áridos y de 8,3 ha que acogen a industria relacionada con los metales y chatarra. Complementariamente se buscaba reparar y revalorizar los parques Mapocho Poniente y de Los Suspiros, para reconvertirlos en un parque recreativo que contara con una gran variedad de equipamiento, entre el que se encuentran lagunas naturales, bosque nativo, juegos infantiles y de agua reutilizadas, canchas para realizar diversos deportes, circuitos para entrenamiento atlético, antiteatros, bajadas al río, explanadas de césped para realizar picnics y eventos, plazas para perros, miradores, entre otros43. Destaca el hecho de la relevancia que les proporciona el proyecto a las especies vegetales nativas o de origen mediterráneo que se han sumado, por su bajo consumo hídrico, con el objetivo de mitigar la influencia del cambio climático, lo que habla de la incorporación del concepto de la nueva cultura del agua en la de planificación urbana en la ciudad de Santiago.
Esta situación resulta de una gran preeminencia, ya que tradicionalmente la gestión del espacio público en torno al Mapocho estaba a cargo de las municipalidades ribereñas, como por ejemplo en los parques de Las Rosas, de Las Esculturas, Monseñor Escrivá de Balaguer, Bicentenario, Uruguay, Providencia, Forestal y de Los Reyes. Esto se tradujo en una desconexión de la ribera y la desigualdad de espacios públicos de calidad entre las comunas con elevados y exiguos presupuestos. La capacidad económica se expresaba en el presupuesto anual que se destinaba a aseo y ornato de cada uno de los 10 municipios en el área de estudio. Se conoce que las comunas del sector occidental destinan menores activos a mantener limpios y cuidados sus espacios públicos, en comparación con el gasto comunal del sector oriental, resaltando enormemente a la comuna de Las Condes, que invierte más del doble en este ítem de aseo y ornato con 19.132.325 U$, seguida de la comuna de Santiago, con 9.216.110 U$.
Por último, el cambio de paradigma que se observa en la planificación territorial, desde una gestión municipal a la de una entidad de mayor alcance territorial como es el Gobierno Regional, la Intendencia o los Ministerios. Este cambio ha permitido recuperar al río Mapocho como un hito urbano que propicia el deleite comunitario, al administrar sus orillas y cauce de modo sistémico y no solo de manera parcial. Esta circunstancia ha logrado que variados actores sociales puedan acceder a mejores fuentes de financiamiento y, con ello, permitir utilizar nuevas tecnologías que sean coherentes al contexto ambiental actual, aunque ello represente revalorar lo particular, patrimonial y ancestral.
En primer lugar, se debe entender el carácter exploratorio del trabajo presente, al estudiar el legado geográfico y cultural del río Mapocho desde conceptos innovadores y poco desarrollados en esta parte del mundo, como son la cultura y los paisajes del agua En tal sentido, se evidencia que tales estudios, en el territorio nacional, han estado enfocados al mundo rural, debido a que en él es posible encontrar una mayor cantidad de elementos patrimoniales, tanto tangibles como intangibles, pues perduran más en el tiempo. Esto no le resta validez al presente documento, pues da a conocer la relación que ha tenido la sociedad, tanto pasada como actual, con el río que sustenta la ciudad.
Se verificaron los diferentes vínculos establecidos entre sociedad y recurso hídrico a lo largo de la historia, constatándose la exquisita cultura hídrica que desarrollaron algunos grupos humanos, en contraposición de otros, llegándose a alcanzar el momento de mayor rechazo y menor nivel de conciencia a fines del siglo XIX, cuando la autoridad decidió disminuir de río a canal al Mapocho, desentendiendo por completo su naturaleza dinámica y cambiante, lo que provocó que esta imagen negativa del cauce germinara y se extendiera en el imaginario colectivo de la comunidad por más de 100 años.
Posteriormente, esta incomprensión generó que la gestión territorial del río Mapocho se llevara a cabo de manera desacertada, provocando que la actual urbanización que acogen sus riberas varíe mucho de comuna en comuna en función del nivel socioeconómico que caracteriza a cada una. Otro uso de suelo que permite reconocer esta desigual urbanización viene dado por el de actividades productivas, sobre todo del sector industrial. Se reconoce su aguda presencia en las tres comunas emplazadas en el extremo occidental del área de estudio, destacando la presencia de la fuente contaminante más grande de la Región Metropolitana, la termoeléctrica Renca.
Asimismo, vale la pena reconocer la aportación que han hecho algunos sectores de la sociedad, como el académico, mediante proyectos como el Stgo+: Infraestructura verde y el Mapocho 42K: Cicloparque riberas del Mapocho, que han logrado traspasar el mundo de las aulas para poder plasmarse con esperanza en la ciudad. Como también sectores de la esfera privada, destacando la empresa Aguas Andinas y su proyecto Mapocho Urbano Limpio, que ha renovado el interés por el modo en que escurren las aguas torrenciales del cauce. Contribuciones como estas, cuando son entendidas y apoyadas desde la administración territorial, generan cambios de paradigma, primero en las autoridades que planifican la ciudad y luego en las comunidades que la viven.
Por consiguiente, la planificación sostenible de un recurso geográfico como el río Mapocho y su patrimonio hidráulico, paisajes del agua e imaginarios urbanos, se transforma en un desafío de la geografía contemporánea, donde la temática de la “Cultura del Agua” es una de las grandes cuestiones a investigar ante el momento de generar planes, programas y proyectos, en una determinada urbe. En ella, las relaciones humanas, los recursos ambientales y el paisaje son primordial en el giro cultural, económico y social de las últimas décadas para confrontar desigualdades en el territorio ribereño, que han coexistido en el río Mapocho.
Finalmente, este tipo de estudios exploratorios son óptimos para poner en la palestra la integración del patrimonio cultural de una ciudad, con otros componentes territoriales, a decir en este caso el vernáculo patrimonio hidráulico que ha generado el río Mapocho, desde sus primeros habitantes hasta la actualidad. Es así como la disciplina geográfica puede proponer estrategias de planificación territorial relacionando y complementando lo cultural con lo natural, transformándose en una oportunidad de desarrollo y de progreso para las comunidades y los actores sociales en la citada área de estudio.
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2 Fundación Nueva Cultura del Agua, 2013.
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8 Figueroa, 2007, 2010, 2013.
13 Vila-Vilariño; Bravo, 2020.
17 Fundación Caja Murcia, 2004.
21 Museo de Arte Precolombino, 2010.
22 Nota de los autores: el sistema de mita corresponde a estructura de trabajo obligatorio empleado en la Región Andina, tanto en la época incaica, como, posteriormente, durante la colonización española de América; en el Perú republicano en la segunda mitad del s. XX este dispositivo jurídico de colaboración estatal fue mantenido como impuesto indígena, a falta de economía de moneda.
23 Nota de los autores: una toma de canal en una gran explotación hidráulica con varios mecanismos de repartición; corresponde a un canal de alimentación principal que se divide en canales de alimentación secundarios e incluso terciarios.
24 Museo de Arte Precolombino, 2010.
25 Museo de Arte Precolombino, 2010.