Miscelánea

water and landscape
AGUA y TERRITORIO

Autoprotección, solastalgia y cuidado en los conflictos por el agua: estudio multicaso en el oriente antioqueño, Colombia

Self-protection, solastalgia and care in water conflicts: a multi-case study in Eastern Antioquia, Colombia

Beatriz Elena Arias López

Universidad de Antioquia
Antioquía, Colombia
beatriz.arias@udea.edu.co

ORCID: 0000-0002-3326-0402

Laura Jiménez Ospina

Universidad de Antioquia
Antioquía, Colombia
lauj368@gmail.com

ORCID: 0000-0002-6248-8318

Vanessa Vasco Vargas

Corporación Jurídica Libertad
Antioquía, Colombia
vanessa.vasco@cjlibertad.org

ORCID: 0009-0002-0866-9510

Elsa Pilar Parra Mojica

Asociación Campesina de Antioquia
Antioquía, Colombia
pipa64@gmail.com

ORCID: 0009-0005-2442-6764

Información del artículo

Recibido: 5/06/2023
Revisado: 30/11/2023
Aceptado: 20/12/2023
Online: 02/06/2024
Publicado: 10/01/2025

ISSN 2340-8472

ISSNe 2340-7743

DOI 10.17561/at.25.8111

cc-by

© Universidad de Jaen (Espana).
Seminario Permanente Agua, Territorio y Medio Ambiente (CSIC)

RESUMEN
Objetivo. Comprender las estrategias de autoprotección que desarrollan las comunidades y organizaciones frente a vulneraciones derivadas de proyectos de construcción y licenciamiento para la generación de hidroenergía. Metodología. Estudio cualitativo realizado en los territorios hidrosociales de los ríos La Paloma, Santo Domingo y Dormilón, municipios de Argelia, San Francisco y San Luis, oriente antioqueño colombiano. Incluyó revisión documental, recorridos territoriales, entrevistas semiestructuradas y ejercicios de cartografía social durante un año desde abril de 2022. Resultados. Las estrategias de autoprotección están mediadas por vínculos afectivos emocionales con el territorio, cuyas transformaciones generan sentimientos afines a la noción de solastalgia. La autoprotección es una respuesta para sostener colectivamente vivideros y trabajaderos alrededor del río, con proyección para futuras generaciones. Conclusión. La autoprotección en estas comunidades se renueva y se amplifica para resguardar no solo la integridad física, sino ante todo la integridad del territorio, como espacio de vínculos, afectos y emociones.

PALABRAS CLAVE: Autoprotección Comunitaria, Conflictos Hidrosociales, Pequeñas Centrales Hidroeléctricas, Solastalgia, Cuidado.

ABSTRACT
Objective. To understand the self-protection strategies developed by communities and organizations in the face of violations derived from construction and licensing projects for hydropower generation. Methodology. Qualitative study carried out in the hydro-social territories of the rivers La Paloma, Santo Domingo and Dormilón, municipalities of Argelia, San Francisco and San Luis, Eastern Antioquia, Colombia. The study included document review, territorial tours, semi-structured interviews and social mapping exercises over the course of one year from April 2022. Results. Self-protection strategies are mediated by affective-emotional links with the territory, whose transformations generate feelings akin to the notion of solastalgia. Self-protection is a strategy to collectively sustain living spaces and workers around the river, with projection for future generations. Conclusion. Self-protection in these communities is updated and amplified to protect not only people’s physical integrity, but also and above all the integrity of the territory as a space of bonds, affections and emotions.

KEYWORDS: Community Self-Protection, Hydro-Social Conflicts, Small Hydroelectric Power Plants, Solastalgia, Care.

Auto-proteção, solastalgia e cuidados nos conflitos da água: um estudo de casos múltiplos em Antioquia Oriental, Colômbia

RESUMO
Objetivo. Compreender as estratégias de autoproteção desenvolvidas pelas comunidades e suas organizações diante das violações decorrentes dos projetos de construção e licenciamento de empreendimentos de geração de energia hidrelétrica. Metodologia. Estudo qualitativo realizado nos territórios hidrossociais dos rios La Paloma, Santo Domingo e Dormilón, municípios de Argelia, San Francisco e San Luis, Antioquia Oriental, Colômbia. O estudo incluiu revisão documental, caminhadas territoriais, entrevistas semiestruturadas e exercícios de mapeamento social ao longo de um ano, a partir de abril de 2022. Resultados. As estratégias de autoproteção são mediadas por vínculos afetivo-emocionais com o território, cujas transformações geram sentimentos relacionados à noção de solastalgia. A autoproteção é uma estratégia de sustentação coletiva dos espaços de vida e dos trabalhadores em torno do rio, com vistas às gerações futuras. Conclusão. A autoproteção nessas comunidades é atualizada e ampliada para proteger não apenas a integridade física das pessoas, mas também e principalmente a integridade do território como espaço de vínculos, afetos e emoções.

PALAVRAS-CHAVE: Autoproteção Comunitária, Conflitos Hidrossociais, Pequenas Centrais Hidrelétricas, Solastalgia, Cuidado.

Autoprotection, solastalgie et soins dans les conflits liés à l’eau: une étude multi-cas dans l’est d’Antioquia, Colombie

RESUME
Objectif. Comprendre les stratégies d’autoprotection développées par les communautés et leurs organisations face aux violations découlant des projets de construction et d’autorisation pour la production d’énergie hydroélectrique. Méthodologie. Étude qualitative réalisée dans les territoires hydro-sociaux des rivières La Paloma, Santo Domingo et Dormilón, dans les municipalités d’Argelia, San Francisco et San Luis, dans l’est d’Antioquia, en Colombie. L’étude comprenait un examen des documents, des promenades territoriales, des entretiens semi-structurés et des exercices de cartographie sociale sur une période d’un an à partir d’avril 2022. Résultats. Les stratégies d’autoprotection sont médiatisées par des liens affectifs-émotionnels avec le territoire, dont les transformations génèrent des sentiments liés à la notion de solastalgie. L’autoprotection est une stratégie de pérennisation collective des espaces de vie et des travailleurs autour du fleuve, dans la perspective des générations futures. Conclusion. L’autoprotection dans ces communautés est actualisée et amplifiée pour protéger non seulement l’intégrité physique des personnes, mais aussi et surtout l’intégrité du territoire en tant qu’espace de liens, d’affects et d’émotions.

MOTS CLÉ: Autoprotection de la Communauté, Conflits Hydro-Cociaux, Petites Centrales Hydroélectriques, Solastalgie, Soins.

Autoprotezione, solastalgia e cura nei conflitti per l’acqua: uno studio multi-caso nell’Antioquia orientale, Colombia

SOMMARIO
Obiettivo. Comprendere le strategie di autoprotezione sviluppate dalle comunità e dalle loro organizzazioni di fronte alle violazioni derivanti dalla costruzione e dall’autorizzazione di progetti per la produzione di energia idroelettrica. Metodologia. Studio qualitativo condotto nei territori idro-sociali dei fiumi La Paloma, Santo Domingo e Dormilón, comuni di Argelia, San Francisco e San Luis, Antioquia orientale, Colombia. Lo studio ha compreso l’esame di documenti, passeggiate territoriali, interviste semi-strutturate ed esercizi di mappatura sociale nel corso di un anno a partire dall’aprile 2022. Risultati. Le strategie di autoprotezione sono mediate da legami affettivo-emotivi con il territorio, le cui trasformazioni generano sentimenti legati alla nozione di solastalgia. L’autoprotezione è una strategia per sostenere collettivamente gli spazi di vita e i lavoratori intorno al fiume, in vista delle generazioni future. Conclusioni. L’autoprotezione in queste comunità è aggiornata e amplificata per proteggere non solo l’integrità fisica delle persone, ma anche e soprattutto l’integrità del territorio come spazio di legami, affetti ed emozioni.

PAROLE CHIAVE: Autoprotezione della Comunità, Conflitti Idro-Sociali, Piccole Centrali Idroelettriche, Solastalgia, Cura.

Introducción

En América Latina la conflictividad por el agua ha venido en ascenso debido al avance del modelo neoliberal y el consecuente auge de actividades extractivas que involucran la disputa por los denominados recursos naturales. Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe ATALC identificó cerca de 300 conflictos ambientales relacionados con el agua, de los cuales el 50 % se concentran en Colombia y Brasil, con sus consecuentes disputas frente a procesos de gestión territorial1.

Desde la década de 1990 el mercado transnacional del agua ha mostrado una estrecha relación con procesos minero-energéticos2, hidroeléctricos3 y agroindustriales, en articulación con una apuesta por una economía verde. La privatización se da tanto sobre las fuentes como sobre su gestión; en el primer caso por la vía de la contaminación, como sucede con el impacto de los procesos minero-energéticos, pero también puede suceder por apropiación. El caso de las hidroeléctricas es especialmente sensible, debido a que “su huella hídrica no es tan alta como en el sector agroindustrial, [pero] sus consecuencias por la apropiación de aguas en términos ambientales, sociales, culturales y económicos son desastrosas”4.

Frente a estas conflictividades, el despliegue de acciones de defensa del agua no se ha hecho esperar. En Guatemala, por ejemplo, las comunidades indígenas se han opuesto de forma férrea a los megaproyectos hidroeléctricos debido a la importancia que el territorio juega en la cosmogonía de los pueblos mayas. Como respuesta a estos ejercicios de protección, los gobiernos y las empresas encargadas de la construcción de asentamientos hidroeléctricos han creado mecanismos de ataque, estigmatización y criminalización: han creado un discurso político que identifica la defensa del territorio con la oposición al desarrollo y les responsabiliza de la pobreza del país; han militarizado y asegurado los territorios; han perpetrado asesinatos de ambientalistas prominentes, como fue el caso de Berta Cáceres; han emprendido toda clase de acciones de represión extrajudicial (violencia sexual, violencia psicológica, intimidación, secuestros y amenazas); y, por último, han recurrido a la imputación de delitos a miembros de las organizaciones comunitarias para detener, judicializar y encarcelar a defensores del territorio5. Situaciones semejantes suceden en Colombia, con casos concretos como la situación del Movimiento Ríos Vivos, ganadores del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos 2018. Este movimiento viene denunciando los impactos negativos del proyecto Hidroituango, un proyecto de generación de energía mediante el represamiento del río Cauca, segunda fuente fluvial en importancia en el país. Sus integrantes y familiares han sufrido amenazas de muerte, campañas de desprestigio, intimidación, exilio y asesinatos6, situación semejante a la de otros ambientalistas dedicados a la defensa del agua, la vida y el territorio en otras regiones del país7.

En Colombia el agua es considerada un bien público bajo el control y vigilancia del Estado, cuyos derechos de uso se adquieren legalmente bajo la figura de concesión, previos estudios de impacto ambiental. Esta figura está atravesada por procesos de corrupción burocrática, que se expresan en costos y trámites que no pueden ser cumplidos por pequeños usuarios, pero sí por las grandes corporaciones. La respuesta es una importante movilización social que se cristalizó en el 2006 con la iniciativa del Referendo por el Agua, que si bien no tuvo eco en el legislativo colombiano, muestra que este es un frente de defensa y participación de creciente interés entre los ciudadanos del país8, con organizaciones como el Movimiento Ríos Vivos, la Red Nacional de Acueductos Comunitarios o el Movimiento Social por la Vida y la Defensa del Territorio del Oriente Antioqueño MOVETE, por mencionar solo algunas. Igualmente, con el surgimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz JEP, posterior a la firma del Acuerdo de Paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC y el Gobierno colombiano en 2016, se han iniciado investigaciones que buscan esclarecer los daños socioambientales y territoriales, con lo cual se reconoce la vulnerabilidad de las relaciones humano-naturaleza y las problemáticas alrededor de la propiedad y los usos de la tierra como un factor estructural de la violencia, con efectos territoriales sobre la vida colectiva9.

En nuestro caso concreto, el oriente antioqueño ha sido una región pionera que concentra la construcción de un complejo hidroeléctrico que suple necesidades nacionales en materia de energía, con cambios y transformaciones de la agricultura rural10. Esto desató una conflictividad extendida en toda la región, con su expresión en paros cívicos y movilizaciones sociales. Las juntas cívicas emprendieron procesos de abogacía, recogiendo las voces y propuestas de las comunidades, lo que desató una oleada de represión contra estas expresiones, a lo que se sumó la conflictividad con los grupos armados. Desde los años 80 esto puso en alto riesgo a la población civil, con respuestas de choque por parte del Estado, instalando una profunda huella de miedo, incertidumbre e incredulidad frente a la protección institucional.

Según ATALC, la defensa del agua y los territorios en Colombia representa hoy una disputa política, que más allá de conservación del ambiente, hace referencia a un proyecto de país y manejo de los bienes comunes; hoy se reconoce a “la naturaleza como víctima del conflicto, en su doble condición como botín y escenario de guerra”11, en tanto para los pueblos étnicos —indígenas y afrocolombianos— “el agua es un ser con vida propia”12, y para las comunidades rurales un bien común, por lo cual acercarse a entender las vulneraciones y respuestas sociales es integrar cosmovisiones y procesos de control y apropiación13, en concordancia con la conexión con la vida y la salud emanada de la jurisprudencia internacional14.

La divergencia o incompatibilidad entre objetivos o intereses alrededor del agua, generalmente en pugna, configuran conflictos hidrosociales alrededor del uso, gestión, apropiación y distribución, donde los mundos sociales y de vida se entrelazan con los mundos biofísicos, modificando tanto los vínculos sociales como los vínculos territoriales alrededor del agua15. Esto produce un fuerte dinamismo con relación a los significados, prácticas y vivencias y su incorporación en procesos de movilización social colectiva16, muchos de ellos dirigidos a la protección de los territorios y de los derechos humanos. Dicha movilización puede inscribirse en el horizonte de la protección civil no armada y la autoprotección, cuyos esfuerzos se encaminan al resguardo de la integridad física ante las amenazas de violencia inminente que provocan estos conflictos. La autoprotección civil es definida por Jose y Medie como las actividades realizadas en el contexto de un conflicto armado para preservar la integridad física de las comunidades en las que el principal responsable de la toma de decisiones es la población civil17 cuyas acciones se toman para protegerse ante las amenazas de daño físico por parte de actores armados, sean estos legales o ilegales.

La limitación de esta perspectiva es restringir la autoprotección al resguardo de la integridad física, obviando otras dimensiones que se articulan con la vida de las personas y las comunidades que van más allá del cuerpo físico. Es necesario insistir que el agua no solo es un recurso vital para la supervivencia individual; las comunidades dependen del agua para sus prácticas cotidianas, desde la agricultura hasta rituales culturales y ceremonias religiosas. Por lo tanto, la autoprotección debe extenderse más allá de la salvaguarda del cuerpo físico e incluir la preservación de estos elementos fundamentales para la identidad y el bienestar colectivo. La vulnerabilidad en estos casos no se limita a la amenaza de agresiones físicas, sino que se extiende a la erosión de los modos de vida, la pérdida de prácticas culturales arraigadas y la disrupción de estructuras sociales que se expresan en cuerpos sociales y culturales diversos y complejos impactados por los conflictos hidrosociales. En este orden de ideas, privilegiamos una ampliación de la autoprotección hacia dimensiones que van más allá de lo físico, por ello queremos introducir una perspectiva que se entrelaza con el cuidado, para integrar lo emocional, el vínculo con el territorio y el establecimiento de lazos profundos con este, como fundamento de los proyectos vitales individuales y colectivos.

Entendemos el cuidado como la actividad humana que se realiza con el fin de mantener, continuar o reparar nuestro mundo para vivir en él de la mejor forma posible. Dentro de este mundo se encuentran nuestros cuerpos y subjetividades, además de los objetos y los espacios que se entretejen para sostener la vida18. En consecuencia, el cuidado implica una forma de relacionarse con los otros y el mundo que nos rodea que se expresa en la vida cotidiana a través de acciones que buscan el mantenimiento y la conservación. Cuando proponemos una lectura de la autoprotección en clave de cuidado proponemos integrar las dimensiones física, emocional y territorial, cuya expresión decanta en el cuidado del territorio que se habita y el establecimiento de lazos profundos con el terruño.

En este artículo presentamos nuestro acercamiento a los conflictos que existen alrededor de los procesos de concesión para la construcción de Pequeñas Centrales Hidroeléctricas PCH en los municipios de San Luis, San Francisco y Argelia en el oriente antioqueño colombiano, específicamente en los ríos Dormilón, Santo Domingo y La Paloma. Buscamos comprender la forma en que las comunidades rurales y las organizaciones comunitarias desarrollan estrategias de autoprotección frente a las vulneraciones derivadas de estos proyectos hidroeléctricos y otros conflictos asociados. Nos interesa así focalizar el sentido de la autoprotección para los actores locales y su carácter extendido desde la perspectiva del cuidado y las relaciones emocionales que se tejen con el territorio, cuyo eje fundamental en estos casos son sus ríos.

Metodología

Se realizó un estudio multicaso con el fin de identificar prácticas y procesos cotidianos, locales e inmediatos y lograr un análisis integrado y comprehensivo19. El caso se delimitó a los territorios hidrosociales de los ríos La Paloma, Santo Domingo y Dormilón, en los municipios de Argelia, San Francisco y San Luis en el oriente antioqueño colombiano. El trabajo de campo se condujo entre abril de 2022 y abril de 2023.

Se privilegiaron estrategias como revisión documental y sistematización de información relacionada con los procesos de planeación y funcionalidad territorial, así como información ofrecida por organizaciones locales alrededor de la defensa del agua. Esta información se complementó con recorridos territoriales, acompañados de registro audiovisual con participación de las comunidades locales, al igual que triangulación con entrevistas semiestructuradas realizadas a veinte personas clave de los movimientos y organizaciones sociales de los tres municipios. Se recuperaron ejercicios previos de cartografía social realizada por grupos de las comunidades o se produjeron nuevos a través de talleres colectivos y grupos de discusión durante el trabajo de campo. Se realizó un evento de devolución a las personas participantes, cuya programación incluyó elementos pedagógicos y de complementación de información.

El análisis de los datos estuvo guiado por los objetivos y los conceptos orientadores, acogiendo categorías de referencia y emergentes, siguiendo la lógica básica del análisis cualitativo etnográfico, consistente en reducción de los datos, agrupación y establecimiento de patrones y tendencias20. La información derivada de los recorridos territoriales y sus registros también se analizó conforme a la identificación de las formas de intervención territorial a partir de la organización de unidades de paisaje (coberturas, usos, conflictos) y su conexión con los conflictos por el agua. Este análisis privilegió las comparaciones, contrastes y superposiciones entre ejercicios de cartografía social (tejidos, mapeos a mano alzada y dibujo sobre cartografía base) y de mapeamiento a través de sistemas de información geográfica, permitiendo integrar representaciones cartográficas.

Para la divulgación y la difusión se desarrollaron, además de informes textuales, unas piezas audiovisuales21, una cartilla, un mural y una cartografía digital de acceso libre para disposición de las comunidades y organizaciones locales. Se contó con el aval del Comité de Ética de Investigación de la Facultad de Enfermería según Acta CEI-FE 2021-33.

Relaciones emocionales con el territorio

En el oriente antioqueño se han desarrollado una serie de intervenciones desde la década de 1960, con la puesta en marcha de grandes proyectos hidroeléctricos, los cuales actualmente generan cerca del 29 % de la energía nacional y el 73 % de la departamental22, además de la construcción de polígonos industriales, grandes bodegas para el almacenamiento de mercancías y un aeropuerto internacional. La intervención sobre estos territorios transformó profundamente los paisajes rurales del oriente antioqueño y el modo de vida de sus habitantes, con el desplazamiento de comunidades humanas, además de especies arrinconadas y ecosistemas completamente transformados. El extractivismo hidroeléctrico en esta región se consolidó como una condición necesaria para llevar a la práctica el desarrollo del capitalismo en Colombia, que se mantiene en la memoria de sus habitantes. El panorama general de las concesiones e intervenciones sobre las fuentes hídricas de este territorio puede verse en el Mapa 1.

Mapa 1. Fuentes hídricas y estado de proyectos hidroeléctricos en el oriente antioqueño, marzo 2023

Fuente: elaborado para proyecto Conflictos por el Agua. Estudio multicaso en el Oriente Antioqueño, 2022-2023. Fase 1.

El territorio no es algo dado o natural, ni limitado a una única forma de autoridad estatal; abordar el territorio y las territorialidades implica un acercamiento a la idea de poder, a la intersección de tensiones diversas, contradictorias, superpuestas y/o diferenciadas, propias de formas antagónicas de configuración territorial. Estas pueden operar simultáneamente como plataformas conectadas a la economía global desde algunos actores económicos y/o estatales, pero a la vez potenciarse y resistir a través de una idea de abrigo, de contigüidad, de vista hacia adentro, especialmente para las comunidades locales.

Para estas últimas, las referencias simbólico-territoriales suelen traducirse en apego emocional profundo hacia el territorio en el que se ha nacido o vivido durante mucho tiempo; sentimiento de pertenencia y conexión profunda con su historia, cultura, paisajes y vecindades, además de un íntimo y profundo vínculo con la tierra misma, a la que muchos nombran con el término vividero, resultado de su apropiación para convertirlo en lugar de disfrute, seguridad, certidumbre y bienestar.

En este vividero el río toma un lugar central como eje de la vida social con proyección intergeneracional, el río es espacio de encuentro, ocio y diversión, guarda relación con las prácticas alimentarias, con los saberes campesinos, allí están los recuerdos de esparcimiento, de vínculos, de libertad:

“¿Qué significa el río? pues el río significa diversión, porque podemos ir a tirar charco, hacer el sancocho, ir a pescar, que es una forma de turismo comunitario, también sirve para extraer material de playa que sería la arena, las piedras, pero no en grandes cantidades, sino para construcción de escuelas comunitarias, salones, casas ¿cierto? ¿Qué significa el río? tener al río nos garantiza que las nuevas generaciones también puedan disfrutarlo”23.

“Si usted quiere vivir tranquilo y aliviarse ligero de los problemas, la gente que se estresa o cualquier dificultad que pueda tener... váyase pal’ río (sic). Acuéstese en una piedra boca’rriba (sic). Escuche el sonido del río y no piense en nada, porque claro si va pal’ río (sic) y sigue pensando en los problemas, pa qué (sic) va a ir. (...) Vaya, conéctese con la naturaleza, póngase boca’rriba (sic), vea los árboles y vea el sonido del río, y no piense en nada. No se ponga a pensar en nada, porque si se pone a pensar en los problemas y que el río le va a solucionar, no... O sea, no piense en nada. Usted se alivia, se alivia de muchas cosas, esos son los secretos del agua. Entonces hay muchas formas de conectarse con el río, porque el agua es vida. Pero el agua es la vida y sirve pa’ sanarse y pa’ muchas (sic). (...) Todos convivimos con el agua de distinta manera, el que va y pesca, el que va y minea, el que va y tira charquito, o sea, hay muchas vivencias, desde la parte como espiritual o ritual sí es una forma de sanar”24 .

“El río para mí es eso: son recuerdos de infancia y ahora pues que ya uno tiene más conciencia, uno sabe que el río es vital dentro de todo el concepto de ecosistema, de otras comunidades, no es un sentimiento que es porque me beneficia a mí en particular, sino porque yo soy consciente de que ocupa un lugar muy especial dentro de toda una cadena de entrelazamientos que tenemos con otras personas y con el ecosistema”25 .

Estas formas de conectarse con el río hacen parte de un entramado complejo que algunos han denominado territorio hidrosocial, haciendo referencia a esa red que incluye seres humanos, flujos de agua, relaciones ecológicas, infraestructura hidráulica, medios financieros, marcos legales y administrativos, así como instituciones y prácticas culturales, que interactúan y se definen en función de unos supuestos epistemológicos, unas jerarquías políticas y unos discursos26.

Para los campesinos, los sentimientos y conexiones emocionales con el territorio hidrosocial derivan de la permanencia y trayectoria biográfica que combina vivideros con trabajaderos27. Los ríos se conectan con espacios de producción campesina de subsistencia, pero también con producción de vínculos entre las personas y de estas con los territorios, de allí que sea evocativo de goce, liviandad, esparcimiento, tranquilidad, libertad y vida colectiva. En consecuencia, las amenazas sobre el río generan sentimientos que mezclan rabia, miedo, tristeza, incertidumbre, nostalgia, frustración e impotencia, por el daño potencial sobre los modos de vida campesina. Estos sentimientos los resumen en el clamor: No queremos ser turistas en nuestras propias tierras, como respuesta a las promesas de cambio que acompañan las intervenciones sobre sus territorios.

“La relación con el río es muy estrecha … es algo que me acompaña todo el tiempo, uno ha sido tan arraigado, como tan de querer esta patria chica [que] todo lo que puede afectarla uno siente como nostalgia... A mí el río en sí me da mucha nostalgia pensando en esos proyectos que de pronto en un futuro se puedan dar. El río nos acompañó siempre por generaciones, (…), se pone uno a observar lo importante que son los ríos, porque son tan vitales y desde tiempos atrás cuando solamente eran indígenas los que estaban por estos territorios, ellos declararon el río como algo sagrado”28.

“A mí me da tristeza ver cómo la gente es indiferente a esto que nos afecta a todos, y a uno sí le da tristeza ver cómo hay gente que es como que ni les va, ni les viene... como que solamente los irá a motivar cuando ya no haiga (sic) nada que hacer, es que le da a uno tristeza ver la gente que no se mueven ahorita que lo podemos hacer, después que ya no haiga (sic) nada que hacer, ya pa (sic) qué... (…) El problema es que por ejemplo uno hace una asamblea, y es muy poquita la gente que va a ir, y algunos dicen no, es que eso a mí no me afecta, ¿cómo que no le afecta?, ¿es que uno sin agua puede vivir? No, es que uno sin agua no vive, nadie puede vivir sin agua”29.

“Ahora gracias a Dios todavía contamos con el agua corriendo por el caudal, poquita, pero está corriendo, tenemos que unirnos y no permitir que de pronto nos la acaben de desaparecer porque con las talaciones (sic) de bosques y con estos proyectos minero-energéticos que nos quieren meter en esta región, de verdad que solo nos van a quedar las piedras”30.

Estas mismas apreciaciones se narran en las piezas textiles construidas por mujeres del municipio de Argelia. En la pieza elaborada en la vereda Villeta Florida (Figura 1) las tejedoras representan el río La Paloma con peces en su interior, un letrero que dice: “No queremos hidroeléctrica” y una rana en la margen izquierda del río. Igualmente aparecen vacas que pastan en la parte derecha del río, así como el estadero, espacio de encuentro que funciona como bodega para el almacenamiento de insumos, productos y mercancías. Además de varias especies de flora y fauna, sobresale la olla sobre el fogón de leña cuidada por una mujer y un niño. Se resalta también la carretera que viene desde la cabecera municipal, por la cual transitan carros, chivas cargadas con costales en su capacete y mulas con carga. La mayoría de las casas están marcadas con el nombre de los vecinos que las habitan. La carretera finaliza con el puente sobre el río La Paloma, en el punto conocido como La Playa. El río enmarca esta narración de vitalidad de la vida campesina y vuelve materialidad textil las emociones y vínculos con el territorio.

Figura 1. Villeta Florida. Tejedoras Vereda Villeta Florida, Argelia

Fuente: Colectivo de Tejedoras Argelia, Asociación Campesina de Antioquia, Facultad de Enfermería Universidad de Antioquia y Universidad de Aberystwyth, 2021.

Estrategias de autoprotección en clave de cuidado

Como se ha venido indicando, el territorio es un lugar de relaciones, en el que se construyen vínculos entre las personas y los ecosistemas, dotando de sentido e identidad a los espacios31. A partir del relacionamiento entre los diversos actores que componen el territorio, y entre los agentes y/o elementos externos que imponen discursos, narrativas y dinámicas que amenazan y vulneran estos vínculos, es que las distintas comunidades vienen desplegando acciones de autoprotección en procura de la preservación de las relaciones y de los lazos sociales y comunitarios, de los espacios de encuentro y de los referentes territoriales que configuran sus trayectorias. Todo esto se produce en medio de riesgos y agresiones para las personas que desarrollan la labor de defensa ambiental, social y comunitaria, pues los intereses económicos y políticos en muchas ocasiones se imponen sobre los modos de vida de sus habitantes y el territorio. Según la base de datos del Observatorio Sobre el Nivel de Riesgo para la Labor de Lideresas, Líderes, Defensoras y Defensores de Derechos Humanos, Corporación Jurídica Libertad - CJL y Fundación Sumapaz, en el año 2022 se presentaron en la subregión del oriente antioqueño 21 agresiones a líderes, de los cuales siete pertenecen al sector ambiental y ocho al sector comunitario. Hasta abril del 2023 se presentaron doce agresiones en la subregión, de estas, tres pertenecían al sector ambiental y cuatro al sector comunitario.

Esta difícil situación hace que las organizaciones sociales, comunitarias, campesinas, juveniles, entre otras, emprendan estrategias de autoprotección, cuyo abanico variopinto guarda relación con aspectos como el género, las identidades étnicas y los aspectos generacionales, los cuales modulan las formas y contenidos de distintas acciones.

En el estudio que nos ocupa, se encontraron estrategias relacionadas con acciones institucionales, alianzas, mecanismos de visibilización, acciones jurídico-legales, procesos de formación, mecanismos no legislados, estrategias experienciales alrededor de formas alternativas responsables con los modos de vida campesinos y autogestión comunitaria. Todas ellas están atravesadas por el principio del cuidado dirigido a formar un mundo habitable y sostenerlo en las mejores condiciones posibles, bajo un sentido expandido de protección, en tanto buscan impedir el daño o el perjuicio no solo hacia las personas, sino también hacia las comunidades y sus territorios vitales.

Un grupo importante de acciones se despliega para generar un “blindaje” protector a través de los gobiernos locales o en alianza con organizaciones sociales y/o profesionales que en muchos casos operan como redes articuladas, algunas de carácter contingente, donde participan actores sociales procedentes de distintas escalas de actuación. Un ejemplo clave es la articulación a través de MOVETE, donde confluyen múltiples organizaciones locales en la defensa del territorio.

En estas redes, formales e informales, se dinamizan una serie de acciones jurídicas, legales, institucionales y de defensa de los derechos que tienen fundamento en la Constitución Política de Colombia de 1991, la cual privilegió la participación ciudadana e introdujo elementos ambientales que sirven de sustento o fundamento para acciones de autoprotección del territorio. En los casos estudiados, el derecho de petición32 como mecanismo y derecho fundamental ha sido utilizado para la obtención de información oportuna sobre la implementación en los territorios de posibles proyectos, dado el ocultamiento que hacen las entidades interesadas en concesionar las fuentes hídricas o desarrollar otro tipo de proyectos extractivistas. En concordancia se han constituido como tercero interviniente33 en los procesos de licenciamiento de proyectos hidroeléctricos, ejercicio que permite realizar acciones administrativas en procura de evitar que la licencia ambiental sea otorgada. En la misma vía, se han interpuesto acciones de nulidad de manera conjunta y colectiva entre las comunidades, la academia y las organizaciones sociales que acompañan estos procesos. No obstante, si bien estos mecanismos se encuentran ampliamente desarrollados por la Corte Constitucional, lo cierto es que en muchos casos las actuaciones administrativas que se adelantan ante las autoridades ambientales no cumplen con su función de cuidado a los derechos de las comunidades y la naturaleza, con aplazamiento de respuesta excesivo que producen agotamiento para las comunidades.

A la par, desde hace varias décadas las comunidades desarrollan acciones de incidencia sobre procesos de planeación y ordenamiento territorial y avanzan en espacios de interlocución y diálogo con las administraciones municipales y entidades estatales bajo el reconocimiento de la importancia de incidir ante diferentes actores institucionales para la elaboración de políticas públicas que propendan por el cuidado y protección de los territorios hidrosociales:

“Cuidar todo... el cuidado de las cosas, del territorio, de las aguas, de todo lo que tenemos que está a nuestro alrededor, que es nuestro. Entonces no lo podemos descuidar, sino cuidarlo más. [es importante] el convite, porque la unión hace la fuerza y entre todos se hace el trabajo por el cual todos nos beneficiamos…. Estamos unidos trabajando en ejercicios de diálogo y firmas simbólicas de compromisos con candidatos a alcaldías en relación con su compromiso de protección ante los proyectos extractivos en el territorio, así como las concertaciones con distintos funcionarios locales para apoyar a las organizaciones y comunidades en el cuidado del territorio”34.

El desarrollo de estas acciones se sostiene sobre el reconocimiento de mecanismos alternativos de defensa de los derechos, a partir de los cuales las comunidades campesinas reconocen y protegen las relaciones hidrosociales, a la vez que se apropian de distintos mecanismos para el cuidado y protección del territorio. Es así como se gestionan espacios propios para fortalecer el ejercicio de reconocimiento de los derechos, de las formas de ser y ejercer la democracia, a través de asambleas, convites, recorridos territoriales, sancochos comunitarios, movilizaciones, festivales u otras formas asociativas35.

El propósito que se persigue es el reconocimiento, el acompañamiento y el apoyo por parte de la ciudadanía, la academia, los sectores sociales y la institucionalidad de las propuestas políticas y territoriales que se han tejido a lo largo de varios años por las organizaciones comunitarias. Para ello se acude a la experiencia viva, para visibilizar la cultura alrededor del río, como un lugar de encuentro y aprendizaje colectivo, como parte de la construcción social, vecinal y de vínculos: los recorridos territoriales, la voz a voz y el intercambio de experiencias y testimonios con otras comunidades del país que ya han sido afectadas, toman un lugar central para el cuidado del territorio.

El fin de estas acciones es incidir sobre la gestión del territorio por los campesinos, lo que les permite posicionar, desarrollar e impulsar modos de vida alternativos y responsables, donde se disputan acciones colectivas de cuidado territorial con los actores que amenazan estas perspectivas. El propósito fundamental va más allá de la defensa personal; se centra en influir directamente en la gestión del territorio, la autoprotección se convierte en una herramienta estratégica que les permite no solo resistir las amenazas externas, sino también establecer y consolidar modelos de vida integrados y sostenibles. Es crucial reconocer que la autoprotección no se limita a la resistencia pasiva, sino que implica la creación activa de alternativas viables y afirmativas.

Todo este dinamismo decanta en unos procesos permanentes de movilización social que han permitido hacer visibles las problemáticas de estos territorios y sus comunidades, generando procesos sinérgicos de formación para apropiarse de conocimientos técnicos integrados a los saberes propios. La persistencia de estos procesos se hace posible por la organización y la autogestión comunitaria que se ha gestado en San Luis, San Francisco y Argelia, con su consigna por una sociedad que proteja las formas de vida campesina y cuide los bienes comunes. La movilización a través de carnavales, festivales, muralismo, conciertos, producción audiovisual, ruedas de prensa, estrategia de medios y redes digitales, perifoneo de denuncia, toma de espacios públicos y carreteras, participación en tribunales de opinión, programas de radio, entre otros, son una lista invaluable de estrategias artísticas y culturales mediante las cuales los campesinos de estos territorios mantienen viva la protección y sostienen sus vínculos.

Solastalgia, cuidado y autoprotección

La noción de solastalgia es un concepto relativamente nuevo que emerge para comprender los vínculos entre la salud humana y la salud de los ecosistemas. Acuñada por el filósofo ambiental australiano Glenn Albrecht: “es el dolor o la enfermedad causada por la pérdida o la falta de consuelo y la sensación de aislamiento relacionado con el estado actual del hogar y el territorio”36. El concepto incorpora una pérdida del sentido del lugar, con la consecuente erosión del sentido de pertenencia a ese lugar concreto. Se manifiesta como pérdida del presente, una forma de añoranza que se tiene cuando “se está todavía en casa”, pero en una casa que se está transformando. Los elementos comunes a su definición incluyen una transformación del entorno, es decir, un cambio ambiental no deseado asociado a la extracción de recursos, con sus impactos sobre un lugar o espacio de vida valorado37, tal como sucede con los vivideros de los participantes en esta investigación. No obstante, la solastalgia desencadena un sufrimiento que tiene un carácter ambivalente; por un lado, revela el dolor que se inflige en nombre de los grandes proyectos de la sociedad, pero así mismo habla de la capacidad de generar comunidades morales que se pronuncian frente a estos daños38.

La importancia de este abordaje es que permite que se exprese la tristeza o nostalgia asociada con la potencial pérdida del territorio hidrosocial, dando un mayor significado e importancia a la angustia emocional causada por las transformaciones que, hasta el momento, solo había sido abordada bajo la perspectiva de estudios epidemiológicos más convencionales, desde las disciplinas de la salud, o limitado a agresiones de orden físico sobre las personas, cuando se aborda desde la mirada de la protección civil no armada. De alguna manera esto conecta con otros debates propuestos desde la bioética, que amplía sus interrogantes desde un pensamiento vitalista y multiespecies, que se está preguntando por la simbiosis hombre/naturaleza, pero además por los potenciales daños que provocan las posturas antropocentristas del control e instrumentalización de la naturaleza y de otras vidas no humanas39.

Esta perspectiva permite comprender la complejidad de las afectaciones que suceden en la vida cotidiana y en el mundo de las relaciones de las personas consigo mismas, con sus cercanos, con otras especies y con el territorio cuando hay afectaciones ambientales40. Aunque los primeros estudios sobre solastalgia se hicieron especialmente en zonas afectadas por intervenciones de minería, el concepto fue posteriormente utilizado para otro tipo de situaciones donde se producen cambios sustanciales en el entorno, convirtiéndose en una herramienta de gran utilidad en la investigación en el mundo entero41. En Colombia se encuentran algunos estudios realizados en entornos de proyectos hidroeléctricos, que son sugestivos de afectaciones para la población de las zonas de influencia42.

La noción de solastalgia resuena en forma importante con las expresiones de vínculo emocional que refirieron las personas durante esta investigación, pero así mismo con las acciones de cuidado y protección que despliegan sobre sus territorios y comunidades, descritas anteriormente. En términos más precisos los tres municipios están en distintos momentos de los procesos de concesión de licencias para proyectos hidroeléctricos: en uno están suspendidos, en otro anulados y en el tercero aprobados, pero aún sin inicio de obras. Esto hace que muchas situaciones aparezcan bajo la connotación de riesgo y no de plenas vulneraciones, como sucede en aquellos sitios donde ya se han construido estas infraestructuras. No obstante, otras amenazas como la privatización de la gestión del agua, el turismo en masa, la presión inmobiliaria, las concesiones mineras y la deforestación se suman y mantienen viva la necesidad de la autoprotección y el cuidado. De esta forma, la solastalgia se manifiesta en los sentimientos al nombrar la relación con el territorio, los potenciales impactos y las amenazas y los cambios que se están produciendo, pero también cuando se nombran las acciones en respuesta a estos sentimientos, además del sentido de permanencia y trayectoria en el mismo.

La solastalgia como síntesis de la conexión emocional con el territorio hidrosocial, genera una serie de movilizaciones activas, no paralizantes, que se despliegan en clave de cuidado, toda vez que esta perspectiva también involucra una sensibilidad moral y una forma de relacionarse con los otros que se dirigen al acondicionamiento y al mantenimiento de un mundo común habitable43.

La diada solastalgia y cuidado nos permite entender que las acciones de autoprotección que despliegan las comunidades y organizaciones campesinas no se limitan al resguardo de la integridad física, sino que se amplifican en términos de prácticas responsables que permiten gestar alianzas más cuidadosas entre los seres humanos y sus territorios, bajo el principio de garantizar la vida en presente y a futuro. Lo que experimentan las personas en una posible dislocación de su sentido de lugar, una erosión del sentido de pertenencia y por lo tanto de sus lazos identitarios. En los relatos de los campesinos se expresa un intenso deseo de que el lugar en el que residen, su vividero, se mantenga como lo han conocido y construido. No expresan deseos de abandonarlo y buscar otro lugar, expresan más bien angustia por el riesgo y amenaza al que consideran su hogar, pero adicionalmente impotencia y rabia por la asimetría de poderes en la que se juega su posibilidad de revertir las amenazas al río.

Muchas de las acciones de autoprotección presentadas parten de un principio de autoafirmación y agencia, de despliegue de capacidad creativa, de una potente sensibilidad que supera la mirada utilitarista del agua como recurso, para asumir el agua como bien común que vincula afectiva y emocionalmente la vida territorial. En este sentido se refuerzan valores relacionados con la evocación emocional positiva del vínculo ser humano-naturaleza, una apreciación y deleite de las fuentes hídricas, una referenciación simbólica, unos afectos y una postura de responsabilización y cuidado, que modula el sinnúmero de estrategias de autoprotección y mantenimiento de los vínculos, que, como hemos reiterado, superan el resguardo de la integridad física, para tornarse en acción colectiva integradora en clave de cuidado y apego territorial.

Este apego al lugar se contrapone al sentimiento de pérdida potencial, de allí que muchas estrategias de autoprotección actúan de manera preventiva frente a los posibles daños, a partir de ejercicios de movilización de significados y pertenencias, que también interrogan a los habitantes de los territorios hidrosociales sobre la fragilidad de los lazos territoriales, pero igualmente instalan un sentido de corresponsabilidad. Las comunidades, al anticipar y prepararse para posibles amenazas, buscan mantener su autonomía y capacidad para determinar el rumbo de su vida. En este sentido, la autoprotección no solo es una respuesta reactiva, sino una estrategia proactiva para salvaguardar la integridad de la comunidad y su relación con el entorno. Es importante destacar que esta naturaleza preventiva de las estrategias de autoprotección también resalta la importancia de la planificación a largo plazo y la sostenibilidad que proponen las comunidades. La anticipación de posibles pérdidas impulsa a las comunidades a adoptar prácticas orientadas a la protección de lo tangible y la preservación de lo intangible.

Conclusión

Desde la década de 1990 los conflictos alrededor del agua en América Latina se han agudizado ante el avance acelerado de proyectos minero-energéticos, hidroeléctricos y agroindustriales. Además, la producción de hidroenergía ha despertado un interés renovado en los últimos años ante la perspectiva de una producción más “verde” y “limpia”. En el oriente del departamento de Antioquia (Colombia) la construcción de grandes embalses para hidroeléctricas se remonta a la década de 1960, cuando algunas empresas energéticas de Medellín buscaron lucrarse de los bienes acuíferos de la subregión. De forma reciente se ha promovido la explotación de los ríos a través de las PCH sin tener en cuenta los procesos vitales individuales y colectivos de las comunidades campesinas que viven cerca de las zonas donde se construyen estos proyectos.

Frente a la perspectiva del establecimiento de PCH en sus territorios los grupos campesinos de diferentes municipios no solo se han organizado para iniciar procesos de resistencia, sino que también han desplegado mecanismos de autoprotección no violenta ante las múltiples amenazas que traen consigo estos proyectos. La literatura académica internacional sobre protección civil no armada y autoprotección se ha concentrado en comprender las estrategias utilizadas por los civiles desarmados para resguardar su integridad física. En este artículo quisimos comprender la autoprotección en clave de cuidado, es decir, teniendo en cuenta no solo la dimensión física, sino también lo simbólico, lo emocional y los lazos que se establecen con el territorio en el que se vive. Desde esta lectura entendimos que la protección también puede involucrar la preservación, el mantenimiento y el cuidado del mundo que se habita, reconociendo los vínculos emocionales y afectivos. De allí surge la conexión de la solastalgia como concepto que nos permite entender el sentido de pérdida de lugar que presuponen estas potenciales transformaciones sobre los territorios hidrosociales.

Nos propusimos comprender la manera como las comunidades campesinas y las organizaciones de base desarrollan estrategias de autoprotección frente a las vulneraciones derivadas de estos proyectos hidroeléctricos y otros conflictos asociados. Nos interesamos especialmente en los ríos La Paloma, Dormilón y Santo Domingo, ubicados en Argelia, San Luis y San Francisco en el oriente antioqueño (Colombia). Encontramos que las estrategias de autoprotección empleadas por actores civiles de las comunidades campesinas y sus organizaciones están ligadas a negociaciones con los funcionarios y las entidades estatales; acciones de incidencia en la planeación municipal y el ordenamiento territorial; alianzas con plataformas y colectivos que propenden por el cuidado del territorio y los bienes comunes; acciones jurídico-legales; procesos de formación sobre las implicaciones de las economías extractivistas y los proyectos hidroenergéticos; movilizaciones artísticas; creación de productos audiovisuales; visibilización de las problemáticas a través de redes digitales; recorridos territoriales; intercambios experienciales; diálogos entre saberes campesinos y expertos; organización y autogestión comunitaria.

El despliegue de estos mecanismos de autoprotección no solo surge de los riesgos y amenazas derivados de las PCH, sino también ante el cambio no deseado e inminente del territorio en el que se habita; un territorio hidrosocial en el que se han construido relaciones afectivas, emocionales y vitales alrededor de los ríos. En consecuencia, aparece un vínculo con el agua que va más allá de la explotación utilitaria, pues se entiende que este líquido es un bien común crucial para el desenvolvimiento de la vida diaria.

Durante el proceso de investigación encontramos que, además de los conflictos por el agua asociados a la construcción de PCH, existen otros ligados al turismo masivo, la presión inmobiliaria, las concesiones mineras, la privatización de la gestión del agua y la deforestación. Estos conflictos tienen intensidades distintas, incidencia de actores locales y foráneos múltiples y presencia territorial diferenciada. Igualmente, los riesgos y amenazas que se desprenden de ellos, además de los mecanismos de autoprotección comunitaria, funcionan de maneras diversas. Por ello creemos que nuestra investigación abre una veta de exploración hacia la comprensión de estas perspectivas, tanto desde el punto de vista de la protección civil no armada y la autoprotección, como del estudio de los conflictos hidrosociales. El avance de procesos de licenciamiento de PCH, su construcción y la emergencia de diferentes conflictos asociados al agua ponen de manifiesto la importancia de continuar los estudios que se pregunten sobre las formas no violentas de abordar estas pugnas e intenten comprender el punto de vista de las comunidades que se ven afectadas por nuevos proyectos extractivistas, resaltando los vínculos emocionales y afectivos como elementos de primer orden para la vida territorial.

Financiación

Este artículo se deriva del proyecto de investigación: “Conflictos por el agua, vulneraciones y formas de autoprotección. Estudio multicaso en el Oriente Antioqueño”, ejecutado por la Facultad de Enfermería y el Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia y la Asociación Campesina de Antioquia, con el apoyo de la Red Creando Espacio Más Seguro, financiado con recursos del UK’s Arts and Humanities Research Council (AHRC) a través del Global Challenges Research Fund (GCRF).

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_______________________________

1 Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe ATALC, 2016.

2 Ulloa; Romero-Toledo, 2018.

3 Soler; Urrea, 2007.

4 Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe ATALC, 2016, 81.

5 Pastor, 2018, 9-12.

6 Front Line Defenders, 2019. Ríos Vivos, 2020.

7 Semana, 2020.

8 Gómez Bustos, 2014. Urrea; Cárdenas, 2011.

9 Jurisdicción Especial para la Paz JEP, s.f.

10 MOVETE, 2018, 26.

11 Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe ATALC, 2016, 94.

12 Caro, 2018, 53.

13 Torres et al., 2019.

14 Organización de las Naciones Unidas y Organización Mundial de la Salud, 2011.

15 Boelens et al., 2017.

16 Tobón Giraldo, 2013. MOVETE, 2018. WWF, 2019.

17 Jose; Medie, 2016.

18 Tronto; Fisher, 1990, citada en Tronto, 1998.

19 Calvo, 1992.

20 Hammersley; Atkinson, 1994.

21 Red N+ Creando Espacio Más Seguro, s.f.

22 Pimienta et al., 2022.

23 EN1, líder campesina, 17 de febrero de 2023.

24 ECD7, líder campesino, 6 de febrero de 2023

25 EPD8, habitante campesina, 5 de marzo de 2023.

26 Boelens et al., 2017, 87.

27 Los trabajaderos son tierras especialmente fértiles ubicadas en las riberas y alimentadas con los residuos orgánicos que trae consigo la corriente del río. Estas tierras son utilizadas por los campesinos para sembrar yuca, plátano, cacao y otros alimentos. Arias, 2013. Valderrama, 2019.

28 EV3, líder campesina, 17 de febrero de 2023.

29 EN1, líder campesina, 17 de febrero de 2023.

30 EA6, líder campesino, 18 de febrero de 2023.

31 Gaviria Ríos, 2020.

32 El derecho de petición es un recurso que puede utilizar cualquier persona para presentar ante una entidad pública o privada una solicitud de información sobre algún tema sea este de interés público o particular. Ministerio de Justicia, s.f., 2.

33 “Son aquellas personas (naturales o jurídicas) reconocidas mediante acto administrativo para intervenir en las actuaciones administrativas iniciadas para la expedición, modificación o cancelación de permisos o licencias de actividades que afecten o puedan afectar el medio ambiente o para la imposición o revocación de sanciones por el incumplimiento de las normas y regulaciones ambientales”. ANLA, s.f.

34 Taller comunidad 1 SF, 5 a 7 de marzo de 2023.

35 Corporación Jurídica Libertad, 2020.

36 Albrecht, 2005, 41.

37 Galway et al., 2019.

38 Das, 2002.

39 Rosaneli et al., 2022.

40 Glackin, 2011.

41 Galway et al., 2019.

42 Santander; Peñuela, 2017. Idrovo et al., 2021.

43 Paperman, 2011, 27-28. Damamme, 2011, 157-167.