Dossier

water and landscape
AGUA y TERRITORIO

El agua en el santuario oracular de Dodona

Water in the oracular sanctuary of Dodona

Elena Martín González

Universidad de Valladolid
Valladolid, España
elena.martin.gonzalez@uva.es

ORCID: 0000-0002-8668-5711

Información del artículo

Recibido: 27/12/2023
Revisado: 12/03/2024
Aceptado: 10/04/2024
Online: 31/01/2025
Publicado: 10/04/25

ISSN 2340-8472

ISSNe 2340-7743

DOI 10.17561/at.26.8579

cc-by

© Universidad de Jaén (España).
Seminario Permanente Agua, Territorio y Medio Ambiente (CSIC)

RESUMEN
El nuevo corpus de inscripciones oraculares de Dodona ha suscitado un interés renovado en el santuario. En este marco, son varios los estudiosos que han llamado la atención sobre la necesidad de revisar la creencia establecida sobre la importancia del agua en Dodona, si bien hasta el momento no se ha realizado un análisis completo de todos los testimonios, tanto literarios como epigráficos y arqueológicos, que es precisamente el objetivo del presente trabajo. Como demuestra el estudio contrastado de la información aportada por los distintos tipos de fuentes, y en especial los nuevos datos sobre el oráculo que han revelado las laminillas oraculares, no hay pruebas concluyentes que permitan confirmar que el agua tuviera un papel relevante en el culto o en la práctica oracular.

PALABRAS CLAVE: Dodona, Agua, Mitología, Oráculo, Laminillas oraculares.

ABSTRACT
The new corpus of oracular inscriptions from Dodona has sparked a renewed interest in the sanctuary. In this context, several scholars have highlighted the necessity to reassess the established belief regarding the significance of water at Dodona, although a comprehensive analysis of all the testimonies —literary, epigraphic, and archaeological— has not yet been undertaken, which is precisely the objective of this paper. As the comprehensive examination of information from various sources, particularly the new data on the oracle revealed through the oracular tablets, indicates, there is no conclusive evidence supporting the idea that water played a significant role in the cult or in the oracular practice.

KEYWORDS: Dodona, Water, Mythology, oracle, Oracular tablets.

Água no santuário oracular de Dodona

RESUMO
O novo corpus de inscrições oraculares de Dodona suscitou um interesse renovado no santuário. Neste contexto, vários estudiosos chamaram a atenção para a necessidade de revisitar a crença estabelecida sobre a importância da água em Dodona, embora ainda não tenha sido realizada uma análise abrangente de todos os testemunhos, tanto literários quanto epigráficos e arqueológicos, o que constitui precisamente o objetivo deste trabalho. Como evidenciado pela comparação das informações fornecidas pelos diversos tipos de fontes, e especialmente pelos novos dados sobre o oráculo revelados pelas lâminas oraculares, não há evidências conclusivas que confirmem que a água desempenhou um papel significativo no culto ou na prática oracular.

PALAVRAS-CHAVE: Dodona, Água, Mitologia, Oráculo, Lâminas oraculares.

L'eau dans le sanctuaire oraculaire de Dodone

RÉSUMÉ
Le nouveau recueil d'inscriptions oraculaires de Dodone a suscité un regain d'intérêt pour le sanctuaire. C'est dans ce contexte-là que, plusieurs chercheurs ont attiré l'attention sur le besoin de revoir la croyance établie quant à l'importance de l'eau à Dodone, bien qu'une analyse complète de tous les témoignages, tant littéraires qu'épigraphiques et archéologiques, n'ait pas encore été effectuée, ce qui est précisément l'objectif du présent travail. Lorsque l'on croise les informations fournies par les divers types de sources, et notamment les nouvelles données sur l'oracle révélées par les lamelles oraculaires, aucune preuve concluante ne semble confirmer que l'eau ait joué un rôle crucial dans le culte ou dans la pratique oraculaire.

MOTS-CLÉ: Dodone, Eau, Mythologie, Oracle, Lamelles oraculaires.

L'acqua nel santuario oracolare di Dodona

SOMMARIO
Il nuovo corpus di iscrizioni oracolari provenienti da Dodona ha suscitato un rinnovato interesse per il santuario. In questo contesto, diversi studiosi hanno sottolineato la necessità di rivedere la consolidata convinzione sull'importanza dell'acqua a Dodona, anche se non è ancora stata condotta un'analisi completa di tutte le testimonianze, sia letterarie che epigrafiche e archeologiche, che rappresenta esattamente l'obiettivo di questo articolo. Come emerge dalla scrupolosa analisi delle informazioni fornite dai diversi tipi di fonti, e in particolare dai nuovi dati sull'oracolo rivelati dalle tavolette oracolari, non emergono prove conclusive a favore dell'idea che l'acqua abbia giocato un ruolo significativo nel culto o nella pratica oracolare.

PAROLE CHIAVE: Dodona, Acqua, Mitologia, Oracolo, Tavolette oracolari.

Introducción

El santuario de Dodona cuenta con numerosas referencias en la literatura grecorromana que avalan su antigüedad y su prestigio como centro oracular entre los griegos desde época homérica hasta su desaparición en la antigüedad tardía, como consecuencia de la prohibición de los cultos paganos. Además, las excavaciones en el santuario, desde finales del siglo XIX, han sacado a la luz restos de arquitectura monumental y numerosas ofrendas votivas en metal, sin contar las laminillas de plomo oraculares que conservan las consultas a las divinidades titulares del oráculo, Zeus Naios y Dione. Pese a ello, el origen, la evolución y el funcionamiento del oráculo siguen rodeados de incógnitas, pues las distintas fuentes transmiten datos muy diferentes, y en ocasiones contradictorios. Por citar un ejemplo representativo, las fuentes literarias mencionan hasta siete procedimientos mánticos diferentes (el roble sagrado1, el canto o el vuelo de las palomas, calderos de bronce, la ofrenda votiva de los corcireos, suertes, una fuente con propiedades mánticas, vapores alucinógenos)2, pero ningún autor antiguo menciona la posibilidad de realizar las consultas al oráculo a través de laminillas de plomo, pese a haberse encontrado miles de ellas enterradas en el santuario, cuya datación se extiende desde el siglo VI al II a.C.

La ubicación del santuario en el valle oriental del monte Tomaro, en el interior del Epiro, en una zona que aún hoy se encuentra entre las más lluviosas de todo el país, rodeada de cadenas montañosas y ríos, hace del agua en la región un elemento natural fundamental3. Las fuentes antiguas transmiten relatos mitológicos y datos sobre el culto relacionados con el agua, que en los estudios modernos se han interpretado como prueba de la importancia de este elemento en Dodona. Así, algunas fuentes presentan a Dione como ninfa de la lluvia, otras transmiten una versión del mito de Deucalión que localiza en Dodona el epicentro del diluvio, mientras que otras ofrecen testimonio de la especial relación del oráculo con la divinidad fluvial Aqueloo o hablan de la existencia de una fuente con propiedades mágicas. El propio epíteto cultual de Zeus en Dodona, Naios, se relaciona etimológicamente con el agua desde época antigua, y en la implantación de su culto en el Epiro los estudiosos modernos han reconocido la unión de una divinidad masculina del cielo con una antigua divinidad femenina de la tierra, representada por Dione.

La publicación en 2013 de las laminillas de plomo descubiertas en el santuario durante las excavaciones de D. Evangelidis hasta el año 1935 ha supuesto un punto de inflexión en nuestro conocimiento del oráculo de Dodona. Los miles de consultas al oráculo ahora a nuestra disposición (hasta 2013 apenas doscientas habían sido publicadas) son un reflejo de los distintos aspectos de la vida pública, pero sobre todo privada, para los que los consultantes requerían el consejo y la aprobación de Zeus Naios y Dione4. El nuevo corpus, de notable complejidad, ha suscitado un interés renovado por Dodona que se traduce en un importante volumen de estudios recientes sobre el santuario a la luz de la información proporcionada por las laminillas oraculares. En este marco, son varios los estudiosos que han llamado la atención sobre la necesidad de revisar la creencia establecida sobre la importancia del agua en Dodona, si bien hasta el momento no se ha acometido un análisis completo de todos los testimonios, tanto literarios como epigráficos y arqueológicos, que es precisamente el objetivo del presente trabajo5. Nuestro propósito es contrastar la información aportada por los distintos tipos de fuentes para poder determinar cuáles de los relatos literarios sobre la importancia del agua en Dodona trascienden el ámbito mitológico y si corresponden con los restos materiales sobre la práctica cultual y oracular llevada a cabo en el santuario y, en particular, con los nuevos datos sobre el oráculo que han revelado las laminillas oraculares.

Las ninfas

En la tradición mitológica parece reflejarse una relación especial del santuario de Dodona con las ninfas, y en concreto con las ninfas del agua6. De acuerdo con una de las múltiples explicaciones sobre el origen del nombre de Dodona transmitidas por Esteban de Bizancio, en este caso citando como fuente a Epafródito (y este a su vez a Trasíbulo), el santuario epirota toma su nombre de la ninfa oceánida Dodona7. La propia Dione aparece como una de las Oceánides en Hesíodo, como una de las Nereidas en Apolodoro y como una de las Dodoneas en Ferécides8, sin que sea seguro que se trate del mismo personaje mitológico9. Según el relato del mitógrafo ateniense, las ninfas Dodoneas, también llamadas Híades, fueron las encargadas de criar al dios Dioniso, cuya madre es precisamente Dione en algunas fuentes10, y lo acompañaron en sus viajes por encargo de Zeus. En agradecimiento por haber protegido a Dioniso ante Licurgo, Zeus las incluyó entre las estrellas.

En el santuario de Dodona, sin embargo, Dione aparece como diosa cotutelar del oráculo junto a Zeus11, sin que se pueda detectar ninguna relación con el agua ni en su culto ni en su iconografía12. La opinión extendida de que la figura de Dione es heredera del culto a la madre tierra, anterior a la llegada del culto indoeuropeo a Zeus como dios del rayo, tiene sus raíces en la visión evolucionista de la religión griega de finales del siglo XIX y principios del siglo XX13, pero contrasta con la realidad de los datos disponibles, pues no hay pruebas ni de un culto prehelénico a una divinidad femenina en el santuario14 ni del supuesto carácter ctónico del oráculo15. Desde los primeros testimonios literarios y epigráficos, en el siglo V a.C., Zeus y Dione aparecen como pareja divina que comparte la función profética16. En las laminillas oraculares, los consultantes dirigen sus preguntas a Zeus Naios17 y a Dione, y a ella están dedicadas asimismo ofrendas votivas depositadas en el santuario. Además, uno de los pequeños edificios construidos junto al templo de Zeus en el siglo IV a.C., la llamada Casa Sagrada (ἱερὰ οἰκία), ha sido identificado con un templo de Dione18.

En cuanto a las ninfas, la única referencia inequívoca a su culto en el material de Dodona se conserva en una de las laminillas oraculares publicadas por primera vez en el corpus de 2013, DVC 232919. Su interpretación exacta, sin embargo, presenta dificultades, y, en cualquier caso, dado que se desconoce el origen del autor de la pregunta, no se puede determinar si se refiere a un culto que se practicaba en el propio santuario de Dodona20:

πὲρ τῶν ἱα-
[ρ]ῶν τᾶς νύ̣-
μ̣φας ⁝ ΟΡΑΝ

Acerca de las ofrendas a la ninfa (¿?).

El mito de Deucalión y Pirra

Las fuentes preservan varias leyendas sobre la fundación del santuario oracular de Dodona21. La mejor conocida, y que explica el nombre de las sacerdotisas (Peleiades o “palomas”), aparece en la obra de Heródoto22, según la cual la fundación del oráculo de Zeus-Amón en Siwa y del oráculo de Zeus en Dodona se debe a sendas palomas, que emprendieron el vuelo desde Tebas, en Egipto, y que al llegar a su destino indicaron con voz humana que debía erigirse un oráculo de Zeus. Otra de las versiones, sin embargo, enlaza los orígenes del santuario con el mito de Deucalión y Pirra23. Así, Aristóteles24, en su explicación de cómo los períodos de grandes tormentas y lluvias torrenciales no afectan a todos los territorios por igual, pone como ejemplo el diluvio de época de Deucalión:

καὶ γὰρ οὗτος (i.e. ὁ καλούμενος ἐπὶ Δευκαλίωνος κατακλυσμός) περὶ τὸν Ἑλληνικὸν ἐγένετο μάλιστα τόπον, καὶ τούτου περὶ τὴν Ἑλλάδα τὴν ἀρχαίαν. Αὕτη δ’ ἐστὶν ἡ περὶ Δωδώνην καὶ τὸν Ἀχελῷον.

“Pues el llamado diluvio de época de Deucalión afectó especialmente al territorio helénico, y de este a la antigua Hélade. Esta es la región en torno a Dodona y al Aqueloo”.

La siguiente referencia a Dodona en relación con el mito de Deucalión se conserva en la Vida de Pirro de Plutarco. El historiador comienza la biografía del rey epirota remontándose a los primeros reyes míticos del Epiro25:

Θεσπρωτῶν καὶ Μολοσσῶν μετὰ τὸν κατακλυσμὸν ἱστοροῦσι Φαέθοντα βασιλεῦσαι πρῶτον, ἕνα τῶν μετὰ Πελασγοῦ παραγενομένων εἰς τὴν Ἤπειρον· ἔνιοι δὲ Δευκαλίωνα καὶ Πύρραν εἱσαμένους τὸ περὶ Δωδώνην ἱερὸν αὐτόθι κατοικεῖν ἐν Μολοσσοῖς.

“Se cuenta que el primero en reinar entre los tesprotos y los molosos después del diluvio fue Faetonte, uno de los que acompañaron a Pelasgo al Epiro, pero algunos cuentan que Deucalión y Pirra, tras fundar el santuario de Dodona, se asentaron allí, entre los molosos”.

En el escolio homérico donde se recogen las distintas versiones sobre el origen del santuario de Dodona, antes mencionado, se incluye una versión más completa de la fundación del santuario por parte de Deucalión26:

ἄλλοι φασὶ Δευκαλίωνα μετὰ τὸν κατακλυσμὸν ἐν Ἠπείρῳ γενόμενον παρὰ τῆς πελειάδος τῆς ἐπικαθημένης τῇ δρυῒ κελευσθῆναι κατοικεῖν αὐτοῦ καὶ γήμαντα Δωδώνην Ὠκεανίδα τὴν πόλιν οὕτω προσονομᾶσαι.

“Otros dicen que Deucalión, después del diluvio que tuvo lugar en el Epiro, recibió la orden de una paloma, posada en el roble, de habitar allí y, tras tomar como esposa a la Oceánide Dodona, llamar así a la ciudad”.

Esta misma versión se recoge en la entrada de léxico bizantino Etymologicum Magnum dedicada a Zeus Dodoneo, con la información añadida de que las fuentes de donde se ha tomado el relato son los autores helenísticos Trasíbulo y Acestodoro27.

El análisis de las fuentes indica que a partir del siglo IV a.C. circula una versión de la fundación del oráculo de Dodona por parte de Deucalión, paralela a la célebre versión herodotea. La implicación de Deucalión en la fundación de Dodona contribuye a corroborar la antigüedad del oráculo, por encima de Delfos28, y a proyectar la imagen del santuario epirota como epicentro del pasado legendario helénico, a partir del cual se produjo la repoblación de toda Grecia29. De acuerdo con el análisis histórico de Piccinini30, la inclusión de la fundación de Dodona en el mito de Deucalión y Pirra, que tradicionalmente se localiza en Tesalia, responde al intento de legitimar la autoridad de los molosos más allá de sus fronteras, en el marco de la política de expansión territorial del Epiro.

Las ofrendas al río Aqueloo

En su comentario al exordio de las Geórgicas, Macrobio trata de explicar los motivos por los que Virgilio utiliza el nombre del río Aqueloo para referirse de forma genérica al agua. Para ello, reproduce un pasaje del historiador Éforo, del siglo IV a.C., en el que se describe la importancia del río Aqueloo, el único que recibe honores por parte de todos los hombres, y no solo de quienes viven cerca de su cauce, como sucede en el caso de los otros ríos31. Tanto es así, que el propio nombre del río, indica el historiador, ha pasado a ser sinónimo del agua. El origen de esta metonimia, según Éforo, se remonta al oráculo de Dodona pues prescribía sacrificios en honor de Aqueloo a casi todos aquellos que lo consultaban:

Τούτου τοῦ ἀπορήματος οὐδὲν ἔχομεν αἰτιώτατον εἰπεῖν ἢ τοὺς ἐκ Δωδώνης χρησμούς· σχεδὸν γὰρ ἐν ἅπασιν αὐτοῖς προστάττειν ὁ θεὸς εἴωθεν Ἀχελώιωι θύειν, ὥστε πολλοὶ νομίζοντες οὐ τὸν ποταμὸν τὸν διὰ τῆς Ἀκαρνανίας ῥέοντα, ἀλλὰ τὸ σύνολον ὕδωρ Ἀχελῶιον ὑπὸ τοῦ χρησμοῦ καλεῖσθαι, μιμοῦνται τὰς τοῦ θεοῦ προσηγορίας.

“De esta cuestión no se puede indicar mayor responsable que los oráculos de Dodona, pues en casi todos ellos el dios acostumbraba a ordenar que se realizaran sacrificios a Aqueloo, de modo que muchos, creyendo que el oráculo llama Aqueloo no al río que atraviesa Acarnania, sino al agua en su conjunto, imitan la denominación utilizada por el dios”.

Esta identificación del dios-río Aqueloo con el agua, de la que el oráculo de Dodona parece ser el último responsable, y su importancia en el imaginario religioso griego, están atestiguadas en otra fuente del siglo IV a.C., el comentario alegórico a un poema órfico conservado en el papiro de Derveni, así como en un escolio homérico, donde Aqueloo aparece como el origen de todas las aguas32. Sin embargo, pese a la noticia de Éforo, ni en los restos arqueológicos del santuario ni en las consultas oraculares o las inscripciones votivas de Dodona se conserva ningún vestigio de culto al río Aqueloo33, que sí se conoce, por ejemplo, en la vecina Ambracia, donde se acuñaron monedas con la iconografía característica del dios-río como toro con cara de hombre34.

La fuente con propiedades mánticas

Como ya se ha mencionado35, uno de los medios de adivinación empleados en el oráculo de Dodona, de acuerdo con los testimonios literarios antiguos, es una fuente con propiedades mágicas36. La primera mención directa a la existencia de esta fuente en el santuario epirota se encuentra en la obra del geógrafo del siglo I d.C. Pomponio Mela37:

In Epiro Dodonaei Iovis templum, et fons ideo sacer, quod cum sit frigidus et immersas faces sicut ceteri extinguat, ubi sine igne procul admoventur adcendit.

“En el Epiro el templo de Júpiter Dodoneo, y una fuente sagrada porque, aunque está fría y apaga las antorchas cuando se sumergen, como las demás, las enciende cuando se le acercan sin fuego”.

Plinio el Viejo repite la información sobre la fuente milagrosa aportada por Pomponio Mela, pero añadiendo una propiedad extraordinaria más, el carácter intermitente de su caudal38:

In Dodone Iovis fons, cum sit gelidus et immersas faces extinguat, si extinctae admoveantur, accendit; idem meridie semper deficit, qua de causa ἀναπαυόμενον vocant, mox increscens ad medium noctis exuberat, ab eo rursus sensim deficit.

“En Dodona la fuente de Júpiter, aunque es gélida y apaga las antorchas que se sumergen, si se acercan apagadas, las enciende; además, a mediodía siempre está seca, motivo por el cual se la denomina “intermitente”, después va creciendo hasta medianoche, cuando corre en abundancia, tras lo cual poco a poco se seca de nuevo”.

Pero es el gramático Servio, en su comentario a la Eneida de Virgilio, quien otorga a la fuente de Dodona, además, un carácter profético, pero sin mencionar a su vez las propiedades mágicas del agua mencionadas en las fuentes anteriores39:

circa hoc templum quercus inmanis fuisse dicitur, ex cuius radicibus fons manabat, qui suo murmure instinctu deorum diversis oracula reddebat: quae murmura anus Pelias nomine interpretata hominibus disserebat.

“En torno a este templo se dice que existió un roble inmortal, de cuyas raíces brotaba una fuente, que emitía los oráculos con su murmullo por inspiración de los dioses. Una anciana de nombre Pelias explicaba a los hombres estos murmullos interpretados”.

La imagen de la fuente de Dodona, con sus propiedades mágicas y proféticas, gozó de una amplia difusión en la tradición posterior, como demuestran las referencias a la misma en autores de época bizantina, renacentista y romántica. Un ejemplo ilustrativo es el emblema de Pierre Coustau en su obra Pegma, de 1555, que lleva como título: Ad fontem Dodonae. In sibi praesidentes (A la fonteine de Dodone. Contre les hautains, en su versión francesa). De acuerdo con la explicación moralizante que acompaña al emblema, la fuente de Dodona que apaga las antorchas que están encendidas, pero enciende aquellas que están apagadas, es una metáfora de cómo Dios castiga a los altivos, pero ilumina a los humildes40. A principios del siglo XIX, en la obra poética de Lord Byron41 la caída en el olvido del oráculo de Dodona, con el roble sagrado y la fuente profética, es un recordatorio de la fragilidad de la vida42.

De la misma manera, los estudios sobre el oráculo de Dodona han incluido de forma sistemática la fuente mágica entre los métodos adivinatorios empleados en el santuario43. El propio S. Dakaris, responsable de las excavaciones en el santuario tras la muerte de D. Evangelidis en 1958, fue firme defensor de su existencia, pese a reconocer la falta de indicios materiales de la misma. Se trataba, en su opinión, de una fuente artificial, a la que denomina Νάϊα πηγή o fuente Naia, que recibía el agua del acueducto cuyos restos han sido hallados en el santuario44. Sin embargo, estudios recientes han confirmado la necesidad de una revisión crítica de esta teoría, siguiendo el ejemplo de Parke45. Como se desprende del análisis de los testimonios literarios, las noticias sobre la fuente de Dodona con propiedades mágicas se conservan solo en un número reducido de autores latinos, a partir del siglo I d.C. Por otra parte, Servio es el único que establece una relación entre la fuente y el proceso oracular, en un pasaje por lo demás con notables imprecisiones46. Como indica Georgoudi, la imagen que transmiten Pomponio Mela y Plinio el Viejo corresponde con una fuente milagrosa (en la categoría de mirabilia, muy del gusto de los autores imperiales) más que con una fuente con propiedades mánticas, como las que se conocen en otros lugares del mundo griego47. Dejando de lado la noticia de Servio sobre el murmullo de la fuente que manaba de las propias raíces del roble sagrado, por su carácter fantástico48, en el santuario, como se ha dicho, no se ha descubierto ningún elemento que apunte hacia la existencia de una fuente, si bien es cierto que en raras ocasiones las fuentes y los manantiales en los santuarios griegos iban acompañados de elementos arquitectónicos que permitan identificarlos de forma inequívoca49.

En cualquier caso, parece probado que la tradición latina tardía de la fuente con propiedades extraordinarias constituye un motivo literario, más que el reflejo de una práctica mántica real relacionada con el agua en el santuario de Dodona, de la que no hay otros indicios. Como sugiere Johnston50, la atribución de una fuente con propiedades extraordinarias al santuario de Dodona puede venir motivada, además de por la tendencia a añadir elementos naturales extraordinarios a los centros religiosos más destacados, por la existencia de fuentes en otros centros oraculares, como Claros, Dídima y Delfos. De hecho, de acuerdo con Heródoto, en el santuario oracular de Amón, fundado en paralelo al de Dodona, existía una fuente maravillosa cuya agua cambiaba de temperatura durante el día, alcanzando el punto de ebullición a medianoche y el de máximo frío a mediodía51.

El epíteto Naios

A partir del siglo V a.C., Zeus recibe en Dodona el epíteto Naios, que de forma ocasional se aplica también a Dione52, y del que deriva el nombre de los festivales que se celebraban en el santuario (Naia o Naa)53. El significado y etimología de este epíteto ha sido objeto de amplia discusión. Se han propuesto, en total, cuatro interpretaciones, con sus correspondientes etimologías: ναίω (“fluir”), ναῦς (“nave”), ναός (“templo”) y νάω (“residir”), si bien Parke no descarta que se trate de un término pre-helénico54.

La relación etimológica del epíteto de Zeus en Dodona, Naios, con la raíz del verbo ναίω (“fluir”) y con ναῦς (“nave”) remonta a los comentaristas antiguos. Así, en uno de los escolios a la Ilíada, el epíteto Naios en Dodona se explica por tratarse de una zona de terrenos húmedos55, mientras que en el léxico bizantino Lexeis Rhetorikai, un tal Periro erigió el templo de Zeus Naios en Dodona tras sobrevivir al naufragio de su nave56. Ambas etimologías han sido defendidas con frecuencia en los estudios modernos, alegando, entre otros, todos los elementos relacionados con el agua en el santuario mencionados hasta ahora como argumentos a favor de la relación de Zeus Naios con el agua57. En el mismo sentido, Rachet incluso conecta el hecho de que los sacerdotes de Zeus, los Selloi, no se laven los pies, de acuerdo con el relato homérico, con el carácter sagrado del agua en el santuario de Dodona58.

Sin embargo, esta interpretación ha sido puesta en duda, con argumentos convincentes, en estudios recientes. Como se ha podido comprobar hasta ahora, la supuesta importancia del agua en el santuario de Dodona, situado en el interior del Epiro, se basa en testimonios literarios, con frecuencia tardíos y de carácter mitológico, sin correspondencia ni en los hallazgos arqueológicos ni en la práctica cultual. De la misma manera, en las laminillas oraculares, como se verá a continuación, no se detecta una especial presencia del agua que apunte a que los dioses tutelares del oráculo, Zeus Naios y Dione, tuvieran alguna relación especial con este elemento. Desde el punto de vista lingüístico, la conexión entre el epíteto Naios y el verbo ναίω ha sido rechazada por Chantraine59 y, más recientemente, por Lhôte, quien defiende que la vocal de la raíz es breve y que está relacionada con el verbo νάω (“habitar”)60, como ya sugirió Dakaris61. La interpretación de Zeus como el dios “residente” o “nativo”, que habitaba en el roble sagrado de Dodona, goza en la actualidad de una amplia aceptación entre los estudiosos del oráculo, sin que falten voces discordantes62.

Zeus como divinidad meteorológica en Dodona

Los fenómenos naturales extremos en la mentalidad religiosa griega se atribuyen tradicionalmente a la voluntad divina, y, por tanto, no es de extrañar que constituyan motivo de consulta a los oráculos, como indica Elio Arístides, que incluye el oráculo de Dodona entre los centros religiosos a los que las ciudades envían embajadores sagrados para consultar sobre su seguridad cuando acaecen fenómenos meteorológicos, terremotos y vendavales fuera de lo normal63. En el corpus oracular de Dodona se encuentran, en efecto, consultas públicas y privadas sobre fenómenos naturales, en concreto meteorológicos, si bien no se trata de un tema de consulta frecuente64.

El caso más representativo del corpus es el de la consulta de los habitantes de Dodona, descubierta en 1955, quienes desean saber si el temporal que sufren es un castigo divino65:

Ἐπερωτῶντι Δωδωναῖοι τὸν
Δία καὶ τὰν Διώναν ἦ δι’ ἀνθρώ-
που τινὸς ἀκαθαρτίαν ὁ θεὸς
τὸγ χειμῶνα παρέχει.

“Preguntan los habitantes de Dodona a Zeus y a Dione si es debido a la impureza de alguna persona que el dios causa el mal tiempo”.

En un número reducido de casos pueden identificarse consultas acerca de los dioses a los que se debe rendir culto para conseguir las condiciones climáticas deseadas, aunque su estado fragmentario impide entender bien su contenido y contexto66. Así, en DVC 160A el consultante se refiere a lluvias propicias (h]ωραῖοι hυε̣το̣[ί, l. 2), que aseguren el éxito de la cosecha67, mientras que, por el contrario, en DVC 1901A es la falta de lluvias la que motiva la pregunta al oráculo (περ’ ἀνυδρία̣ς̣, l. 1)68. En 405B, de acuerdo con la reconstrucción de los editores, la consulta se refiere al buen tiempo (εὐδία)69.

Pese a haberse encontrado en el santuario de Dodona estatuillas de bronce de los siglos VI y V a.C. en las que se representa a Zeus lanzando el rayo (Zeus Keraunios)70, los escasos testimonios de preguntas sobre fenómenos meteorológicos en las laminillas oraculares publicadas hasta el momento indican que Zeus, como divinidad oracular del santuario, no presentaba una relación especial con las tormentas o las lluvias.

El oráculo de Dodona y los viajes por mar

El oráculo de Dodona, si bien se encuentra situado en el interior del Epiro, era fácilmente accesible por ruta marítima71. Desde época arcaica están atestiguadas frecuentes visitas de consultantes procedentes de las islas jónicas, en especial Corcira, y de Sicilia y el sur de Italia. A partir del siglo V a.C., cuando el santuario va adquiriendo una mayor proyección, recibe consultas de visitantes procedentes de zonas más alejadas, sobre todo de Tesalia, pero también, aunque en menor medida, de Grecia central, el Peloponeso, las islas del Egeo y Asia Menor, como se deduce de las variedades dialectales y de los alfabetos empleados en las consultas al oráculo72.

Dados los peligros que entrañaban los viajes en la antigüedad, sobre todo aquellos que se producían por mar73, no es de extrañar que quienes consideraran la posibilidad de emprender un desplazamiento quisieran antes asegurarse de que contaban con el beneplácito de los dioses, y en especial de Zeus74. Así, entre los miles de laminillas oraculares se conservan numerosas consultas sobre la conveniencia de emprender un viaje por tierra o por mar75. En el caso de la siguiente consultante, cuyo nombre no se conserva, se incluyen ambos modos de desplazamiento76:

ἦ οἰχομένα καὶ κατὰ γῆν
καὶ κατὰ θάλ̣ασσαν;

“¿Debe viajar por tierra y por mar?”

En ocasiones, los consultantes tratan de asegurarse de que han escogido el momento adecuado para emprender la travesía marítima, como Aristodamo77:

θεὸς τύχα ἀγαθά∙
Ἀριστόδαμος ἐπ[̣ιִκ]οινῆται Διὶ
Ναΐωι καὶ Διώναι ΚΑΙΘΕΩΝΗ
ἦ λώϊον καὶ ἄμεινον σάτει
πλέοντι [ἐς Κόρκυρ]αν καὶ ἐς               5
Φάρον
τοῦ θέρεος.

“Dios. Buena suerte. Aristodamo pregunta a Zeus Naios y a Dione (…) si es mejor y más conveniente este año navegar a Corcira y a Faro en el verano”.

Entre los reducidos testimonios de dibujos conservados las laminillas oraculares, trece en total, se pueden reconocer tres dibujos de barcos, que son indicativos de la relevancia de esta línea temática en las consultas al oráculo78. Entre las numerosas ofrendas votivas del santuario no se han encontrado, sin embargo, indicios que relacionen a Zeus Naios con la navegación79.

Por último, una mención especial merece la intervención del oráculo de Dodona en la saga de los Argonautas que aparece en la obra de Apolonio de Rodas. De acuerdo con esta tradición, que parece remontar al siglo V a.C.80, Atenea ajustó a la proa de la nave Argos un madero del roble de Dodona, que transfirió a la nave el don de la palabra, permitiéndole advertir a los Argonautas de los peligros que los acechaban. En este caso, no obstante, es el carácter parlante del roble profético de Zeus, y no la vinculación del dios con la navegación, lo que motiva la acción de Atenea.

Consultas oraculares sobre actividades económicas relacionadas con el agua

Entre las numerosas consultas al oráculo sobre la conveniencia de dedicarse a una profesión determinada, hay dos sobre la pesca. En la más completa81, DVC 1394, Fecilo busca la confirmación del oráculo sobre si debe continuar con el oficio familiar82:

θεός τύχαι ἀγαθᾶι∙ Φαικύλωι θεμιστεύει ὁ θεὸς τὰμ πατρωΐαν τέχναν ἐργάζεσθαι, ἁλιεύεσθαι, καὶ λώϊον καὶ ἄμεινον πράξειν;

“Dios. A la buena suerte, ¿el dios contesta a Fecilo que se dedique a la profesión paterna, la pesca, y hará lo mejor y más conveniente?”

Mucho más frecuentes son las consultas acerca de la necesidad de dedicarse a profesiones relacionadas con la navegación, en especial ναύκληρος, que en el contexto de las laminillas oraculares de Dodona parece tener el significado específico de “propietario de un barco mercante”. En una de ellas, Apolodoro dirige la siguiente consulta a Zeus Naios y Dione83:

ἐφερωτᾶι Ἀπολλό-
δωρος τ[ὸν] Δία τὸ<ν> Νᾶ-
ον καὶ Διώναν
περὶ ἐργασίας
πότε[ρόν κα κατ]ατυγ-               5
χάνοι ναυκληρῶν
ναυῶν.

“Pregunta Apolodoro a Zeus Naios y a Dione acerca del trabajo si tendrá fortuna como propietario de barcos mercantes”.

El agua aparece también en un reducido número de consultas sobre la conveniencia de excavar pozos, la más completa de las cuales es la siguiente84:

[Αἴ]σ̣χρων Ἐ[χ]ε̣στ[ρ]άτο
περὶ τοῦ φρέατος
[πότ]ερον ἐξορύσσον
ὕ̣δωρ ἐὰν εἴη ἀμφιλ-
αφὲς καὶ θέρεος καὶ χ-               5
ειμῶνος ἐνδὸς ὀρε̣-
γυιᾶν δυώδεκα.

“Escrón, hijo de Equéstrato, acerca del pozo, si excavando habrá agua abundante, en verano y en invierno, a una profundidad de doce brazos”.

Conclusiones

El estudio crítico de las fuentes antiguas y la comparación con los testimonios arqueológicos y epigráficos confirman la necesidad de reevaluar la supuesta importancia del agua en el culto y en el proceso oracular en el santuario de Dodona. Las noticias literarias sobre el agua en Dodona, muchas de ellas tardías, son en su mayor parte de contenido mitológico y etiológico, sin que sea posible determinar si cuentan con base histórica. Pese al enclave natural del santuario, con culto al aire libre hasta el siglo IV a.C. y centrado en el roble sagrado, hasta el momento no hay datos que confirmen la relevancia del culto a las divinidades de la naturaleza, como las ninfas, la madre tierra, el dios de la lluvia o los ríos, ni que confirmen el uso del agua en la práctica oracular.

En los estudios modernos la insistencia en la importancia del agua en Dodona está relacionada, como se ha indicado, con la creencia extendida de que existía un culto antiguo a la diosa madre-tierra, Dione, anterior a la implantación del culto indoeuropeo al dios del rayo, Zeus, si bien se trata de un marco teórico interpretativo hoy ya superado. Desde los primeros testimonios, Zeus Naios y Dione aparecen en el santuario de Dodona como una pareja divina con función profética, sin relación con el agua u otros elementos naturales.

Agradecimientos y referencias a proyectos de investigación

Este trabajo ha sido financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU (María Zambrano, Universidad de Valladolid) y ha sido realizado en el marco del GIR Metáfrasis: Reescritura y autoría en el mundo grecolatino (siglos I-XV).

Me gustaría dar las gracias a Ariadni Gartziou-Tatti, a José Ignacio Pérez Blanco y a Jesús Mª. Nieto Ibáñez por toda su ayuda durante la elaboración del presente estudio y a los evaluadores por sus valiosas correcciones y observaciones.

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1 Para la identificación del árbol sagrado de Dodona con el roble véase Méndez Dosuna, 2008, 51 n. 1. Para la clasificación botánica del mismo, véase Dieterle, 2007, 263-265.

2 Para los distintos métodos adivinatorios atestiguados en las fuentes sobre Dodona véase, entre otros, Parke, 1967, 1-93. Gartziou-Tatti, 1990. Tzouvara-Souli, 1997. Johnston, 2008, 60-72. Georgoudi, 2012. Chapinal Heras, 2017, 25-29. Domínguez Monedero, 2017, 79-96. Vecchio, 2019. Chapinal Heras, 2023, 125-129.

3 Cabanes, 2020, 174-175. Chapinal-Heras, 2021, 12-13. De acuerdo con el testimonio de Plinio el Viejo, los pies del monte Tamaro están regados por cien fuentes (centum fontibus circa radices, Nat. 4.2; Cabanes, 2020, 71 no. 53b).

4 Dakaris; Vokotopoulou; Christidis, 2013 (abreviada como DVC). Para el material antiguo: Lhôte, 2006. La edición de las inscripciones del corpus citadas en el presente trabajo ha sido adaptada al sistema de Leiden. Para los autores grecorromanos y sus obras se ha seguido el sistema de abreviaturas de LSJ y Oxford Latin Dictionary. Todas las traducciones son de la autora.

5 Los testimonios filológicos y epigráficos del santuario de Dodona (excepto las laminillas oraculares) han sido recogidos y estudiados en el reciente corpus de inscripciones de Molosia por Cabanes (2020); para los testimonios literarios: Dieterle, 2007, 275-341.

6 Para el culto de las ninfas en el santuario de Dodona véase Tzouvara-Souli, 1988-1989, 51-57. Larson, 2001, 161.

7 St. Byz. s.v. Δωδώνη (Cabanes, 2020, 115-116 no. 98a). Eust. 2.750 (Cabanes, 2020, 124 no. 104a). Esteban de Bizancio recoge otras dos versiones: la de Acestodoro, según la cual el santuario toma su nombre de Dodón, hijo de Zeus y Europa, y la de un autor cuyo nombre no se menciona, que habla de un río del Epiro con el mismo nombre. Para las distintas versiones de la fundación del santuario, incluyendo la de Dodona como esposa de Deucalión, véase el siguiente apartado.

8 Hes., Th. 17, 353; Apollod., Biblioteca 1.2.7 (1.1.3, donde Dione aparece como una de las Titánides); Pherecyd., FGrH 3 F90b (Hygin. Poet. astr. 2.21; Cabanes, 2020: 13 no. 4a-c). En Homero (Il. 5.370-371; 5.425-430), en cambio, Dione es la madre de Afrodita (su padre es Zeus). Para los testimonios literarios sobre Dione: Dieterle, 2007: 46; Fowler, 2013: 372 n. 70. Para la etimología del teónimo Dione: Lhôte, 2006, 420-422.

9 De acuerdo con Fowler (2013, 372) se trata de personajes mitológicos diferentes.

10 Fowler, 2013, 372.

11 Para el culto de Dione en Dodona véase Domínguez Monedero, 2017, 86-88. Cabanes, 2020, 181-182. Chapinal-Heras, 2021, 107-108, con la bibliografía anterior.

12 LIMC III.1 s.v. Dione.

13 Véase, por ejemplo, Jebbs, 1892, 202. La canción de las sacerdotisas Peleiades que transmite Pausanias (10.12.10; Cabanes, 2020, 91 no. 59q), en la que se invoca a Zeus como dios perpetuo, junto a la madre tierra como dadora de frutos, se ha interpretado como prueba fehaciente del culto a Gea en Dodona. Véase, sin embargo, la postura crítica de Parke (1967, 158-161). En cualquier caso, el pasaje no menciona a Dione.

14 Vasileiou, 2020. Kleitsas, 2021, 51.

15 Pese al convincente estudio de Quantin, 1992 y Georgoudi, 2002 (Georgoudi, 2019, 139), la idea de una diosa tierra originaria en el santuario persiste; por ejemplo, Zolotnikova, 2019a.

16 Esclarecedor análisis de esta cuestión en Domínguez Monedero, 2017, 86-88, 100-101.

17 Para las posibles etimologías e interpretaciones de este epíteto véase más adelante, en el apartado correspondiente.

18 Para las distintas propuestas de identificación de este edificio, cuya construcción se data a finales del siglo IV o principios del siglo III a.C., Chapinal-Heras, 2021, 64 y, sobre todo, Mancini, 2021, 179-191.

19 Las dos máscaras en una crátera de volutas que Dieterle (2017, 217) describe como Nereidas o ninfas no portan elementos iconográficos característicos y, de hecho, han recibido otras interpretaciones. Así, la pieza del Museo Arqueológico Nacional es descrita por Carapanos (1878, vol. I 35 no. 17; vol. II, tabla XVII no. 11) como una mujer joven (y sugiere identificarla con Dione) y la pieza del Louvre como un sátiro en el catálogo de Soueref; Vasileiou (2017, 192 no. Br490).

20 Para la última palabra, ΟΡΑΝ, los editores proponen dos interpretaciones: como infinitivo del verbo ὁράω (y en ese caso se trataría una consulta sobre la vista) o como genitivo plural de ὥρα (y en ese caso se trataría una consulta acerca del momento adecuado para el sacrificio), aunque ninguna de las dos opciones es plenamente satisfactoria. En la inscripción DVC 350B los editores proponen, entre otras reconstrucciones, [ὕ]δατος (l. 1) y [νύ]μφια (l. 2), que Zolotnikova (2019a, 90) relaciona con las ninfas. El estado fragmentario de la inscripción, no obstante, desaconseja cualquier interpretación.

21 Para una revisión concisa de las múltiples leyendas fundacionales de Dodona véase Piccinini, 2017, 123-131, con bibliografía anterior.

22 Hdt. 2.54-2.57.

23 Para el mito de Deucalión en relación con Dodona: Parke, 1967, 41-43. Georgoudi, 2012, 83-84. Piccinini, 2017, 123-131. Zolotnikova, 2019a, 88. Cabanes, 2020, 175-176.

24 Arist., Mete. 1.14, 352A 33-352b 4 (Cabanes, 2020, 30 no. 20c).

25 Plu. Pyrrh. 1.1-2 (Cabanes, 2020, 75 no. 57d).

26 Scholia in Iliadem 16.233-235 (Cabanes, 2020, 8 no. 1c).

27 EM s.v. Δωδωναῖος (Cabanes, 2020, 124 no. 103).

28 Dado que en otra de las versiones del mito de Deucalión es el oráculo de Delfos el que aporta la clave sobre cómo renovar la humanidad, Parke (1967, 41) reconoce en la versión dodonea un intento por competir con Delfos. Para una reciente revisión crítica de la supuesta rivalidad entre los centros oraculares griegos, véase Piccinini, 2018.

29 La fundación de la ciudad epirota de Buqueta o Buquetio se remonta también a la época del diluvio de Deucalión, de acuerdo con los autores antiguos. Así, la ciudad recibió su nombre porque la diosa Temis llegó a la misma montada en un buey durante el diluvio de Deucalión. Para los testimonios sobre esta ciudad: Milán, 2018, 120-122.

30 Piccinini, 2017, 129-131.

31 Macr. 5.18.6-8 (FGrH II A, 70 F20; Cabanes, 2020, 33 no. 22a). La misma información se recoge de forma abreviada en un escolio homérico (Scholia in Iliadem 21.195; Cabanes, 2020, 33 no. 22b), en Servio (G. I 8; OTF 154F) y en Eustacio de Tesalónica (21.194; Cabanes, 2020, 128 no. 104j).

32 Para un análisis completo de Aqueloo en el papiro de Derveni y en el escolio de la Ilíada véase D’Alessio, 2004. Para la relación entre Aqueloo y el Océano en el papiro de Derveni véase Chase; Brisson, 2018.

33 Sobre el culto de Aqueloo véase el completo estudio monográfico de Molinari; Sisci, 2016, con referencia a su culto en Grecia como divinidad del agua y a su dimensión oracular en 60-62; para el culto de Aqueloo en Dodona: Chapinal-Heras, 2021, 111-112, quien relaciona el culto al dios-río con el carácter liminal del santuario. Mylonopoulos, 2013 y Velasco López, 2021 para los cultos y ritos relacionados con las divinidades fluviales griegas.

34 Molinari; Sisci, 2016, 282-283. Por el contrario, una figura híbrida, con cuerpo de hombre y piernas de serpiente (o corrientes de agua), que aparece representada en un broche metálico, ha sido identificada con el río Aqueronte por Carapanos en su publicación de los hallazgos de las primeras excavaciones en el santuario, a finales del siglo XIX (Carapanos, 1878, 32 no. 12 y pl. XIII no. 2 y 2bis), pace Chapinal-Heras, 2021, 111. Este broche no figura en el catálogo de Soueref y Vasileiou de 2017 entre los antiguos hallazgos de Dodona conservados en el Museo Arqueológico Nacional (Atenas) y se desconoce su paradero actual.

35 Ver nota 2.

36 Véase, entre otros, Parke, 1967, 66-68. Tzouvara-Souli, 1997, 42-43. Nissinen, 2014, 38. Georgoudi, 2019, 138-140. Zolotnikova, 2019a, 93. Los testimonios literarios sobre la fuente de Dodona han sido analizados de forma exhaustiva por Kazarov, 2016 y Zolotnikova, 2019b.

37 Mela II 3, 43 (Cabanes, 2020, 72-73 no. 54). Lucrecio (6.879-889) describe una fuente con propiedades semejantes, pero sin indicar dónde se encuentra.

38 Plin. Nat. 2.228 (Cabanes, 2020, 71 no. 53a). Cayo Julio Solino (7.1.3; Cabanes, 2020, 105 no. 84) repite la información que aporta Plinio el Viejo sobre la capacidad de la fuente de prender fuego a antorchas apagadas, además de referirse igualmente a las cien fuentes a los pies del monte Tomaro (Plin. Nat. 4.2). En el Etymologicum Magnum, s.v. ἀναπαυόμενον ὕδωρ, se recoge la historia de la corriente intermitente.

39 Serv., A. 3.466 (Cabanes, 2020, 52 no. 44c).

40 Robert-Nicoud, 2018, 44-46, con las referencias a Dodona en otras obras del siglo XVI en p. 44. Para otros posibles testimonios del motivo de la fuente de Dodona en la pintura y la literatura renacentistas, véase Colantuono, 2010, 276-286. Para una ilustración de la fuente de Dodona en un manuscrito bizantino de Pseudo-Nono, véase Weitzmann, 1984, 61-64, tab. XXII no. 74.

41 Childe Harold’s Pilgrimage, Canto II 53.

42 Para la visita de Lord Byron al teatro de Dodona en 1811, antes de su identificación con el santuario, véase Piccinini, 2017, 19-20.

43 Como informa Watson Williams, 1959, incluso se ha propuesto que las respuestas del oráculo se producían tras sumergir las hojas del roble en la fuente sagrada, un procedimiento que se ha intentado reproducir de forma empírica y se ha explicado como reacción de los taninos de la hoja de roble ante la presencia de hierro en el agua. En su reedición de una de las inscripciones oraculares publicadas por Carapanos, hoy perdida, Hoffmann (1899, 126 no. 1588) propone que la consulta se refiere a una curación por agua en la fuente sagrada. Esta interpretación ha sido rechazada por Lhôte (2006, 160), pero aceptada por Skalisti (2021, 70 n. 35).

44 Dakaris, 1975, 90-91. Ya Carapanos (1878, 149-150) había aceptado sin ningún atisbo de duda la existencia de la fuente milagrosa en Dodona. Sobre su original explicación de los motivos por los que la fuente ha dejado de ser visible: Quantin, 2008, 29 n. 82.

45 Parke, 1967, 67-68.

46 Así, sitúa el santuario de Dodona en Etolia y atribuye la titularidad del santuario a Júpiter y Afrodita. Parke, 1967, 67.

47 Georgoudi, 2019, 140. De hecho, Zolotnikova (2019a, 105, 107) considera que se trata de dos fuentes diferentes, y aboga por la existencia de la primera.

48 Lhôte (2006, 415) no duda en calificar la idea de “géologiquement absurde”, y recuerda que el roble estaba plantado en terreno plano, en suelo cárstico.

49 Kobusch, 2020.

50 Johnston, 2008, 66.

51 Hdt. 4.181. Parker, 1967, 199-200.

52 Véase Lhôte, 2006, 75-76 no. 21.

53 Para este festival véase el estudio clásico de Cabanes, 1988, y, más recientemente, la revisión de Domínguez Monedero, 2022.

54 Véase, entre otros, Parke, 1967, 78 n. 36. Lhôte, 2006, 407-420. Mylonopoulos, 2006, 197-198. Dieterle, 2007, 41-42. Quantin, 2008, 29-33. Vecchio, 2019, 45-46. Domínguez Monedero, 2022, 60-61, sobre las distintas etimologías propuestas.

55 ὁ δὲ Δωδωναῖος καὶ Νάϊος∙ ὑδρηλὰ γὰρ τὰ ἐκεῖ χωρία, Scholia in Iliadem 16.233 (Cabanes, 2020, 8-9 no. 1c).

56 S.v. Νάιος Ζεύς (Bekk., Anecd. p. 283). Fenet, 2016, 88, 423-424, 540 (con interpretación errónea del texto griego).

57 El nombre de la fuente Naia, en Laconia (Paus. 3.25.4), también se ha aducido a favor de esta interpretación.

58 Rachet, 1962, 90.

59 Chantraine, 2000, s.v. νάω, donde considera que no se puede establecer una etimología segura para el epíteto, como ya concluyeron Willamowitz (1931, 228) y Nilsson (1955, 426-427). Chantraine, 2000, s.v. ναός. Como recuerdan Parke (1967, 78 n. 36) y Lhôte (2006, 415), el hecho de que el santuario de Dodona no contara con construcciones permanentes hasta el siglo IV a.C. resta credibilidad a la posible relación etimológica de Naios con el templo.

60 Lhôte, 2006, 416-418. Esto invalida la supuesta relación etimológica de Naios con el nombre de las ninfas Náyades, donde la vocal de la raíz es larga.

61 Dakaris, 1963, 38 (non vidi).

62 Véase, por ejemplo, Macedo, 2017, 3 n. 6, quien defiende la etimología derivada de ναός (“templo”), si bien con argumentos poco convincentes. Dieterle (2007, 41-42) y Zolotnikova (2019a, 104) siguen defendiendo la etimología derivada de ναίω (“fluir”).

63 Aristid., Or. 9.37 (Cabanes, 2020, 94 no. 64d).

64 Para los temas de consulta en las laminillas oraculares de Dodona: Parker, 2016. Skalisti, 2023.

65 Lhôte, 2006, 64-65, no. 14. Katsadima, 2016, 80 no. 62, con fotografía de la laminilla; Parker, 2016: 75-76, con lista de las consultas públicas al oráculo sobre cuestiones rituales; Bonnechere, 2018, 58, sobre la impureza. Véase la nueva edición de Lhôte; Carbon, 2022, con corrección de la lectura en la línea 4.

66 Para los testimonios del nuevo corpus, véase el comentario a DVC 160A.

67 Una referencia más a la lluvia puede reconocerse en DVC 1482A, [π]ὲρ ὑ{δ}ετỡ (i.d. ὑετοῦ), si se acepta una de las interpretaciones de la línea 1 propuesta por los editores. Se trata de una pregunta que formula más de un consultante, pero no es posible determinar si se trata de una consulta pública.

68 El mismo tema reconocen los editores de DVC en la inscripción número 3205A: ὑγρὸς γένοιτο (l. 2), si bien de acuerdo con la lectura alternativa de J. Méndez Dosuna, ὑγ(ιε)ρός, en el comentario de DVC, se trataría de una de las numerosas consultas del corpus acerca de temas de salud (Skalisti, 2021).

69 Para K. Tsantsanoglou, en el comentario de DVC, εὐδία tendría un significado metafórico (“acuerdo”, “paz”).

70 Por ejemplo: Palaiokrassa, 2016, 59 no. 26, con referencias bibliográficas.

71 Piccinini, 2017, 31-34, cuyo análisis detallado de las rutas terrestres y marítimas desde y hacia el santuario epirota pone en entredicho la communis opinio sobre el carácter aislado y remoto de Dodona.

72 Para un resumen de la procedencia geográfica de los consultantes al oráculo véase Georgoulas, 2023.

73 La referencia a piratas en una de las consultas oraculares, propuesta por Lhôte, 2006, 208-211 no. 97, ha sido rechazada en la nueva edición del texto de DVC 366A.

74 Para los testimonios literarios y epigráficos de Zeus como divinidad marítima, en relación con su dominio del cielo y de los fenómenos meteorológicos: Fenet, 2016, 83-204.

75 Para los temas de consulta atestiguados en las consultas oraculares: nota 64.

76 DVC 3195. Para las preguntas realizadas por mujeres en el corpus oracular de Dodona véase Katsadima, 2017.

77 DVC 228B. En la línea 4 se sigue la interpretación de Méndez Dosuna (2007, 280-281; DVC 228B, en el comentario) y para el final de la línea 3 y la línea 5 la edición de Lhôte (2017, 42-43). Para otras consultas sobre el momento del año concreto para realizar un viaje véase Carbon, 2017. Para las consultas del corpus relacionadas con la fundación de la colonia paria de Faro, ocho en total: Vecchio, 2017, quien defiende que fue el oráculo de Dodona, y no el de Delfos, el promotor de la colonia.

78 DVC 1512A, 1526A, 3045A. Debido al estado fragmentario de los textos conservados en dichas laminillas no es fácil establecer una relación entre el dibujo y las inscripciones. Para los dibujos en las laminillas oraculares de Dodona: DVC 486B. Martín González, en prensa.

79 Para un testimonio literario tardío: nota 56. Tampoco hay referencias a otros dioses relacionados con el mar en las laminillas, excepto la mención del robo de una vasija de Posidón (DVC 56A). Entre los hallazgos del santuario, tres piezas de las excavaciones de Carapanos apuntan a divinidades marinas: un tridente en miniatura (Soueref; Vasileiou, 2017, 206 no. Καρ. 268), una representación de Escila (Soueref; Vasileiou 2017, 204, no. Καρ. 82) y otra de Tritón (Soueref; Vasileiou, 2017, 208, no. Καρ. 1165.6) en sendas placas metálicas.

80 Véase Domínguez Monedero, 2017, 74 y Cabanes, 2020, 177, con las fuentes.

81 La segunda consulta es mucho más concisa: DCV 2865A: hαλιεύεσθαι; (“¿Dedicarse a la pesca?”), con el resumen en el reverso: DVC 2866B: hα(λιεύεσθαι).

82 Méndez Dosuna (2016, 129-130) considera que se trata de una respuesta del oráculo. Para el controvertido tema de las respuestas en las laminillas oraculares: Martín González, 2021.

83 Véase DVC 167A, con la lista de testimonios de ναύκληρος en el nuevo corpus.

84 DCV 1441Α. En otras ocasiones, la excavación puede referirse tanto a un pozo como a una mina, como en DVC 267B. Leonardos, 2011, 63.