Dossier
Inmaculada Delgado Jara
Universidad Pontificia de Salamanca.
Salamanca, España
midelgadoja@upsa.es
ORCID: 0000-0001-7173-4034
Información del artículo
Recibido: 3/02/2024
Revisado: 06/04/2024
Aceptado: 10/04/2024
Online: 31/01/2025
Publicado: 10/04/25
ISSN 2340-8472
ISSNe 2340-7743
cc-by
© Universidad de Jaén (España).
Seminario Permanente Agua, Territorio y Medio Ambiente (CSIC)
RESUMEN
Al establecer paralelismos entre tradiciones, es importante usar el lenguaje con precisión para evitar exagerar el grado de similitud o diferencia. En ocasiones, se aplican los análogos mitológicos grecorromanos (como Poseidón, Orión o Eufemo) al análisis del relato del milagro de Jesús caminando sobre el mar (Mc 6,45-52, Mt 14,22- 33, Jn 6,15-21), teniendo en cuenta la existencia de equivalencias con la expresión “caminar sobre el agua” o sus variantes. En este artículo, revisaremos los estudios que hay sobre el tema, como los de la biblista Adela Yarbro Collins, y nos centraremos en el tema del caminar sobre el agua en el texto de Marcos. La finalidad es determinar hasta qué punto las argumentaciones que se aportan son válidas o precisan ser matizadas.
PALABRAS CLAVE: Mitología grecorromana, Marcos 6,45-52, Caminar sobre el agua, Milagros, Crítica de la Redacción.
ABSTRACT
When drawing parallels between traditions, it is important to use language accurately to avoid exaggerating the degree of similarity or difference. Sometimes, Greco-Roman mythological analogues (such as Poseidon, Orion or Euphemus) are applied to the analysis of the story of the miracle of Jesus walking on the sea (Mk 6:45-52, Mtt 14:22-33, John 6:15-21), taking into account the existence of equivalences with the expression “walking on water” or its variants. In this article, we will review the studies on the subject, such as those by biblical scholar Adela Yarbro Collins, and we will focus on the theme of walking on water in the text of Mark. The purpose is to determine to what extent the arguments provided are valid or need to be qualified.
KEYWORDS: Greco-Roman mythology, Mark 6:45-52, Walk on the sea, Miracles, Redaction Criticism.
A caminhada de Jesus sobre o mar (Mc 6,45-52) e os paralelos da mitologia greco-romana revisados
RESUMO
Ao traçar paralelos entre tradições, é importante usar a linguagem com precisão para evitar exagerar o grau de semelhança ou diferença. Às vezes, análogos mitológicos greco-romanos (como Poseidon, Órion ou Eufemo) são aplicados à análise da história do milagre de Jesus caminhando sobre o mar (Mc 6,45-52, Mt 14,22-33, Jn 6,15-21), tendo em conta a existência de equivalências com a expressão “andar sobre as águas” ou suas variantes. Neste artigo, revisaremos os estudos sobre o assunto, como os da estudiosa bíblica Adela Yarbro Collins, e nos concentraremos no tema de caminhar sobre as águas no texto de Marcos. O objetivo é determinar até que ponto os argumentos fornecidos são válidos ou precisam ser qualificados.
PALAVRAS CHIAVE: Mitologia greco-romana, Marcos 6,45-52, Andando sobre as águas, Milagres, Crítica redacional.
La marche de Jésus sur la mer (Mk 6,45-52) et les parallèles de la mythologie gréco-romaine revue
RÉSUMÉ
Lorsque l’on établit des parallèles entre les traditions, il est important d’utiliser le langage avec précision pour éviter d’exagérer le degré de similitude ou de différence. Parfois, des analogues mythologiques gréco-romains (comme Poséidon, Orion ou Euphème) sont appliqués à l'analyse du récit du miracle de Jésus marchant sur la mer (Mk 6,45-52, Mt 14,22-33, Jn 6,15-21), compte tenu de l'existence d'équivalences avec l'expression «marcher sur l'eau» ou ses variantes. Dans cet article, nous passerons en revue les études sur le sujet, comme celles de la bibliste Adela Yarbro Collins, et nous nous concentrerons sur le thème de la marche sur l'eau dans le texte de Marc. L’objectif est de déterminer dans quelle mesure les arguments avancés sont valables ou doivent être nuancés.
MOTS-CLÉS: Mythologie gréco-romaine, Marc 6,45-52, Marcher sur l'eau, Miracles, Critique de la rédaction.
Il cammino di Gesù sul mare (Mc 6,45-52) e i paralleli della mitologia greco-romana rivisti
SOMMARIO
Quando si tracciano paralleli tra le tradizioni, è importante usare il linguaggio in modo accurato per evitare di esagerare il grado di somiglianza o differenza. A volte, analoghi mitologici greco-romani (come Poseidone, Orione o Eufemo) vengono applicati all'analisi della storia del miracolo di Gesù che cammina sul mare (Mc 6,45-52, Mt 14,22-33, Gv 6,15-21), tenendo conto dell'esistenza di equivalenze con l'espressione “camminare sulle acque” o sue varianti. In questo articolo passeremo in rassegna gli studi sull’argomento, come quelli della biblista Adela Yarbro Collins, e ci concentreremo sul tema del camminare sulle acque nel testo di Marco. Lo scopo è determinare in che misura gli argomenti forniti sono validi o necessitano di essere qualificati.
PAROLE CHIAVE: Mitologia greco-romana, Marco 6,45-52, Camminare sulle acque, Miracoli, Storia della redazione.
La escena de Jesús caminando sobre las aguas se encuentra recogida en tres de los cuatro evangelios (Marcos 6,45-52, Mateo 14,22-33 y Juan 6,15-21). Las tres versiones de este relato comparten un escenario y un tema común, que comienza con la orden de Jesús a sus discípulos para a subir a una barca y remar hasta el otro lado del lago. Nos centraremos en el texto de Marcos, para exponer a continuación el estado de la cuestión acerca de los posibles paralelos del texto con la mitología griega e ir presentando al hilo del estudio nuestras propias conclusiones.
La traducción de la Sagrada Biblia de Francisco Cantera y Manuel Iglesias1 recoge la narración de la siguiente manera:
“45 Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente. 46 Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. 47 Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra. 48 Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarlos de largo.
49 Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, 50 pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Ánimo!, que soy yo, no temáis». 51 Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos, 52 pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada”.
Los milagros de Jesús se presentan como actos de poder divino con un significado religioso y simbólico. Se ubican en un contexto histórico específico, dentro del judaísmo del siglo I d.C. Aunque son diferentes de los relatos mitológicos en su naturaleza, propósito, contexto histórico, rol de la fe e interpretación, su relación con ellos, así como su composición literaria ha sido ampliamente abordada.
Para algunos estudiosos, los milagros de Jesús sobre la naturaleza narrados en Marcos pueden tomarse como declaraciones simbólicas sin implicar necesariamente que un acontecimiento real sirviera para inspirarlos2. Sin embargo, el relato del caminar sobre el agua es extremadamente difícil de imaginar como si hubiera sido compuesto ex nihilo3. Diversos investigadores han establecido analogías entre el relato del milagro de Jesús andando sobre las aguas, con diferentes figuras mitológicas grecorromanas4. No obstante, esta terminología “andando” es imprecisa porque, contrariamente a la opinión de Adela Yarbro Collins5 y de otros6, la mitología clásica no proporciona ningún ejemplo indiscutible de un personaje caminando sobre el agua como lo hace Jesús en Marcos 6,45-52, Mateo 14,22-33 y Juan 6,15-21. Otro tema es que el mar, especialmente en Grecia, se convirtiera en el origen de múltiples y profundas creencias (por ejemplo, puerta del ultramundo).
Mientras que la hazaña de Jesús se presenta como una especie de milagro de levitación, un “milagro de la naturaleza”7, la imagen del agua corriendo se entiende como consecuencia de una velocidad sobrehumana desde la concepción popular griega de la física, y la idea se basa, en última instancia, en el movimiento del viento sobre las olas. Volar sobre el agua y otras superficies se asocia en el pensamiento griego con una aptitud de viaje sobrenatural; requiere velocidad –dato importante– y artificios voladores que son completamente ajenos a las narrativas del Evangelio8. En los textos neotestamentarios un milagro no es sólo un evento extraordinario o sorprendente, sino un evento hecho posible por la intervención de Dios9. Los pocos ejemplos de figuras grecorromanas que pretendían caminar sobre el agua tal como lo hace Jesús han sido mal interpretados o son creaciones idiosincrásicas, creaciones de nuestra época.
Así pues, también según el profesor Brian D. Mcphee10, no existen tales paralelos reales de la mitología clásica con lo que Jesús hace en los Evangelios. Caminar sobre el mar –no ya el poder correr o volar– era más novedoso, más prodigioso y más difícil de interpretar de lo que se había supuesto por parte de los destinatarios de los evangelios de origen no judío11. Es decir, para una audiencia gentil que recibía los relatos evangélicos, la hazaña de Jesús era algo nuevo en el ámbito de las maravillas sobrenaturales12. Las diferencias entre el milagro de Jesús y el de sus análogos grecorromanos son mayores que las similitudes que el público antiguo habría percibido en la historia del paseo de Jesús sobre el agua.
Por otra parte, la mitología griega y romana presenta numerosos ejemplos de carreras o vuelos sobrenaturales sobre el mar, pero en realidad no contienen ninguna referencia inequívoca a caminar sobre el mar como lo hace Jesús. Es preciso, por ello, explicar en primer lugar los conceptos griegos de correr y de volar sobre el agua, distinguiendo en cada caso esa idea de lo que Jesús hace en los relatos de los Evangelios. Por otro lado, cabe detenerse en algunas figuras que parecen ofrecer ejemplos más convincentes de caminar sobre el agua, aunque ninguna de ellas representa tradiciones genuinas que podrían haber interactuado con las primeras tradiciones cristianas en las narrativas de los Evangelios. Podríamos afirmar que, al menos en un contexto mitológico grecorromano, el milagro de Jesús no tiene precedentes. Y esta opinión o juicio concierne a la interpretación de la narrativa del paseo sobre el agua.
Desgranemos todo ello.
El primer texto de la literatura griega donde aparece la expresión correr sobre el agua es en la Ilíada XX, 226-229, describiendo los mares del rey Erictonio de Dardania.
“Dárdano tuvo por hijo al rey Erictonio, que fue el más opulento de los mortales hombres: poseía tres mil yeguas que, ufanas de sus tiernos potros, pacían junto a un pantano. El Bóreas se enamoró de algunas de las que vio pacer, y transfigurado en caballo de negras crines, tuvo de ellas doce yeguas que en la fértil tierra saltaban por encima de las mieses sin arrancar las espigas y en el ancho dorso del espumoso mar corrían sobre las mismas olas”13.
Las yeguas del Bóreas, el dios del frío viento del norte, son “veloces como el viento”, cuyos “pasos” al soplar pueden percibirse por el movimiento del grano y las olas que deja a su paso.
Naturalmente, Homero fue considerablemente imitado, y poetas y mitógrafos posteriores aplicaron sus imágenes de correr sobre espigas de grano y/u olas del mar, veloces como el viento, a otras figuras. Así Íficlo, cuya velocidad era proverbial, en Hesíodo14 puede seguir el ritmo del viento y correr a través del grano sin romper las cabezas; o en Eustacio15 se decía que el muchacho “corría por la cresta del fruto de los asfódelos y no los quebraba, sino que sobre las espigas de trigo solía correr con sus pies y no dañaba el fruto”.
Otros personajes mitológicos como Eufemo, hijo de Poseidón y Europa, en Apolonio16 e Higino17, y el gigante Orión18 en Higino19, en Apolodoro20 o en Eratóstenes21 son tan rápidos que pueden correr a través de las olas, el primero sin mojarse los pies. Atalanta e Hipómenes en Ovidio22 son tan rápidos que se diría que pueden correr sobre el grano o el mar sin magullarse las cabezas ni mojarse los pies; y Camila de los volscos, en Virgilio23, puede hacer las tres cosas: era tan rápida que podía correr sobre un campo de trigo sin romper las copas de las plantas, o correr sobre el mar sin mojarse los pies. O el propio dios Hermes, cuando enviado por Zeus con una vid de oro, obra de Hefesto, y con dos caballos tan veloces que podían correr sobre el agua, aseguró al padre de Ganimedes, raptado por Zeus, que el muchacho era ahora inmortal y que sería el copero de los dioses.
En Nonno de Panópolis (s. V d.C.), en su obra Dionisíacas, el correr sobre el agua se convierte en un lugar común épico. Por ejemplo, en XXIII, 151-161, Nonno representa al dios-cabra Pan, a los carros conducidos por los hijos de Poseidón y a un toro corriendo por el río Hidapsis (aunque el anciano Sileno debe remar), y este pasaje no es en absoluto excepcional. El ejemplo de Nonno indica una subcategoría especial de correr por el agua: el transporte por animales que corren por el agua, normalmente en carro. De nuevo, Homero24 proporciona el ejemplo más antiguo que existe en su descripción del viaje de Poseidón por el mar desde su palacio en Egas25.
Adela Yarbro Collins26 insinúa que existe una conexión entre el dominio de Poseidón sobre el mar y cabalgar sobre él27, y que por estos motivos es comparable a YHWH como “una deidad que controla el viento y el mar y abre un camino a través del mar...”: porque el motivo de caminar sobre el agua puede verse como parte del tema más amplio del control del mar28. Esto es, la tradición judía, griega y romana compartía la noción de una deidad que controlaba el viento y el mar y la imagen de esa deidad abriendo un camino en el mar.
Pero en el caso de Poseidón la razón sería más por sus caballos divinos (hipocampos) que por su poder sobre el mar29. Es más, en la mitología son otros también los animales que cabalgan sobre el mar: como el toro cuando rapta a Europa30; Proteo31, que viaja por el mar en un carro tirado por hipocampos; u Orión32, que precisamente tenía el don de andar sobre las aguas concedido por su padre, el dios Poseidón33. En todos los casos, lo que destaca es la extraordinaria velocidad (ausente en la narración de los evangelistas) y la estrecha relación con correr sobre el grano o las plantas. Con respecto a esto, los estudiosos del Nuevo Testamento suelen mencionar algunos de estos “corredores” de agua mitológicos como posibles paralelos de Jesús; este lenguaje figurado encuentra amplios ejemplos en la literatura griega y romana34. Además, el paso ambulante de Jesús indica un tipo de milagro de levitación, que hipotéticamente podría ejecutarse también en el aire o sobre otras sustancias. Asimismo, Marcos, Mateo y Juan informan solo un caso de Jesús caminando (con el verbo περιπατεῖν) sobre el mar (ἐπὶ τῆς θαλάσσης o ἐπὶ τὴν θάλασσαν) y, por ejemplo en el caso de Orión, la implicación del contexto, así como el uso del infinitivo presente πορεύεσθαι, parece indicar que este héroe caminó sobre las olas repetidamente (ἐπὶ τῶν κυμάτων). Como se comprueba, también hay diferencias de vocabulario.
Siguiendo el análisis de las expresiones, la figura del filósofo Pitágoras a veces es considerada como un paralelismo del caminar volando sobre el agua de Jesús35. En una ocasión recibe una flecha mágica que puede transportarle por encima de masas de agua, montañas y otros obstáculos que impiden el paso a los viajeros ordinarios36. Este vuelo (y no el andar sobre el agua) solo tiene un leve parecido con el paseo de Jesús por el mar de Galilea. Es un fenómeno recurrente en dioses y héroes griegos (Hades37, Hermes, Atenea, Perseo, Poseidón38…) el hecho de viajar veloz y fácilmente sobre el mar y otros terrenos peligrosos39, como también nos describe Porfirio, Vida de Pitágoras 29:
“En efecto, se recuerdan de él predicciones inequívocas de terremotos, rápidas prevenciones de epidemias, el cese de vientos violentos y de una granizada, y la suspensión de oleajes fluviales y marítimos para una cómoda travesía de sus discípulos. Empédocles, Epiménides y Ábaris, que intervinieron en hechos de esta naturaleza, han realizado, en muchas ocasiones, prodigios parecidos. Sus poemas lo ponen de manifiesto. Y, en especial, la denominación de “rechazavientos” correspondía a Empédocles, la de “purificador” a Epiménides y la de “caminante del aire” a Ábaris, porque, por lo visto, montado en la flecha que le había regalado Apolo, el de los hiperbóreos, caminando, en cierto modo, por los aires atravesaba ríos, mares y lugares inaccesibles40. Esto es, precisamente, lo que algunos supusieron que le había ocurrido a Pitágoras cuando, en Metapunte y Tauromenio, en un mismo día, se relacionó con sus discípulos de una y otra ciudad”41.
Habría que plantearse, por otra parte, si existen verdaderos caminantes sobre el agua en la mitología grecorromana42. Según algunos investigadores, como Adela Yabro43, el Hércules de Séneca44 sería un ejemplo, frente a lo que opina D. Mcphee45; o Eufemo46 y Orión47, ambos hijos del dios del mar, Poseidón, y, por tanto, semidioses o héroes. Pero queremos resaltar que el relato de Apolonio no es la narración de un único acontecimiento; más bien, es una descripción de una habilidad que poseía Eufemo; además del énfasis en el texto en la rapidez, que parece que es lo que evita que Eufemo se hunda. Los Evangelios ni siquiera insinúan que Jesús (un ser humano, no un héroe) caminara sobre el agua más de una vez ni de que existiera un mecanismo por el que Jesús lograra el milagro.
En cualquier caso, también habría que detenerse en los vocablos griegos para determinar bien su sentido y no emitir juicios desde las traducciones. Según D. Mcphee48, en muchos casos son palabras que se refieren al hecho de viajar en general y pueden albergar cualquier tipo de movimiento, entre otros, el caminar sobre el agua. El fenómeno del caminar de Jesús sobre el mar, fuertemente distinguido por el verbo περιπατέω, sigue siendo incomparable y pareciera más “imposible” que las hazañas de sus análogos grecorromanos; quizá por ello también, más impresionante y tal vez indicativo de un mayor poder.
A veces se afirma que los relatos del cruce del Helesponto por parte de Jerjes49 son paralelos a las narraciones evangélicas de los paseos por el mar. El poder sobre el mar también se asocia con gobernantes y reyes50. El primer historiador que describe el acontecimiento es Heródoto:
“Llenó de enojo esta noticia el ánimo de Jerjes, quien irritado mandó dar al Helesponto trescientos azotes de buena mano, y arrojar al fondo de él, al mismo tiempo, un par de grillos. Aún tengo oído más sobre ello, que envió allá unos verdugos para que marcasen al Helesponto. Lo cierto es que ordenó que al tiempo de azotarle le cargasen de baldones y oprobios bárbaros e impíos, diciéndole: «Agua amarga, este castigo te da el Señor porque te has atrevido contra él, sin haber antes recibido de su parte la menor injuria. Entiéndelo bien, y brama por ello; que el rey Jerjes, quieras o no quieras, pasará ahora sobre ti. Con razón veo que nadie te hace sacrificios, pues eres un río pérfido y salado”51.
Pero tales afirmaciones carecen de fundamento52. “Pasará sobre ti” da entender que “atravesará (el puente)”, no que “caminará sobre el agua”.
El orador Lisias53 describe el suceso como que Jerjes “unió un puente” sobre el Helesponto. Fuera de contexto, la frase ὁδὸν μὲν διὰ τῆς θαλάττης ἐποιήσατο, “construyó un camino a través del mar”, podría referirse a algún tipo de maravilla sobrenatural, pero el orador dice explícitamente ζεύγνυμι, “unió orillas opuestas mediante puentes”.
El texto completo dice lo siguiente:
“ἀλλ' ὑπεριδὼν καὶ τὰ φύσει πεφυκότα καὶ τὰ θεῖα πράγματα καὶ τὰς ἀνθρωπίνας διανοίας ὁδὸν μὲν διὰ τῆς θαλάττης ἐποιήσατο, πλοῦν δὲ διὰ τῆς γῆς ἠνάγκασε γενέσθαι, ζεύξας μὲν τὸν Ἑλλήσποντον, διορύξας δὲ τὸν Ἄθω, ὑφισταμένου οὐδενός, ἀλλὰ τῶν μὲν ἀκόντων ὑπακουόντων, τῶν δὲ ἑκόντων προδιδόντων. οἱ ῎μὲν γὰρ οὐχ ἱκανοὶ ἦσαν ἀμύνασθαι, οἱ δ' ὑπὸ χρημάτων διεφθαρμένοι: ἀμφότερα δ' ἦν αὐτοὺς τὰ πείθοντα, κέρδος καὶ δέος”54.
Por su parte Isócrates (Panegírico 88-89) también habló de estas hazañas de ingeniería de Jerjes. Pero de la misma manera que Heródoto y Lisias, no da cuenta de un ser humano caminando sobre el mar. Su discurso no puede ser la fuente de inspiración para los relatos evangélicos.
Un examen de la literatura pagana relevante no muestra pasajes claros que pudieran haber servido de modelo para los evangelistas. Las historias griegas contienen demasiadas diferencias importantes con la narración del paseo de Jesús sobre el mar como para haberla inspirado. Además, muchos de los supuestos paralelos son posteriores a los Evangelios.
La forma literaria que mejor describe la narración evangélica es la de una epifanía55. Dado que una narrativa de aparición de resurrección es también un tipo de epifanía, será útil examinar en detalle las similitudes formales de las narrativas de paseos en el mar con las narrativas de aparición de resurrección56.
Quizá sea aventurado afirmar –sí en este sentido de tránsito de muerte a vida– que la mitología griega y los textos de Marcos, Mateo y Juan representando a Jesús caminando sobre el mar, tienen en común el más allá (salvando las diferencias entre religión griega y cristianismo), porque en la Hélade el mar (simbolizado en Poseidón y también en dioses menores como Nereo, Proteo, Tritón o Glauco) y sus criaturas (las nereidas, las sirenas…), relacionadas con el reino de ultratumba, actúan como elemento catártico o de purificación del alma del difunto en su viaje al más allá, al Hades57. El elemento marino fue considerado como esencia misma de la vida del hombre y como lugar de descanso para la eternidad.
Este trabajo ha sido realizado en el marco del Proyecto de I+D+i, del Ministerio de Ciencia e Innovación, titulado “El humanismo en sus textos y contextos: identidad, tradición y recepción”, con el código PID2020-114133GB-I00 y del Proyecto de la Junta de Castilla y León “La herencia clásica y humanística: la alegoría en el mundo hispánico”, LEO28P20, ambos financiados con Fondos FEDER.
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_______________________________
1 Cantera e Iglesias, 1975, 1559-1560.
2 Según Mariña, 1998, 305, los milagros en Marcos son resultado de la fe, pero no de cualquier tipo de fe; más bien, son el resultado de comprender la verdadera fuente del poder de Jesús.
3 Derrett, 1981, 330.
4 Sin pasar por alto que incluso algunos, como W. Norman Brown, 1928, generó la sospecha de que el motivo procedía de la India a través del budismo, influido por contactos judíos y posiblemente incluso cristianos. U otros, como John McHugh, 2018, han intentado demostrar en sus estudios que esta hazaña sobrenatural se basó en el conocimiento astronómico.
5 Yarbro, 1994, 207-227; 2007, 328-333.
6 Keener, 2003, 1, 672 afirma: “Various ancient figures reportedly walked on water: Orion, a son of Poseidon; Xerxes, who thereby displayed a divine power; Pythagoras; and a Hyperborean magician”. O Combs, 2008, 349: “According to Yarbro Collins, those who could walk on water included living heroes such as Hercules, Euphemus, and Orion, and also gods such as Neptune, who rides his chariot across the sea”. Madden, 1997, 5557 desconfía del uso acrítico de la terminología de “caminar sobre el agua” en relación con supuestos paralelos budistas, pero desafortunadamente cae presa del error con frases como “Orión caminó sobre las olas” y “un tal Eufemo… tenía la capacidad de caminar sobre el agua”. Asimismo, Young, 1999, 14-15, quien interpreta el texto de Marcos mediante métodos críticos literarios relacionados con la literatura fantástica, al calificar la posición de Werner Berg, tiene cuidado de distinguir Job 9,8 como el único texto bíblico hebreo que presenta un “caminar real sobre el agua”, pero no es tan cuidadoso al citar “episodios de caminatas sobre el agua” de once autores griegos diferentes. Boring, Berger y Colpe, 1995, 99, declaran que “Jerjes tiene el poder de caminar sobre el agua”, y Pitágoras también ejerce “este maravilloso poder”.
7 Bultmann, 1963, 216. En palabras de Crook, 2011, 462, “que Jesús caminara sobre el agua no significa que encontró una manera de eludir las leyes de la física, sino que Dios intervino en el orden del mundo natural para hacerlo posible”. La traducción es nuestra.
8 Por ejemplo, Ícaro, con las alas que le preparó su padre Dédalo (Ovidio, Metamorfosis VIII, 183-259); o el indomable caballo alado Pegaso, hijo de Poseidón y de la gorgona Medusa, que volaba moviendo sus patas como si estuviese corriendo por el aire y estaba dotado de la capacidad de hacer manar el agua allá donde pisaba (Ovidio, Amores III, 12, 24).
9 Crook, 2011, 462.
10 Mcphee, 2016, 763.775.
11 Porque las tradiciones hebraicas sí incluyen ejemplos de caminar sobre el agua (p. ej. Job 9,8 LXX; Job 38,16 LXX). Cf. Ortlund, 2012, 325; Derret, 1981, 344. La capacidad de controlar el mar es un elemento importante en la representación del Dios de Israel tanto en prosa como en poesía en la Biblia hebrea (p. e. Sal 74,12-17; Is 43,16-17).
12 Dibelius, 1965, 71, define la historia de Jesús caminando sobre el mar como un “cuento” (novelle, tale). Y la función de los cuentos es manifestar el poder divino del divino hacedor de maravillas; esta función les confiere el carácter de epifanías.
13 La traducción es nuestra.
14 Catálogo de mujeres frag. 62.
15 A Homero 323, 42.
16 Argonáuticas I, 182-184.
17 Fábulas 14, 15.
19 Astronomía poética II, 34.
20 Biblioteca I, 4, 3.
21 Catasterismo 32.
22 Metamorfosis X, 654-655.
23 Eneida VII, 807-811; 1094-1103.
24 Ilíada XIII, 26-30. Odisea 381.
25 Cotter, 1999, 149.
26 Yarbro Collins, 2007, 329.
27 De la misma manera, en la mitología romana Neptuno (Virgilio, Eneida V, 1057-1059).
28 Frymer-Kensky, 1992, 84.
29 Ilíada XIII, 10-32. Madden, 1997, 54-55.
30 Ovidio, Metamorfosis 868-875: “[…] Se atrevió también la regia virgen, / ignorante de a quién montaba, en la espalda sentarse del toro: / cuando el dios, de la tierra y del seco litoral, insensiblemente, / las falsas plantas de sus pies a lo primero pone en las ondas; / de allí se va más lejos, y por las superficies de mitad del ponto / se lleva su botín. Se asusta ella y, arrancada a su litoral abandonado, / vuelve a él sus ojos, y con la diestra un cuerno tiene, la otra al dorso / impuesta está; trémulas ondulan con la brisa sus ropas”.
31 Geórgicas IV, 388-389: “En el fondo del mar Carpacio habita el cerúleo adivino Proteo, que recorre el inmenso piélago en un carro tirado por caballos marinos”.
32 Eratóstenes, Catasterismos 32; Valerio Flaco, Argonáuticas II, 505-508; Apolodoro, Biblioteca I, 4, 3.
33 Olivieri, 1897, 3.1, 37-38; Madden, 1997, 55-56.
34 Mcphee, 2016, 768.
35 Mcphee, 2016, 769-770.
36 Jámblico, Vida pitagórica 91; 136.
37 Himno homérico a Deméter 380-383.
38 Ilíada XIII, 10-32.
10 Pero no en vano el poderoso Neptuno, que bate la tierra, estaba al acecho en la cumbre más alta de la selvosa Samotracia, contemplando la lucha y la pelea. Desde allí se divisaba todo el Ida, la ciudad de Príamo y las naves aqueas. En aquel sitio se había sentado Neptuno al salir del mar, y compadecía a los aqueos, vencidos por los teucros, a la vez que cobraba gran indignación contra Júpiter.
17 Pronto Neptuno bajó del escarpado monte con ligera planta; las altas colinas y las selvas temblaban bajo los pies inmortales, mientras el dios iba andando. Dio tres pasos, y al cuarto arribó al término de su viaje, a Egas; allí, en las profundidades del mar, tenía palacios magníficos, de oro, resplandecientes e indestructibles. Luego que hubo llegado, unció al carro un par de corceles de cascos de bronce y áureas crines que volaban ligeros; y seguidamente envolvió su cuerpo en dorada túnica, tomó el látigo de oro hecho con arte, subió al carro y lo guio por cima de las olas. Debajo saltaban los cetáceos, que salían de sus latebras reconociendo al rey; el mar abría, gozoso, sus aguas, y los ágiles caballos con apresurado vuelo, sin dejar que el eje de bronce se mojara, conducían a Neptuno hacia las naves aqueas.
39 Ilíada XXIV, 340–342 = Odisea I, 96-98; 5, 44-46. Virgilio, Eneida 4, 239-241.
40 Véase también Heródoto, Historia 4, 36.
41 Periago Lorente, 1987, 41. Para el texto griego, Édouard des Places, 1982, 49.
42 Mcphee, 2016, 770-776.
43 Yarbro, 1994, 217.
44 Hércules furioso 322-324.
45 Mcphee, 2016, 770-771.
46 Apolonio de Rodas, Argonáuticas 1, 179-184. Madden, 1997, 56-57.
47 Higino, Astronomía poética II, 34; Servio, Comentario a la Eneida 10, 763.
48 Mcphee, 2016, 772-773.
49 La flagelación o fustigación del Helesponto –acontecimiento ocurrido dentro del contexto de las Guerras Médicas, durante la segunda expedición de Jerjes I de Persia sobre la Hélade– consistió en una flagelación que el rey persa infligió a una parte del mar de los Dardanelos, reo –según él– de haber cometido una injusticia y ofensa personal. Esta injusticia habría sido la destrucción del puente de barcas que Jerjes había realizado en el estrecho con el fin de permitir el paso de su ejército.
50 Cotter, 1991, 298-322.
51 Historia VII, 35.
52 Madden, 1997, 57-59.
53 Discursos 2, 29.
54 “Sin embargo, desdeñando a la naturaleza, las obras divinas y los pensamientos humanos, construyó un camino a través del mar y forzó la navegación por tierra uniendo el Helesponto y horadando el Atos sin que nadie se opusiera: unos obedecían involuntariamente y otros cedían de buena gana. Pues los unos no eran capaces de defenderse y los otros estaban corrompidos por dinero. Ambas cosas sirvieron para persuadirlos: la ganancia y el miedo”. La traducción es de José Luis Calvo Martínez.
55 Yarbro, 1994, 207, afirma que la tradición judía contribuyó más a la expresión y adaptación del tema de la epifanía mientras que la griega fue más influyente con respecto al motivo de caminar sobre el agua. Para Gerd Theissen, 1983, 97, esta perícopa es como una “epifanía soteriológica” en su catálogo sincrónico de temas.
56 Madden, 1997, 116-139. La primera monografía dedicada a las tres versiones evangélicas de la historia de Jesús caminando sobre el mar es obra de John Paul Heil, 1981. Su objetivo principal es una determinación más precisa del género literario que hace justicia al texto de los tres evangelios. Propone una nueva explicación del género literario a través de un análisis comparativo con la literatura judía intertestamentaria, qumránica y neotestamentaria.
57 Rodríguez López, 2008, 193.