La leyenda de María Sánchez en Santo Domingo Tomaltepec (Oaxaca): del Sendebar medieval a la tradición oral moderna*

The legend of María Sánchez in Santo Domingo Tomaltepec (Oaxaca): From medieval Sendebar to modern oral tradition

XOCHIQUETZALLI CRUZ MARTÍNEZ

(Universidad de Autónoma Metropolitana-Iztapalapa

adissarosa@gmail.com)

ORCID ID: 0000-0003-2006-3271

ABSTRACT: In this article I follow the itinerary of an oral legend starring a mythical woman who dedicates herself to attacking and sometimes causing the death of drunk, seductive or abusive men, when she meets them in some remote or wild place. I will analyze numerous parallels documented both in Oaxaca and in other parts of Mexico, and even in other more remote points of pan-Hispanic culture. The background of the story goes back to the medieval European tale. I analyze the coincidences with a 13th century tale from the Castilian Sendebar.

KEYWORDS: Legend of María Sánchez, oral literature, comparative literature, legend, Sendebar, drunkenness.

RESUMEN: En este artículo sigo el itinerario de una leyenda oral protagonizada por una mujer mítica que se dedica a agredir y a veces a causar la muerte a los hombres borrachos, donjuanes o maltratadores, cuando se encuentra con ellos en algún lugar apartado o silvestre. Analizaré numerosos paralelos documentados tanto en Oaxaca como en otros lugares de México, e incluso en otros puntos más remotos de la cultura panhispánica. Los antecedentes del relato remontan incluso al cuento europeo medieval. Analizo los paralelismos con un cuento del Sendebar castellano del siglo XIII.

PALABRAS CLAVE: Leyenda de María Sánchez, literatura oral, literatura comparada, leyenda, Sendebar, embriaguez.

EN BUSCA DE MARÍA SÁNCHEZ EN SANTO DOMINGO TOMALTEPEC (OAXACA)

En el marco de una amplia investigación de campo de la literatura oral oaxaqueña en particular y mexicana en general, que inicié en la década de 1990, y que he continuado de manera más sistemática el año 2017, he podido grabar en audio y en video varios relatos orales que están protagonizados por una mujer mitológica, a la que, en varias poblaciones de los Valles Centrales de Oaxaca se da el nombre de María Sánchez.

María Sánchez es una mujer de gran hermosura, con cabello llamativo (a veces negro, y a veces de color claro, rizado o liso), de tez en ocasiones morena clara, o bien blanca, o bien morena. De ella dicen algunas versiones que vende artesanías, o que bate tejate o chocolate.

La creencia popular dice que su principal afición es atraer, presentándose ante ellos, a los hombres borrachos o donjuanes, o de comportamiento violento para con sus esposas y sus familias, con el fin de que se pierdan en los cerros, o de que acaben desbarrancados; también se dice en algunas versiones que les roba su sexo, y que les deja sin órganos genitales. En muchos relatos los hombres que han ido detrás de la hermosa joven descubren que los pies de María Sánchez son en realidad pezuñas de algún animal (lo cual es síntoma de naturaleza diabólica), y cuando, a causa de la impresión o de la estupefacción, enferman y a veces mueren. Más adelante procuraremos indagar en el significado y en los alcances de cada uno de estos motivos narrativos.

Me ocuparé ahora de presentar la transcripción de cuatro relatos que nos dan informaciones acerca de este extraño e inquietante ser. A medida que avance en mis investigaciones procuraré grabar, editar y estudiar más versiones con la finalidad de extraer conclusiones acerca de la dispersión de sus evocaciones en el estado de Oaxaca. Sé que estamos, como argumentaré, ante una narración de tradición internacional, cuyos motivos principales han sido documentados en prácticamente todos los países de habla española y portuguesa, y en otras tradiciones culturales europeas. Pero por lo que sabemos, con el nombre de María Sánchez solo se documenta en Oaxaca. Intentaré llegar a conclusiones acerca de qué papel ocupan las versiones oaxaqueñas dentro del mapa de las versiones pluriculturales.

Quiero, antes de nada, dar algunos detalles sobre las encuestas de campo en las que obtuve los cuatro relatos que voy a presentar. Surgieron de mi inquietud desde la infancia por conocer el origen de esos relatos maravillosos, que escuchaba en las charlas de sobremesa en casa de mi abuela materna, o cuando cenábamos en nuestro pueblo de Santo Domingo Tomaltepec, en los Valles Centrales de Oaxaca, al calor de un chocolate o un café, alrededor del fogón, y comenzaban a contar historias mis tíos, mi abuela o mi madre; muchas eran las historias de espantos que me fascinaban.

Un relato que me suscitó particular interés fue el relato de mi bisabuelo Octaviano, quien tuvo un encuentro con «el Catrín» (el Demonio), quien le ofreció dinero a cambio de su alma; mi bisabuelo no accedió, por cierto, a hacer ese trueque. Otro relato destacable es el trasmitido por mi tío abuelo Noé, a quien se lo quiso llevar María Sánchez, con ocasión de un viaje para comprar piel (mi familia era familia de talabarteros) a San Juan de la Vía.

Antes de entrar en detalle en el análisis de los testimonios recopilados permítaseme ofrecer una contextualización geográfica: en la región de los Valles Centrales del estado de Oaxaca está ubicado el pueblo de Santo Domingo Tomaltepec (que significa «en el cerro de los tomates» en náhuatl). La superficie territorial es de aproximadamente 31,36 km. cuadrados. Su población oscila entre los 2791 y los 2800 habitantes. Sus gentes se dedican mayormente a la talabartería y a la manufacturación de pan. Por otro lado, cabe destacar que, a pesar de la raíz náhuatl del topónimo, el idioma originario que subsiste, principalmente entre las personas mayores, es el dirzá, una variante del zapoteco de la región de Valles Centrales.

Un fenómeno que hay destacar es que, dada la escasez de trabajo y las casi inexistentes posibilidades de escolarización media y superior, muchos habitantes del pueblo, sobre todo los jóvenes, toman la opción de emigrar hacia los Estados Unidos porque lo que les depara muchas veces el rechazo en la frontera o la muerte. El que una parte de la población viva en los Estados Unidos, y el que muchos vayan y vuelvan al pueblo, ha hecho que en la lengua originaria, el zapoteco, se haya producido una mezcla muy interesante con elementos españoles e ingleses.

Continúo dando algunas explicaciones acerca de mi trabajo de campo en Santo Domingo Tomaltepec, que experimentó un gran impulso desde el año 2016 gracias a la formación recibida en los cursos de literatura oral impartidos por el profesor José Manuel Pedrosa ha impartido en la UAM-Iztapalapa, en la UNAM o en el Colegio de México.

En particular, en los últimos años me he dedicado de manera más formal y sistemática a registrar y estudiar sobre todo leyendas (de tesoros enterrados, mujeres monstruosas, brujas, nahuales…) en el pueblo de mi familia, Santo Domingo Tomaltepec, al que he ido regularmente y también en otras poblaciones de los Valles Centrales, y en varias otras regiones zapotecas del estado de Oaxaca: en la región de la Costa obtuve, en enero de 2019, varios registros de historias de boca de don Arturo Gaspar, maestro normalista originario de San Bartolomé Loxicha; en el Istmo de Tehuantepec grabé más relatos en el pueblo de Juchitán, durante los días 22, 23 y 24 de febrero de 2020.

En los últimos dos años he desarrollado un proyecto más específico, supervisado por el profesor Pedrosa, en el que he registrado, aparte de cierta cantidad de relatos orales filmados en la Ciudad de México, otros cuarenta relatos orales en Oaxaca: en Santo Domingo Tomaltepec, Santa María del Tule (Región de Valles Centrales), Las Pilas de Santo Domingo de Morelos (Región de la Costa) y Juchitán de Zaragoza (Región del Istmo de Tehuantepec). Los narradores de estos relatos fueron:

-cuatro mujeres cuyas edades oscilan entre los sesenta y los setenta y nueve años de edad, de profesiones varias (dos amas de casa y dos enfermeras); dos hablan zapoteco dirzá a medias, y dos lo dominan a la perfección;

-seis varones de entre veinticinco y ochenta y ocho años, de oficios varios: un campesino, un albañil, un tejedor, dos comerciantes y un maestro normalista; cuatro dominan por completo el zapoteco, y dos ni lo entienden ni lo hablan.

Las grabaciones de las 40 leyendas las hice en los veranos del 2018 y 2019 en los pueblos de Santo Domingo Tomaltepec (34), Santa María del Tule, Región Valles Centrales (2), Juchitán de Zaragoza, Región del Istmo de Tehuantepec (1) y Las Pilas de Santo Domingo de Morelos, Región de la Costa (3); lo registré todo con cámara de audio-video. Elegí estos pueblos porque Santa María del Tule colinda con Santo Domingo Tomaltepec y tengo familiares también allí; se llega en auto; a Juchitán de Zaragoza acudí porque allí realizamos una investigación de poesía indígena, en febrero de este año, la antropóloga social Susan Stefan Téllez Rodríguez y yo; hasta aquella población nos desplazamos en autobús; y a Las Pilas Morelos fui porque auxilié a un compañero normalista, el Mtro. Rey David Cabrera Valdivieso, con la regularización de sus alumnos de tercer grado de primaria por una semana en la enseñanza del español (del 22 al 27 de enero de 2019). En general en esos tres núcleos de población hablan zapoteco, pero en variantes diferentes.

LAS CUATRO VERSIONES DE LA LEYENDA DE MARÍA SÁNCHEZ REGISTRADAS EN OAXACA

Transcribo a continuación las cuatro versiones de la leyenda de María Sánchez que registré a cuatro personas de mi familia (mi madre, mi tío abuelo, mi primo y mi tía) en Santo Domingo Tomaltepec:

[Versión 1, registrada a Rachel Martínez Martínez, originaria de Santo Domingo Tomaltepec, Valles Centrales, Oaxaca, de 67 años. Entiende la lengua dirzá, variante del zapoteco en la región de Valles Centrales, pero no lo habla].

Sí, me contaba mi mamá que ahí había una mujer que le llamaban María Sánchez, que era una que se les aparecía sobre todo a los hombres, que era muy guapa con su pelo largo. [Ella] los contactaba y les coqueteaba.

Cuando los hombres ya llegaban a irse con ella, ellos al otro día, no se acordaban de su… Pero no se acordaban de que se habían ido con ella. Pero resulta que sus genitales ya no estaban, desaparecían porque era una bruja.

[¿Y hay alguno de sus familiares que la haya contactado?].

Sí, un tío. Pero no llegó a irse con ella. Pero conocimos a un señor, que sí. Después el señor se murió, es decir, que se asustó tanto que se murió.

[Y, ¿cómo le pasó a ese señor? ¿Cómo se la encontró?]

Se la encontró por La Galera. La galera es un mercado que está en mi poblado. Se la encontró el señor y le empezó hablarle.

Y se fueron caminando. El señor se engatusó con ella. Y después al otro día que amaneció, el señor ya no tenía genitales.

Entonces el señor de vergüenza y todo no le dijo a nadie. Pero resulta que se asustó tanto que falleció.

[Versión 2. Registrada a Catalina Hernández García, de 79 años, originaria de Santo Domingo Tomaltepec, Valles Central, Oaxaca. Entiende dirzá y lo habla a medias].

De María Sánchez también, porque había personas que antes se iban a comprar piel, piel para curtir. Salían. Y a un señor que salió, venía en su caballo y vio que había una mujer muy bonita, debajo de un árbol, batiendo el tejate1. Estaba haciendo el tejate, estaba batiendo el tejate y ya le ofreció al señor, que venía en el caballo.

Se bajó el señor, pero en lo que ella se paró a servirle la jícara del tejate al señor, jue que vio él que sus pies los tenía de animal. De un caballo. Así, [el jinete] se encomendó a Dios, se subió al caballo y se fue, ya no supo de la mujer, que estaba haciendo el tejate.

[Y ¿no la describió?].

No.

[Versión 3. Registrada a Víctor Hugo Cruz Martínez, 25 años, originario de Santo Domingo Tomaltepec, Valles Central, Oaxaca. No habla dirzá].

Pues María Sánchez es un nombre que se le da en pueblos, porque María Sánchez es la Matlacihua, nombre náhuatl, es náhuatl2. Pero aquí se le adoptó cómo María Sánchez.

No sabría decirte del nombre, pero la Matlacihua en sí es una mujer muy, muy hermosa, la cual atrae borrachos. Por ejemplo, yo, que ahorita ya estoy borracho, si me sale supuestamente, me atrae para que yo la vaya a seguir y esté con ella; como dicen aquí, supuestamente sexualmente ¿verdá? No sé, te atrae a eso. Y según te quita tus partes o te pierde en un lugar desconocido. Es lo que supuestamente hace la Matlacihua.

Hay una historia de acá de un señor que vive cerca de la iglesia, que el señor ya falleció. Una vez, dice que la iglesia supuestamente fue un panteón, fue el panteón municipal.

Pues dicen que el señor era muy pícaro, muy mujeriego, como cualquier muchacho de esta época. Dicen que una vez miró a una mujer, muy, muy, muy, pero o sea muy hermosa. Tú dices hermosa y no puedes describirla. Entonces como tenía fama de ser muy mujeriego y…

[Pero ¿dónde la vio? ¿En el panteón?].

En la iglesia, ya en ese momento era la iglesia. Pero antes había un panteón. Y la siguió. No te sabría decir qué pasó en sí, que plática tuvieron o qué pasó, sino que él tuvo contacto con ella, y que hasta ahí normal.

Lo que pasó es que cuando el señor despertó, despertó sin su parte sexual pues, sin su miembro.

Dicen que desde entonces el señor salía mucho a las orillas el pueblo a buscar a la Matlacihua. Y eso te lo puedo constatar que es cierto porque yo, no soy una persona fitness, pero yo siempre voy a correr al cerro «el Caracol». Y siempre, siempre por obligación que me iba a correr. Era tres veces por semana que yo iba. Siempre veía al señor, a las afueras del pueblo. Y yo me decía pues ¿qué anda haciendo acá? Porqué el señor no tiene terrenos que vigilar, ni otras cosas que hacer más que estar en su casa ¿no?

Y pues para mí normal. Pero siempre lo veía hasta que me contaron la historia que a ese señor así le pasó. Fue entonces que a mí me entró la curiosidad y me cayó el veinte de qué porque andaba allá.

[¿O sea que la única forma de recuperar sus partes era encontrándola?].

La única manera de recuperar sus partes era encontrándola, para que ella se las devolviera. Y dicen, no sé qué tan cierto sea, qué sí se lo devolvió.

Pero que ya como el señor no fue el mismo. No sé a qué se refieran con que ya no fue el mismo.

Y te digo que a mí me consta porque yo vi al señor muchas veces. Yo vi al señor como muchas veces, como perdido, como que buscando algo. Pues en ese momento no me sacaba de onda. Pues yo lo veía nada más, yo me pasaba, lo veía, regresaba.

Pero ya cuando supe la historia, por eso dije «¡ah!, por eso el señor anda en eso». Pues ya el señor falleció, y ya el señor no estaba tan grande, no estaba tan grande.

[Pero ¿eso solo ocurre en la noche o también en la tarde, que la encuentran?].

La verdad, no sabría decirte. No dicen hora. Pero dicen que la ven cuando tú estás borracho. No importa la hora, solo que estés borracho. La Matlacihua dicen…

[Versión 4. Registrada a Isaac Martínez Martínez (ya finado), originario de Santo Domingo Tomaltepec, Valles Centrales, Oaxaca, de 86 años. Entendía y hablaba la lengua dirzá].

La María Sánchez, ahí iba tu tío pasando para rumbo San Juan. Estaba la señora en uno de esos laureles, que se amplía tanto. Y ahí estaba batiendo el tejate, una muchacha joven. Iba pasando Noé y lo llamaba, lo llamaba para ver que hacía con él ¿no?

Pero como el tío iba sobre su caballo, lo llamaba. Pero él no le hizo caso. De repente, ahí perdió la razón. Ahí el caballo se lo llevó hasta el pueblo donde va siempre, donde llega. También y ahí llegó. Llegó inconsciente.

Pues porque ya lo hicieron hacerse del lado del caballo, y ya lo atendieron, le dieron agua y no sé qué otras cosas más le pusieron. Y después volvió.

Ya entonces esas gentes se dieron cuenta que por ahí andaba la María Sánchez. Pero al momento, como iba pasando, no voltió siquiera ahí perdió el conocimiento.

EL CERRO DE MARÍA SÁNCHEZ (O LA TETA DE MARÍA SÁNCHEZ) EN SAN MARTÍN TILCAJETE (VALLES CENTRALES, OAXACA) Y UNA LEYENDA DE 1777

La motivación del nombre de María Sánchez, según se aplica a la mujer sobrenatural que se comporta de modo violento (¿o justiciero y ejemplar?) con los varones borrachos o mujeriegos o de vida desordenada de algunos pueblos oaxaqueños, es un misterio. Uno de mis informantes identificó a María Sánchez con «la Matlacihua, nombre náhuatl», pero su teoría no está, desde luego, confirmada. Hay quien, como Abdel Chincoya, afirma que se relaciona a María Sánchez con la diosa de la muerte y del inframundo en la cultura mexica, Mictlantecihuatl (Mic- muerte, tlan-lugar, cihuatl-mujer, señora: la señora del lugar de los muertos), esposa de Mictlantecutli (El señor de los muertos) (Chincoya, 2017: 1-2). Pero tampoco hay modo de confirmar esta etimología.

Hay, por otro lado, un cerro en la localidad de San Martín Tilcajete3, en Valles Centrales de Oaxaca, que es conocido con el nombre de Cerro de María Sánchez, o de «Teta de María Sánchez»; los pobladores de la zona dicen que está encantado. Por lo que he podido extraer de algunos videos y páginas accesibles en internet, los lugareños informan hoy de que de María Sánchez se decía que era una bruja rival de otro brujo, el cual fue tan poderoso como para poder expulsar a ella de la comunidad, por lo que se tuvo que establecer en el cerro. Pero no he localizado allí relatos acerca de María Sánchez parecidos a los que yo estoy analizando en otros lugares de Oaxaca.

Las tradiciones orales de San Martín Tilcajete relativas al Cerro de María Sánchez son, a lo que parece, muy diferentes de las que yo he podido registrar en otras poblaciones. La antropóloga Serena Eréndira Serrano Oswald nos informa de lo que sigue:

Al oeste se encuentra la «loma redonda», el cerro más famoso de la comunidad, «la milenaria Montaña María Sánchez» o «Teta de María Sánchez», y la piedra en forma de mujer conocida como «La Doncella». Cartas a Crispina de Roque Hernández, único libro acerca de San Martín publicado que ha sido escrito por un «tileño», cuenta que la montaña tiene forma de lagartija gigantesca, cuya cabeza es el Cerro de María Sánchez. Desde el pueblo un despeñadero de piedras rojizas cercano a la cima parece un ojo «que vigila (la comunidad) mientras el cerro duerme» (Roque Hernández, 2002: 74).

De acuerdo a la tradición oral, hace mucho tiempo ocurrió una grande inundación en el pueblo. Los habitantes se refugiaron en el cerro María Sánchez; pocos sobrevivieron alimentándose de animales y plantas. La mayoría «se encantó» y se convirtieron en animales. Actualmente, son pocos los pobladores que suben al Cerro de María Sánchez, aunque todos le guardan un respeto muy especial. Se cuenta que hay una cueva en el cerro que solamente puede ser visitada con seguridad el día de San Juan, la noche del 23 o el 24 de junio. De otra forma, el visitante al cerro corre grave peligro de quedar encantado.

También se comenta que varios montes del valle están conectados entre sí, tal es el caso de María Sánchez y su entrada en forma de cueva (Serrano Oswald, 2010: 120-130).

Hay un cerro en la localidad de San Martín Tilcajete, también en los Valles Centrales de Oaxaca, que tiene el nombre de Cerro de María Sánchez, o de Teta de María Sánchez, y que los pobladores de la zona dicen que está encantado. Por lo que he podido averiguar a partir de algunos videos y páginas consultados en internet, de María Sánchez se decía que era una bruja que sostenía una gran rivalidad con otro brujo del mismo lugar; se decía y se afirma que las artes mágicas del brujo eran tan poderosas que él logró expulsar a ella de la comunidad; de ahí que la bruja tuviera que establecerse en el cerro.

No he localizado, en otros núcleos de población de Oaxaca, relatos acerca de María Sánchez parecidos a los de los pueblos en que yo estoy trabajando (en los que están presentes los motivos de su hermosura, sus extremidades animales, su afición a agredir a hombres borrachos o mujeriegos). Se verá por lo que nos dice el siguiente informe que las tradiciones orales de San Martín Tilcajete relativas al Cerro de María Sánchez son, a lo que parece, muy diferentes de las que yo he podido registrar en otros lugares de los Valles Centrales:

Al oeste se encuentra la «loma redonda», el cerro más famoso de la comunidad, «la milenaria Montaña María Sánchez» o «Teta de María Sánchez», y la piedra en forma de mujer conocida como «La Doncella». Cartas a Crispina de Roque Hernández, único libro acerca de San Martín publicado que ha sido escrito por un «tileño», cuenta que la montaña tiene forma de lagartija gigantesca, cuya cabeza es el Cerro de María Sánchez. Desde el pueblo un despeñadero de piedras rojizas cercano a la cima parece un ojo «que vigila (la comunidad) mientras el cerro duerme» (Roque Hernández, 2002: 74).

De acuerdo a la tradición oral, hace mucho tiempo ocurrió una grande inundación en el pueblo. Los habitantes se refugiaron en el cerro María Sánchez; pocos sobrevivieron alimentándose de animales y plantas. La mayoría «se encantó» y se convirtieron en animales. Actualmente, son pocos los pobladores que suben al Cerro de María Sánchez, aunque todos le guardan un respeto muy especial. Se cuenta que hay una cueva en el cerro que solamente puede ser visitada con seguridad el día de San Juan, la noche del 23 o el 24 de junio. De otra forma, el visitante al cerro corre grave peligro de quedar encantado.

También se comenta que varios montes del valle están conectados entre sí, tal es el caso de María Sánchez y su entrada en forma de cueva (Serrano Oswald, 2010: 120-130).

Un documento muy importante para el conocimiento etnohistórico del Cerro o Teta de María Sánchez es el firmado «en 25 de septiembre del año de 1777, [por] yo el cura beneficado de este curato de San Martín Tilcajete, Fco. de la Mota», que reza así:

A un lado por el poniente se halla un monte agudo el que le dicen la Teta de María Sánchez, nombrado así por su picacho, y también porque a su falda estuvo un rancho cuyo dueño fue María Sánchez, española, la que alcanzó tantas fuerzas que los hacendistas convidaban en las hierras de potros.

Iba esta dicha mujer al rodeo y de los pies y manos del potro lo derribaba al suelo y lo herraba sin haber menester piales ni mecates. Y en la primera función de estas para darse a conocer pactó con el dueño que si le daba el potro que cogiera con las manos, y pensando el dueño fuese imposible le dio el sí, que cuantos cogiera eran suyos; comenzó y al tercero que cogió de las manos y derribó al suelo le dijo: «basta, señora, que así me dejará usted sin hacienda».

Así mismo viviendo la dicha mujer en su rancho a la falda de dicha Teta, salía el camino real cuando paraba algún forlón, y lo tomaba por detrás de la tabla o culata, y detenía el forlón sin dejarlo andar adelante más que fueran cuatro tiros, hasta que salía el dueño a reñir.

Funciones que le celebraban a María Sánchez: dicho monte o Teta de María Sánchez es puro peñasco, por lo que carece de árboles, y los que tiene son espinos, copales y zacates inútiles. Solo a pie suben a su cumbre, y dicen los indios que para encumbrar a la corona gastan dos horas poco más4.

La transcripción de una creencia relativa a María Sánchez, sacada de esta Relación fechada en 1777 nos sirve en cualquier caso para conocer una fase más de la evolución de su leyenda, y también para que se agrave su misterio. Es muy interesante que los relatos (de extracción oral seguramente) anotados por el sacerdote Francisco de la Mota indiquen que, según la creencia popular arraigada en la población de San Martín Tilcajete a finales del siglo XVIII, María Sánchez era una mujer de orígenes españoles, hacendada, de fuerzas físicas excepcionales y de enorme pericia a la hora de dominar los potros. Su perfil era, pues, el de una mujer fuerte y dominadora, de dotes muy por encima que las que tenían muchos hombres. Eso aproxima a aquella asombrosa mujer, en alguna medida, al perfil de la María Sánchez que yo he podido atestiguar en los pueblos oaxaqueños en los que he trabajado: en ellos actúa como otra mujer de capacidades fuera de lo común, aunque las utilice no para domar potros, sino para castigar a hombres borrachos y mujeriegos.

Sería interesante poder comparar, en algún estudio futuro, a esta María Sánchez de la que se hablaba en San Martín Tilcajete en la segunda mitad del siglo XVIII con la protagonista de la novela Doña Bárbara (1929), de Rómulo Gallegos, que localiza en la Venezuela silvestre a otra mujer hermosa al tiempo que fuerte, ruda, dueña de una hacienda ganadera, dominante con respecto a los hombres.

La María Sánchez oaxaqueña de la que nos habla la Relación de 1777 era, sin duda, un personaje ya folclorizado, de fuerzas impresionantes, pero no mágicas ni sobrenaturales; la María Sánchez de los relatos registrados por mí en el siglo XXI es un personaje que ha ganado en dotes definitivamente mágicas y sobrenaturales, y que forma parte de una mitología demoníaca (a ella le adscriben sus piernas de animal) plena, desbordante.

ENTRE LA TRADICIÓN ORAL DE OAXACA Y LA TRADICIÓN ORAL DEL MUNDO

Espero que en el futuro podré seguir localizando documentos antiguos y versiones más plurales de la leyenda de María Sánchez, tanto en las poblaciones oaxaqueñas en las que ya estoy investigando como en otros lugares de Oaxaca. Mi propósito es hacer, con el tiempo, una cartografía amplia de la dispersión de la leyenda en Oaxaca.

Ahora voy a llamar la atención sobre algunas versiones de tradiciones hispánicas diferentes de la oaxaqueña, para que podamos apreciar que la leyenda de María Sánchez tal y como se conoce en los Valles Centrales de Oaxaca es, en realidad, un simple eslabón de una cadena muy dispersa, de alcance internacional.

La primera versión que conoceremos fue anotada por el gran folclorista asturiano Eduardo Martínez Torner en el año 1913, en el pueblo de Llamo, en Asturias. Martínez Torner se la entregaría años después al folclorista nuevomexicano Aurelio M. Espinosa, quien la publicaría dentro de su magna colección de Cuentos populares recogidos de la tradición de España (1946-1947). Es una versión de riqueza excepcional, en lengua asturiana:

El cabrito negro.

Una vez yera un mozu que galantiaba una bona moza, la más guapa del llugar. Habíai dao palabra de casamentu pero el mozu quería folgase con ella antes de cumplir la palabra.

Un día, que era víspora de romería, el mozu fizoi un brinde a la rapaza de dir con ella, pero tenía que ser muy tempranu, casi al amanecer, y antes que naide foise al campu de la fiesta onde taba la ermita de la santa que se festexaba. Decía el mozu que quería dir tempranu pa poder ser los primeros que rezaben a la santa, pero bien sabía dios que les intenciones dél no yeren eses sinon otres muy destintes.

Quedaron conveníos en que al amanecerín diría él a buscala a su casa. A utru día levantóse él con lluna entavía y fóise a buscar a la moza, pero topóla nel camín, pos ella pol gozu de dir col so galán a la fiesta no pudo piesllar güeyu en ta la nuiche, ansina que antes que él saliés de casa ya ella venía a buscalu.

Diéronse los bonos díes y platicando foron xuntos pol camín alantre. Antes de llegar al campu de la romería teníen precisión de pasar un río. Esti venía crecíu porque había llovido muncho los díes antes y la llena saltó el puente, un puente fechu con vares pero que yera reciu bastante pa pasar la xente. Entóncenes él, viendo allí un oxetu bonu pa les sos intenciones, dixoi que ya que ella non podía pasar el río que él la llevaría a recostines. Ella, al prencipiu non quería, pero como él tanto la rogaba dexóse coyer al fin y al cabu. Cuando taben a la metá del río que yera onde más altu diba paróse el mozu y dixo a la rapaza:

—Si non me dexes folgar contigo en saliendo de aquí tírote pel río abaxu.

La moza, la probe, tomólo a chancia y non fizo casu de les palabres del galán; pero él volvió a repetiles, diciendo que non yera broma sinon que yera la mesma verdá. Ella chóse a llorar y decía que antes del casamentu non faría tal cosa. Él rogói abondes veces y ella a toes decía que non. Pero viendo que él facía l’ademán de tirarla pel río abaxu y que lu facía de veres, ella diói palabra de facer lo que él pretendía en saliendo de allí. Él mandólo xurar y ella xuró.

Cuando salieron a la otra orilla el mozu echó la rapaza en suelu y tapói la cara con mandil, pero cuando i miró pa baxu vio que tenía les pates de cabra con unos pelos largos y negros que daben mieu. Baxói el mandil y topóse con una cabeza como la de un cabritu negru, con cuernos y to, y con una boca que i arriguilaba unos dientes grandes y feos que, mialma, yera un espantu velos. El mozu atemorizau chó a correr cuanto pudo.

Antes de llegar a la so casa topóse nel camín con un primu suyu que viéndolu blancu y temblorosu preguntói que i pasaba. El mozu contói lo que i había socedío con la so rapaza y decía que la había dexao xunto al río convertía en un cabritu negru. Cuando taba diciendo esto aquél que yera el su primu desapaeció como por encantu y en el llugar dél presentóse otra vez la fegura del cabritu, que dando saltos y sacando unos dientes y una lengua negros, negros, como una nuiche de invierno, decía:

—Ve aquí la to rapaza. ¿Non quiés facer agora lo que pretendíes?

Dicen que el mozu quedó muertu de sustu y que aquel cabritu yera el mesmu diablu. Y ansina sería porque el diablu solu ye capaz de coses tales. Y esti cuentu, que non paez cuentu, bien pudo ser un socedíu y un castigu de dios pal mozu aquel que quiso perder a la moza más guapa del llugar (Espinosa, 2009: núm. 84).

Este tipo de leyenda es rara en la tradición oral moderna de España. Espinosa solo conocía, de hecho, otra versión publicada por otro folclorista asturiano, Aurelio de Llano Roza de Ampudia. Pero lo más interesante de la bibliografía que ofreció está en la parte referente a las fuentes medievales, y también a las fuentes orales modernas de otras tradiciones europeas. Su aparato crítico da fe de la antigüedad y de la dispersión internacional del relato.

Reproduzco las referencias bibliográficas de textos paralelos y los comentarios de Espinosa:

Versiones españolas peninsulares: Ampudia FA 64; Libro de los Enxemplos 212; Muratori 10, 92, 97, 98, 105, 134; Sánchez Pérez 36. Italiana: RTP XXVII, 222. Francesa: Bozon 137. Latinas: Etienne de Bourbon 94, 108, 128; Legenda Aurea IV, 248-250; Liber Exemplorum 203, 205b, 207; Speculum Exemplorum II, 75, iV, 8, V, 81. Valona: Wallonia II, 33-35. Alemana: Kuhn-Schwartz 23. [Hay que agregar el exemplum V : Striges del Sendebar, editado por Lacarra, 96-98].

Clasificación y estudios especiales: Bibliotheca hagiographica latina 2497; Boggs 831A; Bulfinch, Mythology 20-23; Delehaye 90; Sébillot, Folklore IV, 284-286; Thompson D642.3, T321.

Nuestro cuento asturiano 84, un ejemplo del castigo que sufre el que por sus malas intenciones u obras ve cambiada en un animal horrible a la joven que va a deshonrar o a la mujer con quien va a pecar, pertenece a los numerosos ejemplos de los libros medievales de carácter didáctico-moral. Algunos de estos ejemplos fueron escritos por primera vez durante la Edad Media, pero la mayoría de ellos tienen fuentes muy antiguas en la tradición de Europa.

Las versiones de nuestra bibliografía que más se parecen a nuestra versión 84 son las siguientes:

Muratori 92: Un joven disoluto se marcha de casa con dos mujeres malas con intención de pecar. Apenas han marchado unos momentos, cuando observa que las dos mujeres se convierten en dos estantiguas [sic] flacas y feísimas. Lleno de terror, las abandona y vuelve a su casa arrepentido.

Liber Exemplorum 203: Un hombre lujurioso está en casa esperando la llegada de su amiga. Cuando la amiga llegó, tuvo una visión y observó que un enorme sapo le estaba royendo la mano derecha. Quiso retirar la mano, pero entonces su amiga ya le tenía bien abrazado. Por fuerza se escapó de ella y del animal que le roía la mano.

Kuhn-Schwartz 23: Un lujurioso se paseaba por la orilla del mar y se le acercó una hermosa joven. Sus pisadas eran como las de los caballos y el hombre huyó. Cuando por fin se escapó, volvió la cara para ver quién era su perseguidora, y vio que se había convertido en una gata. Era el mismo demonio.

La versión italiana moderna de RTP XXVII, 222 es extraordinaria. Un recién casado descubre, al acostarse en el lecho nupcial, que su mujer no tiene cuerpo humano, sino de ternera. La abandona horrorizado. Parece una versión del tipo de nuestra 84, en la cual el narrador se confundió, olvidando que la mujer todavía no estaba casada e inventando algunos detalles.

Otros castigos semejantes, pero ejemplos ya muy diferentes de nuestra versión 84 y de las versiones arriba documentadas, son los siguientes:

Muratori 105: Un novicio se escapa de su monasterio con malas intenciones. En el camino le sale un toro rabioso que le obliga a meterse en una cambronera que le punza siempre que se mueve.

Ibid. 134: Un perrazo sigue a un fraile amancebado, le coge en casa de su concubina, le abre el pecho y le saca el corazón.

Speculum Exemplorum II, 75: Una mujer codiciada por cierto individuo la cambia un hechicero en yegua. Permanece en forma de yegua hasta que las oraciones de San Macario la vuelven a su forma humana. En este ejemplo el moralista quiere demostrar que para satisfacer una pasión brutal hay que ser animal. «Equi vos estis, qui equorum oculos habetis. illa autem mulier non est transfigurata, sed solum in oculis eorum, qui seducuntur, videtur equa».

Ibid. V, 81: Un pecador lujurioso vuelve a su casa una noche. Al momento que llega su mujer y sus hijos ven que trae una espantosa cara de demonio y huyen de él. Confiesa sus pecados y se arrepiente, y cobra su cara humana.

Todas estas versiones, particularmente nuestra versión 84 y las de su tipo, son, al parecer, ejemplos cristianos medievales desarrollados de antiguas fuentes europeas, tal vez precristianas. El ejemplo clásico que salta a la vista, tal vez la fuente directa de alguna forma de la versión medieval del tipo de nuestra versión 84, es el mito de Apolo y Dafne. Dafne, la hija de Peneo, el dios de las fuentes y ríos, es amada por Apolo. Por todas partes la persigue con sus quejas amorosas, pero Dafne quiere conservar su virginidad y se resiste a ser su esposa. Viéndose en peligro de ser vencida por el poder de Apolo, le ruega a su padre que haga que la tierra se la trague o que cambie su forma, y Peneo convierte a Dafne en un hermoso laurel.

Los casos de amantes lujuriosos que al abrazar a la mujer amada la ven transformada en un esqueleto horroroso, no son raros en la literatura de Europa. Citaré solamente dos ejemplos notables de la literatura dramática española del Siglo de Oro. En El mágico prodigioso de Calderón cuando Cipriano va a abrazar a Justina, abraza a un esqueleto (un cadáver). Entonces se arrepiente y se convierte al cristianismo. En El esclavo del demonio de Mira de Amescua el diablo le ofrece al Gil todos los bienes del mundo, pero Gil pide sólo a Leonor. Cuando el diablo se la entrega, va a verla, pero se encuentra con un esqueleto (una muerta). También se arrepiente de sus pecados5.

No es mi propósito abordar en este ensayo la exploración de las versiones conocidas en Europa a partir de la Edad Media, ni la dispersión paneuropea del tipo de leyenda de María Sánchez. Pero dejar constancia de su viejo y pluricultural arraigo, aunque sea parafraseando las informaciones de Espinosa, creo que es algo que permite entender mejor la densa trama cultural a la que pertenecen las versiones de Oaxaca.

Solo me voy a permitir, por la enorme importancia que tiene por ser obra venerable para la historia de la literatura en nuestra lengua, y por los paralelismos tan llamativos que se pueden establecer en relación con la leyenda oaxaqueña de María Sánchez, traer aquí a colación el conocido como cuento 6, Striges, del Sendebar que fue adaptado al castellano en la corte de Alfonso X, en el siglo XIII.

Se halla protagonizado por un joven varón que, en una correría por el campo, se encuentra con una joven hermosa y misteriosa, que le dice que se había extraviado en el campo, cuando iba con su familia, y que «perdí las pies». Ello podría interpretarse como que había «perdido los pasos», es decir, que se había extraviado y no sabía hacia dónde ir; o como que se había quedado sin pies, que no tenía extremidades inferiores. Ese rasgo tiene algún parecido con el de los pies anómalos de María Sánchez. Descubre poco después, el joven, que la dama es en realidad una diablesa, y de familia de terribles diablos, que estaban planeando agredirle. Logra a duras penas escapar de manera que quedó «mucho espantado de lo que viera».

Las analogías con el relato de María Sánchez vivo en Santo Domingo Tomaltepec (Oaxaca) y con otras narraciones de esa familia, protagonizadas por féminas que atraen con su belleza y atacan o intentan a atacar a los hombres, que tienen piernas anormales y naturaleza diabólica, son apreciables. Transcribo el cuento Striges del Sendebar:

Enxenplo de cómmo vino la muger al Rey al terçero día, diziéndole que matase su fijo.

E vino la muger al terçero día e lloró e dio bozes ante el Rey, e dixo:

—Señor, estos tus privados son malos e matarte an, así commo mató un privado a un rey una vez.

E el Rey dixo: —¿Cómmo fue eso?

E ella dixo: —Era un rey e avía un fijo que amava mucho caçar, e el privado fizo en guisa que fuese a su padre e pidiese liçençia que les dexase ir a caça; e ellos idos amos a dos, travesó un venado delante, e díxole el privado al niño: —Ve en pos de aquel venado fasta que lo alcançes e lo mates, e levarlo as a tu padre.

E el niño fue en pos del venado, atanto que se perdió de su conpaña, e yendo así, falló una senda e ençima de la senda falló una moça que llorava e el niño dixo: —¿Quién eres tú?

E la moça dixo: —Yo só fija de un rey de fulana tierra e venía cavallera en un marfil con mis parientes, e tomóme sueño e caí d’él, e mis parientes non me vieron, e yo desperté e non sope por dó ir. E madrugando en pos dellos fasta que perdí las pies.

E el niño ovo duelo d’ella e levóla en pos de sí. E ellos yendo así, entraron en un aldea despoblada, e dixo la moça: —Desçéndeme aquí que lo he menester, e venirme he luego para ti.

E el niño fízolo así. E ella entró en el casar e estuvo una gran pieça. E quando vio el niño que tardava, desçendió de su cavallo e subió en una pared e paró mientes e vio que era diabla que estava con sus parientes, e dezíales: —Un moço me traxo en su cavallo e felo aquí do lo traigo.

E ellos dixieron: —Vete adelante con él a otro casar fasta que te alcançemos.

E quando el moço esto oyó, ovo gran miedo, e desçendió de la pared e saltó en su cavallo. E la moça vínose a él e cavalgóla en pos d’él, e començó a tremer con el miedo della. E ella dixo: —¿Qué as que tremes?

E él le dixo: —Espántome de mi conpañero, que he miedo que me verná d'él mal.

E ella dixo: —¿Non lo puedes tú adobar con tu aver, que tú te alabaste que eras fijo de rey e que tenía gran aver tu padre?

El le dixo: —Non tiene aver.

—E más te alabaste que eras rey e gran prínçipe. —E el diablo le dixo: —Ruega a Dios que te ayude contra él e serás librado.

E dixo él: —Verdat dizes, e fazerlo he.

E alçó sus manos contra Dios, e dixo: —¡Ay, señor Dios, ruégote e pídote por merçed que me libres deste diablo e de sus conpañeros!

E cayó el diablo detrás, e començó enbarduñar en tierra, e queriése levantar e non podié. E estonçe començó el moço a correr quanto podié, fasta que llegó al padre muerto de sed, e era mucho espantado de lo que viera.

E, señor, non te di este enxenplo sinon que non te esfuerçes en tus malos privados. Si no me dieres derecho de quien mal me fizo, yo me mataré con mis manos.

E el Rey mandó matar su fijo (Sendebar, 1989: 96-98).

Más que mirar hacia otras versiones del pasado remoto o hacia tradiciones en otras lenguas, me interesa poner de relieve en este artículo la dispersión de la leyenda en el mundo panhispánico, porque creo que por ahí es por donde debe iniciarse el abordaje comparativo.

No solo en Oaxaca, sino también en otras partes de México, está viva nuestra leyenda. La siguiente es una versión que fue registrada por la profesora Mercedes Zavala a un hombre de Venado (San Luis Potosí), en el año 1994:

La muchacha con patas de caballo.

Era una vez un policía de aquí del pueblito de Venado que iba por aquí, por el Jardín Hidalgo y vio una mujer que iba delante con un portafolios. Y trató de alcanzarla para preguntarle si necesitaba algo porque ya era noche y la fue siguiendo hasta que ya casi la alcanzaba a tocar y en eso, la mujer volteó y cuál no sería su sorpresa que aquella mujer tenía la cara de calavera y tenía las patas de caballo.

Luego, en otra ocasión, hubo un baile aquí en el salón grande de las orillas del pueblo. Y todas las personas vieron que estaba una muchacha bien bonita, bien guapa. Y unos muchachos decían: —Sabe quién será, pero vamos a sacarla a bailar; está retebonita.

Y ya, uno la sacó y estaba bailando con ella muy tranquilo y le hablaba, pero ella no le contestaba y pues a él se le hacía raro y quién sabe por qué, que ve para abajo y le va viendo las patas de caballo con pezuñas y todo. El muchacho salió corriendo y hasta estuvo enfermo varios días. Esto ocurrió hace como veintitantos años, pero todavía se aparece en los bailes grandes del pueblo y siempre en forma de muchacha tan bonita que sobresale a las demás, pero con patas de caballos. Y los viejos que son los que saben más de esas cosas, dicen que es una forma del diablo (Zavala, 2006: 433-434).

Conoceremos a continuación dos versiones de Guatemala, en las que la mujer sobrenatural recibe el nombre de Ciguanaba. La primera es de la ciudad de Jutiapa, y la segunda de la ciudad de Quetzaltenango:

La Ciguanaba es una mujer que se le aparece principalmente a la gente, a los hombres que trasnochan mucho, porque son mujeriegos, o que beben mucho, o las tres cosas juntas.

Se les aparece en forma de una mujer muy guapa, que viene vestida así, con ropas muy ligeras y muy sensuales. Entonces, el hombre, en estado de embriaguez, o a altas horas de la noche, en soledad, o como sea, pues se le acerca a ella, porque es muy tentador. Y ella también provoca al hombre de una manera muy voluptuosa.

Se acerca y, cuando ya está cerca, al alcance de la chica, se da cuenta de que la chica no es tan bonita, que tiene pies de caballo, o cara de caballo. Los pies los tiene volteados, al revés.

Los pies siempre están volteados, y le ves el pelo precioso. Y empieza a llevar a los chicos. Van atrás, atrás de ella, pero nunca logran acercarse lo suficiente. Cuando se acercan [a la Ciguanaba], se dan cuenta de que la cara es un caballo. Y que huele horroroso, que huele como a animal muerto. Y, entonces, la impresión a muchos mata, y otros quedan poseídos o como locos. A los que mata, se dice que se los gana. Quiere decir que se mueren. Del susto, les roba el alma.

Casi todas estas historias las he escuchado de mi abuelo, porque él vivía en una parte de Guatemala, en la costa sur, donde esto es muy común. Y él tuvo muchas experiencias de ese tipo. Él contaba que un su tío, una vez, estaban bebiendo los dos y, bueno, venían de regreso, en caballo, para su casa, cuando encontraron, así, en un estanque, a una mujer muy bonita con un pelo rubio larguísimo. Pero el tío de él era mayor y muy enamorado. Entonces se acercó y le dijo:

(Mira, Óscar, ándate para la casa, porque yo llego después.

Porque él era más joven. Pero bueno, él se fue. Pero cuenta ya después que su tío se fue atrás de la chica, y dice que estuvo él ahí platicando con ella, pero no le daba la cara y, de repente, vio que ya cuando volvió en sí, él se encontró abrazado con ella. Pero era un caballo, y apestaba horroroso. Entonces salió corriendo como pudo, y llegó, pero pálido a la casa. Y se lo contó todo a mi abuelo.

La idea es llevarte a algún lugar, puede ser un precipicio, o a algún estanque, y ahogarte ahí. De hecho, los suicidios que ocurren en áreas rural muchas veces se atribuyen a las Ciguanabas. Claro, con la Llorona o las Ciguanabas. Para la gente mayor, son las Ciguanabas (Pedrosa, 2008: núms. 21-22).

La última versión que vamos a conocer es de Huancavelica, en Perú. Hela aquí:

El borracho y el alma.

Había una vez un hombre llamado Santiago. Este hombre acostumbra beber licor constantemente y cuando estaba borracho le pegaba a su esposa Agustina y entre ellos peleaban mucho.

Un día la señora al no soportar más golpes y peleas, aprovechando que su esposo se iba a trabajar al campo tomó sus cosas se escapó de la casa para no volver más. Cuando Santiago llegó en la tarde, la esposa ya no estaba. Él muy triste se sentó en el poyo de la cocina y se puso a llorar diciendo: Yo soy el culpable de que mi mujer se haya ido. Diciendo esto se dirigió a la tienda de la comunidad para tomarse unas copas y olvidarse de todo. Tomó una copa tras otra hasta que al final estaba completamente borracho, Santiago tenía que volver a la casa, ya era medianoche. El hombre de pronto escuchó unas voces que le llamaban y eran las de su esposa Agustina, haciendo caso a la esposa, Santiago salió a su encuentro diciéndole que había regresado y así fue conducido por ella aparentemente a la casa, pero no era su casa sino una cueva donde había llegado el borracho y le propinó una gran paliza al que el hombre no opuso resistencia porque a pesar de que se defendía con golpes, no le hacía llegar ninguno a la señora.

Al día siguiente, cuando amaneció el hombre estaba en su cama muy maltratado. El alma de la señora Agustina le había golpeado. Desde aquella fecha Santiago ya no se emborracha más, los pobladores creen que los hombres que maltratan a sus esposas emborrachándose serán golpeados por el alma (Tradiciones, 2005: 25).

Las versiones de España (la asturiana del siglo XX y la del Sendebar del siglo XIII), de San Luis Potosí (en México), de Guatemala y de Perú que acabamos de conocer son una representación muy escasa de las que podríamos convocar; pero nos bastan porque muestran coincidencias clarísimas con los relatos protagonizados por la mitológica María Sánchez que yo he registrado en los Valles Centrales de Oaxaca. Sabemos gracias a Aurelio M. Espinosa (padre) que en otros lugares de Europa han sido documentados otros miembros de esta gran familia de relatos, y que las fuentes remontan como mínimo al occidente medieval. Deducimos de todo esto que estamos ante una red narrativa de grandes alcances, en lo diacrónico y en lo sincrónico.

Llama la atención, además, que, en la mayoría de las versiones, independientemente de su adscripción geográfica, persistan algunos motivos periféricos, aparte del que parece ser el principal: el de la mujer hermosa que atrae a un hombre libidinoso para defraudarlo y darle un gran susto al tiempo que un gran castigo. Entre esos motivos más o menos periféricos podríamos mencionar tres esenciales, que cuentan con muchos paralelos en las tradiciones orales hispanófonas y no hispanófonas:

-el motivo de que el hombre víctima de la mujer sobrenatural sea, muchas veces, un borracho6;

-el motivo de los pies anómalos (ausentes, o de cabra, o de caballo, etc.) de la mujer, que permiten identificarla con un ser demoníaco 7;

-el motivo de la enfermedad e incluso de la muerte que el susto o la estupefacción por causa del encuentro causan en la víctima masculina8.

Otra cuestión, sin duda muy importante, en la que tampoco podré entrar en esta ocasión es la del género. Encontramos en las leyendas de María Sánchez y de su amplia familia, oaxaqueña y pluricultural, a una mujer protagonista, hermosa, fuerte, independiente, que se dedica a asustar y castigar, a veces mortalmente, a hombres que incurren en vicios, pecados o actos criminales como el alcoholismo y el acoso y la agresión sexual contra las mujeres.

Las agresiones contra las mujeres tienen, como es por desgracia sabido, una incidencia muy importante en las comunidades de toda América (y de todo el mundo, cabría decir), y los relatos orales que hemos analizado forman parte del arsenal de creencias y de discursos ejemplares que son destinados a avisar y prevenir de las nefastas consecuencias que podría tener para el varón borracho o abusador el cometer ese tipo de violencias. María Sánchez es una mujer fabulosa, pero desde su mito avisa y previene contra ese tipo de comportamientos y amenaza, condena, violenta duramente al agresor. Es una figura justiciera y un contrapeso simbólico que contribuye, aunque sea en el terreno del relato y de la creencia, a la defensa de la condición de la mujer en espacios y ocasiones en que esa actitud es muy importante.

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Tradiciones orales de Huancavelica. Relatos del Primer Concurso de Recopilación de Tradiciones Orales (2005), Lima, Biblioteca Nacional de Perú.

ZAVALA, Mercedes (2006): La tradición oral del noreste de México: tres formas poético-narrativas, tesis de doctorado, México, El Colegio de México.

Fecha de recepción: 22 de abril de 2020
Fecha de aceptación: 4 de mayo de 2020

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* Agradezco la ayuda y las orientaciones de mi maestro José Manuel Pedrosa. También el apoyo otorgado por la profesora Teresa Araujo y por don Fredo Arias de la Canal.

1 Tejate, bebida de maíz y cacao. Es una palabra cuya etimología se cree que viene del náhuatl texatl, que significa agua harinada, y que a su vez se compone de textli, harina, y atl, agua. El nombre zapoteca del tejate es cu’uhb.

2 «Blog comunitario de San Andrés Zautla», Etla, Oaxaca. URL: http://zautla.blogspot.com/2008/07/la-matlacihua.html

3 Si el lector quiere indagar sobre la geografía e historia de este cerro remítase a Gómez Ramírez (2015: 4-7).

4 Transcribo, regularizando la ortografía según la norma académica moderna, a partir de la relación del «Curato de San Martín Tilcajete de la jurisdicción del Corrigimiento de Oaxaca», en Relaciones topográficas de pueblos de México, hechas por los curas de los mismos conforme al cuestionario enviado al Obispo de Antequera por D. Antonio Bucareli y Ursúa en 14 de mayo de 1777, Biblioteca Nacional de España, MSS/2449 V. 1 y MSS/2450 V. 2 [pp. 8-13, p. 9].

5 Tanto la bibliografía como los comentarios críticos se hallarán Espinosa (2009: 324-325).

6 Sobre la cuestión del alcoholismo como causa de conflicto social en las comunidades de Latinoamérica, y sobre los sistemas de creencias y de relatos tradicionales que lo condenan, pueden verse Szeljak y ‘t Hooft (2008) y Castillo (2015).

7 Véase Pedrosa (2001), Pedrosa (2004), Delpech (2004) y Delpech (2006).

8 Al respecto véase Pedrosa (2016).