Una tercera andanada de estudios sobre literatura popular impresa: marginalidad y centralidad de la materia*

Laura PUERTO MORO

Universidad Complutense de Madrid – IUMP

laurapuerto@pdi.ucm.es

ORCID: 0000-0003-3427-3165

Literaturas marginadas era la presentación elegida en 1983 por M.ª Cruz García de Enterría para la que es ya una obra clásica en la aprehensión teórica del ámbito de la literatura popular impresa en castellano; un título claramente orientado hacia la denuncia del tradicional olvido historiográfico —cuando no directamente denostación— que pesaba sobre la materia. Afortunadamente, a fecha de hoy podemos hablar de un cambio radical del panorama, e incluso de un momento álgido en el interés investigador por el campo, elocuentemente plasmado en la puesta en marcha, tan solo en el último año, de toda una serie de monográficos, proyectos, plataformas digitales y bases de datos que, desde diferentes cronologías y perspectivas, tienen como eje el universo de la literatura popular impresa. De esta manera, tras casi una década desde la última publicación colectiva sobre el campo (Puerto Moro y Cortijo Ocaña, coords., eHumanista, 21, 2012), se suman al presente monográfico la inminente aparición de los auspiciados desde la Universidad de Sevilla (La literatura de cordel en la sociedad hispánica, Inmaculada Casas y Carlos M. Collantes, coords. [en prensa]) y desde la Universidad de Ginebra (De los cantares de gesta a los cantares de ciego, Constance Carta y Abraham Madroñal, coords. [en prensa]), al tiempo que el estreno de plataformas como Mapping pliegos (Base de datos y biblioteca digital de pliegos sueltos de los ss. XIX-XX, URL: http://biblioteca.cchs.csic.es/MappingPliegos/), el recientemente renovado Laboratorio de Culturas e Impresos Populares Iberoamericanos (LACIPI, Catalogación digital de impresos populares iberoamericanos de los ss. XIX y XX, URL: https://literaturaspopulares.org), o la próxima puesta en red del Catálogo analítico de pliegos poéticos en castellano del s. XVI (CAPPCXVI, URL: https://pliegospoeticosXVI-iump.ucm.es) vienen a añadirse a valiosas herramientas digitales de amplio recorrido anterior, como la ofrecida por el Catálogo y Biblioteca digital de relaciones de sucesos (CBDRS, URL: https://www.bidiso.es/CBDRS). Esa efervescencia no se circunscribe, por otra parte, al mundo hispánico: una obra colectiva de recentísima factura como Cheap print and the people: European perspectives on popular literature (David Atkinson y Steve Rouds, coords., 2019) no es sino el penúltimo eslabón de la renovada atención hacia la materia.

Parece fuera de duda que nos encontramos ante una tercera andanada de estudios sobre literatura popular impresa que viene a sumarse a aquellas primeras aproximaciones de raíz decimonónica y signo bibliofílico o romántico, a las que habría de seguir, en un segundo momento, el impulso historiográfico en los años sesenta del s. XX a través de los importantes trabajos de Mandrou acerca de la bibliothèque bleue, de Shepard sobre broadside balladsbroadside ballads o, dentro del ámbito hispánico, de Rodríguez-Moñino en torno a los pliegos sueltos de los Siglos de Oro, maestro este último —más indirecto que directo— de toda una estela de discípulos cuya labor llega hasta nuestros días: varios de los trabajos incluidos en el presente monográfico son muestra de ello. No podemos olvidar que a los años sesenta pertenece también el madrugador —y fundamentalmente descriptivo— Ensayo sobre la literatura de cordel de Caro Baroja, autor de intereses antropológicos que no habríamos de perder de vista en la comprensión integral de más de un género de cordel —imprescindible El carnaval para acercarnos a ciertos textos burlescos—. Por fin, el apretado recorrido aquí esbozado para las últimas décadas de la centuria pasada no puede prescindir de las cruciales aportaciones teóricas sobre el concepto de «lo popular» ofrecidas desde la Historia cultural por nombres como Peter Burke o Roger Chartier.

Podemos afirmar que esta tercera andanada de investigaciones en torno a la literatura popular impresa se vincula umbilicalmente no solo con ese creciente interés por los mass media y su universo que desde ámbitos muy diversos surge a partir de la segunda mitad del s. XX, sino con un específico devenir de los estudios históricos y literarios que, a la zaga de la Nueva historia cultural, otorga, por una parte, privilegiada atención a la esfera de «lo popular» y a su compleja y dinámica interrelación con la llamada «alta» cultura, y, por otra, vive una intensa reflexión sobre la configuración misma del canon. Dentro de un nivel más concreto, imposible es no buscar el detonante último de este momento álgido en la auténtica revolución que las Humanidades Digitales y la digitalización de fondos documentales ha provocado en el progreso de un campo tradicionalmente muy lastrado por la dispersión e inaccesibilidad de los pliegos y de otros impresos «menores», particularmente en el caso de los pertenecientes a la época de la imprenta manual.

La marginación historiográfica conocida durante tanto tiempo por la literatura popular impresa no puede dejar de considerarse paradójica con respecto a una centralidad y transcendencia histórica y cultural de la materia que parece pasó desapercibida a quienes inicialmente se acercaron a ella desde visiones más o menos parciales. Incuestionable a fecha de hoy resulta la nueva e innovadora fuerza que estos impresos de alcance popular —en el sentido más amplio del término— ejercieron en la modulación de la Europa moderna desde una diversidad de órdenes que comprende su vertebración identitaria, social, política y religiosa. O lo que es lo mismo, la configuración de ese imaginario colectivo que tanto interesara a la Historia de las mentalidades, en cuyo marco se encuadra en gran medida el trabajo pionero de Mandrou. Por otra parte, si bien es verdad que con frecuencia sus primeros investigadores se acercaron a los impresos populares bajo condicionamientos románticos relacionados con el concepto decimonónico de la memoria del pueblo —los que rigieron, en última instancia, el interés inicial de la escuela pidalina hacia los pliegos como fuentes del romancero—, no menos cierto resulta que el particular peso de la perspectiva histórico-cultural en el comienzo de la segunda andadura de estos estudios contribuiría a la atención privilegiada hacia un género, el de las relaciones de sucesos, de enorme complejidad en su diversidad de modulaciones y proyecciones literarias, pero que, bajo un seleccionado filtro documental y oficialista ajeno a los intereses de la Historia cultural, había merecido ya el tempranísimo y casi decimonónico catálogo de Alenda y Mira (Relaciones de solemnidades y fiestas públicas de España, 1903).

El rico ámbito de la literatura popular impresa en la Edad Moderna va, sin embargo, mucho más allá de la fortuna crítica de determinados géneros. En los pliegos e impresos menores de todo tipo que inundaron las calles y los días de hombres y mujeres de un mundo anterior a la eclosión de la prensa contemporánea, de los medios audiovisuales o de internet cupieron la información (y la desinformación), la instrumentalización política y religiosa, el entretenimiento per se, la ficción, la risa, el llanto, el consuelo, el amor, la cristalización de rituales profanos y religiosos y, en definitiva, todos aquellos discursos, prácticas y representaciones que configuraron la vida cotidiana en el Antiguo Régimen. Mateo Alemán pasó lo mejor de su vida entre las coplas del Marqués de Mantua —lo recordaba Rodríguez-Moñino al hablar del uso escolar de estos cuadernos—, de la misma manera que sus versos alimentaron la imaginación de la más universal de nuestras figuras literarias: «Trújole su locura a la memoria aquel [libro] de Valdovinos y del marqués de Mantua, cuando Carloto le dejó herido en la montiña, historia sabida de los niños, no ignorada de los mozos, celebrada y aun creída de los viejos» (Quijote, I.5).

Sabemos a ciencia cierta de la heterogeneidad de público que durante los Siglos de Oro se alimentó de la denominada literatura popular impresa, fácilmente deducible no ya a través de esas palabras de El Quijote o de la disparidad de autores y textos del Diccionario bibliográfico de pliegos sueltos poéticos (s. XVI), sobre la que volveré inmediatamente, sino de fenómenos tan constatados como el diverso auditorio urbano de una relación de sucesos de finales del Quinientos —falsa, por cierto— que trasluce la documentación aneja al pleito interpuesto contra su autor e impresor por difamación, según exhumara Cátedra en su momento. El adjetivo de «popular» aplicado a los impresos aquí estudiados solo tiene sentido, por tanto, desde la amplia acepción burkiana del término para la Edad Moderna, es decir, en cuanto referente a una tradición de la que participó la totalidad de la población, al margen del paralelo acceso de una minoría a la «gran» tradición.

No es posible pensar para nuestros pliegos en ese público formado por corrillos de labriegos semialfabetizados o directamente analfabetos con el que el testimonio unamuniano de En torno al casticismo identificaba la recepción de las coplas de ciego y pliegos de cordel en la España de finales del s. XIX; labriegos que seguían disfrutando de aquellos romances carolingios o pseudocarolingios que habían iniciado su recorrido en letras de molde compartiendo cuaderno con refinados versos palaciegos (Di Stefano, en este volumen), de la misma manera que El cautiverio de Guarinos era bien conocido en la corte de Germana de Foix o adaptado en un romance trovadoresco (Asensio). Probablemente entre los grandes lastres de las primeras aproximaciones al ámbito de la literatura popular impresa habría de contarse la inicial consideración de estos impresos «menores» desde una perspectiva descontextualizada y no atenta a cambios sociológicos de orden diacrónico en su recepción, por no meternos en la controvertida categorización de «popular» de un texto per se (pienso, frente a ello, en el concepto de «apropiación» de Chartier). Todo ello, sin perder de vista la tradicional aprehensión de «lo popular» desde la sesgada mirada de un estudioso que lo identifica con la otredad —sea en un sentido positivo o negativo—, la de un pueblo que en el s. XIX, ya desde sus altas cotas de analfabetismo, se encontraba especialmente alejado de la propia tradición cultural de aquellos primeros investigadores sobre el campo.

Más allá de la probada heterogeneidad de los lectores —y oidores— áureos de estos impresos, la revisión sistemática del corpus de pliegos poéticos de Rodríguez-Moñino, sobre el que se sustentan varios de los estudios del volumen, arroja una ímproba riqueza y variedad de textos y de autores no siempre considerada: desde el Marqués de Santillana, Encina, Garcisánchez de Badajoz o Jorge de Montemayor hasta los ciegos copleros con los que, de forma inequívocamente reduccionista —particularmente para sus primeros tiempos—, llegó a ser identificado el mundo del pliego suelto; sin olvidar a todos esos «autores galantes intermedios» de miras cancioneriles y amplia proyección en letras de molde recientemente identificados por la crítica, ni otros nombres de muy difícil clasificación. Una conjunción de piezas, en fin, recordada por el artículo de Beltran y donde hay que buscar más de un eslabón perdido de la historia poética y literaria del s. XVI en castellano, tal y como señala este especialista, al hilo del pormenorizado estudio del cancionerillo transmitido por un pliego poético de la segunda mitad del Quinientos en el que la amalgama de versos de estilo tradicional y cortesano resulta un relevante ejemplo de la compleja interrelación en el medio entre las conocidas como tradición «mayor» y «menor»; cuestión por la que Beltran se ha interesado particularmente desde su transcendente aportación sobre el carácter esencialmente cortesano de los contenidos de los primeros pliegos poéticos.

El mismo público que disfrutaría, escucharía e incluso cantaría los versos contenidos en ese cancionerillo analizado por Beltran se informaba y conocía detalles acerca de uno de los acontecimientos políticos más significativos de la segunda mitad del s. XVI, el de la rebelión de las Alpujarras, a través de la versificación que el coplero ciego Gaspar de la Cintera realizara del texto cancilleresco con la declaración de Brianda Pérez, «mujer» de Fernando de Córdoba y Válor, jefe de la rebelión morisca, en un pliego póetico al que atiende minuciosamente Sánchez Pérez. El pliego en cuestión es una interesantísima muestra de la temprana alianza de la figura del ciego con la literatura oficialista, transcendente asunto que recientemente ha captado la atención de Gomis en relación con la literatura de patíbulo dieciochista.

Una literatura oficialista es la que refleja, igualmente, el último plec poètic en catalán sobre el acuciante problema del bandolerismo en la Cataluña de la Edad Moderna, el que recoge los hechos delictivos, captura, sentencia y pena capital del pronto mitificado Serrallonga. Su exhaustiva edición y estudio por Valsalobre deja muy patente el engranaje dirigista y de férreo intento de control del fenómeno por las autoridades que subyace a un texto en el que, frente al temprano proceso de idealización de la figura del bandolero en la literatura en castellano, no existe ni un resquicio de simpatía hacia el condenado.

Hasta dos artículos más dentro del volumen se centran en el ámbito de la literatura popular impresa en catalán, en conjunción con los intereses del Proyecto I+D que se encuentra en la raíz de este monográfico: «Literatura popular impresa en la Península Ibérica (s. XVI): estudio literario, editorial y socio-cultural comparativo de pliegos poéticos castellanos, catalanes y portugueses» (FFI2015-73439-JIN, 2017-2020). El artículo de Puerto Moro, con el que se abre la sección, presenta un estudio comparativo de amplio espectro entre pliegos poéticos en catalán y en castellano del s. XVI en el que quedan en evidencia sugestivas contigüidades y divergencias a nivel material, iconográfico y temático que allanan el camino para ulteriores investigaciones de detalle. Por su parte, Mahiques ofrece un importante ejemplo de tradicionalización de versos religiosos de Joan Timoneda transmitidos en un pliego poético del siglo XVI y rastreables todavía en la literatura oral e imprenta popular del s. XIX, al tiempo que nos descubre interesantes estrategias editoriales de «refrescamiento» y reciclaje de hojas volantes decimonónicas.

La atención a la literatura popular impresa en portugués viene de la mano de Nogueira, quien se fija en uno de sus autores más representativos durante el Quinientos: el ciego Baltasar Dias, autor, como tantos nombres que pululan en el Diccionario de Rodríguez-Moñino, no solo de una obra poética, sino también de una producción teatral sobre la que, en su vertiente religiosa, se focaliza el estudioso. Pliegos poéticos como la Malícia das Mulheres o el Conselho para Bem Casar ofrecen, por su lado, motivos y géneros de clara continuidad en el corpus en castellano y en catalán que bien merecieran un estudio comparativo, de la misma manera que piden ese tipo de análisis otros aspectos del entramado de la literatura popular impresa en Portugal de claros paralelismos en diferentes latitudes peninsulares. La Carta de Privilégio para a Impressão de Livros que Dias solicitó y recibió de D. João III en 1537, reproducida por el especialista, constituye, por otra parte, un precioso testimonio para la sopesada reubicación de unos autores que poco tienen que ver con la imagen casi folclórica de un ciego sumido en la extrema pobreza y marginal, muy distante también de ese ciego Gaspar de la Cintera que accede a textos cancillerescos y se nos presenta como parte esencial del engranaje político-propagandístico del momento.

Voluntad de este monográfico ha sido la contemplación no solo de las tradiciones propias de la literatura popular impresa en diferentes áreas y lenguas peninsulares, sino la atención a la modulación transatlántica de motivos y géneros de potente simiente ya en el Quinientos peninsular. El pionero trabajo de Masera en este sentido ofrece un importante trazado de líneas continuas y discontinuas en el tratamiento de un motivo muy acotado de la literatura de cordel: el de la muchacha rebelde que se convierte en parricida frente al matrimonio impuesto por sus padres; tópico en el que estos impresos aúnan la consabida perpetuación del orden social a través del educativo castigo de la parricida y un vector de complacencia en la transgresión de ese mismo orden social y su opresivo control sobre la mujer. Desde tal hecho, plantea Masera la hipótesis de un posible público femenino como receptor preferente para estos textos.

Ocupa también un espacio propio en las páginas que siguen ese auténtico «río de la lengua española» —en clásicas palabras de Juan Ramón— que es el romancero, sobre el que la crítica renacentista ha vuelto con fuerza en los últimos tiempos desde enriquecedoras perspectivas. Preside esta sección el magisterio de Giuseppe Di Stefano, quien nos ofrece un brillante análisis de los contenidos del conjunto de pliegos postincunables conservados y encabezados por piezas romanceriles, en el que demuestra interesantes asociaciones dentro de estos cuadernillos entre versos de romances y de carácter cancioneril, al tiempo que se adentra en los resortes que rigen su configuración como productos editoriales y literarios unitarios, con una selección textual de intencionalidad mucho mayor que la considerada —o más bien desconsiderada— por la crítica hasta ahora. Completan el artículo una valiosa tabla de ocurrencias de romances para el s. XVI y dos apéndices de interesantes consideraciones sobre la inclusión de romances y pliegos en los registros colombinos —con indicación de posibles vías de trabajo— y sobre las intrincadas relaciones entre pliegos y cancioneros.

El estudio de Asensio permite seguir el amplio recorrido temporal de un romance carolingio, El cautiverio de Guarinos, que hace acto de presencia ya en pliegos postincunables y del que tenemos aún testimonios en la tradición oral moderna, itinerario que, a la vez que manifiesta el potente vigor del subgénero, impele a esa crucial reflexión sobre variaciones de tipo diacrónico en la recepción de los textos referida anteriormente. El artículo, además de comprender una cuidada edición del texto quinientista, rastrea su recepción desde la adaptación cortesana en el romance trovadoresco Dezime vos pensamiento hasta su pervivencia en la tradición oral judeoespañola y gitana bajoandaluza, tan distante en el primer caso de los versos en letras de molde como cercana a ellos en el segundo. Esa cercanía evidencia un claro proceso de tradicionalización a partir de alguna fuente libresca —probablemente un pliego tardío— que nos asoma, como nos asomara el artículo de Mahiques, a las importantes imbricaciones entre escritura y oralidad dentro del ámbito.

Por fin, la aportación de Garvin conecta este volumen con la profunda revitalización en los últimos años de las investigaciones sobre el romancero impreso y el sistemático y renovado estudio de las colecciones de romances quinientistas llevado a cabo por el propio Garvin, junto a Beltran o Higashi, entre otros. Se centra aquí el autor en el contexto editorial que rodearía el auge de esas colecciones en torno a 1550, al tiempo que incluye alguna anotación de relevancia sobre la interrelación entre pliegos sueltos y romanceros que, más allá del conocido usufructo que de aquellos realizara Martín Nucio para la editio princeps del Cancionero de romances [1546-1547], apunta hacia un camino de vuelta en el que ciertos pliegos romanceriles publicados a mediados de siglo derivarían directamente del éxito del Cancionero de romances. La hipótesis nos sitúa de nuevo ante esas complejísimas relaciones entre pliegos y volúmenes de mayor envergadura sobre las que se centra Di Stefano en relación con los cancioneros, cuestión tan resbaladiza como transcendente a la hora de seguir profundizando en el particular entramado editorial del pliego poético.

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Bajo la convocatoria de Literatura popular impresa en la Península Ibérica durante los Siglos de Oro: transmisión, textos, prácticas y representaciones este volumen monográfico se marcó como objetivo colaborar en el progreso investigador dentro del ámbito a partir de algunas cuestiones clave: interrelación entre tradición «mayor» y «menor», géneros fundamentales, materialidad, usos y funciones de los impresos, creación y transmisión de los textos, o confluencia y tensión en el medio entre vectores de dirigismo socio-político y subversivos, sin olvidar el espacio propio del ocio per se ni la atención al entrelazamiento de tradiciones literarias e iconográficas, todo ello dentro de la amplia acepción del término «popular» durante la Edad Moderna y desde una vocación marcadamente transfronteriza, acorde al campo de estudio. El grado de cumplimiento alcanzado queda patente en las aportaciones de la decena de artículos aquí reunidos, en los que se apuntan, por otra parte, interesantes sendas por las que seguir adentrándose de cara a la reconstrucción de un capítulo tan central como marginalizado de nuestra historia cultural y literaria.

Entre los múltiples caminos por transitar, se encuentra la clamorosa necesidad de estudios bajo el enfoque transnacional reivindicado ya desde los años noventa del siglo XX por la Nueva historia cultural, particularmente a partir del importante coloquio de Wolfenbüttel (1991), cuyas actas constituyeron una potente llamada de atención en este sentido que, a la postre, parece haberse quedado en el impulso de investigaciones de alcance más nacional que contrastivo. De la contribución del presente volumen a subsanar esta laguna y de la óptica transfronteriza buscada deja constancia su particular consideración de la diversidad de áreas lingüísticas peninsulares, así como de la migración transatlántica de motivos y temas, en correlación con los intereses del referido Proyecto I+D en el que se gestó: «Literatura popular impresa en la Península Ibérica (s. XVI): estudio literario, editorial y socio-cultural comparativo de pliegos poéticos castellanos, catalanes y portugueses» (FFI2015-73439-JIN, 2017-2020).

Se llevó a cabo ese Proyecto en el enclave académico del Instituto Universitario Seminario Menéndez Pidal de la Universidad Complutense de Madrid, de cuya actividad científica forma parte este volumen monográfico. Quiero dejar constancia de mi gratitud hacia el IUMP por los medios materiales y humanos que puso a mi disposición para el desarrollo del Seminario Internacional que se halla en su matriz, un encuentro programado para los días 19 y 20 de octubre de 2020, en colaboración con el Depto. de Literaturas Hispánicas y Bibliografía de la Universidad Complutense de Madrid, y que hubo de suspenderse por obvias circunstancias sanitarias. De la misma manera, estas páginas están en deuda particular con los nombres de Mercedes Fernández Valladares y de José Manuel Pedrosa, aunque no hayan podido formar parte de ellas finalmente. Asimismo, he de expresar mi gratitud hacia la veintena de especialistas que han velado por su calidad desde laboriosas tareas de evaluación.

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* El volumen aquí presentado se encuadra en el marco del Proyecto I+D «Literatura popular impresa en la Península Ibérica (s. XVI): estudio literario, editorial y socio-cultural comparativo de pliegos poéticos castellanos, catalanes y portugueses» (FFI2015-73439-JIN, 2017-2020), adscrito al Instituto Universitario Seminario Menéndez Pidal de la Universidad Complutense de Madrid.