«O ar desta pequena peça é muito mais antigo»: el romancero castellano (siglos XVI-XVIII) en la creación de la poesía popular portuguesa

«O ar desta pequena peça é muito mais antigo»: the Castilian Folk Balladry (16th-18th centuries) in the shaping of Portuguese popular poetry

Sandra BOTO

Instituto de Estudos de Literatura e Tradição (Universidade Nova de Lisboa)

sandraboto@fcsh.unl.pt

https://orcid.org/0000-0003-1529-1261

RESUMEN: El interés por el romancero nace, en Portugal, entrado el siglo XIX, de la mano de Almeida Garrett (1799-1854), como parte de su programa nacionalista romántico. Su objetivo consistía en probar la existencia de una poesía nacional portuguesa de raíces medievales. Sin embargo, considerando la aridez de recursos romanceriles en portugués durante los siglos anteriores, a Garrett no le quedó otra opción que echar mano del romancero en castellano, algo que parece más bien una contradicción ya que, en aquel entonces, se pretendía buscar y afirmar la esencia de la poesía popular portuguesa frente a la española. Este estudio hace un recorrido sobre esta y otras paradojas fundadoras del romancero portugués. En particular, busca aclarar qué soluciones, desde el Romanticismo garrettiano, se perfilaron con vistas a la creación de una historia poética portuguesa a través del romancero. Si, aparentemente, tendría sentido pensar que el nacionalismo de Garrett rechazó todo lo que supondría un origen español y que, por lo tanto, su romancero se habría formado mirando en exclusivo hacia los modelos europeos no ibéricos, en realidad el rastreo de materiales autógrafos (algunos de ellos inéditos) muestran que, al revés, el amplio dominio de la bibliografía castellana y en castellano de los siglos XVI a XVIII se convirtió en una de las claves metodológicas más fecundas para la creación del imaginario poético popular portugués.

PALABRAS-CLAVE: Almeida Garrett, Romancero Portugués, Romancero Español, Nacionalismo, Fuentes Poéticas, Lengua Poética

ABSTRACT: The interest in the romancero began in Portugal in the 19th century with Almeida Garrett (1799-1854), as part of his Romantic nationalist agenda. His aim was to prove the existence of a Portuguese national poetry with medieval origins. However, considering the lack of Portuguese romancero sources during the previous centuries, Garrett was left with no choice but to draw on the Spanish romancero, which seems rather a contradiction since, at the time, the goal was to search for and affirm the substance of the Portuguese popular poetry against the Spanish one. This study examines this and other founding paradoxes of the Portuguese romancero. In particular, it seeks to clarify what solutions, departing from the Garrettian Romanticism, were outlined in order to create a Portuguese poetic history through the romancero. If, apparently, it would make sense to think that Garrett's nationalism rejected everything that would imply a Spanish origin and that his folk ballads collection would have been formed by looking exclusively towards non-Iberian European models, the study of autographic materials (some of them unpublished) shows that, on the contrary, the broad domain of the Castilian language and Castilian bibliography from the 16th to 18th centuries became one of the most prolific methodological keys for the creation of the Portuguese popular poetic imaginary.

KEYWORDS: Almeida Garrett, Portuguese Romancero, Spanish Romancero, Nationalism, Poetic Sources, Poetic Language

I

1. LOS ALBORES DE LA POESÍA POPULAR EN PORTUGAL: PUNTOS DE SALIDA

El tema que desarrollaré se enmarca en un doble ámbito. Por un lado, se beneficia de los resultados ya obtenidos desde el proyecto ReLit-Rom - Revisões literárias: a aplicação criativa de romances velhos (sécs. XV-XVII)1. Por otro, se vuelca en un aspecto particular que se ha trabajado desde el proyecto Garrettonline2. Me refiero, en concreto, a la etapa que suele considerarse como el comienzo del interés de una parte de la erudición portuguesa por la edición y la difusión del romancero en Portugal. De entrada, cabe aclarar que dicho interés no conlleva, en sus inicios, una perspectiva filológica de trabajo, sino que persigue un planteamiento estético muy definido. No hay que olvidar que se trata de una época de la cultura portuguesa, el siglo XIX, que asume un cambio de paradigma cultural y que, por lo tanto, presenta unos tintes peculiares, como es sabido. Así que no me adentraré en detalles que vayan más allá de lo estrictamente necesario, de cara a la comprensión del curioso anclaje del Romanticismo portugués en el pasado literario que, sin duda, conviene discutir.

Para empezar, me ha parecido indispensable incorporar un par de comentarios preambulares a raíz del título de esta contribución. Aunque los primeros pasos de cara a la difusión y, por ende, a la valoración del romancero en Portugal, aparezcan ya en el siglo XIX, de la mano del poeta, político liberal, novelista, dramaturgo, periodista, diplomático, entre otros atributos, el Vizconde de Almeida Garrett (1799-1854), por supuesto habrá que dar por descontado que dicho trabajo no empieza a partir de la nada (si es que se cree que alguno empieza)3.

Sin embargo, no está de más llamar la atención sobre el profundo abismo que hay entre la labor de difusión impresa del romancero castellano —que, como se sabe, tuvo inicio en fecha tan temprana como ha sido el siglo XVI y que se ha ampliado en los siguientes siglos—, con la situación del romancero en Portugal, un género casi ignorado en este país hasta que se produce su despegue de la mano del primer Romanticismo, según se acaba de comentar.

Es más: en el caso portugués, cabe plantearlo más bien como una labor de creación de un nuevo concepto poético y estético, tal y como advierte nuestro título, o, dicho de otro modo, de una «puesta en escena» de una tradición oral a la que, aunque despierta tarde, se le reconoce un indudable rancio abolengo. Es esto lo que sugiere la cita acoplada, «O ar desta peça é muito mais antigo». Con efecto, dicha declaración reproduce un comentario insertado por Garrett a su edición impresa del «Romance del Caballero Burlado» (Garrett, 1851, II: 31)4 que, aunque no cabe detallar aquí, es de sobra enjundiosa, debido a los preciosos datos que nos aporta este texto al concepto editorial romántico (véase Ferré, 1992).

He aquí el punto de partida que ha de enmarcar nuestra mirada hacia los orígenes del interés sobre la balada ibérica en Portugal. Al proponer la aceptación del romancero como materia poética a los poetas de su generación, Garrett hace hincapié en dos rasgos sustanciales que cabe recordar, debido al significado que aportan para entender el argumento de este estudio: 1) el carácter medieval y, por lo tanto, arcaico, del romancero portugués (pese el hecho de nunca haber sido impreso antes); y 2) su carácter nacional.

Otro aspecto que hay que advertir desde luego se refiere al concepto de «poesía popular portuguesa», concepto que se ha inaugurado en esta etapa de fundación del romancero en el país. Efectivamente, según Garrett, el significado formal del romance, tal y como lo manejamos hoy, no percibía ningún rigor filológico. Nos lo pone muy claro desde la primera página, al advertir que «Não quero compor uma obra erudita para me colocar entre os filólogos e antiquários (…)» (Garrett, 1851, II: V). El romancero facilitaba, al «creador» de la vida documental del romancero portugués, un amplio espacio donde tienen cabida distintas tipologías de composiciones poéticas, desde el romance tradicional a la pastorela, incluyendo el romance nuevo, el erudito y, además, la balada romántica, por nombrar a algunas. Además, este amplio corpus era, por su turno, sinónimo de «poesía popular» (portuguesa, por supuesto), según el mismo planteamiento. Se trata, de hecho, de un término que, por lo amplio que es, se vuelve, a mi juicio, más eficaz al planteamiento que pretendo seguir aquí. Por este motivo lo he tomado desde mi título.

Dicho esto, vemos ya con nitidez algunos de nuestros puntos de salida: 1. que Portugal no posee un corpus romanceril (desde el punto de vista documental) en el momento en que despierta para la necesidad de probar la existencia de una poesía ancestral directamente identificada con la nación; 2. que hubo, en el siglo XIX, la necesidad de recaudar éste mismo capital poético, a través de búsquedas en las fuentes anteriores disponibles, sobre todo en el romancero castellano y, asimismo, en la tradición oral moderna portuguesa.

Creo que es oportuno sobrevolar lo poco que, hasta la fecha, se conoce sobre los orígenes de la vigencia del romancero en Portugal, no olvidando que no hubo un movimiento editorial que nos permitiera conocer el romancero antiguo luso, aunque, eso sí, el romancero nuevo detuvo una expresión muy importante en la obra impresa de algunos de los más señalados poetas portugueses del manierismo o del barroco (Francisco Manuel de Melo, Rodrigues Lobo, o el mismo Camões, por nombrar tan solo a algunos)5.

De paso, importa recordar que, mientras el gusto neoclásico se imponía en las letras portuguesas, se asistía a la desaparición de la forma romance, al adentrarse el siglo XVIII. Aunque este fenómeno no es exclusivo del panorama portugués, no está de más insistir que, del lado portugués de la frontera, durante el siglo XVII, el romance (nuevo, por supuesto) se componía sobre todo en lengua española, con lo cual la imposición de un natural sentimiento nacionalista portugués puede justificar, en parte, la decadencia del género «castellano» por defecto (más aún si llevamos en cuenta el agitado período de las Guerras de la Restauración de la independencia de Portugal, que se arrastró entre 1640 y 1668).

2. UN OASIS EN EL DESIERTO ROMANCERIL

Efectivamente, la casi total ausencia de datos sobre el romancero antiguo en Portugal empezó a subsanarse gracias al magistral esfuerzo de la romanista alemana Carolina Michaëlis de Vasconcelos que, entre 1907 y 1909, en una fase más avanzada del trabajo sobre el romancero en Portugal y ahora bajo un planteamiento filológico, publica en la Revista de cultura española sus Estudos sobre o «Romanceiro peninsular. Romances Velhos em Portugal». A dicho trabajo se le otorga un valor fundamental, reconocido en su tiempo por la nata de la filología española6. Sencillamente, este trabajo comprueba documentalmente la circulación y el éxito del romancero antiguo en Portugal, ya que recoge centenas de referencias —engarces y alusiones— de romances en la literatura portuguesa entre los siglos XV y XVII (cito por la edición de Vasconcelos, 1934: 5).

Si me atrevo a nombrar este trabajo aquí, ya que queda fuera del marco cronológico que me propuse analizar, lo hago convencida de su indispensable aportación científica a un tema que cabe valorar: el problema de la lengua en el romancero portugués antiguo. Y es que, al considerarse dicha poesía, desde la perspectiva portuguesa, un género de procedencia española, y no olvidando que la corte portuguesa, sobre todo a partir de finales del XV (con D. João II), fue naturalmente bilingüe, no nos debería extrañar, pues, que la circulación y la producción romanceriles ocurrieran en castellano durante esta época (Vasconcelos, 1934: 6).

En fechas recientes, la labor de la Profesora Michaëlis de Vasconcelos se ha reanudado desde el proyecto que ya se ha citado, Revisões Literárias: a aplicação criativa de Romances Velhos (sécs. XV-XVIII)7. Su equipo viene revisando y actualizando el trabajo empezado por la romanista alemana, puesto que se imponía la actualización de fuentes llevada a cabo hace cien años en Romances Velhos em Portugal.

Aunque no se ha terminado aun este trabajo, ni tampoco la ampliación de los datos compilados por doña Carolina sobre la presencia del romancero antiguo en Portugal, la base de datos atesora 146 registros de engarces y/o alusiones a versos de romances en castellano de distintas tipologías —viejos épicos y noticieros, juglarescos, trovadorescos, etc., en obras portuguesas (independientemente de si la obra a la que se acoplan esté o no en este idioma, ya que hay casos en que el texto está redactado en portugués mientras que el verso o versos de romances figuran en castellano). Además, cabe señalar las 32 alusiones a romances en idioma mixto (portugués y castellano). Estas cifras contrastan con los 82 engarces y/o alusiones en portugués, un número que pone de manifiesto la indudable intuición de doña Carolina al creer que el romancero era entendido en Portugal como un género castellano. Del mismo modo lo debieron de haber planteado los autores portugueses de los siglos XV a XVII, que han preferido aludir al romance en castellano en vez de traducirlo, según nuestras estadísticas8. Y ni falta haría, por supuesto, si nos fijáramos en los intercambios lingüísticos entre los dos reinos.

3. UN GÉNERO EXITOSO ENTRE LOS AUTORES PORTUGUESES DE LOS SIGLOS XVI-XVIII

Pero si queda ahora más claro el motivo por el que Portugal no creyó necesario dedicarse a la difusión impresa de un género que le llega desde el otro lado de la frontera, tampoco cabe duda de que el romancero castellano tuvo un éxito bastante apreciable entre los intelectuales portugueses. Dicho éxito se pone de manifiesto tanto desde la perspectiva de la creación literaria de romances en castellano (lo que ocurre, por ejemplo, con Gil Vicente) así como de su reciclaje, hecho que comprueba el aprecio por el género de parte de los hombres de letras como del público. Además, este éxito permite aclarar el impacto del género en la supuesta tradición oral portuguesa de aquel entonces, puesto que no tenía ningún sentido el trabajo creativo sobre el romancero si su presencia transversal en los distintos niveles de la sociedad portuguesa del quinientos no fuera lo suficientemente fuerte.

Aun así, y pese a la valoración que habrá que otorgarse a estas huellas documentales, seguimos con un problema filológico que permanece sin solución: me refiero a la ausencia de fuentes textuales (pienso en versiones de romances) en portugués hasta el siglo XIX9.

4. EL CABALLERO DE OLIVEIRA

Realmente, hubo que esperar hasta el año 184310 por las primeras voces de una tan relevante como misteriosa colección de romances en portugués que hemos de fechar en el siglo XVIII, la colección del Cavaleiro de Oliveira. Digo «misteriosa» ya que, hasta nuestros días, dicha colección sigue envuelta en un mar de incógnitas que, aunque no nos obliguen a sospechar de su existencia, nos colocan en terrenos movedizos. Mi atrevimiento no va más allá de garantizar su carácter parcialmente «tradicional»11. El caso es que, hasta muy poco, la crítica dudaba de la existencia de esta colección, bajo la sospecha de que Garrett inventara su existencia con tal de retroceder la historia documental del romancero portugués como parte de la «puesta en escena» a que antes me refería. Así pues, Almeida Garrett cita la colección del Cavaleiro de Oliveira, a la vez que afianza tenerla textualmente en cuenta en distintas ocasiones. Lo repite más tarde en su Romanceiro de 1851 (Garrett, 1851, II y III), al introducir supuestas variantes procedentes de esta colección del siglo XVIII o, sencillamente, al mencionar que tuvo en cuenta el texto de Oliveira en la preparación de sus versiones.

Ahora bien, en este momento nos preguntaremos quién fue este personaje al que, en un siglo tan adverso como fue el XVIII, se le ocurrió dedicarse a un género poético tan poco atractivo como lo era el romancero. Francisco Xavier de Oliveira (conocido como el Cavaleiro de Oliveira) nació en Lisboa en 1702 y murió en Londres en el año 1783. Procedente de una familia acomodada (su padre detuvo el puesto de embajador de Portugal en Viena), fue caballero profeso de la Orden de Nuestro Señor Jesú Cristo. En consecuencia de sus intereses intelectuales que se reflejaron, a su vez, en una educación sofisticada, vivió una vida nómada en Europa (Viena, La Haya, Amsterdam, Londres). El carácter libertino y libre del Cavaleiro de Oliveira le acarreó muchos problemas y le condujo incluso a la bancarrota, ya que intentó vivir exclusivamente del trabajo intelectual. Son de sobra conocidos los graves conflictos que mantuvo con la Inquisición, que llega a prohibir la circulación de sus trabajos. Por ello, se convierte al luteranismo. Además, es célebre el expediente hecho por la inquisición portuguesa y que termina con el auto de fe en el que se le quema en efigie. Debido precisamente a la persecución que le dirigió el Santo Oficio portugués, no pudo volver a su país, motivo por el que en Portugal es conocido como «o Estrangeirado»12, aunque su huida a un país protestante no haya sido un caso aislado durante esta etapa de la vida cultural ibérica.

Será oportuno fijarse en la primera referencia a las versiones de romances de nuestro «estrangeirado», hecha por el mismo Garrett. Figura en la introducción a la edición de su Romanceiro e Cancioneiro Geral de 1843. Dice:

Tinha ele adquirido13 em Londres vários livros e manuscritos que haviam sido do célebre português o cavalheiro de Oliveira, aquele que renunciou ao importante cargo de nosso ministro em Haia para abraçar a comunhão protestante, na qual viveu em Inglaterra os últimos anos da sua vida, quasi unicamente da caridade de seus novos correligionários.

Havia entre esses livros um exemplar da Biblioteca de Barbosa14, inquadernados os tomos com folhas brancas de permeio, escritas estas, assim como as amplas margens do fólio impresso, de letra muito miúda, mas muito clara e legível, com anotações, comentários, emendas e adições aos escritos do nosso douto e laborioso mas incorreto abade.

Via-se por muitas partes que o longo trabalho do Oliveira fora feito depois da publicação das suas Memórias, porque amiúde se referia a elas, confirmando e ampliando, corrigindo ou retratando o que lá dissera.

Nos artigos D. Dinis, Gil Vicente, Bernardim Ribeiro, Fr. Bernardo de Brito, Rodrigues Lobo, D. Francisco Manuel de Melo, e em vários outros que vinha a propósito, as notas manuscritas citavam, e transcreviam como ilustração, muitas coplas, romances e trovas antigas – e até profecias, como as do Bandarra – fielmente copiadas, asseverava ele, de ms. Antigos que tivera em seu poder na Holanda e em Portugal, franqueados uns por judeus portugueses das famílias emigradas, outros havidos das preciosas coleções que dantes se conservavam com tão louvável cuidado nas livrarias e cartórios dos nossos fidalgos.

Foi-me logo confiada a inestimável descoberta; percorri com avidez aquelas notas, examinei-as com escrupulosa atenção e, extratando uma por uma quantas coplas, cantigas e xácaras achei, completas e incompletas, acrescentei assim os meus haveres com umas cinquenta e tantas peças, delas anónimas e verdadeiramente tradicionais15, delas de autor conhecido e que nas edições de suas obras se incontram – tais como Bernardim Ribeiro, Gil Vicente e Rodrigues Lobo – mas que diferiam das impressas, consideravelmente às vezes muitas até na linguagem da composição, pois que algumas ali achei em português, e português manifestamente antigo e da respetiva época, as quais só andam impressas em castelhano.

Com este auxílio corrigi de novo muitos dos exemplares [de versiones] que já tinha, e completei alguns fragmentos que já desesperara de poder vir nunca a restaurar. (Garrett, 1843: VI-IX)

Una tan larga cita parece obligar a dar crédito de que aquí queda reflejado un caso aislado de interés hacia el romancero portugués durante la Ilustración. Garrett nos anima, además, a fechar esta (desconocida) colección de romances. Al citar las Memórias, Garrett piensa en las Mémoires de Portugal. Avec la bibliothèque lusitane dediez a Son Altesse Royale l’Infant Dom Emmanuel de Portugal, &c, &c, &c, et dressez par le Chevalier d’Oliveyra, Amsterdam, [s.l.], 1741. Pese a ello, no se puede rechazar la posibilidad de que se tratara de las Memórias das Viagens, obra que el caballero publicó en esa misma fecha y lugar. Marques (1988-1992: 81, nota 40) agrega, al respecto, que tales notas no pueden ser posteriores al año 1775, fecha en la que el mismo Oliveira firma, en la hoja de guardia del volumen, una declaración que certifica que es el autor de las mismas notas manuscritas en los ejemplares de los tomos I y II del ejemplar de la Biblioteca Lusitana de Barbosa Machado que Duarte Lessa adquirió en Londres y que le habrá facilitado a Garrett, en 1829, según él mismo transmite (Garrett, 1843: VI-VII). Sea como fuere, la consulta de la Biblioteca no pudo haberse producido antes de la publicación de la obrita de Garrett, Adozinda, en 1828, tal y como nos afianzan las variantes genéticas de esta obra16.

De todos modos, una vez más fue necesario esperar muchos años (hasta 1960, en concreto) para que llegaran nuevos datos sobre esta temática: el filólogo portugués Lindley Cintra localizó el volumen de la Biblioteca Lusitana que había pertenecido al Caballero de Oliveira y que Garrett hubo consultado. Actualmente, forma parte del catálogo de la Biblioteca Oliveira Lima de la Universidad de Washington. El profesor Cintra lo pudo manejar y, en consecuencia, da cuenta incluso de alguna huella de la consulta realizada por Garrett al libro (en particular, se refiere a un sobre con notas dirigidas al mismo Garrett), pero desafortunadamente ya no se encontraron las hojas blancas a las que se refiere nuestro editor de romances en 1843, supuestamente conteniendo los romances y otras composiciones poéticas que habría registrado Oliveira entre 1741 y 1775 (Cintra, 1967).

Concediéndole crédito a Garrett, las huellas de dicho romancero dieciochesco se encuentran esparcidas por algunos de los romances o, mejor dicho, poemas populares, que publicaría en su Romanceiro: «D. Duardos», «Bernal Francês», «D. Aleixo», «D. Gaifeiros», «Marquês de Mântua»17 y «Miragaia»18. Recientemente, mis investigaciones personales nos obligan a añadir a esta nómina tres romances inéditos garrettianos más, es decir: «D. Sebastião – a Batalha», en el que Garrett incorpora variantes textuales de la supuesta versión de Oliveira, así como al romance nuevo «Tomada de Lisboa» y el vicentino «Os padres no limbo». Los tres últimos, que quedaron inéditos tras la muerte de Garrett19, se suman a aquellos que el poeta dice haber consultado (en lengua portuguesa) en los apuntes del siglo XVIII.

Es más: persiguiendo las huellas dejadas por esta colección portuguesa del XVIII, cabe fijarse además en un importante conjunto manuscrito autógrafo de Garrett con 10 páginas procedente de la misma Colección Futscher Pereira y que consiste en una lista bibliográfica del editor para su uso personal, con el título «Livros e códices que se consultaram / para o Romanceiro»20. Aquí nos encontramos, en el bifolio 1av, con una entrada que menciona la Biblioteca de Barbosa Machado (3 tomos). ¿Qué puede significar, entonces, la presencia de dicha obra en una relación de fuentes sobre el romancero? No me cabe la menor duda de que ha sido manejada por Garrett como una fuente textual más.

5. LA COLECCIÓN OLIVEIRA EN EL ROMANCEIRO DE GARRETT: ESTADO DE LA CUESTIÓN

Sea como sea, lo cierto en este momento es que se ha avanzado con respecto al tema de la colección romanceril dieciochesca del Cavaleiro de Oliveira. Ya podemos afianzar con seguridad que 1) desde el punto de vista material, no cabe duda de que hubo en su día un documento que coincide con la descripción física de la colección del siglo XVIII presentada por Garrett; 2) existen variantes textuales en algunos textos manipulados por Garrett que sí cuentan con el concurso de la versión Oliveira –según afirma el editor portugués– hecho que ya se ha comprobado a través de un ejercicio de colación detallado hecho con la versión del romance de «D. Gaifeiros» publicada por Garrett21 (véase Boto, 2011; Boto, 2012; y Garrettonline, 2018-2022). Los resultados obtenidos ponen de manifiesto que dichas variantes no pueden pertenecer ni a la tradición oral portuguesa ni siquiera al correspondiente romance antiguo castellano, con lo cual nos decantamos por sugerir que sí pueden proceder de los supuestos textos fijados en el manuscrito del siglo XVIII (por lo menos es lo que sugiere el rastreo de los romances de «D. Gaifeiros» y, asimismo, de «O Marquês de Mântua»22).

A raíz de lo que venimos comentando sobre los escasos datos vinculados al romancero portugués anteriores al siglo XIX, habrá que insistir otra vez en el tópico de la lengua poética, tema que, a fin de cuentas, fue la piedra de toque de Almeida Garrett, debido a su inclinación nacionalista y considerando que no se conocen, tal y como se ha comentado, fuentes textuales anteriores, salvo los engarces y alusiones a romances en portugués, según ya se ha señalado.

Así, y dando crédito a Garrett (1851, II: VIII) al declarar que «algumas [de las composiciones fijadas por el Cavaleiro de Oliveira] ali achei em português», resulta muy llamativo pensar que éstas hayan sido quizás las más antiguas versiones de romances en portugués, sin detenernos a diferenciar entre romancero tradicional y no tradicional, aunque cabe admitir que alguna sí puede ser procedente de la tradición. De todas formas, el rastreo del nivel de tradicionalidad de las versiones Oliveira en el Romanceiro de Almeida Garrett sigue siendo tarea espinosa, sobre todo en el caso de algunos de los poemas que están originariamente compuestos en castellano (los de Gil Vicente, por ejemplo –es el caso de la versión de «Dom Duardos»23) o que cuentan con versiones castellanas procedentes de las colecciones de romances castellanas antiguas.

Pese a ello, no cuesta admitir que Garrett se hubiera encontrado con textos en portugués (ya sean tradicionales o no, ya sean traducidos del español al portugués o bien reflejos directos de la tradición oral portuguesa, puesto que al editor Garrett no le interesaba demasiado distinguir entre fuentes eruditas y tradicionales). Por poner un ejemplo, en un manuscrito inédito garrettiano procedente de la Colección Futscher Pereira, en el que se edita el «Romance dos Padres no Limbo» (poema compuesto por Gil Vicente en castellano), Garrett comenta que «Este romance que na coleção [refiriéndose a las obras de Gil Vicente] vem em castelhano[,] vem em português sem declaração de autor na coleção do Cavaleiro de Oliveira[,] ultimamente em poder do senhor Duarte Lessa»24.

Podría seguir aportando otros casos de comentarios de Garrett que dan crédito a la teoría de que Oliveira se habrá encargado él mismo de la traducción de poemas del castellano al portugués (por lo menos con referencia al corpus de romances que no circulan en la tradición oral no me cabe ninguna duda al respecto). Desafortunadamente, el desarrollo de las investigaciones no ha podido comprobar aún hasta qué punto, en el caso de romances de circulación tradicional actual, como sean el de «Bernal Francés», «Dom Duardos», «Dom Gaifeiros» o «D. Aleixo», las versiones Oliveira aportan legítimas y antiguas lecciones del romancero tradicional portugués. Quizás nunca lleguemos a saberlo.

II

1. EL ROL DEL CASTELLANO EN EL ROMANCERO ANTIGUO EN PORTUGAL

Se suele reconocer que la búsqueda del romancero en la tradición oral popular es sin duda el elemento más novedoso del programa de creación del romancero portugués –hemos ya observado qué significa el término «creación» en el contexto en que nos movemos–, no ya a un nivel nacional, sino internacional. No nos detendremos sobre este asunto en este trabajo, puesto que ha sido de sobra planteado por distintas generaciones de investigadores en Portugal. Pero cabe volver sobre el problema de la lengua poética en su relación con el tópico de la hegemonía del castellano, que domina las huellas del romancero antiguo en la literatura portuguesa del Renacimiento, bien como el corpus del romancero nuevo de los poetas portugueses. Por decirlo de otra manera: discutir el rol que el romancero castellano jugó en el período precoz del movimiento de fundación del imaginario poético popular portugués en el XIX, materia que, efectivamente, ha sido mucho menos atendida.

Parece incluso paradójico y, de cierto modo lo es, el intento garrettiano de compaginar el deseo de probar, a través de la poesía narrativa popular, la antigüedad del «género nacional» vinculado a la fundación de la lengua portuguesa, relacionándolo, por otro lado, con la tradición castellana. Sin embargo, habrá que tener bien claro que, de acuerdo con este postulado de Garrett, la antigüedad del romancero como género precede su difusión editorial en España, y que, en esa época tan remota, el conjunto de las naciones ibéricas emergiría a una voz desde una misma matriz cultural: así pues, la poesía popular sirve, en ese momento, entre otras cosas, para probar la unidad cultural ibérica. La creencia romántica en la antigüedad del romancero se nos hace evidente, por ejemplo, en el comentario que Garrett incorpora a la introducción a su versión facticia del romance del Conde Alarcos25, que está compuesta a partir de distintas versiones de la tradición oral portuguesa, con el argumento de que «Iano é a mais antiga degeneração do grego e latino Iωαννης, Joannes – dos quais tanto mais próximo está do que os modernos Juan, João dos dous dialectos cultos das Hespanhas.» (Garrett, 1851, II: 41)

Del mismo modo, es curioso que nuestro editor aporte, después de su versión portuguesa del romance, la correspondiente versión antigua castellana, es decir, el largo romance «Retraída está la infanta» y, además, una traducción al inglés de su versión portuguesa (recuerdo que, en 1851, no había todavía empezado el afán recopilador del romancero en territorio español y, mucho menos, en castellano). Y ¿por qué lo hace? Pues, sencillamente, para probar, desde su mirada, la superioridad estética de las versiones tradicionales portuguesas. Viene al hilo llamar la atención sobre su planteamiento nacionalista, al publicar su versión facticia del romance de La vuelta del marido26, versión que recoge distintas lecciones de la tradición oral moderna portuguesa. Postula que «Os críticos e coletores da nação vizinha e parente colocam alguns romances, que são visíveis fragmentos deste, entre os seus mais antigos e mais populares, daqueles cuja vetustade se perde talvez nas trevas do décimo terceiro século.» (Garrett, 1851, II: 3)

En una palabra, nos hace creer Garrett que la versión portuguesa de este romance es más completa que los fragmentos castellanos difundidos en el Tesoro de romanceros y cancioneros españoles de Ochoa (1838: 3 y 9), fragmentos que, una vez más, publica inmediatamente después de su versión portuguesa.

Este modo de incorporar el romancero castellano antiguo (el único disponible en aquel entonces en territorio español, no hay que olvidarlo) descubre una pauta importante, ya que dicha forma de actuar no se produce solo en estos dos casos que acabo de nombrar. Efectivamente, para cada 10 de los 37 romances publicados en los tomos II e III del Romancero, en 1851, Garrett trata de incorporar, al final de cada uno de ellos, la correspondiente versión o versiones antiguas castellanas.

Discutiremos, a continuación, un par de documentos inéditos que resultan interesantes, a mi modo de ver, con tal de iluminar la atracción no filológica portuguesa, en este período, hacia el romancero castellano.

Cabe advertir que las versiones castellanas correspondientes a las portuguesas que Garrett refleja en el Romanceiro de 1851 se han sacado de fuentes contemporáneas del editor portugués y no de colecciones antiguas, según aclaró primeramente Ferré (1999). Nos referimos a la ya citada obra de Eugenio de Ochoa, el Tesoro de los romanceros y cancioneros españoles, históricos, caballerescos, moriscos y otros (Paris: 1838) y, además, al Romancero de romances caballerescos é históricos anteriores al siglo XVIII. Que contiene los de Amor, los de Tabla Redonda, los de Carlo Magno y los Doce Pares, los de Bernardo del Carpio, del Cid Campeador, de los Infantes de Lara &c. (vols. IV y V, Madrid: 1832) de Agustín Durán (Durán, 1832). Por fin, en una fase muy avanzada de la preparación de sus dos tomos de 1851, Garrett echa mano de los dos tomazos del mismo Durán, el Romancero general o Colección de romances castellanos anteriores al siglo XVIII (Durán, 1849-1851). Así,

Se Scott, Burger ou Percy lhe oferecem [a Garrett] o modelo, Durán y Ochoa, principalmente, fornecem-lhe os paralelos textuais e algumas informações imprescindíveis para a construção dos estudos introdutórios de cada romance, bem como algumas informações avulsas incluídas nas suas notas. (Ferré, 1999: 276)

2. HABLAN LAS LISTAS BIBLIOGRÁFICAS

En definitiva, los modelos textuales (subrayo «textuales») que operan en los albores del interés hacia el romancero en Portugal son, como se ha visto, castellanos. Que las influencias del romancero castellano llegan a Garrett, según informa el Profesor Ferré, desde obras sus contemporáneas —en las que, seguramente, el romancero tradicional apenas aparece en una o dos escasas versiones—, nos lo asegura, por otro lado, una relación bibliográfica incorporada al inicio de un célebre cuaderno manuscrito autógrafo de Garrett, el «Cancioneiro de Romances, xacaras, Soláos e outros vestigios Da Antiga poesia nacional Pela maior parte conservados na tradição oral dos povos, E agora primeiramente coligidos Por J. B. De Almeida Garrett», documento que es reconocido como el más antiguo testimonio que contiene versiones del romancero tradicional portugués (empezado en el año 1824, según añade su portada)27.

Dicha relación de obras, que se encuentra en la página 3 del cuaderno, está dedicada a los «Livros que se devem consultar para apurar esta colecção», pero seguramente ha quedado incompleta, puesto que no incluye otras obras además de los dos romanceros de Agustín Durán que he citado antes, esto es, el Romancero de 1832 y el de 1849-51 (aunque Garrett cite mal el último). Debido a la presencia de estos títulos, se ve que la cronología de la relación no es compatible con la etapa primitiva de redacción del manuscrito, sino que tiene que ser de fecha muy, muy posterior. ¿Qué revela, en consecuencia, esta conclusión? Confirma que, aparentemente, el balbuceo del interés hacia el romancero portugués, en el siglo XIX, se sirve tan solo de fuentes textuales modernas (fuentes en segunda mano, lógicamente, que recogen composiciones antiguas que circulan en letra de molde desde el siglo XVI).

Por fortuna, la suerte y la ciencia trabajan de la mano y añaden nuevos elementos que nos conducen a revisar a cada momento el estado de la cuestión y, en consecuencia, nuestros puntos de llegada. Los manuscritos no cesan de contarnos historias, de desvelarnos caminos de investigación insospechados. He aquí que el hallazgo de la Colección Futscher Pereira en el 2004 no solo nos ha permitido ampliar el número de textos referentes al romancero de Almeida Garrett sino también ha contribuido con materiales valiosos de cara a la comprensión del proyecto de creación de la poesía popular portuguesa. El caso es que algunos de sus documentos aportan datos que alargan el conocimiento sobre las fuentes antiguas del primero romancero portugués, según comentaré a continuación.

Habrá que insistir en concentrar nuestras búsquedas en el curioso universo de las listas y de las relaciones, de los documentos que abren puertas a la intimidad del trabajo autoral que tantas veces rechazamos, en fin, y al que pocas veces se concede la debida atención. De todas formas, en el caso del romancero portugués, desechar estos materiales hubiera impedido algunos hallazgos. Con efecto, en una primera mirada el dominio bibliográfico del primer editor del romancero portugués, Almeida Garrett, se restringe a las fuentes españolas sus contemporáneas, o sea, a las colecciones de Durán y Ochoa a las que hice referencia hace un poco. Sin embargo, algunos manuscritos no conocidos del editor que siguen inéditos y se conservan en el Documento 62 del «Espólio Literário de Almeida Garrett» de la Biblioteca Geral de la Universidade de Coimbra y en otros más procedentes de la Colección Futscher Pereira, nos facilitan importante información bibliográfica.

Me refiero, en particular, a folios manuscritos con listas y notas bibliográficas de Garrett localizados en la Colección Futscher Pereira28: «Livros e códices que se consultaram para o Romanceiro» (9 páginas) y [Lista de obras de onde se podem extrair romances] (título mío, 2 bifolios)29.

El documento «Livros e códices que se consultaram para o Romanceiro» de la Colección Futscher Pereira nos brinda una interesantísima relación de obras y autores que le han servido a Garrett como bibliografía fundamental de cara a la preparación de su Romanceiro. Resulta sugerente repasarla: lo primero en que nos fijamos es que recoge una nómina impresionante de obras, de autores portugueses o bien castellanos, ya sean antiguos como modernos, según se observa en la siguiente tabla 1.

TABLA 1. SÍNTESIS DEL CONTENIDO BIBLIOGRÁFICO RELEVANTE DEL MANUSCRITO DE ALMEIDA GARRETT «LIVROS E CÓDICES QUE SE CONSULTARAM PARA O ROMANCEIRO»

Página en el documento

Autor

Título

Fecha de edición

Observaciones

1

Antonio de Sancha

Colección de poesías castellanas anteriores al siglo XV

1779

se produjo un equívoco evidente en el nombre del autor en la fuente («Sánchez», en el manuscrito)

1

Sarmiento

Obras póstumas

1775

 

1

AA.VV.

Cancioneiro Geral de García de Resende

1516

compila composiciones en portugués y castellano

1

Miguel Leitão de Andrada

Miscelánea

sin datos

seguramente Garrett tuvo en sus manos la primera edición, de 1629; la segunda no llegó a conocerla, puesto que sale en 1867

2

José Rodrigues de Castro

Biblioteca española

1786

 

2

Diego Ortiz de Zúñiga

Anales de Sevilla

 

se produjo un equívoco evidente en el nombre del autor («Diogo», en el manuscrito)

2

Argote de Molina

Nobleza de Andalucía

1588

 

2

Terreros y Pando

Paleografía española

1758

 

2

Barbosa de Machado

Biblioteca Lusitana

1741-1758

Garrett solo cita 3 tomos, en lugar de los 4 que se han publicado

4

Bouterveck

Historia de la literatura española de Bouterweck [sic] traducida al castellano y adicionada por D. José Gómez de la Cortina y don Nicolás Ugalde y Molinedo

1829

 

4

[Martín Jimena Jurado]

Catálogo de los obispos de Jaén y anales ecles.[iásticos]

1654

 

5

AA.VV.

Cancionero general recopilado por Fernando (sic) del Castillo

1511

 

5

 

Cancionero de romances de Amberes

1555

 

5

 

Floresta de varios romances por Damián López de Tortajada. Valencia

s.a.

sobre la tradición textual de la Floresta, véase el reciente estudio de Araújo (2019)

5

 

Silva de varios romances. Barcelona

1696

 

5

 

Romances nuevamente sacados de historias antiguas. Amberes

1566

 

5

 

Flor de varios y nuevos romances. Valencia

1595

 

5

 

Romancero general en que se contienen todos los romances que andan impresos en las nueve partes de romanceros. Medina del Campo

1602

añade las reediciones de 1604 y 1614

5

 

Segunda parte del Romancero general. Valladolid

1615

 

5

[Juan de Escobar]

Romancero e historia del Cid [sic]. Lisboa

1615

el título correcto es Hystoria del muy noble y valeroso cavallero el Cid; añade la reedición de Cádiz, 1702

6

[Ginés Pérez de Hita]

Guerras civiles de Granada

no identificada

cita una traducción al portugués que no he podido identificar

6

D. Francisco de Portugal

Divinos y humanos versos

1652

 

7

Ausias March

Obras del eximio poeta Ausias March

1578

traducción de Jorge de Montemayor

7

Luís de Camões [Manuel de Faria e Sousa]

Comentários aos Lusíadas Rimas Várias

[1639]

[1685]

 

7

D. Francisco Manuel de Melo

Obras métricas

[1665]

 

7

 

Primavera y flor de los mejores romances. Lisboa

1626

 

8

 

Cancionero de todalas obras de D. Pedro Manuel de Urea [sic]. Toledo

1516

 

8

AA.VV

Cancionero general de Hernando del Castillo. Amberes

1557

1573

 

Cabe un comentario particular a la entrada dedicada al Cancionero de todalas obras de D. Pedro Manuel de Urea [sic], obra publicada en Toledo en 1516 (en la pág. 8 del manuscrito). Para hacernos una idea de la amplitud y de la exquisitez bibliográfica que tiene Garrett de la poesía castellana, es suficiente con detenernos en la descripción que acompaña la reciente edición crítica de este cancionero, del 2011. En ella se advierte la raridad de la obra conocida del editor portugués:

El Cancionero de todas las obras del señor de Trasmoz don Pedro Manuel de Urrea, publicado en Toledo en 1516, puede ser considerado uno de los impresos más importantes y desconocidos de la literatura aragonesa. El único ejemplar que ha llegado hasta nosotros, punto de partida para esta edición crítica, se conserva en la Biblioteca Nacional de Lisboa y apenas es conocido entre un limitado grupo de especialistas, puesto que su propia existencia fue ignorada hasta mediados del siglo XX. Sin embargo, en él podemos leer las primeras reinterpretaciones literarias de La Celestina compuestas en España, las primeras piezas dramáticas en castellano impresas en la Corona de Aragón, la más extensa y variada colección de composiciones poéticas de un solo autor de todo el primer renacimiento aragonés y, en resumen, las obras completas de juventud de uno de los más interesantes y olvidados escritores aragoneses de todos los tiempos. (…) (Galé Casajús, 2011)

Desde el punto de vista bibliográfico, no deja de ser llamativo, amén de otras insospechadas referencias castellanas que tienen cabida en esta nómina, la presencia de las ediciones de 1557 y 1573 de Amberes del Cancionero general de Hernando del Castillo, especialmente en una lista hecha por un poeta y editor de romances que tenía el objetivo de ensalzar el romancero luso.

Así, sumando al sorprendente dominio bibliográfico de las colecciones antiguas de romances el conocimiento de las colecciones de autores portugueses que, habrá que no olvidar, componen en castellano —o que también componen en castellano— y que, asimismo, glosan el romancero antiguo en sus obras (tal es el caso de D. Francisco Manuel de Melo, por señalar un ejemplo evidente), queda muy claro que la literatura española del Siglo de Oro, lejos de ser un mundo extraño, juega, al revés, un rol decisivo en la construcción de la cultura literaria portuguesa de raigambre más nacionalista. A la vez, es evidente el deseo que se refleja en esta etapa de dominar los tópicos de la historia de la literatura española, hecho que queda perfectamente claro si nos fijamos en la presencia de la Historia de la literatura de Bouterveck en la lista, obra que Garrett cita incluso a lo largo de sus disquisiciones sobre la historia de la poesía en sus introducciones al Romancero.

3. LA HISTORIA DE ESPAÑA Y DE PORTUGAL EN EL ROMANCERO AL SERVICIO DE UN PUNTO DE VISTA NACIONAL

En realidad, la bibliografía española antigua contribuye, además, con materiales textuales de cara a concretar el corpus histórico del romancero portugués. Así que cabe postular que la influencia castellana sobre el trabajo romanceril de Garrett va mucho más allá del dominio bibliográfico.

Véase (Tabla 2) un ejemplo de cómo el romancero en castellano se impuso textualmente en la primera colección de romances portuguesa, a sabiendas de que la lengua de origen de los textos no planteaba un problema de coherencia. Tampoco el concepto de romance expresaba, en aquel entonces, el género delimitado, formal y estilísticamente, con los subgéneros que no cesamos de discutir hoy, pese a los enormes esfuerzos clasificadores de la filología del siglo XX.

Trato aquí de analizar el «Romance do juramento d’el-rei D. Filipe (1º, 2º)», en el que se representa un hecho histórico peninsular: el juramento del monarca español, que tuvo lugar el 16 de abril de 1581, en las Cortes Portuguesas de Tomar, delante de los Tres Estados, en aquel momento tan delicado para Portugal (la pérdida de la independencia frente a España). Tal romance nuevo se dedica a narrar la entrada del nuevo rey en Lisboa tras su aclamación en las cortes, con el objetivo de reflejar el poder universal del rey de España. Ha sido sacado del Romancero general de 1602, colección que se confirma haber formado parte de las fuentes del editor luso. Efectivamente, lo encontramos traducido al portugués (por Garrett) en un manuscrito de la Colección Futscher Pereira30.

TABLA 2. EL ROMANCE «FAMOSA Y LEAL LISBOA» (COMPARACIÓN ENTRE LA VERSIÓN ESPAÑOLA DEL SIGLO XVII Y SU TRADUCCIÓN AL PORTUGUÉS POR ALMEIDA GARRETT)

Romancero general de 1602 (fols. 162, vto – fol. 163) – ed. consultada Romancero general (1600, 1604, 1605) (1947: 255-256)

Famosa y leal Lisboa,

a donde los lusitanos

recibieron a su Rey

como leales vasallos,

do se juntaron los grandes,

Duques, Condes y Prelados,

Los del gobierno y justicia,

Barones y otros fidalgos,

y muchos Comendadores

de Cristo y de Santiago,

de Avis y de San Juan,

y hombres de honrosos cargos;

y a donde el Tajo produce

rostros bellos delicados

de damas bellas y hermosas

y de galanes lozanos.

En ti se hallaron juntos

la flor de los Castellanos,

Andaluces, Granadinos,

Catalanes, Valencianos,

Guipuzcoanos, Vizcaínos,

Aragoneses, Navarros,

de Álava y Montañeses,

Gallegos y Asturianos,

Bretones y Rocheleses,

Irlandeses y Escocianos,

Ingleses y Florentines,

Franceses y Italianos,

Lombardos y Piamonteses,

Genoveses, Venecianos,

Tudescos, Húngaros, Griegos,

Flamencos y Saboyanos,

gente de la fría Noruega,

Bohemios, Suebios y Tracios,

Corços y gente de Chipre,

al gran Turco tributarios,

Napolitanos y Armenios,

Mallorquines, Sicilianos,

Moros, Turcos, Albaneses,

Alárabes, Africanos;

Indios de muchas naciones,

Chinos, Iapones, Persianos,

Etiopes diferentes,

aunque serviles y baxos.

Juntas, pues, estas naciones

y muchas que no he nombrado

fueron testigos de vista

de ver cómo el Rey ha entrado

a tomar la posesión

de su Reino lusitano,

jurado de mantener

lo que estuviese asentado

en favor del pueblo todo

por los Reyes sus pasados.

Y en esto, con alegría,

un estandarte han alçado,

diciendo: ‘Viva Felipe,

Rey y Señor lusitano!’

Ms. Colección Futscher Pereira «Romance do juramento d’el-rei D. Filipe», por A. Garrett - FP III (2)

Famosa e leal Lisboa

Onde os fiéis lusitanos

A Filipe receberam

Como amos e vassalos;

Onde se juntaram grandes

Duques, condes e prelados

Os do governo e justiça

Barões e outros fidalgos;

E muitos comendadores

De Cristo e de Santiago

De Avis e de San João

E homens de honrosos cargos

E adonde produz o Tejo

Lindos rostos delicados

De formosas damas belas

E de galantes galhardos;

Em ti juntos se incontram

Com a flor dos castelhanos

O andaluz o granadino,

Catalães, valencianos

Guipuscoanos, viscainhos,

Aragoneses, navarros

Alavezes, Montanheses,

Galegos e Asturianos

Os Bretões e Rocheleses

Irlandeses Escocianos

Ingleses e Florentinos

----------------------------

Lombardos e Piemonteses

Genoveses Venezianos

Tudescos, Húngaros Gregos

Flamengos e Saboianos,

Gente da fria Noruega

Boémios, Suécios e Trácios

Corsos e gentes de Chipre

Ao gran’ Turco tributários,

Napolitanos e Arménios

Maiorquinos, Sicilianos,

Mouros, Turcos, Albaneses

Alarves e Africanos

Índios de muitas nações

Nipões, Chinos e Persianos,

Etiopes diferentes

Posto que servis e baixos;

Em ti estas nações todas

E outras que não hei nomeado

Todas foram testemunhas

De como Filipe lá entrou

Na posse e jurisdição

Deste reino lusitano

Jurando a lei manter

Tudo o que fora assentado

Em favor do povo todo

Pelos reis seus depassados.

E nisto com alegria

Bradam com estandarte alçado

Real, real senhor Filipe

Rei e senhor lusitano!

Muy sencillamente, y desde el punto de vista del Romántico portugués, el tratarse de un romance dedicado a un episodio de la Historia de Portugal le otorga total legitimidad para incorporarlo a su Romancero, aunque el romance se encuentra inédito, puesto que no llegó a publicar el tomo dedicado a los romances históricos (el IV)31. Se ve que la lengua no plantea ningún tipo de problema a Garrett: que el romance está compuesto en castellano en el original, nos lo advierte desde su introducción y, luego, trata de presentar su traducción del texto al portugués. Lo que nos deja observar este poema, cuyas dos versiones se transcriben arriba, es la forma ligera con que el romancero portugués, o, mejor dicho, el proyecto de creación de un romancero portugués, se anclaba también en un postulado cercano al de un Duque de Rivas y de sus Romances históricos. Debido a que Garrett no reconoció en la tradición oral portuguesa la presencia de temas dedicados a la Historia (como lo era el romance de la Muerte del Príncipe don Juan32, cuya versión tradicional publicó por primera vez sin que se diera cuenta de que se trataba de un episodio histórico referente a la trágica desaparición del heredero de los Reyes Católicos), no le quedaba a su programa más remedio que no fuera recurrir al romancero español (nuevo o viejo, sin disquisiciones al respecto).

El análisis comparativo entre el poema original castellano y su traducción al portugués nos sugiere dos comentarios: en primer lugar, que la traducción apenas se aleja de la redacción castellana, es decir, que ha quedado muy cercana a su fuente, manteniendo el espíritu festivo del romance castellano, al ensalzar un momento de gloria para España; en segundo, que, pese a dicha fidelidad al original, los lugares textuales señalados en negrita (véase la Tabla 2) arrojan luz sobre pequeños cambios de traducción que, hay que puntualizar, están llenos de significado. Por ejemplo, a los lusitanos se les agrega el atributo «fiéis», rasgo que define el carácter superior del pueblo; la lección «Rey» se convierte tan solo en «Felipe», como si no se le reconociera el título, hecho que desvela un cierto grado de insumisión al rey de España por parte de los portugueses, pese a que, en el último verso, se observa la asunción final de que Felipe es con efecto rey de Portugal por fin, en la traducción portuguesa, no se le reconoce a Felipe II el reino de Portugal como suyo, al desaparecer el posesivo. No me cabe duda, pues, que tenemos delante de nuestros ojos un discreto cambio de perspectiva que conlleva a un determinado postulado político lusista.

III.

En este estudio parcelar (recuérdese que quedan por analizar los documentos manuscritos a los que he aludido antes), intenté reforzar la teoría de que ni el romancero castellano era mal conocido en Portugal en el momento de lanzarse este país en la búsqueda de sus tradiciones orales, ni tampoco nuestro pionero editor lo dominaba de forma secundaria. En realidad, las fuentes estudiadas nos conducen a plantear todo lo contrario.

En definitiva, las fuentes antiguas castellanas son esenciales, en esta fase primigenia de la creación de un imaginario poético popular portugués, para dar paso a un proyecto que no encuentra, en este momento tan primitivo, fuerzas suficientes en su propia literatura, es decir, en su propia lengua. Ello se debe, lo hemos visto, al carácter original de la demanda portuguesa, históricamente tan peculiar, como pienso haber señalado. Así que, cuando Portugal dirige su mirada hacia el otro lado de la frontera con el objetivo de levantar su romancero, se vuelca ante todo en una sustancia cultural, histórica y literaria que intenta abarcar –objetivo que logra con éxito, según se ha visto–, para, acto seguido y paradójicamente, agregarle su intento principal, o sea, el llamar la atención sobre su propia existencia cultural a través del romancero.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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RELITROM - Projeto Revisões literárias: a aplicação criativa de romances velhos (sécs. XV-XVII): recuperado de <relitrom.pt>.

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VASCONCELOS, Carolina Michaëlis de (1934), Estudos sobre o Romanceiro Peninsular. Romances Velhos em Portugal, Coimbra, Imprensa da Universidade.

Fecha de recepción: 8 de agosto de 2022
Fecha de aceptación: 13 de septiembre de 2022

_______________________________

1 RELITROM - Projeto Revisões literárias: a aplicação criativa de romances velhos (sécs. XV-XVII), <https://relitrom.pt/> [fecha de consulta: 22/07/2022], desarrollado en la Universidade Nova de Lisboa bajo dirección de Teresa Araújo.

2 Proyecto hasta la fecha desarrollado en la Universidade Nova de Lisboa y, antes, en la Universidade do Algarve.

3 Boto (2011: 20-50) brinda una nómina comentada de los principales eruditos extranjeros cuyas ideas románticas y ediciones de baladas animaron Almeida Garrett a lanzar su programa de revitalización de la poesía portuguesa desde un postulado popular y medievalista. Entre ellos se encuentran: Thomas Percy (1729-1811), Walter Scott (1771-1832), John Gibson Lockart (1794-1854), Friedrich Christian Diez (1794-1876) o Agustín Durán (1789-1862).

4 Se trata del romance con el código IGR: 0100. En su Romanceiro, Almeida Garrett le otorga el título «A Infeitiçada».

5 Sobre el desarrollo del romancero nuevo en Portugal, que sigue necesitando, al día de hoy, de un estudio en profundidad, sobresale la erudición de los trabajos de Carreira (2013a) y Carreira (2013b).

6 Por ejemplo por Ramón Menéndez Pidal, que insistentemente solicitaba a Doña Carolina, en la correspondencia que intercambió con la filóloga, que compartiera su erudición romanceril con él.

7 Véase la nota 1.

8 La base de datos RELIT-Rom tan solo registra una alusión / engarce en lengua latina. Véase <https://relitrom.pt/index.php/base-de-dados/base-de-dados?resetfilters=0&clearordering=0&clearfilters=0>

9 Aquí será necesario hacer un comentario al cartapacio «Cancionero musical luso-español», también conocido como «Cancionero de Paris» o «Cancionero Masson» (siglos XVI-XVII), que se conserva bajo la signatura F-Peb Masson 56 en la biblioteca da École Nationale Supérieure de Beaux-Arts de Paris. Dicho manuscrito, que contiene un total de 6 romances, está efectivamente impregnado de lusismos. El romance perteneciente al ciclo de Isabel de Liar, «Yo me estando en Coimbra» (folios 84v-85r), es un buen ejemplo de las mezclas idiomáticas que pautan este manuscrito. Según los estudios críticos que se han dedicado a este volumen —el más profundo y actualizado es el de Raimundo (2017), porque persigue un doble planteamiento musical y poético—, no cabe, no obstante, suponer un origen portugués de los romances, sino que debe otorgárseles a los copistas intervinientes (en un total de 8) un origen portugués (Raimundo, 2017: 64). De este modo queda justificada en este cartapacio la presencia de huellas distintivas del portugués en textos castellanos.

10 Al primer volumen del Romanceiro e Cancioneiro Geral de Garrett (1843).

11 Por lo menos no antes de terminar el trabajo de cotejo de fuentes que se lleva a cabo en el marco del proyecto Garrettonline. De poder llegar futuramente a algunas conclusiones sobre su parcial tradicionalidad, se habrá adelantado un siglo a las huellas documentales de la tradición oral moderna portuguesa.

12 Véase Boto (2011: 55) e Brito (1996: 346-348).

13 Garrett se refiere a su amigo, el Sr. Duarte Lessa, a quien dedica en 1828 el primer tratado conocido sobre la importancia de la tradición oral en su giro hacia el Romanticismo, siguiendo el cauce de «lo popular».

14 Garrett se refiere a la Biblioteca Lusitana, diccionario dedicado a la literatura portuguesa, por Diogo Barbosa de Machado.

15 El subrayado es mío.

16 La edición genética de la carta de Garrett «Ao Sr. Duarte Lessa» está terminada, pero todavía no se ha publicado.

17 En los volúmenes II y III de 1851 (Garrett, 1851, II: 85-95, 117-152, 243-284 y Garrett, 1851, III: 119-137, 191-256).

18 En Garrett (1853: 199-264), volumen que es una reedición de 1853 del de 1843, con variantes y nuevos poemas añadidos.

19 Dichos poemas forman parte de la Colección Futscher Pereira, una colección autógrafa de Almeida Garrett que apareció en el año 2004 y que ha sido estudiada por Boto (2011). Dicho conjunto documental recoge 99 poemas populares bajo la clasificación de «Romanceiro» que, además de atesorar muchos de los originales de imprenta de los romances publicados por Garrett, desvela un conjunto de 45 poemas más que se mantuvieron inéditos. La ha comprado el Estado Portugués en el 2014, conservándose actualmente en la Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra. En el inventario de Boto (2011) los poemas inéditos que he nombrado se clasifican, siguiendo el mismo orden, bajo las signaturas III.43; III.26; II.b) 2..

20 Documento con la signatura III.44 (Boto, 2011).

21 Se trata del romance Gaiferos libera a Melisendra, con el IGR: 0151.

22 Los romances del ciclo del Marqués de Mantua se recogen bajo los códigos de IGR: 0088, 0843, 0800. Garrett (1851, III: 191-256 y 292-294) publica una versión vinculada al texto dramático de Baltasar Dias (véase Mangerona, 2019: 34-35). El estudio que dedico a este romance se encuentra en una etapa avanzada.

23 Romance com el IGR: 0431. Texto publicado por Garrett (1851, III: 123-137).

24 Manuscrito con la signatura II.b)2. según el inventario de Boto(2011).

25 Garrett le otorga el título «Conde Iano». Romance con el IGR: 0503.

26 A la que titula «Bela Infanta». Romance con el IGR: 0113.

27 Actualmente, el cuaderno autógrafo de Garrett se conserva en la Biblioteca de la Faculdade de Letras de la Universidade de Coimbra, bajo la signatura 1-2-1-37.

28 Bajo la signatura III.43 (Boto, 2011).

29 En una ocasión futura me detendré en los conjuntos conservados en la Biblioteca Geral de la Universidade de Coimbra (forman parte del Doc. 62 del mismo «Espólio Literário de Almeida Garrett»). No los estudiaré en este ensayo para no exceder sus límites. Son: «Notas para bilhetes» (5 páginas), «Coleção de Poetas portugueses e castelhanos» (1 fólio), «Antiga Poesia Portuguesa (e Castelhana) / Romances – Canções, etc» (4 páginas) y [Lista de obras de onde se podem extrair romances] (el título es mío, 3 páginas). Tras el análisis físico y de contenido de este último documento, queda muy claro que hubiera formado parte, in illo tempore, del conjunto bibliográfico de la Colección Futsher Pereira con el mismo título. A éste, sí, dedicaré algunos comentarios.

30 Referencia FP III (2) (Boto, 2011). He actualizado, en las transcripciones de los poemas, tanto la ortografía del español como la del portugués, de acuerdo a las normas vigentes. No obstante, he mantenido las puntuaciones originales.

31 Una propuesta de reconstrucción de los «Romances históricos compostos sobre factos ou mitos da história portuguesa e de outras», el Libro IV del Romanceiro de Almeida Garrett, se encuentra disponible desde el proyecto Garrettonline, en <http://garrettonline.romanceiro.pt/romanceiro/livro-iv/> (fecha de consulta: 6 de agosto de 2022).

32 Romance con el IGR: 0006. Garrett (1851, III: 27-35) publica la primera versión moderna de este tema, bajo el título «Dom João».