El Romancero ibérico, puente entre España y Portugal (siglos XV-XXI)

Sandra BOTO Y Clara MARÍAS

(Universidade Nova de Lisboa / Universidad de Sevilla)

sandraboto@fcsh.unl.pt / cmarias@us.es

https://orcid.org/0000-0003-1529-1261 / https://orcid.org/0000-0002-1267-2336

Es bien conocida la contribución portuguesa al árbol del romancero. El mismo Ramón Menéndez Pidal trató de reconocer públicamente su importancia, cuando expresó, en una conferencia dictada en 1943 ante la Academia das Ciências de Lisboa que: «Portugal, al igual que Castilla, [es] el país que más ha colaborado en la poetización del Romancero así como en la conservación y estudio del mismo (…)». Además, no le cabía ninguna duda de «que el Romancero es plenamente peninsular», debido a la labor poética proporcionada por el fenómeno de la variación, según afirmó tajantemente en aquel trabajo (Menéndez Pidal, 1973: 401).

Resulta curioso, sin embargo, que dicha contribución portuguesa aparezca señalada, muy frecuentemente y de forma exclusiva, desde el enfoque de la inventio; es decir, desde el punto de vista de su aportación a la materia poética, de temas romanceriles de origen portugués que, por distintos motivos, cuajan en la memoria tradicional y, alguna vez, en la memoria documental. Sin ir más lejos, este mismo monográfico recoge contribuciones que abordan romances inspirados en personajes o episodios relevantes de la historia de Portugal, pero con una conexión con España: el de Inés de Castro, noble gallega amante del infante Pedro de Portugal, que fue asesinada en el siglo XIV en un contexto de luchas intestinas peninsulares (artículo núm. 1); el del rey Sebastián de Portugal, cuya muerte en la batalla de Alcazarquivir en 1578, sin descendencia, llevó al trono luso a su tío Felipe II y con ello significó la unión de las coronas ibéricas (artículo núm. 2).

Esta revisión de la presencia de la historia portuguesa o ibérica es, por supuesto, una mirada relevante a la hora de entender la aportación portuguesa al romancero, pero no es la única. Por ejemplo, durante largas décadas, predominó, desde una perspectiva más bien positivista, el interés de los investigadores por descubrir el origen de los romances, y se advirtió que la «colaboración de Portugal en la creación del romancero» —título que don Ramón eligió precisamente para un apartado de su Romancero hispánico— no sólo se debía a la temática, sino a la procedencia lusa de algunos de los romances que se cantaban en España. Si bien reconocía la dificultad que suponía descubrir el origen geográfico de un romance tradicional que no fuera indudablemente castellano —en realidad, hasta parecía dudar de la pertinencia de dicho ejercicio1—, Menéndez Pidal volvió sobre este tema a lo largo de su opera magna. En cualquier caso, es evidente que el interés en identificar los temas de creación portuguesa, ya fuera de forma más o menos documentada o más o menos impresionista, fue frecuente sobre todo entre los críticos y filólogos portugueses: el primer motor fue el poeta romántico Almeida Garrett (1799-1854), al que siguieron estudiosos positivistas, como Teófilo Braga (1843-1924), José Leite de Vasconcelos (1858-1941) y, muy especialmente, Carolina Michaëlis de Vasconcelos (1851-1925), todos ellos interesados en justificar la nacionalidad portuguesa de algunos temas romancísticos. Esta tendencia se explica desde la necesidad de involucrar en el edificio de la poesía narrativa tradicional hispánica a un país que, debido a los avatares históricos y políticos ya conocidos, parecía haber despreciado el valor poético del romancero hasta bien entrado el siglo XIX.

Hoy en día, se ha superado este estado de la cuestión, dado que la recolección de tantísimas versiones y el empleo por los investigadores de metodologías comparatistas han implicado un gran avance en los estudios panhispánicos del romancero, y han demostrado que, por el carácter transnacional y translingüístico de la transmisión documental y oral del género a lo largo de los siglos, no es recomendable su análisis desde una perspectiva nacional o nacionalista. Todo lo contrario.

Ello nos lleva a las siguientes preguntas clave: ¿la mirada panhispánica propuesta por Don Ramón en el siglo XX ha suprimido verdaderamente los ímpetus nacionales en la recolección, edición y estudio del romancero? ¿Por fin hemos entendido las «manifestaciones del agotamiento de los modelos nacionales para explicar la complejidad de los fenómenos literarios?» (Pérez Isasi, 2017: 347). La respuesta es que, aunque se haya iniciado ese camino transnacional, quizás aún no se ha avanzado por el mismo tanto como sería deseable. Por ejemplo, el fenómeno de la pervivencia de huellas del romancero antiguo en Portugal se sigue viendo como algo borroso e ininteligible desde la perspectiva de investigadores españoles, salvando algunas excepciones bien conocidas como las imprescindibles aportaciones romanceriles de Gil Vicente, Luís de Camões, Rodrigues Lobo o D. Francisco Manuel de Melo. Por otra parte, si nos preguntamos ¿qué rol poético juega el romancero tradicional portugués en el contexto panhispánico?, puede que lleguemos a concluir que, a menudo, el romancero en lengua portuguesa no aparece bien documentado en estudios de índole comparativo ni tampoco en antologías representativas del romancero panhispánico, según advierte Boto (2019).

Por su turno, desde la perspectiva portuguesa, salvo el interés científico de la anteriormente mencionada Carolina Michaëlis de Vasconcelos en poner de manifiesto el impacto del romancero antiguo castellano en la cultura literaria portuguesa de los siglos XV-XVIII, poco esfuerzo se ha dedicado desde entonces. Se puede explicar el hecho por la incomodidad —más o menos inconsciente— que suponía reconocer la subordinación portuguesa al género poético considerado español por antonomasia: el romancero. Por ello, el panorama no ha cambiado completamente hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando Eugenio Asensio, Aida Fernandes Dias, Giuseppe Di Stefano o Pedro Ferré se han alejado de los prejuicios anteriores con sus trabajos punteros en el campo de la recepción del romancero antiguo español en Portugal. Ferré se adelantó, incluso, llamando la atención sobre la influencia de las colecciones decimonónicas españolas de romances sobre el Romanceiro de Almeida Garrett (Ferré, 1999). Además, proyectos recientes como RELIT-Rom, que busca actualizar y comprender cuáles de los romances españoles se conocían en Portugal entre los siglos XV-XVIII y cómo se han incorporado a la tradición literaria portuguesa, juegan un papel fundamental para profundizar el asunto.

Ubicado, como acabamos de ver, en un campo tan fértil como mal explorado, este monográfico tiene por objeto barajar algunas de las perspectivas posibles desde las que se puede abordar el fenómeno de los «puentes ibéricos», que el romancero estimula como ningún otro género. Y, si el modelo nacional de concebir y estudiar los fenómenos literarios se nos queda corto, según se ha visto, es necesario buscar el respaldo de otros sistemas teóricos. Los emergentes Estudios Ibéricos ofrecen una solución, a nuestro modo de ver, satisfactoria, puesto que «si los Estudios Ibéricos tienen sentido epistemológicamente, y si resultan productivos al enfrentarse a los fenómenos literarios, deben ser capaces de mostrar que la “comunidad interliteraria” o el “polisistema ibérico” es un objeto de estudio mayor y más rico que la mera yuxtaposición de las literaturas nacionales que lo componen, al incluir también los fenómenos derivados de las interferencias entre los diversos sistemas que lo conforman» (Pérez Isasi, 2017: 356).

Así pues, dentro de este marco teórico, el conjunto de contribuciones que aquí reunimos enfoca la «comunidad interliteraria» construida por el romancero, en tanto que género de creación y de circulación ibérica y/o de matriz cultural ibérica.

El monográfico El Romancero ibérico, puente entre España y Portugal (siglos XV-XXI), que también es ibérico en cuanto a las lenguas y procedencia de sus investigadores, se organiza cronológicamente, de modo que aparecen, en primer lugar, los artículos que analizan romances de origen antiguo, la mayoría inspirados en sucesos históricos portugueses, y sin pervivencia en la tradición oral moderna; después aquellos dedicados al porvenir del género en los siglos XIX y XX; y por último, los que presentan nuevas perspectivas de análisis, bien desde el estudio del léxico en un plano simbólico, bien desde la etnografía y los estudios de la intermedialidad.

El viaje por esta comunidad interliteraria comienza con uno de los sucesos de la historia portuguesa medieval que más impactó en la literatura coetánea y posterior, por su carácter novelesco y folclórico por excelencia (amor prohibido, conflicto dinástico, asesinato, venganza). Patrizia Botta y Aviva Garribba, en «Inés de Castro en el Romancero áureo: “Don Pedro a quien los crueles”», repasan primero el ciclo inesiano, los poemas que inspiró esta tragedia, tanto cultos (García de Resende, João Manuel, Lope de Vega…) como de tradición oral (Romance del Palmero, La aparición de la enamorada difunta, Isabel de Liar), de autores españoles, lusos y anónimos; en castellano y en portugués (solo uno); difundidos en cancioneros, romanceros, pliegos sueltos y obras teatrales; y que ya fueron abordados en trabajos previos. También recuerdan la distinta tipología narrativa de los romances más primitivos, en función de la perspectiva (yo femenino/yo masculino/ tercera persona) y del episodio en que se centran (asesinato/ búsqueda de la amada/ venganza y restitución), para después centrarse en su pervivencia en un romance menos estudiado. Este romance, que narra en tercera persona las honras a la asesinada —exhumación, cortejo, coronación del cadáver y matrimonio póstumo—, llama la atención por la fuente que lo transmite, pues fue publicado por un portugués sefardí en Amsterdam, en 1688; por su barroco énfasis en lo macabro —con un motivo innovador, el besamanos al cadáver—; y por su gran difusión anterior al impreso, de la que dan buena muestra las versiones musicalizadas y satíricas que se conservan. El trabajo de Botta y Garribba, sin duda, podrá inspirar otros futuros, centrados en la difusión musical y en la reutilización política del romance.

De la transformación de un suceso histórico del siglo XIV en historia novelesca de amor y muerte, pasamos a otro hecho real que, por su impacto político e ideológico, también fue rápidamente convertido en ficción: la muerte —sin aparición del cadáver— del rey de Portugal don Sebastián, en la batalla de Alcazarquivir, en 1578. Como en el caso anterior, un investigador especialista en el tema aporta una nueva cala, centrándose esta vez no en las crónicas, poemas épicos… sobre la tragedia, sino en un conjunto de diez romances que inspiró, todos ellos cultos. Así, José Miguel Martínez Torrejón abre «Don Sebastián vivo y muerto. Historia y catarsis en los romances sobre Alcazarquivir» con el cuestionamiento sobre los silencios existentes; por un lado, en la tradición oral; por otro, en la primera década tras el suceso, en la que se componen relaciones y obras manuscritas, pero no llegan a la imprenta, salvo excepciones como «Voz de dolor» de Herrera. El motivo pudo ser la autocensura, ante la dificultad de abordar un hecho tan traumático para los portugueses, pero que había conllevado una ganancia para los españoles; así como el precario equilibrio entre llorar al rey y la nobleza perdidos y al mismo tiempo reconocer los errores cometidos para no repetirlos. Es por ello que la avalancha de textos surge tras una década de consolidación de Felipe II como nuevo rey de Portugal, y lo mismo sucede con los romances nuevos que aparecen en el Romancero General y en sucesivas Flores solo a partir de 1593. El análisis de los romances impresos muestra su diversidad: de dramáticos intercambios entre el rey y sus soldados o nobles ante la muerte segura —ellos instándole a huir—, a censuras satíricas del desgobierno del monarca y los efectos de su ambición, a veces atribuida a su bisoñez. En cuanto a los manuscritos, entre los que se halla el único en lengua portuguesa, varían entre la detallada descripción de la batalla y la singularización de nobles como el duque de Aveiro; la asunción de que la pérdida del rey fue un castigo divino y el desplazamiento del foco a la narración de la campaña del duque de Alba; y la idealización de la muerte regia. Llaman la atención dos de ellos por su originalidad: uno mezcla el romance con octavas reales que lo orientan a lo épico; y otro reformula el tradicional sobre Pedro I el Cruel. Martínez Torrejón termina con el planteamiento de la secuencia que puede establecerse entre estos romances y su relación con las distintas etapas de la recepción del sebastianismo (idealización, censura, surgimiento de impostores…). Hay que destacar que, como en el artículo anterior, un riquísimo apéndice con el romancero sebástico abre nuevos caminos para futuros investigadores.

Frente a la concepción como «ibérico» en tanto que presencia de temas históricos hispano-portugueses en el romancero mayoritariamente en castellano, el tercer artículo muestra otra interpretación, al estudiar las huellas del romancero hispánico en la literatura culta portuguesa del siglo XVI. Ana Sirgado, dentro del proyecto RELIT-Rom y en la senda de Carolina Michaëlis de Vasconcelos y de otros investigadores más recientes, rastrea en «Romances e provérbios na literatura portuguesa quinhentista: o caso de “erros por amores”» los ecos en los poetas portugueses, desde 1516 hasta el Barroco, del romance del Conde Claros preso (IGR: 0366, «Medianoche era por filo»), uno de los más difundidos en la península, como atestiguan las versiones en cancioneros y pliegos, las musicalizaciones y contrafacta. Del análisis resultante se advierte la particularidad del fenómeno intertextual: el verso del romance «que los yerros por amores / dignos son de perdonar» se convierte en fórmula por su repetición en poemas y obras teatrales de Camões, Francisco de Portugal… y acaba recogido como refrán por Correas, lo que muestra que parte de los autores que lo emplearon (Sá de Miranda, Ribeiro…) no se referían al romance, sino al proverbio. De este modo, Sirgado distingue entre el empleo del verso en un contexto que indica el conocimiento previo del romance completo, frente a su uso descontextualizado y con sentido proverbial. Además, concluye con la reivindicación de la importancia del fenómeno transfronterizo de proverbialización de versos romanceriles.

De los romances difundidos en testimonios de los siglos XVI y XVII, avanzamos hasta el XIX y su visión romántica y nacionalista del género, pues el título del artículo de Sandra Boto, «“O ar desta pequena peça é muito mais antigo”: el romancero castellano (siglos XVI-XVIII) en la creación de la poesía popular portuguesa», recupera un fragmento muy significativo del Romanceiro del editor decimonónico portugués Almeida Garrett. Dicha cita es el punto de partida de la rivalidad del romancero portugués frente al español, encarnada en la pionera figura de Garrett como recopilador, editor, reelaborador e imitador del romancero tradicional. El estudio —una vez más, de una investigadora especialista en el tema planteado, que lo aborda aquí desde una línea de trabajo iberista— pone de manifiesto, con ejemplos concretos, que, pese a la necesidad de edificar un romancero portugués desde la perspectiva nacionalista propia del pensamiento romántico, Garrett era un profundo conocedor de la literatura española; y, en particular, de la bibliografía española que recogía los romances de tradición antigua.

Tras este conflictivo «iberismo», del deseo de construir un romancero «genuinamente portugués» frente al conocimiento de su estrecha relación con el español, damos otro salto geográfico y cronológico, para rastrear la pervivencia a comienzos del siglo XX de romances hispánicos, prosificados como cuentos en criollo portugués, entre la comunidad procedente o descendiente de la entonces colonia lusa, Cabo Verde, asentada en la costa este de EE.UU. José Manuel Pedrosa comparte un eslabón más de la cadena de trabajos que está dedicando a este corpus y abre «Romances-cuentos de los inmigrantes caboverdianos en los Estados Unidos (1923)» con la reivindicación de la etnógrafa Elsie Clews Parsons y su imprescindible y olvidada labor de salvaguarda del patrimonio cultural de las minorías africanas en EE.UU. y el Caribe (además del mencionado, en las Bahamas, Carolina, las Antillas…); y del papel de estas recolecciones —pese a que habían pasado desapercibidas— para reconstruir el romancero panhispánico: «no hay en todo el espacio panhispánico repositorio más rico». Después de describir la riqueza de la colección e identificar el origen de los cuentos en criollo caboverdiano —y traducidos al inglés por Parsons— en romances difundidísimos en la tradición oral moderna, Pedrosa destaca cómo la riqueza de estos cuentos basados en romances contrasta con la ausencia de romances propiamente dichos en Cabo Verde (salvo el último), y asevera la creatividad que muestran, la vitalidad de la transmisión que se trasluce en las muchísimas variantes recogidas por Parsons. El valor de esta colección es que refleja una etapa «aédica» y no «rapsódica», de declive y fosilización, como es más habitual en otras recopilaciones folclóricas. Es decir, se plantea que la transformación de romances en cuentos no se debe al olvido de los mismos, que lleva a recordar solo el argumento, sino a la creatividad con la que se transmiten a través de la amplificación. Ello lo demuestra Pedrosa con el análisis de los romances-cuento de Gerineldo (IGR: 0023), La doncella guerrera (IGR: 0231), Conde Alarcos (IGR: 0503) y Bela Infanta (Señas del esposo, IGR: 0113), en el que destaca la aglutinación de motivos folclóricos que a veces dificulta rastrear los motivos romancísticos, las semejanzas con los romances originales y, sobre todo, lo que las versiones narrativas caboverdianas aportan si se comparan con las recogidas en Portugal: desde la suplantación del paje Gerineldo por un mendigo leproso hasta el pene con el que milagrosamente se adorna el personaje equivalente a la doncella guerrera para que no descubran que es mujer.

En esta misma línea de rescatar un patrimonio perdido y de demostrar la pervivencia de romances antiguos en una tradición oral poco explorada y marginal, Manuel da Costa Fontes presenta en «Romances Cripto-Judaicos Portugueses» cinco romances bíblicos cuya adscripción al judaísmo se puede rastrear. Tras recordar la importante presencia de judíos en el Portugal de finales del siglo XV, su duplicación tras su expulsión de Castilla y Aragón en 1493, seguida de su aparente «desaparición» tras decretarse su marcha en 1496, en virtud del pacto matrimonial entre Manuel de Portugal e Isabel de Aragón, primogénita de los Reyes Católicos, para lograr la unión ibérica y la unificación religiosa, Fontes recalca que la expulsión de Portugal fue una farsa pues la mayoría fueron convertidos a la fuerza y se convirtieron en cripto-judíos, que vivían su verdadera fe de forma clandestina, (salvo una minoría que se exilió en los Países Bajos, Francia, Italia, Inglaterra o el Imperio Otomano) y con relativa paz hasta la activación de la Inquisición en 1540, que llevó a su persecución hasta 1821. El criptojudaísmo, sin embargo, pese al cese de la Inquisición, pervivió hasta el siglo XX, y en dicha comunidad oculta en Portugal se recogieron, además de numerosas oraciones, romances bíblicos. Pese a ser un número menor de testimonios que los recogidos entre los sefardíes en el extranjero, es interesante analizar los rasgos judíos de los romances que pervivieron dentro de Portugal entre estos criptojudíos, en portugués: O sacrifício de Isaac (IGR: 0201), cuyo origen es un romance juglaresco en castellano derivado de Génesis 22, pero que en la versión criptojudía presenta elementos del Midrash; Jonás (IGR: 2851), que se empleaba como oración ante la identificación de los judíos con este personaje; Daniel na cova dos leões (IGR: 2852), solo conservado entre los criptojudíos, también por la proyección de sus sufrimientos en los del protagonista, y con raíces en la Biblia y el Midrash; A Passagem do mar vermelho (IGR: 2853), empleado como oración en la Pascua judía y cuyo origen parece castellano; y No céu está um castelo, el único sin sustrato bíblico, por tratarse de un contrafactum judío del romance cristiano castellano Llanto de la Virgen (IGR: 0308).

Por su turno, Álvaro Piquero propone otro posible acercamiento a la tradición oral ibérica, el comparatista: el análisis de semejanzas y diferencias halladas entre las versiones de tradición oral de un mismo romance, La bastarda y el segador (IGR: 0161) recogidas en Portugal y en España. Tras recordar la increíble pervivencia de este romance y su amplitud geográfica (España, Galicia, Cataluña, Canarias, Portugal, Hispanoamérica, y los sefardíes de Marruecos, Turquía, Grecia o Bosnia), y su empleo como canto de trabajo para la siega, así como su importante componente erótico con multitud de eufemismos sexuales, Piquero complementa un trabajo anterior panorámico centrándose en este artículo en las c. 80 versiones portuguesas (la mayoría en la región fronteriza con León, Zamora y Salamanca) de este romance de origen español —como testigua la pervivencia de españolismos como «mañana» o «hija»— recogidas sobre todo en el Arquivo do Romanceiro em Língua Portuguesa (plataforma romanceiro.pt). Tras detectar el núcleo argumental, Piquero analiza, en cada uno de los segmentos del discurso, sus diferencias dentro de la tradición oral portuguesa y su aportación frente a las otras ramas del romancero hispánico: rasgos diferenciales son, por ejemplo, la alcurnia de la protagonista (habitualmente «hija del emperador de Roma») pero su consideración de bastarda (a veces sustituida por una consideración positiva como «galharda»), la localización temporal del encuentro erótico en el alba; la situación de represión de la joven (el padre quiere meterla monja, pero en las versiones portuguesas no está encerrada en un convento); o el castigo final (que en Portugal recibe la mujer, no el segador).

Si Piquero ejemplifica la continuidad del estudio de la tradición oral del romancero según la metodología de Diego Catalán, pero desde un enfoque comparatista ibérico, el monográfico se cierra con dos estudios que emplean los romances como punto de partida de análisis simbólicos o etnográficos e interdisciplinares. Natália Albino Pires abre «O campo léxico del agua em romances da tradição oral moderna portuguesa» con una introducción sobre los elementos comunes de la cultura ibérica desde época prerromana, así como sobre el simbolismo del agua. A continuación, analiza las principales recurrencias léxicas vinculadas al agua en el romancero portugués («agua», «mar» y «fuente» las más frecuentes) y sus distintas funciones: espacial (como en Nau Catrineta, IGR: 0457); protagonista (como en Conde Niño, IGR: 0049); sagrada (como en Delgadina, IGR: 0075); así como el simbolismo que presentan, por ejemplo, en relación con la vida y la pureza.

Finalmente, este viaje por el romancero ibérico se cierra con Teresa Araújo, que nos brinda un estudio interartes, «Silvestre ou jogo da (in)subordinação cinema & etnografia», en el que analiza la película de João César Monteiro, Silvestre (1981), a la luz de su sustrato etnográfico, pues su director emplea varios recursos folclóricos, en particular, el discurso romanceril tradicional (La doncella guerrera, IGR: 0231; y Veneno de Moriana, IGR: 0172). La intención de Araújo es, por un lado, buscar las fuentes de las versiones de los romances utilizados; pero también estudiar la construcción de sentidos que proporciona la presencia de dichos romances en la película, y que apunta hacia una forma supranacional de representación del pueblo.

En definitiva, este conjunto de estudios muestra la vitalidad de los estudios del romancero, al mismo tiempo que la fructífera perspectiva ibérica.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ARQUIVO DO ROMANCEIRO TRADICIONAL EM LÍNGUA PORTUGUESA, URL: <https://romanceiro.pt/> [26/10/2022].

BOTO, Sandra (2019): «Os nacionalismos ibéricos nos estudos sobre o romanceiro tradicional», en Perspetivas críticas sobre os estudos ibéricos, Cristina Martínez Tejero y Santiago Pérez Isasi (eds.), Venezia, Edizioni Ca Foscari, pp. 153–173. DOI: https://doi.org/10.30687/978-88-6969-323-6/006

FERRÉ, Pere (1999): «Influências de Agustin Durán e Eugenio de Ochoa no Romanceiro de Almeida Garrett», en Cuadernos de filología, anejo XXXI. Literatura portuguesa y literatura española. Influencias y relaciones, María Rosa Álvarez Sellers (ed.), València, Universitat de València, pp. 275–299.

MENÉNDEZ PIDAL, Ramón (1953): Romancero hispánico. (Hispano-portugués, americano y sefardí), II, Madrid, Espasa-Calpe.

MENÉNDEZ PIDAL, Ramón (1973): «Poesía tradicional en el Romancero hispano-portugués (1943)», en Estudios sobre el Romancero, Madrid, Espasa-Calpe, pp. 377–401.

PÉREZ ISASI, Santiago (2017): «Los Estudios Ibéricos como estudios literarios: algunas consideraciones teóricas y metodológicas», en Procesos de nacionalización e identidades en la Península Ibérica, César Rina Simón (ed.), Cáceres, Universidad de Extremadura, pp. 347–361.

RELIT-ROM - Revisões literárias: a aplicação criativa de romances antigos (sécs. XV-XVIII). URL: <https://www.relitrom.pt/> [26/10/2022].

_______________________________

1 «No es que tales romances sean de origen portugués frente a tales otros de origen español, distinción en que Teófilo Braga puso empeño particular, pero cosa dificilísima de discernir» (Menéndez Pidal, 1973: 401).