Domínguez Moreno, José María (2020), Leyendas de Ahigal, Cáceres, Diputación Provincial de Cáceres, 460 pp.

El fallecimiento, el 14 de diciembre de 2023, de José María Domínguez Moreno, ha privado a nuestras ciencias de la etnografía y de la literatura oral de un especialista que, desde una posición en buena medida autodidacta, artesanal, independiente, puso en pie una obra de gran relieve. Aunque hizo la carrera de Geografía e Historia en la Universidad de Salamanca, la larga dedicación de Domínguez Moreno a la etnografía de su pueblo, Ahigal, y en general a la del norte de la provincia de Cáceres, con algunas calas en el sur de Salamanca y en otras áreas de Extremadura, se desarrolló mayormente fuera de los circuitos universitarios y académicos. Más como pasión personal y como prueba de compromiso para con sus paisanos, a quienes ofreció una especie de lenitivo contra el olvido que en estos tiempos de globalización aplastante se está cebando contra lo que fuera el riquísimo patrimonio ancestral de su comarca, y de todas partes.

Domínguez Moreno, lejos de pretender sentar cátedra, prefirió quedarse en observador fino y conocedor desde dentro, en urdidor día a día de su propio método, en diálogo con sus gentes y sus entornos. Eso no quiere decir que no estuviese bien informado de la teoría y de la práctica de la etnografía que se hacía en otros lugares. El selecto y articulado muestrario de los temas que, según apreciaremos, tocó, y la solvencia con que los encaró, revelan a un especialista de sólida formación, que sabía muy bien identificar los nervios sensibles de la cultura popular, y que a fuerza de más de cuarenta años de entrega logró que lo que al principio parecía eclecticismo fraguase en sistematicidad. Hubo un viento que siempre sopló a su favor: la riqueza fabulosa de las tradiciones de su pueblo y de su comarca, que cristalizaron en un ecosistema relativamente aislado, alejado de ciudades y de vías de comunicación principales, de personalidad muy singular entre las demás de España.

El etnógrafo de Ahigal fue, considerado en perspectiva, uno de los últimos y más valiosos representantes de una etnografía local y localista, sensible y cuidadosa, que ha sido cultivada de manera muy característica en Extremadura, desde que a finales del siglo XIX, entre 1883 y 1884, fueran publicados en Fregenal de la Sierra (Badajoz) los cuadernos que darían en el fundamental volumen colectivo de El Folk--lore Frexnense y Bético-Extremeño: órgano temporal de las Sociedades de este nombre. De aquel impulso saldrían, entre otros títulos notables, los Cuentos populares de Extremadura (1886) de Sergio Hernández de Soto. Tal cadena, muy discontinua, siguió cimentándose sobre individualidades como la del benemérito maestro de escuela Marciano Curiel Merchán, autor de unos importantes Cuentos extremeños aparecidos en 1944. A partir de la década de 1980, tres etnógrafos muy fecundos, originales y relevantes, Juan Rodríguez Pastor en la provincia de Badajoz, Fernando Flores del Manzano (fallecido en 2020) en la de Cáceres, y José María Domínguez Moreno, también en la de Cáceres, han llevado a sus mejores alturas esa etnografía extremeña urdida por puras vocación y responsabilidad, desde fuera de la universidad.

Lo más granado de la obra de Domínguez Moreno salió a la luz en la Revista de Folklore, que dirige desde su fundación en 1980 el maestro de etnógrafos Joaquín Díaz. Una revista y un impulsor determinantes, que igualmente desde fuera de la institución universitaria, han propiciado la eclosión, hasta hoy, de miles de trabajos etnográficos, que suman un repositorio inigualable de la cultura popular española y de otros lugares. En el temprano número 26, de febrero de 1983, publicó Domínguez Moreno un primer artículo con informaciones y glosas muy originales, que reflejaba ya sus intereses y métodos: «Rituales del fuego solsticial en Ahigal (Cáceres)». En el otro extremo, el número 501, de noviembre de 2023, sacó a la luz el último de sus artículos, publicado pocos días antes de su muerte, «Las tijeras en la provincia de Cáceres: aspectos etnoculturales». Entre ambos hitos, separados por algo más de cuarenta años, la Revista de Folklore fue el cauce en el que publicó, si no se me escapa ninguno, «Un culto heterodoxo en torno a san Pedro Apóstol en Torrejoncillo (Cáceres)» (1983); «Augurios de muerte en la comarca de la sierra de Francia» (1983); «La casa típica en la comarca de Las Hurdes» (1983); «La noche de San Juan en la Alta Extremadura» (1984); «La ‘Encamisá’, significado y origen de una fiesta cacereña» (1984); «Ritos de fecundidad y embarazo en la tradición cacereña» (1984); «El mito de la Serrana de la Vera» (1985); «La cencerrada en el partido de Granadilla (Cáceres)» (1985); «La hermandad de ánimas de Ahigal» (1985); «El ciclo vital en la provincia de Cáceres: del parto al primer vagido» (1986); «Cantos al Cristo de la Agonía de Vallejera de Riofrío» (1986); «La leyenda de Las Batuecas» (1986); «La leyenda del ‘escornáu’: una versión extremeña del mito del unicornio» (1986); «El arado con rueda del norte de Cáceres» (1986); «Las bodas populares cacereñas: una aproximación interpretativa de sus rituales» (1987); «Apuntes etnográficos de Endrinal de la Sierra (Salamanca)» (1987); «La función del descendimiento en la diócesis de Coria (Cáceres)» (1987); «El folklore del noviazgo en Extremadura» (1987); «La fiesta del ‘Toro de San Marcos’ en el oeste peninsular (I)» (1987); «Los gitanos extremeños en el siglo XIX» (1988); «La alfarería popular de Ahigal (Cáceres)» (1988); «La lactancia en la alta Extremadura» (1988); «Extremadura en la encuesta del Ateneo de 1901: el caso de la comarca de Trujillo» (1988); «Ramo del Cristo de los Remedios, de Ahigal (Cáceres)» (1988); «Rituales del bautizo y de la purificación en Extremadura» (1988); «Las campanas en la provincia de Cáceres: simbolismo de identidad y agregación» (1988); «La fascinación infantil en la provincia de Cáceres» (1989); «Una fiesta cacereña ‘El Cristo de Octubre’» (1989); «La muerte en Extremadura: apuntes etnográficos» (1989); «Cencerradas a la Virgen en un pueblo de Badajoz» (1990); «Las campanas extremeñas en el contexto antropológico» (1990); «La licantropía en Extremadura» (1990); «El diagnóstico en la medicina popular extremeña: el caso de la hernia» (1990); «La medicina popular en Extremadura: la curación de la hernia (peculiaridades y particularidades)» (1990); «Perros y lobos en Extremadura» (1991); «Microlitos y megalitos funerarios en Alcántara (Cáceres)» (1991); «La fiesta del lobo en Extremadura» (1991); «Santos ganaderos en Extremadura» (1992); «La ‘enfermedad vieja’ en Extremadura: la hernia como modelo» (1992); «El ‘bichu’ en Extremadura: trampa lobera al hermano lobo» (1992); «La divinización del lobo en Extremadura» (1992); «Una leyenda mítica hurdana: la vaca vence a la sierpe» (1992); «Virtudes mágicas y curativas del lobo en Extremadura» (1992); «Cofradías penitenciales en Extremadura» (1993); «La Virgen de los Remedios de Fregenal de la Sierra (Badajoz): un arquetipo de leyenda mariana» (1993); «La leyenda de la Virgen de Guadalupe: I, La traslación» (1994); «La etnoveterinaria en Extremadura: el tratamiento del ganado lanar» (1994); «Los carnavales en la provincia de Cáceres» (1995); «Los samblases cacereños» (1995); «La fiesta de los santos mártires en la alta Extremadura» (1996); «El tiempo de pasión en la provincia de Cáceres» (1996); «Las fiestas de pascua por las tierras cacereñas» (1996); «Por San Juan... Aportaciones al calendario festivo cacereño» (1996); «Las últimas fiestas de primavera por el norte de Extremadura» (1996); «El mayo festivo por las tierras cacereñas» (1997); «Las fiestas de ‘Las Candelas’ en la provincia de Cáceres» (1997); «Los trastornos ginecológicos desde la etnomedicina extremeña» (1998); «El aparato urinario desde la óptica etnomédica extremeña» (1999); «Etnomedicina respiratoria en Extremadura (I-II) (2000); «Las campanas en la comarca de las tierras de Alba de Tormes (Salamanca)» (2001); «Nacer, vivir y morir en la comarca de la tierra de Alba» (2001); «La festividad y el ciclo vital en la Comarca de las Hurdes» (2003); «Dermatología popular en Extremadura (I-IV)» (2003-2005); «Medicina popular extremeña: sistema circulatorio» (2006); «Traumatología popular extremeña» (2006); «El retrato erótico femenino en el Cancionero extremeño (I-V)» (2006-2008); «Animales guías en Extremadura (I-II)» (2008); «San Pedro de Alcántara y los milagros del agua» (2009); «El lagarto en Extremadura: entre el mito y la tradición (2009); «Despoblados extremeños: mitos y leyendas» (2009); «Fuegos rituales extremeños por los finales del año» (2010); «Fuegos rituales extremeños: entre San Antón y el tiempo pascual» (2010); «Fuegos rituales en Extremadura: las luces de ánimas» (2018); «Las tormentas en Extremadura: supersticiones, creencias y conjuros (I-III)» (2018); «El Cristo de la Colada y las leyendas de otros cristos injuriados» (2018); «El mantel de la Última Cena, de la catedral de Coria» (2019); «Reliquias de la Pasión de Cristo en Extremadura» (2019); «Milagros eucarísticos cacereños» (2019); «Del hombre pájaro al pez volador de Plasencia» (2019); «Los santos de Cáparra (la invención de un martirologio)» (2020); «La intervención divina en la reconquista de Extremadura: tres vírgenes guerreras» (2021); «El maestre Pérez Correa y la leyenda de Tentudía» (2021); «Nuestra Señora de Valdejimena, una advocación de la dehesa salmantina» (2021); «Santiago, san Isidoro y san Jorge: sus fabulosas presencias en la reconquista de Extremadura» (2022); «Un cuento extremeño: San Antonio y el peral, estudio, difusión y nuevas aportaciones (I- II)» (2021 y 2022); «Los tesoros de los castillos extremeños» (2003); «Santos Epitacio y Evasio, los inventados obispos y mártires de Plasencia y Coria» (2023).

Unos cuantos artículos más vieron la luz en revistas y libros colectivos diversos. Así, «Origen y problemática del ferrocarril de la provincia de Cáceres (1844-1894)» (1983); «La producción oleícola en Ahigal (Cáceres) desde la Edad del Bronce al siglo XX» (1984); «El origen del nombre de Las Hurdes» (1986); «El ara votiva de Tejeda de Tiétar y su información sobre una danza prerromana» (1987-1988); «Empalados y disciplinantes en Extremadura» (1988); «Costumbres extremeñas de preembarazo» (1989); «El lobo en Extremadura: entre el mito y la religión» (1991); «La vivienda hurdana desde una perspectiva etnohistórica, ¿es el resultado de un proceso de transculturación medieval?» (1992) «Aspectos populares de la profilaxis y la curación del ganado ovino en Extremadura» (1993); «¿Una historia mitificada por juicios evemeristas o un hecho legendario ocultador de la historia? Exégesis de la Serrana de la Vera» (1993); «Ritos y costumbres de boda en Las Hurdes» (1994); «El magosto en la comarca de Las Hurdes» (1994); «La fiesta de san Blas en la Provincia de Cáceres» (1997); «Apuntes etnográficos sobre la medicina estomatológica en Extremadura», (2000); «Catalogación y estudio de las campanas en el área oriental de la provincia de Salamanca» (2001); «El ciclo vital en Alba de Tormes y su comarca» (2001); «Creencias y costumbres acerca de la fertilidad en la comarca de la Tierra de Alba» (2004); «Las brujas de Ahigal» (2013); «La infancia del rey don Pelayo en Alcántara: el nacimiento de una leyenda» (2019). Imposible entrar aquí en los artículos más breves y divulgativos que publicó en otros medios, entre ellos la revista L’Aceña, de Alba de Tormes, que dirigió entre 2001 y 2008.

El nombre de Domínguez Moreno brilla, asimismo, en unos cuantos libros: Cultos a la fertilidad en Extremadura (1987), Fiestas populares en la provincia de Cáceres (1997), Los cuentos de Ahigal: cuentos populares de la Alta Extremadura (2011), Cancionero de Ahigal (2019) y Diccionario de Ahigal (2019). Los tres últimos son obras de gran madurez, desbordantes de joyas de gran belleza y a menudo descollantes, por su rareza, en los repertorios de la prosa, el verso, la lengua oral.

A esta impresionante nómina vinieron a sumarse, en 2020, estas Leyendas de Ahigal que, para empezar, tienen el mérito de ofrecernos el corpus más nutrido, que yo sepa, de leyendas registradas en un único pueblo de España: doscientas, nada menos. Distribuidas en estas secciones: «Encantamientos», «Tesoros», «Duendes», «Leyendas religiosas», «Brujas», «Damas de negro y blanco», «Asuntos demoníacos», «Almas en pena», «Leyendas meteorológicas», «Animales», «Ingeniería maravillosa» e «Históricas». Esta clasificación dista de ser clara y unívoca; pero no por demérito del autor, sino porque nadie ha logrado acuñar, hasta ahora, una taxonomía indiscutible de la leyenda.

Hay un pero acaso más significativo: que Domínguez Moreno no transcribió las leyendas de manera literal, ateniéndose al discurso de sus narradores y especificando el nombre de cada uno de ellos, como dicta el método al que se atiene la etnografía más avanzada y sofisticada. En vez de eso, elaboró versiones normalizadas, en castellano y no en las hablas dialectales de su pueblo, que solo asoman, de cuando en cuando, en algún diálogo. Son versiones además facticias, es decir, construidas presumiblemente a partir de una pluralidad de variantes escuchadas o registradas, que quedan incógnitas. Es este un método que podría parecer antiguo, superado, poco científico. Pero que probablemente tiene su justificación en la intención que parece que guio la confección de este libro, que Domínguez Moreno quiso que estuviese en un castellano normal o normalizado para que no solo los ahigaleños, sino cualquier lector hispanohablante, pudiese leerlo y apreciarlo. Cabe suponer que habrán sido miles, y no solo doscientas, las versiones que, a lo largo de su vida, habrían llegado al conocimiento del etnógrafo: si hubiese transcrito todas y cada una de ellas de manera fidedigna, el libro resultante sería muchísimo más extenso y complejo que el de 321 páginas que nos regaló. Puede que, siendo él un ahigaleño más, ni siquiera precisase registrar por escrito o en audio o en vídeo todos los testimonios. Acaso los escuchó una o muchas veces, para anotarlos y retocarlos con posterioridad, hasta dar en el producto que ahora tenemos. No debemos entender nada de esto como mancha ni como lastre, aunque seamos conscientes de que una edición textual más sofisticada y una contextualización etnográfica más informativa hubiesen redundado en un libro mejor, según se interpreta, al menos, desde la orilla de la ciencia o de la academia.

A cambio, la riqueza de los temas, la variedad de los argumentos, la fantasía de las soluciones, la rareza de las expresiones, dan en una colección incomparable. No conozco ningún libro de leyendas atestiguadas en un único pueblo de España con tantos ni tan excepcionales relatos de moras y de tesoros encantados, de brujas y de licántropos, de ánimas y de fantasmas. Imposible entrar ahora en el análisis detallado, fuera del solo botón de muestra de la leyenda de El segador solitario (pp. 256-257), relativa a un misterioso trabajador del campo cuya energía inagotable y cuya reserva intrigan a sus compañeros y a su patrón, y que un día sufre una herida con la hoz en la pierna izquierda, por lo que huye convertido en licántropo que cojea: un cruce sensacional, del que no conozco ningún otro avatar hispánico, de la trama del romance de El difunto penitente, de viejas fábulas relativas a heridas sangrientas de hombres lobos y de monstruos cojos.

El filón que, en definitiva, nos descubrió José María Domínguez Moreno, mantendrá ocupados a muchas promociones de estudiosos del presente y del futuro.

José Manuel Pedrosa
(Universidad de Alcalá)