El ambiente percibido en la correlación hombre-planta: aproximación a un método de estudio del léxico en la literatura oral*

The perceived environment in the man-plant correlation: approach to a method of studying the lexicon in oral literature

MARÍA ÁGUEDA MORENO MORENO

(Universidad de Jaén)

magueda@ujaen.es

ORCID ID: 0000-0001-6708-9060

ABSTRACT: This paper presents a method of studying the lexicon in oral literature. This will study the ethnobotanical lexicon of the province of Jaén, as an example of study and exploitation of the oral records of the Corpus de Literatura Oral (CLO). The study of the texts will show the conceptual history of the speakers of this area and their social and cultural history, as well as the relationship of life they have with their natural environment.

KEYWORDS: lexicon, ethnobotany, literature, oral tradition, life stories

RESUMEN: En el presente artículo se presenta un método de estudio para abordar el conocimiento del léxico cultural que se registra en la literatura oral. Para ello nos aproximaremos al léxico etnobotánico de la provincia de Jaén, como ejemplo de trabajo y explotación de los registros orales que nos proporciona, en este caso, la literatura oral del Corpus de Literatura Oral (CLO). El estudio de los textos nos aproximará a la historia conceptual de los hablantes de esta zona y a su historia social y cultural, así como a la relación de vida que tienen con su entorno natural.

PALABRAS-CLAVE: léxico, etnobotánica, literatura, tradición oral, historias de vida

1. INTRODUCCIÓN

Con el título de «Ambiente percibido en la correlación hombre-planta» pretendemos significar el tipo de interacción que establece un sujeto social con el entorno vegetal inmediato que le rodea, centrado, especialmente, en el aprovechamiento y el conocimiento de explotación, usos y consumo que hace de él. Como bien apuntó Schultes:

la existencia misma del hombre depende del reino vegetal y de su propia habilidad en saber aprovechar los recursos vegetales de su ambiente, el hombre se alimenta, se viste, se abriga y se calienta directa o indirectamente con plantas o con productos vegetales; cuando está enfermo, busca en las plantas el remedio para su dolencia; cuando anhela consuelo, placer, fuerza o comunión con sus dioses, se da al uso de narcóticos o de estimulantes vegetales y se sirve también de sustancias toxicas de origen vegetal para pescar y cazar y hasta para combatir a sus semejantes; a través de toda su vida cuenta con los innumerables productos del ambiente vegetal para su industria o para su comodidad doméstica tales como colorantes, gomas, resinas, perfumes, especias, fibras y maderas. En sus religiones y expresiones filosóficas suelen entrar a menudo conceptos derivados de la vida de las plantas; los vegetales no son solamente los más simples elementos de su arte, sino su arte mismo porque todo el adelanto cultural y la civilización misma como la conocemos hoy, son posibles solamente por el hecho de que, habiendo aprendido a domesticar a las plantas, por decirlo así, el hombre ha podido gozar de una vida sedentaria y se ha proporcionado así cierto ocio que le ha permitido dedicarse a diversiones y a obras de ingenio (Schultes, 1941: 7-8).

De este modo, con la interpretación de la interacción hombre-planta, que queda expresada en distintos tipos de contenidos léxicos y/o expresiones orales de una comunidad, podremos acercarnos al ambiente percibido por una sociedad geolingüística concreta.

Así pues, dentro de su limitación, este estudio pretende diseñar una línea de comprensión de la cultura en literatura oral a través del análisis del léxico, para este caso concreto el que se recoge en el Corpus de Literatura Oral (www.corpusdeliteraturaoral.es; en adelante, CLO). La razón no es otra que este estudio surge de los trabajos de investigación que se están desarrollado en el seno de un proyecto de investigación de mayor envergadura, a saber: Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental. Proyecto, que propone recopilar un corpus representativo del patrimonio oral perteneciente a dos comarcas culturales de la Andalucía oriental, Cazorla (Jaén) y la Alpujarra almeriense, con el fin de documentar, mediante soporte audiovisual que queda volcado en el CLO, y estudiar un repertorio de muestras orales en serio peligro de desaparición, así como, inventariar con fines lexicográficos el material léxico más distintivo que contenga dicho corpus. Entendemos que los términos registrados, en especial los que destacan por su variedad diasistemática (temporal, geográfica sociocultural, de materia o especialidad y estilo de lengua), proporcionan una rica información etnolingüística y pragmática, que queda reflejada en los significados y sentidos asociados al contexto. No cabe duda de que, para una interpretación rigurosa de la lengua (en este caso, de la lengua hablada en Andalucía), más allá de las fuentes metalingüísticas, la explotación de las fuentes lingüísticas orales es un recurso especialmente valioso.

Para el diseño de la investigación, el problema de investigación preliminar se ubica en el léxico usado que resulta de la relación hombre-planta, como decimos, a fin de conseguir información del ambiente sociocultural que percibe un sujeto ligado a un contexto y entorno vegetal concreto.

El estudio se sitúa así metodológicamente en el ámbito disciplinar de la etnobotánica, como modo de trabajo para la recuperación del conocimiento léxico tradicional de la biodiversidad de especies vegetales1. La etnobotánica, como subdisciplina de los estudios científicos de etnobiología, permite el conocimiento ecológico tradicional, mediante la recolección y muestreo de términos documentados en los idiomas sobre el uso de los recursos naturales. Su método, por tanto, da garantías viables para la investigación lexicológica y para deducir los valores cognitivos que han quedado fijados dentro del ámbito semántico seleccionado; sobre todo, si entendemos, como bien señala Carreño (2016: en línea) que: «la experiencia práctica y las representaciones que poseen los pueblos con una larga historia de interacción con su medio natural, la posesión de esos conocimientos, están estrechamente vinculados al lenguaje».

El análisis del léxico, así entendido, permite destacar dos tipos de realidades culturales, siguiendo a distintos autores como Casado Velarde (1991: 11-12) o Martín Camacho (2016: 189-190; 2018: 587), entre otros: el de lo inmaterial (ideas, creencias, costumbres, etc.) y el de lo material (objetos y productos elaborados por el hombre). En esta ocasión, la dimensión de la investigación pretende fijarse en la cultura inmaterial: en los sentidos de las manifestaciones culturales de un grupo social que quedan representados en unidades léxicas de una tradición oral. Hablamos, pues, como bien caracteriza el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España en su Plan Nacional para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial (2015) de:

creencias relacionadas con la naturaleza y el medio (la flora, la fauna, el medio ambiente, la meteorología) así como las que se asocian a la protección del individuo o la comunidad frente a la naturaleza. Creencias sobre factores o personas que generan males y enfermedades, formas de prevención y profilaxis, procedimientos de diagnóstico, tratamiento de la salud y sanación (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte 2015: 15).

El ambiente percibido en la correlación hombre-planta se hallará pues en las expresiones colectivas consideradas Patrimonio Cultural Inmaterial, las cuales: «están dotadas de un sentido compartido plasmado en conocimientos o creencias específicas» (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte 2015: 14). Y que se han ido construyendo: «en función del entorno particular, en interacción con la naturaleza y la historia y que infunden un sentimiento de identidad y continuidad» (Id.: ib.).

2. EL ESTUDIO DEL LÉXICO EN SU CONTEXTO SOCIOCULTURAL

En la búsqueda de una metodología interdisciplinaria, en la que convergen la estilística literaria, la pragmática, la sociolingüística, la cultura y el folklore para abordar el estudio del léxico en su contexto sociocultural es que consideramos que este estudio puede partir de la bibliografía y estudios etnográficos y adoptar el enfoque de análisis desde la teoría de la enacción.

2.1. Etnografía léxica

La etnografía léxica como técnica de investigación lingüística y social resulta verdaderamente útil para aproximarnos al estudio del léxico en su contexto sociocultural. Se ubica dentro del marco general de la etnografía lingüística, campo de conocimiento que permite profundizar en las relaciones entre lengua, cultura, sociedad, y para entenderla, adoptamos la propuesta formulada por Coseriu en la caracterización de los estudios socio y etnolingüísticos en la correlación lenguaje-cultura, en la que señala que:

Si el objeto de estudio es el lenguaje, si se trata de hechos lingüísticos en cuanto determinados por los «saberes» acerca de las cosas, se hace etnolingüística propiamente dicha o lingüística etnográfica; si, en cambio, el objeto de estudio es la cultura, si se trata de los «saberes» acerca de las «cosas» en cuanto manifestados por el lenguaje […] se hace etnografía lingüística (Coseriu 1981: 12-13).

Tenemos pues dos perspectivas y dos objetos de estudio que son necesarios distinguir. De un lado, el estudio del lenguaje para conocer los usos lingüísticos que se generan dentro de una cultura a fin de poder adoptar un comportamiento lingüístico adecuado (etnolingüística). Estos son estudios que tiene conexiones y comparte intereses con la pragmática (cfr. Martín 2016: 194-195) al atender, no solo a la «competencia lingüística», sino también a la «competencia extralingüística», es decir, a los saberes y conocimientos sociales y culturales que influyen en el hecho lingüístico, y suelen adoptar un método cuantitativo en su desarrollo2.

Por otro lado, el estudio de la cultura como huella que queda en el lenguaje (etnografía lingüística). Esta es una metodología cualitativa, que puede llegar a ofrecer un nivel superior de comprensión de los significados que los resultados de las investigaciones cuantitativas; necesita de la interpretación y de la descripción, más que de la medición y cuantificación. La información cultural puede provenir de cualquier ámbito del sistema lingüístico (fonética, fonología, gramática, léxico, etc.), así como de las mismas interacciones verbales (sujeto, contexto, reacciones, etc.). De modo que, lo que aquí llamamos etnografía léxica sería el estudio del trasfondo sociocultural que se puede hallar en el contenido semántico del léxico analizado. En otras palabras, para este estudio que nos proponemos, en esta ocasión, nos interesa más la cultura que hay en el léxico, que no el léxico de una cultura.

2.1.1. El sentido múltiple

El contenido semántico del léxico analizado debe ser, pues, estudiado, no como una propiedad intrínseca a la lengua y a las relaciones de sus elementos, sino como resultado del uso léxico en la actividad vital de los hablantes en un contexto sociocultural concreto. Como bien señalan Baylon y Mignot: «el sentido de un mensaje está siempre situado en su contexto natural» (1996: 266).

Siguiendo a Coseriu (1981: 13-14) sabemos que los contenidos semánticos pueden tener diferentes manifestaciones: designación (la lengua designa las cosas), significado (contenido estrictamente lingüístico) y sentido (la suma del contenido lingüístico y las distintas determinaciones extralingüísticas que influyen en él, esto es, el conocimiento que se tiene del mundo: «los saberes, ideas y creencias acerca de las “cosas”» (Coseriu 1981: 17)).

A la etnografía léxica le interesa el sentido o sentidos de los términos en su contexto. El léxico, así analizado, puede ofrecer un sentido múltiple, con carga semántica y carga sociocultural, en donde confluyen ideas históricas, valóricas, físicas, químicas, religiosas, mitológicas, tradicionales, morales, interpretativas, subjetivas, etcétera. Tal y como señala Sherzer: «las palabras concretas así envueltas [en un espacio semántico y contextual concreto …] podrían ser esotéricas y desconocidas para la mayoría de las personas» (Sherzer 1992: 44).

La caracterización sociocultural de una comunidad estudiada en su léxico puede, de este modo, ser representada por registros léxicos neutros (no dialectales, no técnicos, etcétera), pues los mismos términos establecen cohesión con los hechos o las creencias narradas en un marco común de conocimiento o de transmisión del mismo. Es una significación sociocultural. El estudio del léxico y sus significados, así entendido, es verdaderamente un análisis de los factores contextuales y aspectos circunstanciales que arrojan información sobre el sistema cultural y simbólico de una sociedad, por lo que va más allá de la observación particular del léxico. Es hacer una descripción del léxico y de las bases culturales que se incluyen en su descripción.

3. LA TEORÍA DE LA ENACCIÓN Y EL ESTUDIO DEL LÉXICO

Junto a este planteamiento teórico y metodológico que nos ofrece la etnografía, consideramos que es necesario para este estudio adoptar también los métodos de trabajo que propone la teoría de la enacción. Sobre todo, si entendemos, como bien razona López García que: «el vocabulario constituye una parte privilegiada de la lengua en que se aprecia con claridad el concepto de la enacción, [… pues] una palabra es un producto lingüístico con el que aprehendemos el mundo exterior y al mismo tiempo es el reflejo de la representación mental de un concepto del mundo» (2017: 197-198). La enacción, entendida como la interacción que realiza un ser cognoscitivo con su entorno se mediatiza a través de la palabra creada por la experiencia, de modo que el lenguaje crea el contexto social, tanto como el contexto social crea el lenguaje. Esa interacción es pues una acción corporizada, esto es, depende de las experiencias que un sujeto hace con su entorno (cfr. López García 2017: 57).

De modo que se puede decir que el léxico cristaliza, resulta de y ayuda a conformar una cultura, al tiempo que permite la culturación del individuo. Es así que al seguir en los estudios del léxico una metodología enactiva, esta nos permite conocer: (1) la influencia del mundo en la lengua (entorno natural, entorno material, entorno social, entorno sobrenatural, etc.), (2) la influencia de la lengua en el mundo (los estudios, por ejemplo, de léxico dialectal permiten acceder a la muestra de un mundo diferente y propio de una comunidad sociocultural, es un léxico que crea y representa cultura) y (3) la interacción entre el mundo y la lengua (sobre todo, al analizar el aspecto histórico de la lengua, se conoce cómo se proyecta en la memoria excepcional del que transmite esta tradición de generación en generación y que llega desde el pasado hasta nosotros).

4. EL CONTROL DEL LÉXICO

En el caso práctico en el que nos situamos, tal y como hemos señalado al principio, esto es, analizar el ambiente percibido en la correlación hombre-planta, para lo cual usamos como base de investigación textos del Corpus de Literatura Oral (CLO), consideramos necesario hacer un proceso de análisis de control del léxico que nos permita la representación semántica múltiple del léxico y la identificación del «ambiente» sociocultural. Así para el control del léxico y la caracterización completa del espacio y ámbito cultural se observa: (1) la variedad léxica (dialectal, social, situacional y diacrónica) en la que intervienen factores asociados a la geografía, factores sociolingüísticos, variables contextuales y de evolución lingüística; (2) el ámbito cognitivo, los «saberes» del mundo que adquiere el ser humano a través de sus órganos de percepción sensorial (entorno natural, entorno material, entorno social y entorno sobrenatural). En esos significados no existe una separación nítida entre lo lingüístico y lo cultural, ya que el significado no es una cosa, sino que esa experiencia o «saber», como consecuencia de la adaptación del hablante a su ambiente, se traduce en conceptos que son diseñados con valores subjetivos, muchas veces de forma creativa e imaginativa3 y, finalmente, se determina (3) la categorización léxica, no como tipología lingüística o «clases de palabras», sino como categoría cognitiva, que permite discriminar, generalizar y reducir la complejidad del universo a una estructura de conceptos limitada, que queda expresado mediante una perífrasis definitoria4. Ese significado (sentido) no es una cosa, sino un modelo cognitivo idealizado, un modelo cultural.

Todo ello nos permite la construcción del sentido con datos que nos hablan de la acepción textual (el sentido que la expresión lingüística adquiere en el contexto), el conocimiento enciclopédico (el sentido suplementario que surge de la interpretación social, histórica, cultural, etc.), el saber compartido (el sentido estructurado y transmitido que pertenece a un grupo social), la representación cultural (el modo de percepción social de la realidad) y la dimensión individual (el modo emocional y valorativo de percepción de la realidad por el hablante).

Sirva de ejemplo, la ficha de control léxico del hecho léxico que se documenta en el CLO en un texto narrativo, el cuento de El asesino de mujeres (Barbazul), en donde una informante de setenta y seis años, de la localizad de Cazorla (Jaén), para enunciar la identidad cultural de un “ser imaginario y mágico” usa la expresión lingüística (el) negro: «encontró una berza en el suelo y tiró de ella y salió un negro» (CLO: ref. 001n). La acepción textual es la de ‘villano, el malo’, un personaje sobrenatural o mágico que representa todo lo negativo; por la interpretación del conocimiento que se verbaliza en la expresión sabemos que no representa una realidad material (un esclavo negro), sino un arquetipo, una figura de negación que se crea desde la psicología del color; un personaje de valor negativo que representa la falta de moralidad y la violencia. Representa la muerte y la maldad y se relaciona con el poder, la magia, el lujo y la ambición. El sentido que se adquiere por el saber compartido y que se transmite en la narración, es el del personaje malvado, vinculado a la magia y propio de los cuentos. El ámbito percibido y mostrado es el propio de la cultura popular. Véase la siguiente tabla I:

TABLA I. FICHA DE CONTROL DEL LÉXICO

Los significados normativos de esta expresión léxica nos hablan de: ‘color’, ‘suciedad’, ‘novela o cine’, ‘sensaciones negativas’, ‘magia’, ‘tabaco’, ‘bronceado’, ‘estar enfadado’, ‘mala suerte’, ‘nota musical’ etc. (cfr. DLE 2014: s. v. negro, gra), pero no de un ‘ser’, no de un ‘personaje’. Solo la interpretación de la expresión léxica como unidad conceptual que permita el estudio del trasfondo sociocultural, nos da un verdadero acceso al significado y a la cultura de esa comunidad, la cual queda manifiesta en el habla. En la misma expresión léxica, la hablante identifica su propia imagen real (hablante blanca) y se representa la visión de un ser sobrenatural (negro) creado a partir de la experiencia o el aprendizaje por tradición. El sujeto muestra por esta expresión su mente corporizada (embodied mind), fruto, como apuntan Asiáin/Aznárez de la: «constante interacción entre lo individual y lo social, lo innato y lo adquirido socio-culturalmente […], conformado, con estructuraciones y reestructuraciones constantes, una manera de percibir, sentir, pensar y actuar» (2012: 46). Para su inmediata realidad, el espacio mágico queda bien delimitado con esta figura negra, si bien, está claro que un hombre negro no es exótico por sí mismo, solo adquiere este sentido en la experiencia del ámbito cultural en el que se considere como algo no común, sino extraordinario.

5. LAS HISTORIAS DE VIDA

El método etnográfico requiere la elaboración o elección de un corpus principal de recogida de datos. Como bien señala Navarro Hartmann:

No hay etnografía del habla sin trabajo de campo; a saber: entrevistas individuales y grupales, historias de vida y de comunidad, reconocimiento de redes sociales y de habla, interacción cara a cara, registro de situaciones lingüísticas y comunicativas en terreno y de los discursos en su contexto de ejecución (2015: 5).

En este punto, en la literatura oral podemos encontrar un espacio para el estudio y el análisis léxico, pues la literatura oral tiene cualidades literarias, pero también una importante relación con los contextos sociales, históricos y culturales. Para su análisis es necesario encontrar los ejes que reflejen esas cualidades y relaciones e interpretarlos en estrecha relación con la cosmovisión social y cultural que lo genera. Así mismo, es también importante, en este sentido, la función que tiene el público al que va destinada esta literatura, como sistema de comunicación de una comunidad específica, ya que ello determina en la selección léxica el objeto y el objetivo, esto es, el modo de transmitir conocimiento, ya como historia o como episodios situados en un tiempo anterior al estado actual de las cosas (cfr. Cortés 2014: 188).

Al trabajar con estos tipos de textos nos encontramos con una herramienta muy útil para el estudio cultural, ya que son casos de cultura en la lengua, textos de memoria oral, conservados mediante registro filmado5, transcritos como recuerdos, canciones, poesía, historias de vida, casos, etc. y de transmisión en red, tal es el caso del CLO.

En este punto, las «historias de vida» son textos narrativos que se presentan ante el investigador como trazas de memoria discursiva, que pueden resultar muy ventajosas para la etnografía léxica. Su uso pone en práctica una técnica de investigación cualitativa6 y su análisis supone un proceso de indagación para intentar dibuja el perfil cotidiano de vida del hablante, sus saberes y conocimientos y el ambiente percibido que tiene de su espacio más inmediato. Y esto no solo por el contenido de los relatos y la selección léxica del hablante, sino también por la percepción que los narradores y escuchas muestran de los mismos.

6. EL AMBIENTE PERCIBIDO EN LA CORRELACIÓN HOMBRE-PLANTA EN TEXTOS DE LITERATURA ORAL

Una investigación fundamentada en entender el significado de las acciones de los seres vivos empieza siempre con el planteamiento importante de la selección del contexto y los casos de investigación a estudiar.

En este punto, la investigación de este trabajo se centra en observar la cultura vinculada al medio social de la provincia de Jaén, que se puede hallar en el léxico etnobotánico usado en las historias de vida narradas y recogidas en el CLO. Para ello, se ha seleccionado representaciones de literatura oral que en el corpus están clasificadas bajo la categoría de «Narrativa» y la subcategoría «4.13. Etnobotánica y etnomedicina». Para el análisis no basta solo los datos cuantitativos de los registros recogidos, sino que es importante aplicar el método cualitativo en la investigación, tanto para la observación del léxico, como para la observación del sujeto-hablante, sobre todo, para identificar de qué manera la comunidad de habla identifica su propia imagen o visión de quienes son (o eran) en sus transmisiones narrativas de conocimiento.

6.1. Investigación cuantitativa

Los textos orales recogidos en el CLO clasificados como narraciones con testimonios sobre etnobotánica y etnomedicina (CLO: subcategoría 4.13), trabajos agrícolas (CLO: subcategoría 4.7.1), la casa y las tareas y costumbres domésticas (CLO: subcategoría 4.5) y costumbres y tradiciones (CLO: subcategoría 4.8) propios de la provincia de Jaén, nos sitúan en un eje norte-sur de la provincia con: (1) poblaciones propias del Alto Guadalquivir, en la Comarca de Cazorla, como son Cañada de la Cierva y El Rincón, núcleos de población de Santo Tomé en la Sierra de Cazorla, la propia localidad de Cazorla, Chilluévar, Génave, La Iruela, La Puerta de Segura y Peal de Becerro; (2) poblaciones cercanas a la comarca metropolitana de Jaén, como la propia ciudad Jaén, y el núcleo de población de Torreblascopedro, enmarcado en la comarca de la Loma Oriental, y (3) poblaciones de la Sierra Sur de Jaén, Ermita Nueva y Ribera Alta, núcleos de población de Alcalá la Real. Véase la siguiente tabla II:

Como vemos, para este análisis del léxico hemos contado, una vez hecha la selección, con 30 referencias de textos orales del CLO, los cuales han rentabilizado a la investigación léxica en un 68%. Sobre todo, si entendemos que de las palabras usadas en el corpus (CLO), en especial, nos interesan las que destacan por su variedad diasistemática (temporal, geográfica sociocultural, de materia o especialidad y estilo de lengua) y proporcionan una rica información sobre las vertientes etnolingüísticas y pragmáticas, señalando su pertenencia a un determinado subconjunto. Esto garantiza que la selección léxica no dependa de perspectivas externas a lo que es el propio corpus ni, por supuesto, a una selección basada en el índice de frecuencia. Con este método de trabajo es: «inevitable que estén sobrerrepresentados aquellos casos que, por alguna razón, llaman la atención de la persona que hace la lectura del texto, lo cual depende de sus conocimientos lingüísticos, la familiaridad con el texto o los textos de la época, etc.» (Rojo, 2009: 3).

TABLA II: TESTIMONIOS SOBRE ETNOBOTÁNICA Y ETNOMEDICINA

Al trabajar con textos orales dialectales como método, los materiales que se obtienen frecuentemente presentan vocabulario poco frecuente, circunscrito a ámbitos dialectales, familiares o rurales. Así como léxico jergal, eufemismos y vulgarismos. Algunos de estos términos tendrán una vida efímera y mucho léxico dialectal, especialmente el relacionado con el mundo rural, está abocado a su pérdida como consecuencia del progreso.

En el trabajo que nos ocupa, el léxico seleccionado, que nos permite acceder al ambiente percibido en la correlación hombre-planta, es poco más de una veintena de términos relacionados con el mundo vegetal más cercano a estas comarcas, pero, en realidad, común en toda la Península Ibérica, como: (1) las voces generales que se recogen en la lexicografía normativa como «planta», «hierba», «árbol» o «fruto» sin marca propia de la botánica (DLE 2014), a saber, aliaga (s. v. aluaga), aloe vera (s. v. áloe), árnica, azucena, beleño, bellota, cardo, colleja, espino, farfolla, guinda, grama, haba, higo, malvavisco, marrubio, mejorana, ortiga, ramo de flores (s. v. ramo), salvado y tomillo. Si bien, también hallamos formas propias dialectales (2) como son los términos: *garanchillo (sic), cejinera, cascarabito (de las bellotas) ‘pequeño capuchón puntiagudo que tienen, por ejemplo, las bellotas’ y pala chumba ‘higuera de pala, chumba’. En cuanto al registro *garanchillo (sic), verdaderamente se trata de la voz garranchillo, variante dialectal vernácula en Jaén (cfr. Torres 2000: 228) del término zahareña más extendido en el oriente andaluz para denominar a la Sideritis hirsuta, registrado en zonas de Segura de la Sierra y Cazorla, según la Revista de botánica del Colegio Universitario «Santo Reino» de Jaén (1992: 51 y 56), y que aquí recogemos en Cazorla (CLO: ref. 0496n). También vinculada al endemismo subbético de la Sierra de Cazorla es el término cejinera (CLO: ref. 0496n), usado para denominar la higueruela (Psoralea bituminosa), según el trabajo de Román (2012) sobre la flora y su terminología en la provincia de Jaén (cfr. Id.: 118)

6.2. Investigación cualitativa

La investigación cuantitativa, como hemos visto, no nos arroja datos significativos en tanto a la realidad léxica estudiada, mas allá de encontrarnos con un léxico no marcado, que esta integrado normativamente dentro del vocabulario general. Si bien, de acuerdo, con lo que señala Cabré, y que encontramos en su Teoría Comunicativa de la Terminología (1999), el contexto social, cultural y las funciones pragmáticas que se hallan en el uso de estas voces, sin duda, nos proyectan usos específicos y especializados de estas voces, de modo que:

El carácter de término lo activan en función de su uso en un contexto y situación adecuados. Esta activación consiste en una selección de los módulos de rasgos apropiados, que incluyen los rasgos morfosintácticos generales de la unidad y una serie de rasgos semánticos y pragmáticos específicos que describen su carácter de términos dentro de un determinado ámbito (Cabré, 1999: 123).

De acuerdo con esto, los términos etnobotánicos que registramos muestran claramente cierto grado de especialización en su contexto, especialmente, relacionado con conocimientos de etnofarmacología, etnomedicina y fitoterapia, fruto de la relación del ser humano con la naturaleza y de los conocimientos empíricos que el hombre ha ido adquiriendo con el tiempo. Y esa propia visión de la sociedad rural tradicional estudiada es la que da valor a los sentidos registrados y usados en su entorno natural.

Con el ánimo de facilitar la catalogación y estudio de ese patrimonio cultural acerca del uso de los recursos naturales locales es que podemos distinguir entre diversos usos y técnicas que se desprenden de la transmisión oral.

Así, en un intento de sistematizar los valores culturales cualitativamente, se organiza el conocimiento en una tabla sinóptica y distinguimos de manera general en la información que se incluye: (1) el término etnobotánico y (2) la categoría émica y la categoría ética, a fin de comprender los pensamientos, conocimientos y comportamientos desde el punto de vista del actor social (categoría émica) y desde el observador (categoría ética). En cuanto al empleo de estos vegetales en este espacio geográfico cabe señalar que hemos separado los usos medicinales, en los cuales atendemos a la información (3) del grupo patológico al que se aplica el uso medicinal de la planta. Y en los usos no medicinales consideramos los propios de empleo culinario/conservante, agrícola, doméstico y manifestaciones culturales/religiosas.

TABLA SINÓPTICA

6.2.1. Usos medicinales

Los elementos socioculturales que se desprenden del análisis de este léxico, clasificado como plantas de uso medicinal, no solo se hallan en la descripción explícita que muestran los textos orales sobre los métodos de uso para la sanación, sino que los usos aparecen perfectamente contextualizados en un tiempo y marco espacial y transmitidos como una realidad social compartida e imbricada en las formas de vida. Y aunque remiten directamente a una biografía individual, en general, representan una memoria colectiva viva.

- «hablo de los tierros | de los tiempos remotos, cuando íbamos andando, cuando no llevábamos —entonces no había tanta comida, ni tanto bar, ni tanto de na» (Fuente del Rey, Alcalá la Real. CLO: ref. 0419n).

- «me he criao en el campo» (La Iruela, Sierra de Cazorla. CLO: ref. 0468n).

En este contexto, los usos de estas plantas como «plantas medicinales» quedan justificados con valoraciones como: «antes no había tantos médicos ni tantas cosas» (Ermita Nueva, Alcalá la Real. Id.: ref. 0339n). Eso hace que se nos hable de preparados fáciles de elaborar y de preparar, con la mezcla de varias plantas o partes de ellas y que solían tomarse por vía interna, ingeridos, o por vía externa, mediante friegas o cataplasmas. El grupo de enfermedades más frecuentes son las relacionadas con el aparato respiratorio y las afecciones de piel y tejidos subcutáneos. Y destaca en estas últimas la necesidad de cierta especialización en la práctica de fitoterapia, lo que se requería la figura del “sanador”. Por ejemplo, en las dolencias, como la erisipela o la culebrina se presentan como enfermedades que: «no la curan los médicos» (CLO: ref. 0334n), así que los aquejados recurrían al sanador, pues: «venían desechaos de los médicos» (CLO: ref. 0334n). Los tratamientos eran gratuitos —«mi madre no cobraba na ni na» (CLO: ref. 0334n). Y las plantas no se usan por su función farmacológica, sino por su valor simbólico como elemento ceremonial en el ritual de sanación, el cual estaba cargado de connotaciones mágicas y/o religiosas. Sirva de ejemplo el valor simbólico de la Virgen María en mujeres con ese nombre para curar el mal de ojo: «mi madre curaba el mal de ojo también, porque se llamaba María. Entonces lo curaban tres Marías» (CLO: ref. 0337n).

Esta aproximación cultural a través del léxico nos permite encontrarnos con curiosas estructuras léxicas absolutamente lexicalizadas y cuyo sentido solo se entiende desde la aproximación cultural y contextual. Se trata de fórmulas como pasar el malvavisco (al niño) o pegar palos (a un árbol). Pasar el malvavisco (*a un niño) es el mismo ritual de pasar la mimbre, que se registra en el CLO (ref. 0375n): pasar la mimbre a un niño para curar una hernia. Se trata de una tradición popular para sanar las hernias inguinales de los niños y, que como bien señala la informante que habla del rito con el malvavisco, debía de hacerse con tres mujeres adultas llamadas las tres María. El niño era pasado de unos brazos a otros consecutivamente mientras duraba el ritual. La morfología de hierba cañamera del malvavisco, sin duda, es la que permite este uso particular de la hierba en este ritual en el que se usan habitualmente cañas de mimbre7.

En cuanto a pegar palos (a un árbol/espino) para curar las verrugas (CLO: ref. 0338n), se usa como un ritual sencillo para atraer la sanación por traspaso al enfermo y es muy probable que esté relacionado socioculturalmente con el significado de la expresión tocar madera, en donde el rito de superstición, extendido internacionalmente, exige, no solo tocar, sino dar golpes a fin de atraer la buena suerte y alejar la mala suerte, ante la idea pagana de que el árbol es el hogar de seres mágicos.

6.2.1. Usos no medicinales

En cuanto a los usos no medicinales los empleos de las plantas que encontramos son principalmente para empleo de tareas domésticas y propias de la vida diaria, como el caso del empleo culinario del aloe vera para ensalada (CLO: ref. 0453n) o del tomillo para el aliño de aceitunas (CLO: ref. 0485n, 0465n, 0506n, 0443n y 0439n); el uso de la mejorana para dar olor a la ropa lavada (CLO: ref. 0083n) o de la farfolla de las mazorcas de maíz para el relleno de colchones (CLO: ref. 0084n). Igualmente, las plantas son también recursos para facilitar y hacer más llevadero el trabajo agrícola, como el uso de la grama para hacer fuego con que calentar piedras para calentarse las manos y poder combatir el frío durante la temporada de recogida de aceituna (CLO: ref. 0139n) o el uso del cascarabito de la bellota, pequeña cúpula o involucro que envuelve parte del fruto, usado como dedal para coger la aceituna del suelo (CLO: ref. 0140n).

Y como parte del folklore y tradiciones culturales, las plantas también recogen sentidos de uso con distintos valores, usadas como «mensajes vegetales» en tradiciones relacionas con el cortejo. Estos sentidos le son otorgados dentro de manifestaciones culturales, ligadas a un escenario de festividad, con actividades estructuradas y con reglas específicas que otorgan los valores a las plantas. Así en la Noche de San Juan, relata una informante de la localidad de la Puerta de Segura en la comarca de la Sierra de Segura, los ramos de flores eran colgados por los muchachos durante la noche en la puerta de una muchacha para darle a entender que le gustaba. Y tanto era así que, sigue describiendo: «Amanecía por la mañana el día san Juan muchas casas con ramos de flores y otras con un cardos, con ortigas, con aliagas, con cualquier cosa que pinchaba porque esa muchacha no era agradable a los ojos de […] que estabas deseando levantarte la noche de san Juan a ver lo que tenías en la puerta puesto» (CLO: ref. 0040n).

7. CONCLUSIONES

Acercarnos al léxico etnobotánico, como ejemplo de trabajo y explotación de los registros orales que nos proporciona, en este caso, la literatura oral del CLO, nos permite atender al léxico desde una perspectiva temática, la cual deriva de la propia estructura del corpus basada en subcategorías temáticas dentro de los géneros del romancero, del cancionero y de la narrativa. Si bien, no hay que entender la hiperestructura temática del glosario como una imagen recíproca de la temática literaria que clasifica el corpus. En literatura la temática está determinada por el motivo y/o por el tópico literario, en el estudio léxico la organización temática incorpora y describe el léxico referido al mismo ámbito conceptual del conocimiento y realidad humana y contiene voces relacionadas asociativamente, las cuales adquieren especialización por contexto y uso.

Atender de esta manera a este léxico es acercarnos a la historia conceptual, la historia de los conceptos, al estudio de los textos y de las palabras relevantes y centrales de contenido social que en ellos se hallan mediante la aplicación del método histórico-filológico y que contribuyen, inmediatamente se atiende a los contenidos extralingüísticos para tematizar las situaciones, a la historia social, lo que permite incluso ir más allá del texto (cfr. Koselleck 1993 [1979]: 105-106).

Por ello, los significados (lexicográficos) tradicionales no son suficientes para describir la historia de lo dicho, ya que los significados no son «cosas», no son meramente la representación interna de la realidad externa, sino que derivan y dependen de la experiencia del ser humano con el mundo a través de sus órganos de percepción sensorial. Esa experiencia se traduce en conceptos, que son juzgados con valores subjetivos, así que no existe una separación nítida entre lo lingüístico y lo cultural, por ello es necesario entonces incluir en el análisis y exégesis de los textos factores concomitantes, como el contexto extralingüístico, el contexto histórico, social y, especialmente, el cultural.

Al cabo, la divulgación de este conocimiento sirve como nexo para la continuidad y conservación y lo cual solo es posible gracias a sus protagonistas.

Mientras, la viabilidad del estudio recae en texto oral, como: «la única realidad inmediata (realidad del pensamiento y de la vivencia) que viene a ser punto de partida para todas estas disciplinas y este tipo de pensamiento. Donde no hay texto, no hay objeto para la investigación y el pensamiento» (Bajtín 1982 [1979]: 294).

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Fecha de recepción: 4 de noviembre de 2019
Fecha de aceptación: 9 de enero de 2020

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* Este trabajo ha sido realizado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades «Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental» (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

1 Moreno (2019: 403): «El término etnobotánica no fue acuñado hasta finales del siglo XIX (cfr. Harshberger, 1896), pero la historia de esta disciplina como trabajo de campo es muy antigua, valga destacar en el ámbito de los estudios léxicos el repertorio léxico sobre plantas medicinales del médico griego Dioscórides, De materia médica, traducido al español en 1555 por Andrés de Laguna, o el importante trabajo sobre Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven en Medicina de Nicolás Monardes (1574, Sevilla: Alonso Escribano), ambas obras hispanas de importante proyección internacional. Hoy la etnobotánica está perfectamente construida como disciplina (cfr. Schultes 1941, Rousseau 1961, Hernández 1970, Hurrell 1987, Oliveira/Velázquez/Bermúdez 2005, Oses 2010 y Carreño 2016, entre otros) y articula multitud de saberes de los miembros sociales en donde se cultiva y vive la planta».

2 Como bien recuerda Gimeno, a propósito de los estudios de variación lingüística: «desde la ejemplar publicación de W. Labov (1968), que fijaba una serie de investigaciones empíricas acerca de la estructura sociolingüística de las comunidades de habla urbanas, un gran progreso se ha verificado dentro de los estudios de la variación lingüística y de los métodos del análisis estadístico. La noción central del llamado “modelo cuantitativo” es la regla variable, que representa formalmente el efecto combinado del conjunto de factores lingüísticos y sociales que definen la variable lingüística. Ésta engloba, pues, un conjunto de realizaciones superficiales equivalentes de un mismo elemento o forma subyacente» (2003: 76).

3 Desde la teoría de la corporeidad es que podemos entender que los mecanismos cognitivos que nos permiten crear conceptos y categorías con las que ordenar el mundo están determinados por la presencia de un «yo», que nombra y expresa lingüísticamente los conceptos, influido por la cultura y el conocimiento compartido. Es, como bien señala, López García (2017) una acción corporizada. Y la acción corporizada no está limitada al cuerpo de un «yo», sino que puede abarcar una totalidad más ampliada, esto es: «la mente ampliada es una consecuencia del carácter social del ser humano, cuya mente, sobre todo a través del lenguaje, se muestra incapaz de pensar exclusivamente por sí misma sin el concurso de las demás mentes, de forma que todo el pensamiento acaba siendo una cognición colectiva» (2017: 41).

4 En los diccionarios monolingües semasiológicos también podemos ver un procedimiento semántico de categorización léxica (cfr. González Pérez, 2019: 71-100). Dicho procedimiento se lleva a cabo a través de hiperónimos o esquema definitorios como marcadores de clases.

5 Desde otro ámbito bien distinto, el ámbito de la enseñanza de lenguas, la importancia de incluir la cultura en los currículos académicos es una necesidad, sin embargo, tal y como señala Robles: «los contenidos de la llamada cultura en la lengua […] se obvian casi por completo en las programaciones y, en consecuencia, en el proceso de enseñanza aprendizaje» (2002: 722). Esta autora propone en su trabajo la publicidad como herramienta didáctica para la transmisión de contenidos culturales, asegurando que: «los anuncios publicitarios, especialmente aquellos en soporte audiovisual, se presentan como una herramienta muy adecuada para llevar al aula de E/LE ciertos casos de cultura en la lengua contextualizados» (Id.: 723).

6 La aproximación al estudio del léxico en la literatura generalmente ha tenido interés en la reconstrucción del sistema lingüístico y se han llevado a cabo técnicas de investigación, principalmente, cuantitativas, lo cual es válido, porque el léxico en la literatura es una cualidad observable y cuantificable: frecuencia léxica, temática, palabras clave (key words), riqueza léxica, preferencia léxica, etcétera. Son abundantes los estudios sobre el vocabulario de las tradiciones populares, entre la literatura oral y los estudios dialectales, de dialectalismos y onomástica, principalmente. A saber: Bello (2010), Vilar (2011), Carranza (2014), Tomás (2016), Torres (2017), entre otros. Entre estos estudios, cabe reseñar el trabajo de Torres (2017) por usar como base documental el corpus de literatura oral que sirve para esta investigación. Analiza el Corpus de Literatura Oral (CLO) para rastrear los andalucismos léxicos que esta literatura oral de la comarca de la Sierra de Segura (Jaén) recoge. Así señala como dato singular: «de las 111 voces anotadas en las muestras de literatura oral de la Sierra de Segura (Jaén), incluidas en el Corpus de Literatura Oral (CLO), registramos un total de 59 andalucismos léxicos» (2017: 147). Estos estudios cuantitativos son de un importante valor documental, pero exigen, en aras de la ciencia, el afán de recurrir al diccionario como testigo documental de la particularidad lingüística y como elemento normativo, lo que priva al investigador de adquirir otros significados connotativos e intrínsecos en la secuencia textual de gran valor cultural y dificulta la interpretación y análisis textual del uso social que posee. Son tradiciones culturales, sí, acompañadas de sus respectivas representaciones lexicales, que designa hábitat, costumbres, flora, fauna, etcétera de un espacio geográfico preciso. Sin embargo, desde la perspectiva etnográfica, al entender la literatura oral como discurso, el discurso deja de ser en sí objeto de interés y el interés pasa al espacio social y cultural que muestra la literatura.

7 Según señala Benítez: «la mimbre y tres Marías, esto es, tres mujeres que se llamaban María como asistentes al ritual, además del sanador. Se cogía un tallo de mimbrera y se abría en forma de horquilla y se pasaba al enfermo tantas veces como personas actuaban en el ritual. Se hacía especialmente para curar las hernias inguinales “quebraduras”; posteriormente cogen al bebé o niño y lo pasan de María a Juan varias veces, repitiendo una frase similar a “tómalo María, dámelo Juan, quebrao te lo doy, sano me lo devolverás”. Para terminar, se han de cerrar las varas de las mimbres y unirlas bien con la ayuda de una venda u otras ramas de mimbres. Si la rama sana y no se seca, la creencia consiste en que el niño sanará […] el mismo empleo “mágico” para curar hernias fue recogido para los Montes de Toledo. Parece ser un ritual bastante antiguo, que estuvo relativamente extendido en la Península y también en Portugal» (Benítez 2009: 432).